martes, 4 de febrero de 2014

La debacle de isla Margarita.

                                                                              Por: José Miguel.

La cuestión no es expresar disgusto e inconformidad, pero lo cierto es que hemos hecho un triste papel en Isla Margarita, sede de estos juegos del Caribe.

Creo como aficionado que nuestro béisbol es actualmente inferior al que actualmente se juega fuera de nuestras fronteras, lo mismo sea Asia, Europa que América Latina, sin hablar de Estados Unidos que viene siendo la casa del trompo.

Hay ciertamente muchas cosas, falta de adecuada preparación, y organización para llevar un equipo que realmente pudiera hacerle frente al elevado nivel de juego de nuestros contrincantes y una mentalidad más acorde con las realidades actuales de este deporte que ya se juega en el mundo entero..

Soy de los que pienso que en Cuba, tenemos que ir concentrando a nuestros mejores peloteros en menos equipos y no en 16 como los que actualmente existen.Debemos dejar a un lado el concepto de la representatividad regional en nuestra pelota, y crear equipos que agrupen  en sus filas a los mejores peloteros sea de una provincia o de otra.

Solo así tendremos la calidad que andamos buscando en el picheo,en jugadores realmente ofensivos y defensivos, que sepan lo que tienen que hacer en un determinado momento del juego, que no cometan errores tontos, y que enfrentando a los mejores en un torneo más largo, pueda lograr que se desarrollen cada día mejor.

 Si seguimos con la estructura actual de nuestras series de béisbol, entonces continuaremos en las mismas, y viendo como al acudir a encuentros internacionales llámese como se llame, seguiremos perdiendo juegos unos tras otros.

En Cuba hay valores en muchos de nuestros peloteros, pero hay que desarrollarlos, hay que darle nivel de juego, un entrenamiento riguroso., y una tangible estimulación a su esfuerzo deportivo, pero también existen peloteros que tienen un límite en su talento.

Lo que está sucediendo ahora mismo en Isla Margarita, nos dice a las claras que o cambiamos en muchas cosas, o seguiremos engañandonos nosotros mismos, jugando series nacionales de mentirita. he dicho.

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