jueves, 13 de febrero de 2014

Gorki Águila, un visidente “digno” y con “principios morales”

Por M. H. Lagarde    Cambios en Cuba

Varios sitios y blogs anticubanos del sur de la Florida y España han divulgado en Internet por estos días una campaña de solidaridad a favor del músico rockero Gorki Águila. ¿El motivo? El presunto músico es acusado, nuevamente, por posesión de drogas.

El juicio debió celebrarse el pasado martes 11 de febrero, pero fue suspendido por solicitud de su abogada.

Esta historia comienza el 29 de septiembre de 2013, cuando Gorki Águila regresó al país procedente de México, siéndole detectadas y ocupadas, en la vía pública, 2 tabletas de Tradea, medicamento considerado como un estupefaciente según Naciones Unidas. Esta “actuación” desarrollada en la vía publica forma parte ya de su extenso currículum judicial.

En la causa  No.473 del 2003, el líder de la banda “Porno para Ricardo”, es sancionado, por primera vez a cuatro años de privación de libertad por tráfico de drogas. Tras cumplir sus dos primeros años  en un establecimiento penitenciario de la provincia Pinar del Río, es liberado por buen comportamiento.

En el 2007, Águila es advertido oficialmente por la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) debido a alteración del orden e incitación a la desobediencia. En esta ocasión su “actuación” consistió en manifestarse de manera irreverente y despectiva, durante una actividad pública contra funcionarios de la “Asociación Hermanos Saiz” (organización que reúne a los más talentosos artistas jóvenes cubanos).

Un año después, debido a sus antecedentes y su desajustada conducta antisocial, las autoridades del orden le abrieron un expediente de “peligrosidad” realizándosele juicio público siendo sentenciado al pago de una multa de 600.00 CUP.

Ahora, y a propósito de su último performance como “epiléptico”, tanto Gorki como sus partidarios en Internet aseguran que la acusación por posesión de drogas  “es un nuevo intento para silenciarlo y buscar un pretexto para meterlo preso".

El plural utilizado por Gorki y sus defensores engloba a los llamados opositores cubanos mantenidos por la USAID. Conocidas son las relaciones del artista con los mercenarios de nueva generación como Antonio Rodiles, director del proyecto CIA estado de SATS o la bloguera de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, Yoani Sánchez.

Resulta interesante  que en encuentros donde ha sido invitado este "acosado artista”, se aprecia consumiendo drogas. He aquí la evidencia.





También se sabe de sus apariciones en las televisoras de la mafia anticubana de Miami, el único lugar del mundo donde este “músico” es aplaudido como “artista” por sus obscenidades rimadas, con fondo de guitarra, contra la Revolución.

En entrevista publicada en el sitio contrarrevolucionario “Diario de Cuba”, este “músico”, quien desde que tiene juicio pendiente se ha convertido, de pronto, en una persona “decente” e incluso hasta “inteligente”, intenta por todos los medios darle una connotación política a su problema de adicción a las drogas y el alcohol:

“Castro nunca ha podido admitir que sus oponentes puedan ser enemigos dignos y que posean un cuerpo de principios morales más elevados; su actitud siempre ha sido la de no reconocer a los opositores y por lo tanto desestimarlos”.

La declaración anterior  clasifica como el mejor chiste nunca antes cantado por la banda “Porno para Ricardo”. Si Gorki Águila es un “enemigo digno” con “un cuerpo de principios morales”, sus vecinos, -por desgracia para ellos, consideran que el único público con que cuenta en Cuba- son miembros de una irreverente banda punk a punto de realizar alguna revolución de color a favor del Socialismo.

¿Se podrá llamar “músico defensor de la libertad de expresión” a una persona que dentro de su propia vivienda posea textos a favor de la pornografía y utilice palabras obscenas en sus canciones?

Veamos este video que habla por si solo de quién es el “moralista” protagonista de esta historia.


Pero para que no quepa duda “Cambios en Cuba”, conversó con algunos vecinos de esta “estrella mediática”, quienes  aseguran haber agotado todos los métodos de convencimiento existentes para que Gorki Águila deje de torturarlos con su errática "música”.

A inicio de este año, Blas Hernández Suarez, médico  y vecino de este “músico”, realizó una denuncia en su contra ante el MINJUST, el MININT y el CITMA, por las molestias que le ocasiona el ruido durante los ensayos y grabaciones en el estudio que, “el artista defensor de los Derechos Humanos”, ha construido en su apartamento sin el debido permiso de la Dirección Municipal de la Vivienda y Arquitectura.

Para Fernando González, Gorki Águila, es un seudoartista, que se considera defensor del libre pensamiento, pero emite criterios y juicios públicos sobre personas de la comunidad que no comparten su opinión y se toma además la atribución de publicarlos en medios “alternativos”.

Es un visidente (alguien que disiente por la visa) y su “obra artística” es su mayor enemigo, asegura Fernando, quien reside en el mismo edificio de Gorki.

“Las casas vibran del sonido tan intenso que bafles profesionales, diseñados para espacios abiertos son utilizados en un edificio multifamiliar donde es necesario el descanso”, apuntó González.

Heidi Grau Verde, otra vecina, declara que sus canciones contienen “palabras abyectas y algunas hasta agreden nuestra identidad cultural. Así lo demuestra una de sus composiciones que dice más o menos así: me defeco en la Patria, me defeco en la bandera cubana…”

“Es un tipo vulgar, irrespetuoso y opuesto a todos los principios humanos, que no sirve ni para la contrarrevolución”, asegura Rufino León Lazo, otro vecino de la comunidad. 

Jesús Félix Morales afirma que, además de la invasión sonora y las malas palabras de las letras de sus canciones, muchos vecinos del edificio de Gorki también son víctimas de su comportamiento inmoral y repugnante.

“Algunas mujeres se han quejado que, cuando salían a tender la ropa, Gorki se masturbaba en el balcón y les mostraba sus partes más íntimas. Tan es así que una de las vecinas para evitarles problemas a sus hijos, decidió mudarse”.

Pero, sin dudas, la peor acusación contra este rockero cubano es la campaña solidaria (#freegorki) desatada para liberarlo que por estos días se estrena en la red. Sus defensores confirman de este modo la culpabilidad de alguien que todavía no ha sido enjuiciado.

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