martes, 20 de diciembre de 2022

Ernesto Fiallo destapa la caja de Pandora

 

Ernesto Fiallo destapa la caja de Pandora

Esta propuesta televisual que tiene a la familia como epicentro de la trama es en sí una caja de Pandora, pues expone públicamente problemáticas que conviven en el día a día de los cubanos, y que son vistas con cierta distancia o permanecen en las sombras

A diferencia de la mayoría de este tipo de dramatizados, en Los hijos de Pandora los protagonistas son cuatros hombres. Foto: tomada del grupo de Facebook, de la novela

«Desde hace algún tiempo las telenovelas cubanas se están acercando más a conflictos cotidianos. Ese, quizá, es uno de los mayores logros: que el público se pueda identificar con sus propios problemas o con los que conoce de otros. Vernos con cierta distancia en la pantalla ayuda a intentar ser mejores», asegura Ernesto Fiallo, director de Los hijos de Pandora, que transmite actualmente el canal Cubavisión.

Con la certeza de que huir de los estereotipos y acercar la obra a los televidentes es una fórmula casi infalible para el éxito de este tipo de producciones, el director de Vuelve a mirar, Bajo el mismo sol, La otra esquina, En tiempos de amar, ha conducido en unos 50 capítulos el acertado guion de Ariel Amador Calzado.

Lejos de clichés se abordan temas muy apegados a la realidad de la sociedad cubana, entre ellos el de la homosexualidad, el amor y la crianza de los hijos no biológicos, nuevas formas de ver las masculinidades, la ausencia de uno de los padres o de ambos, el alcoholismo, la emigración, la comunicación intrafamiliar… 

Para Fiallo, en el guion se basa esa fuerza de la dramaturgia. «Un cuidadoso trabajo en la creación de los personajes permitió mayor profundidad en la preparación de los actores y facilitó tratar temas desde un punto de vista más humano».

Esta propuesta televisual que tiene a la familia como epicentro de la trama es en sí una caja de Pandora, pues expone públicamente problemáticas que conviven en el día a día de los cubanos, y que son vistas con cierta distancia o permanecen en las sombras.

Ahí radica su valía, en abordar en la televisión nacional –entre otros tópicos– el amor en la tercera edad, la decisión de personas que no son pareja de tener hijos, las relaciones en las que uno de los involucrados no es heteronormativo, la necesidad de los seres humanos de completar su historia de vida.

A diferencia de la mayoría de este tipo de dramatizado, en Los hijos de Pandora los protagonistas son cuatros hombres que cargan con las huellas de un pasado que no se ha ido del todo, y con el peso de sus decisiones. No es de asombrar entonces que en el horario estelar prime la diversidad en los miembros de las familias que se sientan frente a la pequeña pantalla.   

«Trabajamos para el pueblo. Ver que una obra es bien recibida, aun cuando estoy consciente de los errores que tiene, es una satisfacción muy grande. El uso de las redes sociales, la interacción con el público, es un fenómeno que aporta mucho. Estoy más que agradecido por tantas muestras de amor. Espero no defraudar nunca a este pueblo».

Por otra parte, así como en esta telenovela repite parte del elenco de Vuelve a mirar, Fiallo contó nuevamente con la música de Raúl Paz. «La comunicación nos hace cómplices de lo que queremos crear. Nos divertimos muchísimo haciendo la banda sonora. Él está muy cerca de lo que quiero decir, sus canciones son crónicas de nuestras vidas, así que siempre va a estar en mis obras.

«Esta vez experimenté trabajar con tres músicos: Raúl Paz, Isis Flores y Ray Fernández. A ellos les agradezco por tanto talento. Llegaron también tres muchachas desconocidas y con unas obras de una belleza impresionante: María Karla, Lily Hernández y Roxy».

Cuando se acerca el final de la novela, reconoce como uno de los principales retos el haber comenzado a grabar, aun con la pandemia, y terminar de hacerla «con muy escasos recursos». «La realización de cualquier dramatizado en Cuba es muy compleja, dadas las condiciones económicas. Pero el talento creador del equipo hizo que el proyecto llegara al final con cierta dignidad. Actores y equipos se unieron para entregar todo su arte. Eso estimula mucho».

Precisamente desde su experiencia como director, Fiallo asevera que «vamos por buen camino» en cuanto a la producción de telenovelas en nuestro país.  Debemos trabajar más en la factura final, en la dirección de actores, en algunos aspectos técnicos, pero estamos logrando algo primordial: que el público se siente y disfrute de obras cada vez más cercanas a su realidad. Tenemos buenos guionistas, buenos directores y la Casa Productora de Telenovelas y la dirección de la Televisión con muchas ganas de que no se pierda el ritmo de trabajo».

Por esos rumbos creativos anda en estos días: «Tengo el privilegio de que Alberto Luberta me invitara a realizar junto a él una nueva telenovela: El derecho de soñar, un proyecto dedicado a los cien años de la radio. En eso estoy, otra vez con mi equipo, divirtiéndome mucho y haciendo lo que más me gusta: telenovelas...».

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