sábado, 21 de septiembre de 2019

Trump en mala racha, demócratas intentan armar su juego


 

 

Trump observa el eclipse solar sin gafas. Foto: AP.
Este verano ha sido una temporada aciaga para Donad Trump.

En el terreno de la economía, el 31 de julio se cumplió el tercer mes consecutivo en que la curva de interés de los bonos federales de Estados Unidos tuvo un resultado inverso; es decir, que los intereses a 10 años, son inferiores a los de 2 años, lo que es tomado como un indicativo de una próxima recesión económica. Esta especulación tiene como fundamento el efecto negativo en la economía mundial de la guerra de tarifas comerciales desatada por Donad Trump contra China y también contra otros países cuyos gobiernos son aliados de Estados Unidos como Japón y la Unión Europea.

A mediados de agosto el Departamento de Trabajo dio a conocer que en el mes anterior se habían creado 130 mil nuevos empleos, 30 mil menos de lo esperado. Ese mismo día, la Junta de la Reserva Federal comunicó que en julio la producción industrial de Estados Unidos había caído 0,2% y 0,5% en los últimos doce meses.

Representantes de los cosecheros y exportadores norteamericanos de maíz y soya y de los vendedores al detalle se expresaron críticamente sobre el manejo de las negociaciones con China por parte de Trump. Hay que tomar en cuenta que estos sectores son una importante parte de las fuerzas que respaldan electoralmente a Trump.

El desasosiego causado por esta situación solo menguó cuando se conoció el acuerdo del 5 de septiembre entre China y Estados Unidos para reanudar conversiones sobre el tema a un alto nivel en el próximo mes de octubre, pero los efectos negativos para la economía mundial aún se mantienen latentes.

Se han reafirmado las contradicciones entre Trump y Jerome Powell, presidente de la Junta de la Reserva Federal (Banco Central) de los Estados Unidos en cuanto a las tasas de interés y del circulante monetario, ya que Trump quiere ver reducidas las primeras y aumentado el segundo. El asunto será abordado en la reunión de la Junta que se celebrará del 17 al 18 de septiembre, posiblemente cuando este artículo esté siendo publicado y es probable que la decisión que se tome no satisfaga las expectativas de Trump. El mandatario estadunidense está demandando de la Reserva Federal la reducción de la tasa de interés primario y un relajamiento de las prácticas de liquidez financiera.

En el ámbito de las acciones políticas internacionales, los acontecimientos tampoco se han desarrollado de manera favorable a las posiciones de Trump, ahondando aún más el aislamiento de Tump en el orden económico provocado por su empecinamiento con la guerra de tarifas comerciales.

Uno asunto que ha puesto de relieve el rechazo mundial a las acciones de Trump es la escalada de las tensiones con Irán a partir de mayo 2019 con el anunció del entonces Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton del envío de una fuerza de tarea aeronaval al Medio Oriente como “fuerza implacable” para enfrentar a Irán. Esta decisión fue reafirmada al siguiente día por un vocero del Pentágono al anunciar el envió a la región de cientos de soldados. Después de más de cuatro meses de fuertes tensiones en el área, Estados Unidos ha ido quedando cada vez más aislado, aún de sus propios aliados de la Unión Europea, como quedó demostrado en la reciente reunión del G-7 celebrada en Biarritz, Francia.

Similar aislamiento sufrió Estados Unidos en esa reunión en sus posiciones de negación del papel del factor humano con respecto al cambio climático, lo cual provocó que no se emitiría una declaración conjunta al concluir la ya citada reunión.

Sin embargo, el conflicto de Estados Unidos con Irán ha subido en intensidad a partir del ataque efectuado el pasado sábado contra una refinería (se dice que la mayor del Mundo) y un campo petrolífero en Arabia Saudita, que el Secretario de Estado de los Estrados Unidos atribuye a Irán como responsable, aunque rebeldes houthi en Yemen han asumido la autoría de los ataques. Represalias militares contra Irán por parte de Estados Unidos o de Arabia Saudita puede desencadenar un conflicto de incalculables consecuencias. Por el momento, en medio de posiciones divergentes dentro de las filas gubernamentales. Asi comi dentro de los republicanos y demócratas, Trump ha optado por amlar las acciones agresivas financieras y comerciales contra Irán.

Tampoco ha podido Trump alcanzar sus propósitos en otros asuntos de su política externa, tales como el intento de un acuerdo entre Israel y Palestina; la firma de un entendimiento con los talibanes para eventualmente poner fin a las hostilidades en Afganistán; la retirada de las tropas estadounidenses de Siria; la “desnuclearización de Corea del Norte”. En fin, un rotundo cero en su gestión exterior, por citar solo algunas de las áreas en que ha fracasado.

La mala racha lo ha acompañado también en el plano interno. Una encuesta realizada por ABC News y el Washington Post del 2 al 5 de septiembre a una muestra de 1003 personas, de los cuales 28% demócratas; 24% republicanos; 37% independientes, arrojó que el 38% aprobaba la gestión presidencial de Trump, un 6% menos que en encuesta similar efectuada del 28 de junio al 1º de julio. Otra encuesta de Fox News hecha del 11 al 13 de agosto daba una aprobación del 43% (inferior al 46% marcado por encuesta de esa propia institución en el mes de julio), de las cuales el 88% eran republicanos mientras que solo el 8%, demócratas.

Según la encuesta de ABC News/Washington Post de julio, 8 de cada 10 encuestados consideraba como asuntos más importantes la economía, la atención a la salud y la inmigración; 7 de cada 10, consideraban importantes la política exterior, la violencia amada y los impuestos; unos 6 de cada 10 mencionaron como importante el aborto y 5 de cada 10, el calentamiento global.

Las encuestas no constituyen un recurso infalible para diagnosticar el resultado de una elección, especialmente tan compleja como las elecciones presidenciales en Estados Unidos, y en este caso en cuestiones coyunturales como la situación de la economía (por solo citar un caso), la opinión de los votantes, puede variar prácticamente de un día para otro. En este caso, hay un alto grado de coincidencia en las encuestas sobre la opinión mayoritaria desfavorable a la gestión presidencial de Trump, así como sobre la polarización de las preferencias entre votantes republicanos y demócratas, mientras que hay amplia mayoría del conjunto de votantes republicanos, demócratas e independientes sobre cuáles son los temas de mayor interés.

En estos momentos, a corto plazo, se presentan para Trump dos circunstancias que puede aprovechar para apuntarse puntos a favor de su gestión. Un caso es con el reinicio de las negociaciones comerciales con China en el mes de octubre, donde ambos países pudieran beneficiarse con un acuerdo mutuamente beneficioso y que tendría una repercusión mundial Otro, la posibilidad de influir en las negociaciones entre la General Motors y el sindicato Unión de Trabajadores Automotores (United Auto Workers) que ha declarado una huelga desde el pasado domingo 15 de agosto, ante el fracaso de la negociación para un nuevo contrato por cuatro años; para ello Trump tendría que poner toda su influencia a favor del sindicato, lo que sería bien recibido por este sector en estados vitales para ganar las elecciones presidenciales próximas, tales como Michigan, Ohio, Pennsylvania.

En el campo demócrata, ya se perfilan tres punteros que deben disputarse la nominación como candidato a la presidencia: Joseph Biden, Elizabeth Warren y Bernard Sanders. Biden tiene la preferencia del liderazgo tradicional demócrata, pero desde el lanzamiento d su candidatura en abril pasado ha sido perdiendo ventaja en las encuestas, específicamente con respeto a los otros dos punteros. A diferencia de Trump, que tiene prácticamente garantizada la nominación como candidato presidencial republicano, a pesar de los contendientes surgidos a última hora, en el caso del Partido Demócrata, su dilema es buscar una fórmula aceptable para tres distintas tendencias, que podemos calificar como la oficialista para la cual Biden es el preferido; la progresista, que en general se inclina por Elizabeth Warren; y la social-demócrata que tiene en Bernard Sanders su exponente más relevante.

Todavía parece haber mucho trecho por andar para alcanzar esa definición. Los tres debates celebrados hasta el momento, y especialmente el último que tuvo lugar el jueves 12 de septiembre en Houston, Texas con solo 10 aspirantes. No han dado lugar a planteamientos o definiciones sustanciales. Lo más relevante en este último debate fue que Warren y Sanders evadieron el enfrentamiento entre ambos, evidentemente reconociendo que Biden es el aspirante a derrotar y que hay más proximidad entre los seguidores de ellos dos que con los que apoyan a Biden, quien dirigió sus principales ataques contra Warren.

Los restantes siete aspirantes prefirieron presentar sus propuestas particulares, diluyendo el debate entre disimiles cuestiones. No hubo críticas sustanciales a la política exterior de Trump y más bien los aspirantes optaron por lanzar críticas contra China.

En resumen, el tercer debate tuvo más bien un carácter mediático electoral, sin planteamientos sustanciales.
Ha pesar de la diversidad de aspirantes, el Comité Nacional Demócrata ha ido perfeccionando dos organizaciones de campaña electoral que deben jugar un papel decisivo en las elecciones. Una de ellas el PAC denominado ActBlue, una plataforma de recaudación “on-line” ActBlue (fundada en 2004) y que ya ha superado la cifra de $420 millones recaudados con más de 7,620.000 pequeños contribuyentes. El Comité Nacional Republicano ha organizado un mecanismo similar, al cual bautizó como WINRED.
El Comité Nacional Demócrata también cuenta con la organización Mobilize America (no existe contraparte republicana) para realizar trabajo de alta sofisticación en las bases para captar y organizar votantes a favor de los candidatos demócratas.

El último cuatrimestre del año será fundamentalmente de organización de la campaña electoral que a partir de febrero de 2020 entrará en la importante y definitoria fase de elecciones primarias, pero no se quede descartar que en estos próximos meses se produzcan desenlaces que tengan un importante peso en el desarrollo futuro de las elecciones.

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