sábado, 27 de enero de 2018

La hipocrecia del Task Force

Cuando estudiaba en Secundaria básica, la radio cubana se esmeraba en poner de moda un tema más bien cheo titulado Hipocresía, creo era de un grupo peruano, y sus últimos versos decían algo así como que "hoy mi sonrisa esconde el llanto".
Pero es mejor acudir a la verdadera poesía, unos versos que Nicolás Guillén dedicó a al Che, para describir lo que acaba de suceder:
Con sus dientes de júbilo
Norteamérica ríe. Mas de pronto
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara
Esta semana ocurrió un intenso debate en Internet acerca de la inlusión de héroes cubanos, mundialmente conocidos como Los Cinco, como candidatos a diputados a la Asamblea Nacional. En su momento más álgido, viendo cómo los enemigos de la Revolución intentaban sacar partido de ello para dividirnos, acudí a la palabra luminosa de nuestro Apóstol convocando a la unidad y la publiqué en mi perfil de Facebook y en este blog: 

“A un plan obedece nuestro enemigo: el plan de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo (…) Plan contra plan. Sin plan de resistencia no se puede vencer un plan de ataque.”
Y es esa unidad ante la aviesa y evidente intención enemiga lo que finalmente se ha impuesto, gracias en primerísimo lugar a la esencia martiana de nuestros Cinco héroes, quienes por largos años en prisiones norteamericanas fueron víctimas del odio imperialista y mafioso contra nuestra Revolución, y sobre todo de una de sus extraordinarias y virtuosas compañeras.

En particular, soy testigo de la integridad, humildad y patriotismo con los que durante esos durísimos años la compañera Olga Salanueva -extraordinaria mujer y fidelísima esposa- supo educar a sus hijas. La honestidad y coherencia de Olguita le ha convertido la sonrisa en llanto a los hipócritas que quisieron utilizar su nobleza para debilitar el proceso electoral que este momento atraviesa Cuba. De este debate, ella, su esposo René González, y también Los Cinco, han salido -si eso fuera posible- más grandes ante mis ojos.

Como mismo considero un legítimo derecho expresar con máxima libertad cualquier desacuerdo o discrepancia hacia el funcionamiento de nuestras instituciones, desprecio profundamente el oportunismo que desde la maquinaria mediática construida y financiada por adversarios de lo que nuestros héroes han defendido y defienden, trató de lucrar con ello para desacreditar el sistema político que nos hemos dado los cubanos y encubrir la desnudez en que los dejó el anuncio muy reciente del gobierno estadounidense de constituir un “grupo de tareas (Task force) para ampliar el acceso a internet y los medios independientes en Cuba”. Por otra parte, asco da ver, en las mismas páginas desde donde se encabezó la sucia campaña que los demonizó y llevó a injusta prisión, el reclamo de verlos en un parlamento al que aquellos perseguidores de nuestros héroes -y también los "medios independientes"- siempre han considerado antidemocrático; es difícil encontrar hipocresía mayor.
Cualquiera que exprese incomprensión o dudas sobre nuestro proceso tiene todo el derecho de hacerlo, más si son personas que se han ganado justamente la admiración de Cuba y el mundo, pero una vez más ha quedado claro que el mejor escenario para ello casi nunca es lo que muchas veces se convierte -en palabras de nuestro héroe René González- en “un gallinero donde todas las gallinas cacarean” y se libra una dura guerra marcada por el dinero, la manipulación y el oportunismo.
Porque me es inevitable recordar que para el dueño de la revista OnCuba -publicación que, aprovechando el tema debatido, se lanzó a la yugular del proceso electoral cubano- juzgó “desafortunado” que el músico Francis del Río pidiera en en una televisora de Miami libertad para Los Cinco; “es como ir a una sinagoga y hablar mal de los judíos”, afirmó entonces el empresario, equiparando con un templo la cloaca mediática del Sur de la Florida. Para esa revista, Alan Gross era “el contratista norteamericano preso en Cuba por ejecutar acciones no permitidas por las leyes” -se puede interpretar que se llevó una luz roja o un cartel de “Pare” y no que trabajaba para las políticas subversivas de Estados Unidos contra Cuba -, sin embargo nuestros héroes cumplían “sanciones severas” -nunca injustas- “por trabajar para entidades de la seguridad cubana”.

No considero infalible el trabajo de ninguna institución porque estas están siempre conformadas por seres humanos. Pero, a pesar de que yo propondría sin pensarlo un segundo a Los Cinco para ser candidatos a diputados a nuestra Asamblea Nacional, no dejo de ver que se desconoce por aquellos desmemoriados devenidos partidarios de última hora de nuestra democracia que hay muchas trayectorias extraordinarias fuera de ella, incluyendo Héroes de la República, como ha sucedido en otros procesos electorales anteriores y sucede en este más allá de los casos mencionados, resultado de que las candidaturas han recogido representatividades de muy diverso tipo entre los miles que se han propuesto desde todas las instancias de las organizaciones de masas, que son muchos los hombres y mujeres anónimos que sostienen el país desde sus mismas bases los que conforman-para bien- la mayor parte de nuestro parlamento, refrendado siempre por el voto mayoritario de nuestro pueblo en proporciones envidiables en otras muchas latitudes.

Lo anterior de ningún modo supone que nuestro sistema electoral y de elaboración de las candidaturas no requiera perfeccionamiento, como se ha hecho antes y seguramente se hará en el futuro, aun cuando es ya mucho más democrático -con gran distancia- que el modelo político que desde el exterior se nos trata de imponer, Task force mediante.

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