martes, 4 de marzo de 2014

Un claro ejemplo de terrorismo de estado. Libertad quiere decir Patria.

AMAYA SABORIT ALFONSO
Tomado de Granma

"Y así, al despedir a los caídos de hoy, a esos soldados y a esos obreros, no tengo otra idea para decir adiós, si no la idea que simboliza esta lucha y simboliza lo que hoy es nuestro pueblo. Descansen juntos, en paz; juntos obreros y soldados, juntos en sus tumbas, como juntos lucharon, como juntos murieron y como juntos estamos dispuestos a morir"[1]. Fidel Castro Ruz
La mañana transcurría con aparente tranquilidad y nadie habría podido sospechar que —en horas de la tarde de ese mismo día— acontecería, en el puerto habanero, el más grande sabotaje terrorista de esos tiempos.

 Corría el 4 de marzo de 1960 cuando abruptamente explotaba el buque francés "La Coubre".

La Revolución se encontraba en medio de un periodo de avance y apenas se estaban dando los primeros pasos del programa de liberación nacional: se había aprobado la Ley de Reforma Agraria, rebajado los alquileres, el costo del fluido eléctrico y telefónico y confiscado los bienes malversados; pero producto de los atentados y agresiones de los que estaba siendo objeto, la dirección revolucionaria tuvo que aunar esfuerzos con vista a abastecerse de armamento para la defensa del país.

La llegada del buque francés —cargado con toneladas de granadas antitanques y municiones para fusiles FAL provenientes de Bélgica— contrariaba las presiones ejercidas por los Estados Unidos hacia las demás naciones de impedir la venta de armas a Cuba.

 El gobierno norteamericano pretendía que el pueblo y la Revolución Cubana se mantuvieran indefensos.

A las 3:10 de la tarde, mientras se descargaba el armamento, aconteció una explosión provocando casi un centenar de muertos y una cifra muy superior de heridos. Cuerpos calcinados, miembros desprendidos, sangre y horror fueron el resultado de la acción.

Muchas personas observaron el avance decidido de Fidel hacia el lugar de los sucesos y también como quienes lo acompañaban consiguieron contenerlo.

 Asimismo, apreciaron la actitud firme e inmediata del comandante Ernesto Che Guevara, aventurándose a través del muelle, y la rápida aparición de Raúl, Almeida, el presidente Osvaldo Dorticós, Ramiro Valdés, Efigenio Ameijeiras y otros altos dirigentes.

Asimismo, miembros del Cuerpo de Bomberos, de la Cruz Roja, el Ejército Rebelde, milicianos, la policía y el pueblo todo, se lanzaron inmediatamente en función de auxilio. Como dijera Fidel el día del sepelio: "El pueblo no se atemorizó por la explosión; el pueblo, avanzó hacia la explosión (... ) El pueblo no se llenó de miedo si no que se llenó de valor (... )".

 Fue entonces que, solo mediadas por un intervalo de 30 minutos, en los momentos en que cientos de personas ayudaban a socorrer a los heridos, una segunda explosión dejaba una estela aún mayor de destrucción y muerte.

El 5 de marzo sería otro día marcado por el dolor y las lágrimas. La despedida de duelo de las víctimas, en horas de la tarde, adquirió una magnitud indescriptible.

 La Avenida 23 hasta el Cementerio de Colón desbordaba en flores. Miles de personas colmaban las calles, las aceras y los balcones en señal de tributo, solidaridad y consuelo.

 Ese día, ese tenso día en el que nuestros líderes y todo el pueblo cubano sufrían una de las pérdidas más grandes e intensas hasta el momento, Fidel señaló a los agresores y reafirmó nuestra imperecedera voluntad de vencer o morir.

"Y no solo que sabremos resistir cualquier agresión, si no que sabremos vencer a cualquier agresión y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria, la de la libertad o la muerte; solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía, libertad quiere decir patria, y la disyuntiva nuestra sería: Patria o Muerte".

A 54 años de ese crimen, cuya información el gobierno norteamericano continúa sin desclasificar, y que se intuye con total certeza fue provocado bajo órdenes de la CIA, el pueblo cubano sigue dejando bien claro de qué está hecho, que su consigna es solo una, y que está dispuesto a mantener, cueste lo que cueste, la libertad de su Patria.


[1] Todas las citas han sido tomadas de las palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en las honras fúnebres de las víctimas de la explosión del barco "La Coubre", en el Cementerio de Colón, el 5 de marzo de 1960.

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