lunes, 26 de agosto de 2013

SECCIÓN TESOROS DE MATANZAS TÍTULO: EL CASTILLO SAN SEVERINO. PARTE 1


Dr.Mario Valdés Navia *

El Castillo de San Severino (CSS) fue el punto de partida del cinturón defensivo que las autoridades colonialistas crearon alrededor de la bahía de Matanzas; por tanto, puede considerarse como el padre fundador de la ciudad de Matanzas, concebida y ordenada por el Rey Carlos II con el fin principal de servirlo y avituallarlo.

Desdela segunda mitad del siglo XVI el gobierno de La Habana estaba reclamando a la Corona la protección de la bahía de Matanzas de las incursiones de los enemigos de España que amenazaban el flanco oriental de la capital de la colonia. Ya en el siglo XVII, tras la captura por los holandeses de la Flota de la Plata en estas aguas, en 1628 y la sorpresiva captura de Jamaica por los ingleses, en 1652, el Rey ordena, el 26 de enero 1684, la construcción de una fortaleza que custodie la bahía y la preserve de cualquier desembarco invasor, a partir de un diseño concebido,desde el año 1680, por el famoso ingeniero militar Juan de Císcara.

Con este fin, la Real Hacienda compró al monasterio de Santa Clara cuatro caballerías de tierras y el corral Matanzas, terrenos del litoral destinados para la erección del castillo y el establecimiento de la ciudad. El lugar designado para levantar la fortaleza fue el paraje de Punta Gorda, en la ribera occidental, convenientemente situado a tiro de cañón del canal principal de entrada a la anchurosa bahía.

 Su nombre rinde tributo a Don Severino de Manzaneda, Gobernador de Cuba en el momento de su erección.

Las obras de construcción se iniciaron en mayo de 1693, aunque el actooficial de colocación de la primera piedra,bendecida por el obispo de Cuba,Diego Evelino de Compostela, no tuvo lugar hasta octubre de ese año, como parte del proceso fundacional de la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas.

La traza del CSS estaba en correspondencia con los esquemas renacentistas de los sistemas de construcción militar de los siglos XVI y XVII, lo que es perfectamente observable en susistema de baluartes, cortinas y flancos arpillados que garantizaban el fuego cruzado sobre los atacantes.

El edificio estaba dotado de cuatro baluartes, nombrados, según la tradición católica de la época en España: Nuestra Señora del Rosario, Santa Ana, San Antonio y San Ignacio.

El castillo fue construido bajo la dirección de varios ingenieros militares entre los que sobresalieronJuan de Herrera Sotomayor (1693-1697), el iniciador de la obra y Antonio Arredondo (1731-1734), quien terminaríala edificación interior,en 1734,a un costo total de 30 mil pesos, quedando bajo la custodia de un capitán y 80 hombres de guarnición.

Fue en 1740, 50 años después de elaborar los planos del castillo,cuando concluyeron totalmente las labores constructivas con la terminación de la Plataforma de San Juan. La demora en las obras se debió a la constante falta de dinero y de mano de obra, problema sempiterno de las construcciones matanceras hasta hoy.

En 1762, tras la toma de La Habana por los ingleses, la fortaleza fue parcialmente volada por el gobernador Antonio García Solís, ante la inminencia de un irresistible ataque enemigo. Tras iniciarse la reconstrucción, hubo varias propuestas de demolerla - como bien ha demostrado la MSc. Silvia Teresita Hernández Godoy en su interesante libro  El Castillo de San Severino: insomne caballero del puerto de Matanzas (1680-1898)–que, por suerte para el patrimonio matancero,fueron desechadas, hasta que, en 1772, llegó a Matanzas el ingeniero Joaquín de Peramas a dirigir el proceso de reconstrucción. Es de destacar el especial cuidado que tenía este ingeniero con los operarios de la obra del Castillo, dotándoles de lo necesario, fundamentalmente la dieta de carne diaria por su justo precio.

Para estas fabricaciones se contó con la mano de obra de operarios llegados desde La Habana yla propia Matanzas; así como, con los forzados ubicados en la fortaleza- entre los que se encontraban algunos extranjeros -, y por supuesto, negros esclavos que se alquilaban para estos trabajos. En ocasiones también se llegó a utilizar a vecinos de Matanzas, castigadospor incumplir disposiciones del cabildo y hasta la misma tropa de la guarnición tuvo que participar asiduamente en el laboreo de la fortificación.

Después de transcurrida esa larga etapa reconstructiva, entre 1772 y 1789, el CSS recuperó su estatus de vigíaprotector de la ciudad y su puerto. Tal es así que, en 1798,cuando el alcalde ordinario, Juan Alejandro Alfonso, elevó al Capitán General de la Isla un memorial donde expuso la conveniencia de trasladar a Matanzas - y no a la villa de Puerto Príncipe, como finalmente se hizo - la Audiencia y Real Cancillería de Indias, radicadas hasta entonces en La Española que había caído en manos de los franceses, uno de los argumentos más sólidos qye esgrimió fue la existencia del castillo que daba seguridad al puerto y a la ciudad en caso de guerra y garantizaba la entrada de las provisiones necesarias por el mar.

El CSS funcionó como la principal fortaleza del sistema defensivo matancero hasta el siglo XIX cuando se realizan cambios en su interior para convertirlo, primero, en prisión militar y posteriormente en cárcel.

 Ambas funciones propiciaron la estancia en él de los opositores al dominio colonial español en diferentes épocas.Tras sus rejas sufrirían Plácido y otros implicados en el Proceso de la Escalera. También importantes opositores al dominio colonial español, descendientes de esclavos, estuvieron encerrados en sus calabozos, como los intelectuales mambises Juan Gualberto Gómez y Martín Morúa Delgado.
Inicialmente, los presos del CSS que eran condenados a muerte por delitos de infidencia,como el poeta Plácido, el joven Tello Lamar y el jovellanense Domingo Mujica, eran trasladados a otros sitios de la ciudad para ser fusilados; pero, con el transcurso de las guerras y por razones de seguridad, muchos fueron ultimados en los altos fosos del castillo transformados en paredones de fusilamiento.

Entre las tarjas que posee el inmueble se encuentra una que recuerda la celda donde sufrió prisión el prócer Antonio López Coloma y otra con la lista de los 63 revolucionarios fusilados, durante la guerra de1895, en los muros del castillo.

Durante la Intervención Norteamericana de 1898, cuando la armada yanqui bombardeó Matanzas, el Castillo de San Severino fue blanco de los disparos del crucero protegido “USS Cincinnati” y el monitor “USS Puritan”.En trabajos de limpieza acometidos en los fosos del CSS se han encontrado proyectiles de alto calibre provenientes de ambas embarcaciones.

En nuestra próxima sección abordaremos el devenir del CSS en el siglo XX y su conversión en Museo Nacional de la Ruta del Esclavo.


*Director de la Biblioteca Provincial ·" Gener y del Monte "




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