sábado, 21 de noviembre de 2009

La Yoani bloguera eficiente instrumento de agresión a Cuba.



La increíble historia de la cándida eréndira que de mediocre y anónima estudiante transmudó en star system.
Nota de José Miguel:
Esta es mi entrada 745 , desde su creación, hace tiempo estoy escuchando noticias de la tal Yoani María Sánchez Cordero, de cómo poco a poco fue ocupando escalones en el espacio gracias al camino ancho que le proporcionaron nuestros enemigos a los que ella cotidianamente les hace el juego.
Quizá muchos colegas y compañeros mios no estén de acuerdo conmigo en esto que voy a decirles, pero soy de los que opino que a la tal Yoani les hemos dado mucha atención , " demasiada" para la que se merece, y si la hubieramos tirado a basura, ( por no decir m), quizá nadie ni siquiera allá afuera, les hubiera interesado tanto,
Desafortunadamente ya ella es figura notoria, ha entrado triunfante al " star sistem" de nuestros enemigos, por ello es la primera vez que publico o algo de ella, y fuera de esta opinión que les he dado me limito a traer este trabajo que encontré sobre la tal Yoani, y que cuenta la historia de quién es, cómo surgió, y cómo llegó a ubicarse en primeros planos internacionales. Ni siquiera publico su foto, pues creo que no se lo merece, aparte de que no es ninguna Miss Universo.

Por: Joan Martí
Tomado de Cubaperiodistas.

La Yoani bloguera es un eficiente instrumento de agresión a Cuba gestionado por la intelligentsia “democrática” occidental, en su vertiente mediática; y digo mediática porque no todo va a ser bloqueo económico (penalización de empresas que comercian, embargo y apropiación de cuentas en bancos extranjeros, robo o embargo de patentes, etc.) ni militar (terrorismo de las bandas de Miami, bombas en hoteles, ametrallamiento de sus costas, invasión de Playa Girón -bahía de Cochinos-, intentos de atentados contra Castro, etc.), ya que la inteligencia norteamericana y sus creadores de opinión a nómina (Washington Post, Herald, El Mundo, El País y los otros periódicos “independientes” que integran el colectivo o sindicato Falsimedia) han descubierto que lo del bloqueo y la agresión terrorista ya resulta impopular cuando los gobiernos de 187 de los 192 países de la ONU lo condenan, en tanto que la defensa de l@s pobres cuban@os perseguid@s por la falta de libertad en el pérfido país comunista vende un montón de espectáculo (y de periódicos, que de eso va la cosa, de desinformar y ganar euros al mismo tiempo).

Por cierto que a esta coral, pelín burda, recientemente se le ha sumado, para vergüenza y sonrojo de sus lectores, el periódico Público, esperanza frustrada de la información independiente, según comprobamos a veces.

En ese contexto, digo, aparece la Yoani para fungir sus gracias y habilidades. La tal Yoani era perfectamente desconocida como Yoani María Sánchez Cordero hace un lustro; una oscura y anónima licenciada en Filología con más pena que gloria y más ego que virtudes periodísticas, a fuer de no ejerciente.

Pero hete aquí que de golpe, con el contrastado bagaje formativo que da el ser estudiante recién licenciada en lo suyo y profesora de Español a turistas alemanes en los ratos libres, pasa a ser estrella mediática y, por méritos que se nos escapan, El País, al alimón con la revista Time, que la declara “uno de los 100 personajes más influyentes del año” (ya te digo, Rodrigo, sigue tú que a mi me da la risa) la encumbra y le concede el premio Ortega y Gasset (pobre Ortega y triste Gasset; a fe que don José, reconocido padre de ambos siameses, andará sobresaltado por esta majadería de los Prisa) de periodismo.

Esa es, sintéticamente hablando, la historia de la Yoani; la increíble historia de la cándida Eréndira que de mediocre y anónima estudiante transmudó en star system, pasando por truculenta historia de emigración a Suiza y regreso rocambolesco a la patria a la que hay que joder, léase Cuba; la misma Cuba que le dio todo lo que tiene y lo que es y sacó a su padre y a su abuelo de la explotación en los ferrocarriles bajo el pérfido régimen revolucionario contra el que ahora despotrica full time con subsidio de la CIA, como si cobrara el paro.

A partir de ahí nace su fama de bloguera, su flamante conexión a internet de banda ancha, a pesar de que, como ella dice, en Cuba la cosa anda racionada -y como la Yoani lo olvida, refiramos lo del embargo tecnológico, de servidores, nodos, cables y enlaces con el que el imperio castiga a Cuba y a sus internautas-, vive y pervive su blog actualizado las 24 horas y con “editor” propio (ya quisiera yo uno para el mío) y enlaces a los blogs y la cosa mediática de la contrarrevolución, la derechona y al facherío en todas sus formas.

Al hilo de la historia de esta singular disidente, defensora de su derecho humano y político al ego y al aplauso del “periodismo occidental independiente”, -los de los cubanos parece que le importan una higa- se me ocurre que tal vez la pérfida dictadura castrista que suelen editorializar los santones periodistas fotografiados más arriba no es tan pérfida ni tan dictadura cuando permite las performances de esta menda, y cuando le deja usar internet de por libre y a tuti plen para que suelte sus pullas, siendo de señalar que las burradas e insultos dirigidos en el blog de la Yoani a Castro y a los gobernantes cubanos y al sistema son de nota, de suerte que por bastante menos muchos irían al trullo aquí en España, a pesar de ser nosotros un país “democrático”; seguro que no llega ni a dictablanda cuando no somete las liberalidades literarias de esta señora a la criba del código penal, como en cualquier país hijo de vecino.

Por lo demás, el talante democrático de bloguera paladín de la libertad puede comprobarse intentando poner un comentario en su blog; si no va en su línea puedes esperar sentado a que lo publiquen, tanto en el de ella como en los otros de su cuerda. Hagan la prueba y verán.

Pero la cosa chusca sucedió hace unos días, cuando la “periodista” bloguera monta un guión, truculento como película de chinos, sobre secuestro a manos de supuestos agentes cubanos (“como la camorra italiana”, dice la Yoani) y entonces los Falsimedia ponen al unísono el grito en el cielo (posiblemente porque la CIA coordina la puesta en hora de los relojes).

Huelga decir que El País, El Mundo, etc. obvian contrastar la información y solo aparece lo que dice la Yoani, pero es que, además, omiten otros datos de indudable interés periodístico: Vr.gr, ni un simple parte médico, ni testigos, ni datos contrastables; solo el relato literario de la Yoani en el que aparecen perlas como estas: “Aunque no se identificaron, eran miembros de la policía...” ¿Y cómo lo sabes, si no se identificaron? “Le cogí a uno de los testículos y me soltó”. ¿Así te soltó el terrible policía político sin más y no pasó nada?, prueba a hacerlo en España con un poli a ver qué sucede, como mínimo detención, al juzgado y procesamiento por atentado o resistencia a la autoridad (código penal vigente). “No llevaban ningún papel ni orden de detención”. Pero Yoani, es que ni en España ni en ningún país “democrático” la poli lleva orden escrita para detener a alguien, la orden judicial solo se exige para entrar en el domicilio, el registro, etc.

En definitiva, pruebas ni una, solo la fabulación de la Yoani y frente a ella solo cabe el puro acto de fe del creyente. Porque lo único que los Falsimedia han conseguido “colocar” en YouTube como prueba contrastable es un video de una manifestación de unas 40/50 personas en La Habana en la que se pide la paz, el amor y la no violencia sin ninguna pancarta alusiva a Cuba, inocente y naif como un petit sui, y sin que se vea a la pérfida policía castrista en cien kilómetros a la redonda, resultando ridículo pensar que la Yoani fuera secuestrada precisamente para que no pudiera asistir a tan importante evento para galvanizar a las masas disidentes.

Así que a la vista de este montaje se entiende la sangría de lectores de los Falsimedia; está claro que a los lectores les fastidia que les tomen por idiotas. Y aunque resulta obvio a lo que esta ególatra diletante puede llegar, repugna al sentido común, sin embargo, que los Falsimedia puedan caer tan bajo al punto de ciscarse en la inteligencia de sus sufridos lectores

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