sábado, 20 de diciembre de 2008

Esta noche los matanceros bailaremos el Danzón.


Por: José Miguel Vázquez.

Les decía que en la noche anterior se iba a entregar el Premio “ WHITE”, en una gran gala artística en nuestro Majestuoso “ Sauto”.,Pues bien este lauro recayó en uno de los nominados, se trata del destacado barítono matancero Gustavo Álvarez, que a su vez cumple 50 años de fecunda vida profesional. Creo que es un gran reconocimiento que se le hace a este destacadísimo exponente del canto lírico que ha dedicado toda su vida a representarnos muy dignamente en los escenarios cubanos y extranjeros. Felicidades a Gustavo.
Y la vida cultural de nuestra ciudad no se detiene, como ya habíamos adelantado en jornadas anteriores esta noche se bailará en todos los municipios de la provincia el popular danzón “Las Alturas de Simpson”, célebre composición de Miguel Failde Pérez, estrenada hace 130 años en el Liceo Artístico y Literario de Matanzas, y que constituye el primer danzón creado en Cuba y que devino nuestro baile nacional.
Esta noche miles de parejas, de viejas y nuevas generaciones se darán cita en plazas y parques de toda la provincia, para bailar este popular ritmo cubano.
De esta forma también estaremos festejando el 50 Aniversario del triunfo de la Revolución Cubana, en una actividad que dará inicio al unísono a las 9 de la noche.
Aquí en la ciudad de Matanzas “La Plaza 14 Festival”, será el escenario de esta celebración, que sin dudas será todo un acontecimiento.

Aunque varios otros ritmos tan auténticos como él pueden disputarle la supremacía, el Danzón es considerado el baile nacional de los cubanos.
Nació en el Liceo de Matanzas en 1879. “Las Alturas de Simpson” de la autoría de Miguel Faílde, haciendo honor a la barriada donde fue concebido, es su obra primogénita. La orquesta que lo interpretó era una orquesta típica de viento, que contaba con cornetín, trombón de pistones, figle, dos clarinetes, dos violines, contrabajo, timbales y güiro.
Sus raíces derivan de la contradanza europea que, tras un proceso de criollización paulatina, devino en la danza cubana. Esta poseía una mayor libertad expresiva, con gran fuerza coreográfica en el enlace de la pareja y evidente influencia afroide en su ritmo. Al aumentar sus partes formativas y extender su tiempo bailable, se le comenzó a llamar Danzón.
Varias son las distinciones de este distinguido baile de los salones criollos, pero su parte introductoria, no bailable, donde la mujer se abanica mientras conversa íntimamente con su pareja, es la imagen más trascendente del Danzón.
En la primera y segunda década del siglo XX el danzón comenzó a perfilar su forma definitiva e incorporar elementos de otros géneros cubanos, principalmente del son.

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