“Vendí todo lo que tenía, la moto, el apartamento, todo. Así logré
acumular la suma de dinero que pedían los coyotes. Salí de Cuba en un
vuelo comercial hacia Nicaragua y me sumé a una de las caravanas de
migrantes con rumbo a EE.UU.
“Todo lo había coordinado desde Cuba, a través de redes sociales. Cuadré
con los coyotes para pagar la mitad yo, y que el resto de los 13 000
dólares que costaba el viaje lo pagaran unas amistades mías en EE.UU. Por supuesto, ahora tengo que trabajar para devolver esa cantidad de dinero”.
Esta es la historia de Tony*, un ingeniero civil de profesión, que
emigró a los 56 años dejando en Cuba a sus tres niños, su esposa y su
familia. También podría ser la historia de muchos otros cubanos, que
como él, se lanzaron durante el 2022 a la aventura de cruzar los
volcanes para llegar a Estados Unidos, la tierra de “las oportunidades”.
Esa “tierra prometida” a la que llegaría endeudado, sin más patrimonio que unos pocos dólares en los bolsillos y la convicción de que cuando finalmente logre establecerse, podrá volver a disfrutar de un beso de sus hijos.
***
Jesús
Arboleya Cervera, doctor en Ciencias Históricas e investigador cubano,
especialista en las relaciones Cuba-EEUU. Foto: Cubadebate
“Cuba fue un país de inmigrantes hasta los años 30 del pasado siglo.
En ese tiempo, el saldo migratorio era mayor en la cantidad de personas
que emigraban a Cuba, sobre todo provenientes de España, pero también
había mucha inmigración caribeña que vinieron a trabajar. Para los años
30 el saldo migratorio era positivo, en relación con una mayor cantidad
de personas que entraban de las que salían del país. Está situación
comienza a cambiar, y el saldo migratorio comienza a ser negativo”,
explicó en entrevista con Cubadebate, Jesús Arboleya Cervera, doctor en Ciencias Históricas e investigador cubano, especialista en las relaciones Cuba-EEUU.
Agregó que EE.UU. siempre fue el destino natural de los migrantes cubanos.
“La afluencia de cubanos a los EE.UU. se remonta al siglo XIX y, de
hecho, tiene un peso considerable en la migración latina hacia ese país,
por ejemplo en Nueva York. En realidad todo el siglo XIX y hasta los
años 80 del siglo XX, después del mexicano, el componente migratorio más
importante en EE.UU. era el cubano”.
De acuerdo con el investigador asociado al Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de la Habana (Cedem), “si
se analiza la composición de la migración cubana, en los siglos XIX y
XX es básicamente de los sectores más acaudalados del país.
Migraba la burguesía criolla y también una clase media que incluía
sectores estudiantiles, personas que iban a estudiar y formarse en los
EE.UU.. Había una clase trabajadora, particularmente calificada, que
migraba. Los tabaqueros que apoyaron a José Martí, por ejemplo.
“También hay un componente político en la migración cubana antes del
triunfo de la Revolución, que fueron los llamados exiliados,
revolucionarios que huían o políticos que caían en desgracia con el
régimen y debían refugiarse en EE.UU.
“Es decir, la migración cubana hacia EE.UU. no comenzó con el triunfo de la Revolución en 1959, sino que ya estaba,
y tiene la misma composición que va a tener después, desde el punto de
vista social. Los primeros que emigran son los sectores más
privilegiados de la sociedad neocolonial cubana pre-revolucionaria, una
gran parte de la clase media, etc.”.
Según Arboleya, “lo que sí cambia es el volúmen, que aumenta considerablemente, y la connotación política del acto de emigrar”.
Detalló que en enero de 1959, en Miami se calcula que habían unos 100
000 cubanos. “La inmensa mayoría de esas personas regresan a Cuba en los
primeros meses del triunfo y se quedaría allá una migración de unos 20 o
30 000 cubanos”.
El investigador argumenta que los primeros sectores que emigraron en
esa época estaban los comprometidos con la dictadura batistiana, la
burguesía que tenía negocios o habían estudiado y vivido en EE.UU. “Ese
cuento de que los primeros emigrados cubanos se fueron con cinco pesos
en el bolsillo y que a partir de cero empezaron su fortuna hacia Miami
no es totalmente cierto”.
“Los que sí emigran en una condición bastante desfavorable son
sectores de la clase media, que llegan a EE.UU. sin respaldo económico.
Estas personas van a recibir beneficios extraordinarios por parte del
gobierno estadounidense.
“EE.UU. puso una gran cantidad de dinero en función de esa emigración,
porque esa emigración va a cumplir tres objetivos básicos: drenar al
país del capital que le hacía falta para el desarrollo, una medida
esencialmente económica; utilizar a la migración como base social
operativa de la contrarrevolución, y desprestigiar al sistema político
cubano afirmando que de 'Cuba la gente huye, escapa'.
“Esta idea va a estar presente a todo lo largo del fenómeno migratorio cubano desde 1959 hasta nuestros días. Es
lo que explica los extraordinarios beneficios que han recibido esos
migrantes en comparación con cualquier otro grupo de migrantes en cualquier momento de la historia de los EE.UU.”, opinó Arboleya.
Sobre cómo evoluciona el fenómeno de la migración
en el proceso revolucionario, el investigador explicó que la primera
migración tenía un contenido clasista muy fuerte. “Eran personas que
provenían de los sectores más privilegiados del país, la burguesía
nacional y la clase media alta, y profesionales. Su posición respecto a
la Revolución era muy clara, y para muchos eran considerados enemigos”.
Arboleya cuenta que fueron años duros porque el conflicto entre
emigrados y la sociedad revolucionaria se daba incluso a nivel familiar.
“Esa política era durísima. En realidad a esos emigrados se les
llevaban muy recio, perdían el trabajo, las propiedades, pero la mayor
parte de la sociedad cubana apoyó esa medida, porque se identificaba al
emigrante con el enemigo y no se podía tener otro tipo de actitud. Mi
generación lo aceptó, lo veíamos así”.
No obstante, dijo, “esa política empieza a cambiar en 1978, cuando
Fidel convoca al diálogo con figuras representativas de la sociedad
cubana emigrante y empieza una política de aceptación y diálogo”.
Luego, ocurre otro fenómeno muy importante que fue el caso del Mariel.
“El Mariel es la primera emigración que ya no tiene referencias en el
pasado”, dijo, y agregó que “lo que llegó a EE.UU. fue una muestra de lo
que era entonces la sociedad cubana”.
“Esa sociedad que ya no tiene la misma visión sobre esas personas
(que salieron por el Mariel) que sobre los que habían emigrado al inicio
de la Revolución. Este grupo se había criado junto a nosotros,
estudiamos en las mismas escuelas; era otro tipo de migración. Este
fenómeno tiene un impacto decisivo cuando se da la caída del campo
socialista y viene la famosa crisis de los balseros y la firma de los
acuerdos de 1984.
“Esta es la migración de la crisis, que se parece bastante a la
actual. Es la migración que sale del país con la mentalidad de ayudar a
la familia. ¿Cómo esperar que la familia rechace a las personas
que se van para ayudarte? Ya es otra mentalidad y otra manera de ver la
migración. Esta es hoy la manera de percibir la migración. Además
es un fenómeno no sólo de aceptación, sino de admiración e
identificación, o sea, el emigrado es el proveedor”, afirmó el
historiador.
En ese sentido, Arboleya consideró que las causas que determinan la
migración actual tienen, en primer lugar, una naturaleza económica.
“Pero, decir que la migración cubana es solamente económica sería no
reconocer los otros factores. La gente emigra también en busca de
expectativas de vida que la sociedad cubana no le profesa, en busca de
experiencias de vida que forman parte de las tendencias recientes”.
“Yo diría que la principal razón de la migración en la actualidad es
que Cuba produce un capital humano que no tiene una manera de realizarse
a plenitud en el mercado laboral nacional, o que no ve realizada sus
expectativas de estudio en el escenario cubano”, concluyó.
***
De la frontera de Guatemala hasta Tapachula la ruta más corta es de 373,75 km.
Aproximadamente unas cinco horas y treinta cinco minutos de viaje.
Tapachula es una constante. Esta ciudad mexicana situada en la región
del Soconusco, en la Costa Sur del estado de Chiapas, aparece en más del
90% de las trayectorias que describen los migrantes cubanos que viajan a
la “tierra prometida”.
Alejandro* llevaba diez días de viaje. Había logrado pasar Guatemala
en un día completo de viaje y ya estaba en la famosa Tapachula, a la que
tantos pensamientos le había dedicado, mientras repasaba en su mente el
viaje. Esta vez el lugar para pasar la noche era una finca. Por suerte
no les tocó dormir escondidos en un granero o donde guardaban a los
animales, como alguno de los cuentos que había escuchado de sus
compañeros de viaje.
El “abogado” tiene muchos contactos y una red establecida. Como
buen negociante, sabe delegar y hacer las alianzas necesarias para que
los clientes tengan una buena experiencia y recomienden sus servicios al
mercado potencial dentro de la Isla. La finca era más un
pequeño motel rural. Las habitaciones eran minúsculos garajes, con camas
inflables y cortinas de tela como puertas.
Dos días después de la llegada a Tapachula, Alejandro seguía en la
finca. Las nuevas opciones y sus tarifas estaban sobre la mesa y cada
cliente podía elegir según el dinero que disponían. El grupo de 14 ya se había engordado con muchos otros, porque este era un punto de encuentro.
Ahí se reunían bastantes migrantes para que fueran saliendo en nuevos
grupos conformados de acuerdo a la ruta que podían pagar.
Avión directo de Tapachula a la frontera colindante con EE.UU. era la
oferta VIP. Por suerte, Alejandro había vendido la moto para este
preciso momento. Poder pagarse la vía más cara de pasar México sin
grandes contratiempos. Ya muchos le habían advertido que era de los
tramos más peligrosos. La posibilidad de terminar debajo de un puente por arrebatarle el pasaporte cubano estaba latente.
Vender la moto era una mejor opción. Aunque con esto descartaba la
opción B, que había trazado por si lo deportaban a Cuba. Dado el caso,
pensaba trabajar de mensajero de alguna cafetería en la moto para
reponerse de todo el dinero perdido. Pero, para qué pensar en esa
posibilidad, a él no le iba a pasar eso. Él siempre había sido de los que ven el vaso medio lleno y no podía desanimarse ahora.
La tarifa media consistía en transitar las ocho horas de viaje y los
679 km que separan a Tapachula de Oaxaca, y entonces desde ahí tomar un
avión a la frontera. Los que contaran con menos presupuesto tenían que
llegar hasta la capital, el D.F, para desde allí llegar por aire al
final de México.
Los aviones eran el denominador común de las travesías o, mejor dicho, otra parte del negocio.
A Alejandro le consiguieron una residencia permanente falsa para
abordar el avión que lo dejaría en Tijuana, de ahí un taxi lo llevó a un
hotel donde los coyotes lo tendrían retenido hasta que pagara todo el
dinero restante.
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Yanet
Stable Cárdenas, directora de Política Migratoria y Atención a Cubanos
Residentes en el Exterior de la Cancillería. Foto: Cubadebate
La naturaleza de la emigración cubana actual “es multifactorial”, aseguró en entrevista con Cubadebate Yanet Stable Cárdenas, directora de Política Migratoria y Atención a Cubanos Residentes en el Exterior de la Cancillería.
“El factor económico definitivamente tiene un impacto importante.
Pero las causas son disímiles. Están las redes sociales entendidas como
la comunicación que se establece entre personas en Cuba y personas
residentes en el exterior: familiares, amigos... Muchas personas
simplemente quieren reunirse fuera de Cuba, para establecer lazos
familiares.
“Las características de la emigración cubana cada vez se parecen más a las características de este fenómeno a nivel mundial. Es una tendencia de marcado componente de circularidad
(las personas viajan y como parte de la política migratoria establecida
en el país, pueden regresar a Cuba antes de los 24 meses sin perder su
residencia permanente. Tienen la posibilidad incluso de poseer una
residencia temporal o permanente en el exterior y a la vez mantener su
residencia en Cuba).
“Las personas pueden tener el deseo de establecer su vida
temporal o de manera permanente en otro país, pero la gran mayoría desea
mantener vínculos con Cuba. Por eso viajan antes de los 24 meses y mantienen su residencia.
“La política migratoria cubana también facilita ese flujo de viajeros
en ambos sentidos (hacia el exterior y hacia Cuba). Como parte de lo
que establece esa política migratoria cada vez más abierta, más
actualizada y más parecida a las condiciones actuales de la sociedad
cubana, nuestros consulados se encargan de mantener ese vínculo, ese
acercamiento con los cubanos que residen en otros países, que cada vez
es más fluido”.
Sobre la relación de Cuba con su emigración, dijo que “desde el diálogo de 1978 impulsado por el Comandante en Jefe, la política migratoria cubana se ha estado actualizando en función de facilitar y fortalecer esta relación, lo cual va a seguir de manera indetenible, irreversible”.
La funcionaria de la Dirección General de Asuntos Consulares y
Atención a Cubanos Residentes en el Exterior (DACCRE) del Minrex aseguró
que no existen tabúes en la comunicación, en el intercambio que pueda tener el país con sus nacionales que residen en otras latitudes.
“Estamos abiertos al intercambio sobre los temas pendientes a resolver.
Uno de los temas que más llama la atención es precisamente la validez y
el costo del pasaporte. Sabemos que es un tema de gran interés para los
cubanos residentes en el exterior y para sus familiares en Cuba,
sabemos que una vez que se solucione esto va a tener una repercusión, un
impacto importante en el fortalecimiento de los vínculos con los
cubanos, en ese acercamiento de Cuba con sus nacionales. Es un tema que
está siendo objeto de análisis”.
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“En aquel hotel de Tijuana, ya sentía el aire americano. Na' mentira,
es jugando; pero sí lo veía tan, pero tan cerca que parecía mentira
todo el camino recorrido. Desde el aeropuerto de Colombia donde los
baños se descargaban solos y por poco me da algo del susto, o los
nicaragüenses que andaban de fiesta y cuando nos vieron pasar nos daban
aliento; obviamente llevábamos la pinta de inmigrantes tatuada en el medio de la frente.
“Hacía poco más de dos semanas que había salido de Cuba. Había dejado
atrás a mi papá engañado con la idea que estaba enredado en un negocio
en casa de unos amigos. No era la primera vez que dejaba atrás a la
familia, pero no es lo mismo la distancia de la Isla de la Juventud a La Habana, que de La Habana a la otra orilla.
“Cuando vine a estudiar a la CUJAE mis abuelos entendieron. “El niño
tiene que estudiar en La Habana para que tenga un futuro si se queda en
este campo nunca va a ser nadie”, me decían ellos y se decían a sí
mismos para autoconvencerse de dejarme ir.
“Siempre he sido alguien independiente, echado pa' lante. Recuerdo el
primer negocio que monté vendiendo pastelitos, así me compre la
bicicleta con la que logré desterrar de mi vida al p9 en el tiempo de la
universidad.
“Luego tuve que venderla y con ese dinero y otro que mi papá me dió,
compré la laptop que tengo desde hace años. Mejor dicho que tenía, la
vendí para el viaje, con ese dinero he pagado la comida. Después de los
pasteles, me metí de lleno en el negocio de los celulares. Yo andaba con
uno de teclitas que se quedaba sin carga al doblar la cuadra, pero era
el momento de invertir y comprarme un celular era un lujo.
“Quizás por eso me resultaba tan gracioso cuando iba a vender los
celulares y las personas tenían la casa cayéndose, pero como eran los
quince de la hija le regalaban el Xiaomi último modelo.La gente y sus
prioridades. Yo con mi cara bien dura, llegaba, les pedía cargar mi
móvil de teclitas mientras hacía la venta. Cuando llegaba a la casa del
próximo cliente repetía la táctica.
“Cuando me gradué de ingeniero industrial, pensé que había llegado mi momento. Pero nada, la ubicación que me dieron aunque “buena”, sí entre comillas porque era una empresa y cobraba utilidades, en realidad de ingeniero industrial no estaba trabajando; era más bien un mecánico, un custodio de los equipos, que sé yo.
“Duré casi un año, porque el salario era bueno. Pero lo dejé. En una semana haciendo negocios en la calle con los móviles ganaba más que de ingeniero.
Hice el proyecto para abrir una mipyme de tecnología. Todos me decían
que estaba loco. Ahora que medito con calma, esas fueron las mismas
razones por las que me fui de Cuba.
“Yo estaba bien, tenía dinero, una moto, y si quería en poco tiempo
podía comprarme un apartamentico y hacer una vida. Pero no veía un
futuro y eso si, no quería hacer nada ilegal y terminar preso. Llegas a
un punto en que caes en el marco de lo alegal y ahí se empieza a torcer
todo”.
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María
Ofelia Rodríguez, investigadora del Centro de Estudios Demográficos
(Cedem), durante su exposición en los Escenarios Estratégicos del CIPI
2022. Foto: Cubadebate
Lo cierto es que la migración constituye hoy uno de los principales retos que enfrenta Cuba,
un país con un saldo migratorio negativo, -o sea, emigran más personas
de las que migran al país- desde la década del 30 del siglo pasado. Esto
significa que el país tiene redes sociales y cadenas migratorias
arraigadas en muchas partes del mundo, aunque desde el 1959 para acá con
una mayor incidencia en EE.UU.
La profesora universitaria y socióloga María Ofelia Rodríguez,
investigadora del Centro de Estudios Demográficos (Cedem), explicó que
en el periodo 2020-2021, el impacto de la covid-19 y las medidas
implementadas para su enfrentamiento, sobre todo el cierre de fronteras,
limitaron muchísimo la movilidad internacional.
“Era previsible que esto produjera un efecto acumulativo, además del
impacto psicológico en los potenciales migrantes, y que a raíz de la
reapertura de las fronteras (en el caso cubano a partir de noviembre de
2021) se incrementaran sustancialmente las salidas del país”, dijo al
enumerar algunas de las características de la emigración cubana actual.
Características de la emigración cubana, según el Cedem:
- Actualmente casi el 11% de la población cubana está en la emigración.
Ha habido momentos puntuales de flujos de gran magnitud, como pueden
ser el del año 1959 hasta el año 1965, o el de 1965 a 1972, el del
Mariel en 1980 o el de agosto de 1994. Los años 2000 marcan una
continuidad en ese proceso de emigración con el destino estadounidense
como fundamental.
- Hay una gran diferencia entre la explosión migratoria a raíz del
triunfo de la Revolución, a lo que hoy sucede, en cuanto a los actores
sociales del proceso migratorio y a los volúmenes de migración.
- En los últimos años la realidad es que se ha mantenido un flujo,
hasta inicios de la covid-19, esencialmente por la vía legal, hacia
EE.UU. y hacia otras partes del mundo; aunque el no cumplimiento de los
acuerdos migratorios por ese país desde 2017, el no otorgamiento durante
un tiempo prolongado de las 20 000 visas como mínimo para emigrar
legalmente enrarece el ambiente y obstaculiza el flujo legal.
- Lo que más está predominando es la temporalidad y la circularidad del migrante.
Esa circularidad que significa que vivo un tiempo en Cuba, vivo un
tiempo fuera, sin que pierda mi asentamiento en el país y quizás gane mi
asentamiento en otra parte del mundo. Aspecto que es muy normal dentro
de las relaciones transnacionales que existen en el mundo.
- En términos de su composición, la población migrante cubana se sigue concentrando en edades jóvenes. Es cierto que migran
personas de todos los grupos de edades, pero el grueso de esa migración
sigue siendo una población en las edades productivas y reproductivas,
entre los 19 y 49 años; con una creciente presencia femenina, y también
de altos niveles de cualificación.
- Se observa una migración de mayor cantidad de blancos hacia EE.UU., y
más mulatos y negros a otros destinos; lo cual se entiende por quienes
migraron en las primeras oleadas hacia ese país y por las condiciones de
los afroamericanos ahí.
- Los principales asentamientos de la migración cubana siguen siendo
EE.UU. (+ 2 millones, incluyendo descendientes), España (+127 mil),
Italia (+43 mil), Venezuela (+36 mil), Canadá (+32 mil), y otros como
Ecuador, Chile, Uruguay, Alemania, Costa Rica y República Dominicana.
- En términos de motivaciones para emigrar, y las vías que se
utilizan, se constata en estos últimos tiempos diversas vías, disímiles
trayectorias por las cuales los cubanos emigran hacia diferentes
destinos, pero fundamentalmente hacia EE.UU. La menor o mayor
utilización de las vías irregulares está en correspondencia de la
posibilidad o no de hacerlo por la vía legal.
- Se mantienen las salidas por mar como una vía importante, pero ha
crecido significativamente la vía por tierra. Las cifras de las personas
que salen legalmente desde Cuba y luego se insertan en esas
trayectorias y travesías irregulares hasta lograr, quienes lo logran
–que son la mayoría, lo cual contribuye a que se reproduzca el fenómeno y
esto también se convierte en estímulo para los potenciales migrantes-,
son muchísimo mayores.
De acuerdo con la investigadora del Cedem, las salidas irregulares,
como la migración en su conjunto, constituyen el resultado de la
combinación de múltiples factores. Las determinantes económicas siguen
siendo fundamentales pero también inciden factores de índole familiar,
coyunturales, políticos y jurídicos.
Ese orden, destacó como factores desde Cuba “el contexto de crisis económica, alimentaria y energética acentuada en los últimos años”,
así como “la desesperanza e incertidumbre, sobre todo de aquel joven
que no visualiza la posibilidad de realizar sus proyectos de vida en
Cuba y está mirando comparativamente hacia otros lugares que tienen
ventajas con respecto al origen desde el punto de vista de oportunidades
económicas, de empleo, profesionales, de mejores condiciones de vida”.
Como factores de atracción la profesora e investigadora del Cedem
subrayó la “política que EE.UU. aplica en el contexto bilateral, la Ley de Ajuste Cubano,
otras políticas de selectividad aplicadas no solo por EE.UU. sino por
otro de los principales destinos, redes de parentescos y sociales (que
estimulan y apoyan la migración, tanto en el tránsito como en la
inserción en los lugares de destino)”.
En este aspecto, la profesora enfatizó entre las determinantes
internas, la existencia de un vasto capital humano que plantea no tener
las condiciones necesarias para satisfacer sus necesidades económicas y
expectativas de vida. “De los resultados de la implementación de la
estrategia para la atención a los profesionales dependen también los
flujos migratorios. De las políticas sociales dependerá también la circularidad de la migración”, comentó.
Igualmente, observó que hay un aumento de la emigración de retorno,
que puede ser de asentamiento o de tipo circular. “Se prevé que se
mantenga la tendencia a la circularidad de la emigración cubana, por lo
que se recomienda tener en cuenta esta condición para el diseño de las
políticas sociales y el aprovechamiento de este capital humano”.
Llamó la atención sobre el hecho de que “un sector importante
de esa emigración está en las edades productivas y reproductivas
fundamentales, y eso tiene un impacto significativo para la economía,
para la sociedad y para la dinámica demográfica en el país, que hoy tiene un envejecimiento importante de su estructura por edades y una reducción de los nacimientos en el país”.
“Son muchos los desafíos que tiene la sociedad cubana, por tanto la
urgencia de trazar políticas que atiendan estos impactos, pero -sobre
todo- en términos de atender las causas que provocan la migración”,
dijo.
“El ritmo con que se asuma el proceso migratorio, la vía y el tipo de
migración por el que se opte variarán en correspondencia con los
factores mencionados”, aseguró la profesora, y añadió que “la capacidad
que demostremos como país para generar oportunidades y desafíos para la
inclusión de los cubanos que deciden residir temporal o permanentemente
en el exterior, en nuestras dinámicas económicas, sociales, culturales,
así como en la utilización por nosotros de diferentes medios –incluidas
las redes virtuales- de una estrategia comunicacional intencionada,
tendrá una influencia determinante en el escenario migratorio en los
próximos años”.
“La migración de profesionales se mantendrá, de ahí la
urgencia del diseño de políticas en el país que ofrezcan más
oportunidades a ese capital humano. En este sentido, se considera viable la implementación de una estrategia que estimule la circularidad migratoria.
“La política migratoria cubana tiene el reto de continuar
garantizando el derecho a viajar, migrar y regresar al país, es decir,
conducir esos procesos que hemos llamado de retorno –incluido el retorno
implícito.
“Las regulaciones relacionadas con el proceso migratorio deben
continuar siendo revisadas y modificadas, para que dispongan todas las
precisiones requeridas para adaptarse a las nuevas modalidades
migratorias y los desafíos sociales que imponen.
“Pensar que el fenómeno de la migración es reversible es una ilusión,
por tanto se necesitan diseñar políticas que favorezcan la inserción y
participación de los cubanos residentes en el exterior en las dinámicas
internas y la vida social del país, aprovechando ese capital humano y
sus vínculos naturales con la nación”, aseguró.
La especialista del Cedem afirmó que “en el corto y mediano
plazo se requiere continuar implementando el proceso de flexibilización
de las regulaciones migratorias, de la política hacia la migración, a
tono con la política de actualización de la economía y la sociedad
cubana, como, por ejemplo, potenciar la participación de los
cubanos residentes en el exterior en diferentes actividades económicas
en Cuba”.
***
“Mi familia se ha visto fragmentada en más de una ocasión, pues
cuando era una niña mi padre se lanzó al mar en un bote de madera y,
afortunadamente, llegó a las costas de EE.UU., pero conozco a muchas
otras familias que no han tenido igual suerte y han perdido a familiares
en esa travesía. El Estrecho de la Florida es una zona de muchos
tiburones”, relata Amanda*, una peluquera de 35 años de edad, graduada
de Lengua Inglés en la Universidad de La Habana.
“Poco tiempo después de llegar a EE.UU. mi padre falleció, pero me
quedan allá algunos primos que me ayudan cuando pueden con dinerito y
otras cositas”, nos cuenta y agrega que su aspiración personal es poder
viajar algún día y reunirse con los parientes que aún le quedan en el
vecino país.
“Mi padre se fue para mejorar económicamente y podernos ayudar, no
por motivos de política ni nada de eso”, asegura, y confiesa que si
ahora tuviera el dinero también se iría a probar suerte “pero no por
mar, porque me da miedo”.
***
La juventud está entre los sectores de la población que más tienden a
emigrar. De acuerdo con la MSc. María Josefa Luis Luis, investigadora
del Centro de Estudios sobre la Juventud, encuestas nacionales indican
que durante las dos primeras décadas de este siglo predomina el carácter temporal del potencial migratorio de los jóvenes cubanos.
“Los cambios en la ley migratoria a partir del 2012 y la amplia
actividad de colaboración con el exterior han servido de estímulo para
un crecimiento de los viajes, el deseo de hacerlo y el potencial
migratorio; superior a etapas anteriores”.
Investigaciones del Centro reafirman el interés de los jóvenes
cubanos por viajar al exterior con carácter temporal y por motivaciones
económicas; pero también se fortalece la tendencia a aumentar la
intención de salidas definitivas o que impliquen mayor permanencia en
el exterior.
En los últimos años previos a la pandemia proliferó la gestión
personal de contratos de trabajo en el exterior entre los jóvenes
cubanos, convirtiéndose en la proporción más elevada de las salidas
potenciales del mencionado estudio. El establecimiento de familiares y
amigos que emigraron previamente constituyen importantes redes de apoyo.
Muchos de estos jóvenes no retornan a Cuba, estableciendo su
residencia donde fueron contratados o utilizándolo como trampolín para
viajar a otros países. Este comportamiento se ajusta a la tendencia
internacional donde la búsqueda de mejores opciones de empleo es el
motor impulsor de las principales corrientes migratorias en la
actualidad.
La superación e intercambio académico en el exterior y las misiones
estatales se convirtieron también en opciones muy atractivas para los
jóvenes, no solo por la ayuda económica que representa, sino por las
ganancias que reporta para su desarrollo profesional y el reconocimiento
por su aporte al país.
Las razones para viajar al exterior o emigrar son disímiles, si bien mejorar
la situación económica personal y familiar continúa siendo la
motivación principal en las intenciones de viajar al exterior de los
jóvenes y el potencial migratorio en todas sus modalidades; lo que se refuerza con la agudización de la difícil situación del país en la actualidad.
El Centro de Estudios sobre la Juventud destaca que:
- Los migrantes temporales, por contrato personal de trabajo u otras
modalidades son los que más señalan las dificultades económicas como
causa principal para salir del país.
- La reunificación familiar está asociada fundamentalmente a la emigración definitiva.
- Los que pretenden su realización personal viajando a otro país lo
asocian fundamentalmente a las modalidades de intercambio académico,
probar y quedarse si resultara conveniente, contratos personales de
trabajo, misiones estatales y emigración temporal.
- El desacuerdo con el sistema político es de los índices más bajos y se relaciona a la salida definitiva.
- Tradicionalmente EE.UU. ha sido el país más atractivo para la
emigración de los jóvenes cubanos, no obstante, en el último quinquenio
creció la búsqueda de alternativas en países de la región, sobre todo
mediante contratos de trabajo y estudios de maestría y doctorados.
***
Avión de Tapachula a Tijuana, bus de Tijuana a Mexicali, en Mexicali
cruzas. Ese era el itinerario final. Parecía simple, pero tiene sus
entuertos. Un día completo estuvo Alejandro* sin comunicarse con su
familia. Las órdenes eran claras, “los móviles apagados hasta que
lleguen al hotel”.
Ahora a esperar la llegada del dinero. Su mejor amigo pagaría el final del viaje desde EE.UU.
por Western Union. Esta era la forma “más inteligente” de hacer esta
última transacción. Había escuchado los cuentos de personas que les
quitaban el dinero, los asaltaban, y entonces tenían que terminar
pidiendo ayuda a los familiares de Miami.
Sin familiares desde allá que respondieran por él, su amigo era la
tabla de salvación. Pasó un día, otro más y la transferencia no llegaba.
Alejandro empezaba a desesperarse, cómo estando tan cerca, todo parecía
lejos, cómo a pocas millas de la “tierra …” iba a fallar ahora el
dinero.
Problemas a la hora de cobrar, el aviso urgente al amigo de allá,
unos cambios de nombre de las cuentas, la recogida del dinero y el bus.
Nunca había tenido tantas ganas de montarse en una guagua como en
aquella que lo llevaría a pocos metros de la frontera. Luego, a correr.
* Los nombres fueron cambiados para proteger la identidad de las personas entrevistadas.