En este
Centroamérica y México se alistan para la salida de un primer grupo
de cubanos desde Costa Rica como parte de un plan piloto que busca poner
fin a la situación que ha mantenido por varias semanas a emigrantes
isleños en albergues provisionales en la nación tica.
Funcionarios de la región dijeron a The Associated Press que las
fechas tentativas para la salida del primer grupo de 250 cubanos son el 7
u 8 de enero, aunque aún se discuten detalles que podrían llevar a
ajustar el día en que finalmente ocurrirá.
Los funcionarios hablaron bajo condición de anonimato porque todavía
se discuten los pormenores y algunos países han pedido discreción.
El plan piloto, acordado el lunes en Guatemala, establece que los
cubanos saldrán vía aérea de Costa Rica hasta El Salvador, donde
abordarán autobuses que los llevarán hasta la frontera entre Guatemala y
México
.
Los cubanos tendrán que cruzar a pie la frontera de Guatemala con
México, donde los esperarán agentes migratorios para trasladarlos a
instalaciones donde deberán hacer un trámite administrativo antes de
poder continuar su camino, según información proporcionada a AP por el
Instituto Nacional de Migración.
Conforme a su ley migratoria, México otorga a los cubanos un
documento administrativo que les da 20 días para regularizar su estancia
o salir del país.
Según el Instituto Nacional de Migración, la entrega del documento puede durar sólo unas cuantas horas.
Migrantes de primera clase
Los cubanos suelen usar ese tiempo para cruzar México, sin que
ninguna autoridad los detenga, hacia Estados Unidos, donde son
beneficiados por una ley que les da residencia.
Según la agencia EFE, esta situación “ha dejado al descubierto las
debilidades de la integración regional y la impresión en el istmo de que
existe una migración de primera clase, la de los isleños, y otra de
segunda, la centroamericana”.
El hecho de que los cubanos que toquen suelo estadounidense puedan
quedarse legalmente en ese país gracias a la política “pies secos-pies
mojados”, contrasta con la realidad de los miles de guatemaltecos,
hondureños y salvadoreños que salen cada mes rumbo a EE.UU. en medio de
la incertidumbre de si llegarán y, de lograrlo, si podrán permanecer y
cuánto tiempo.
El exembajador de Panamá en México y Belice, Nils Castro, dijo a a
EFE que “hay por los menos un doble rasero: hay migrantes de primera
clase y de segunda clase”, al comparar la situación de la emigración
cubana y la centroamericana.
Gracias a la política estadounidense de pies secos/pies mojados, los
cubanos “van con la bendición divina de que nadie pone en duda de que sí
van a poder entrar y establecerse en EE.UU.”, argumentó Castro.
Pero los centroamericanos, especialmente los guatemaltecos,
salvadoreños y hondureños, “van a su riesgo”, con la incertidumbre de
“si pueden cruzar la frontera, y si, de cruzarla, pueden quedarse” en
EE.UU., resaltó el diplomático panameño.
La economía de esos tres países centroamericanos, azotados por una
elevada pobreza y violencia vinculada a las pandillas y el narcotráfico,
dependen en gran medida de las remesas enviadas desde Estados Unidos.
Ese contexto explica la clara posición de Guatemala, cuyo presidente
Alejandro Maldonado, pidió el pasado día 22 suspender la Ley de Ajuste
Cubano, que beneficia a unos pocos, o en su defecto, ampliarla “para
todos”.
El Gobierno de Guatemala “expresó un sentimiento generalizado en
Centroamérica. Todos los migrantes centroamericanos son tratados con
extremada dureza en México y también en EE.UU.”, opinó Nils.
Argumentó que la cifra de más de 9.000 cubanos varados ahora
en Costa Rica y Panamá “palidece” frente al número de deportados
guatemaltecos, hondureños y salvadoreños desde México y EE.UU.
Hasta la primera semana de este diciembre unos 65.749
hondureños indocumentados fueron deportados desde México y Estados
Unidos, según datos del Gobierno de Honduras, mientras que Guatemala
cifró en al menos 92.284 los nacionales deportados de ambos países entre
enero y noviembre pasado.
(Con información de EFE y AP)