sábado, 31 de octubre de 2020

Elecciones presidenciales en Estados Unidos 2020: La posición de los Partidos Republicano y Demócrata hacia Cuba

 



A solo tres  días de los comicios es difícil pronosticar sus resultados por lo reñida que se ha presentado la campaña. No obstante, en la recta final se aprecian algunos indicadores que apuntan a una posible victoria demócrata, en un contexto de crisis agravada por el impacto de la pandemia de la COVID-19, que superó las 226 mil muertes en todo el país. A ello se le suma la recesión económica y las masivas protestas contra el racismo y la brutalidad policial que continúan siendo violentas.

Ante ese escenario, según el portal especializado Real Clear Politics, que promedia las encuestas a nivel nacional, el 53.4% de los estadounidenses desaprueba la gestión de Donald Trump como mandatario, que ha sido errática en el manejo de las crisis. En cuanto a la intención del voto señalan que el candidato demócrata debe ganar el voto popular al aventajar a su contendiente republicano por un promedio de 7.9 puntos (51.4% vs 43.5%). De igual forma indican que de los 270 votos del colegio electoral que se requieren para ganar las elecciones, Joe Biden tiene asegurado 216 votos electorales, Trump 125 y están en disputa los 197 restantes.

Otro de los indicadores a tener en cuenta es que Biden comenzó octubre con un nivel de fondos casi tres veces mayor que Trump, consolidando la ventaja del candidato demócrata en las últimas semanas de la campaña. Biden ha podido recaudar significativamente más dinero para su campaña que su contendiente republicano debido principalmente a los grandes contribuyentes.

Cuando restan solo tres días, más de 86 millones de estadounidenses han depositado su voto anticipado, que representa el 64% de todos los votos que se contabilizaron en 2016. La batalla electoral se concentra en los estados más competitivos y decisivos en estas elecciones. Teniendo en cuenta las encuestas y los millones de dólares en inversión publicitaria en televisión de los Partidos Demócrata y Republicano, las principales disputas son en Pensilvania, con 20 votos electorales y la Florida con 29. Según Real Clear Politics en esos dos estados Biden aventaja a Trump. En Pensilvania por 3.6 puntos (49.5% vs 45.9%) y en la Florida por solo 1.2 puntos (48.4% vs 47.2 %).

Varios estudios indican que si el mandatario no triunfa en la Florida perderá la reelección. Hacia allí han concentrado toda su maquinaria ambos partidos. Ya Trump emitió su voto anticipado en ese estado. Los equipos de campaña han tratado de asegurar los votos de la comunidad latina y en particular la cubanoamericana que ejerce cierta influencia en los resultados.

En ese contexto los dos candidatos han marcados sus posiciones con respecto a Cuba. Trump con un enfoque directamente confrontacional y agresivo, mientras Biden menos estridente. Ambos han mantenido la misma posición de atacar a la Revolución Cubana, que tradicionalmente asumen los candidatos tanto republicanos como demócratas en los últimas seis décadas, sobre todo cuando hacen campaña en Miami.

Se debe tener en cuenta que la política de Trump ha sido de crueldad y un odio extremo que ha dañado profundamente los vínculos entre ambos pueblos, especialmente los lazos familiares. En los últimos dos años han aplicado más de 130 medidas para tratar de estrangular la economía cubana. Recientemente aseguró que “la libertad de Cuba va a ser uno de sus grandes triunfos”.

El candidato demócrata por su parte ha tratado de distanciarse de las posiciones extremas de Trump, aunque mantuvo la misma retórica fracasada en materia de los derechos humanos al señalar que la isla “no está más cerca de la libertad y la democracia que hace cuatro años”. No obstante, señaló que “necesitamos una nueva política hacia Cuba”, que indica un posible retorno a la política de acercamiento implementada por el presidente Barack Obama (2009-2017) en sus dos últimos años de mandato, en el cual Biden se desempeñaba como su vicepresidente.

Obama se sumó a la campaña por Biden en Miami. Hace una semana en un mitin en la Universidad Internacional de Florida desmintió los ataques de Trump de que su oponente es “socialista” y “comunista”, al señalar que “Biden no es un socialista” y “promoverá los derechos humanos en Cuba y en el mundo”. En una posición similar se pronunció la candidata demócrata a la Vicepresidencia, Kamala Harris, quien aseguró que si Biden y ella llegan a la Casa Blanca “darán marcha atrás a las políticas fallidas” que Trump ha impuesto sobre la isla, y que “también exigirá la liberación de los presos políticos y hará de los derechos humanos una pieza central en la relación diplomática”.

En el discurso político entre ambos candidatos estamos frente a dos posiciones que tácticamente se presentan distintas, pero que estratégicamente persiguen el mismo objetivo geopolítico: la reconquista y recolonización de su codiciada “fruta madura”, y por consiguiente el derrocamiento de la Revolución Cubana. La historia no puede ser olvidada.

En medio de esos escenarios se han desarrollado las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, los cuales nunca han sido normales ni en igualdad de condiciones. De 1959 al 2020 han ocupado la Casa Blanca 12 presidentes norteamericanos: Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, H. Bush, Clinton, W. Bush, Obama y Trump. Todos sus gobiernos sin excepción intentaron “un cambio de régimen” en Cuba y emplearon las más diversas tácticas para conseguir sus propósitos.

Se debe tener en cuenta que durante más de dos siglos los diferentes gobiernos estadounidenses han aplicado hacia la Isla todos los instrumentos de su poderío nacional, desde los más agresivos hasta los más sutiles: intentos de compra y anexión; intervención armada y ocupación militar; imposición de un apéndice de la Constitución; usurpación de su territorio e instalación de una base militar permanente; establecimiento de regímenes dictatoriales; realización de acciones de sabotajes; introducción de plagas y enfermedades; organización de atentados contra sus principales dirigentes; múltiples acciones terroristas con un saldo de miles de víctimas mortales e incapacitados; aislamiento político internacional y regional; ruptura de las relaciones diplomáticas; creación y apoyo a bandas armadas; transmisiones radiales y televisivas ilegales; ejecución de programas subversivos financiados con millones de dólares, los que invierten en la actualidad en las redes sociales de internet para sembrar el odio y la división entre los cubanos.

Una de las acciones más hostiles lo constituye la aplicación del bloqueo económico, comercial y financiero durante casi 60 años de forma ininterrumpida, que en la actualidad se ha recrudecido de forma extrema en medio de la pandemia de la COVID-19. El bloqueo daña directamente el bienestar de las familias cubanas y constituye el principal obstáculo para avanzar en las relaciones entre ambos países, que transitan hoy por un retroceso total.

Es probable que en futuro algún gobierno estadounidense esté dispuesto a retomar el complejo proceso hacia la normalización de los vínculos bilaterales, de forma respetuosa y civilizada con Cuba, sin intromisiones ni condicionamientos. Pero la realidad es que estamos hoy frente a un verdadero escenario de guerra económica, ideológica, psicológica y cultural del gobierno de Estados Unidos.

Resulta importante recordar que precisamente a partir de conflictos de intereses por detentar el poder de toda la Unión, quedaron conformados los dos principales partidos políticos que dominarían la política estadounidense desde la década de 1860, en la cual desde 1852 hasta la actualidad, todos los presidentes han sido demócratas o republicanos. Al respecto el líder de la Revolución Rusa, Vladimir Ilich Lenin, describió el supuesto bipartidismo en la política norteamericana, que a pesar del tiempo transcurrido mantiene su vigencia:

“[…] dos partidos burgueses se han distinguido allí durante todo un medio siglo —después de la guerra civil de 1860 a 1865 con motivo de la esclavitud— con extraordinaria solidez y vigor. El partido de los anteriores esclavistas es el llamado Partido Democrático. El de los capitalistas, que estaban por la emancipación de los negros, se ha desarrollado en el Partido Republicano […] Libertados los negros, cada vez ha sido menor la diferencia entre uno y otro partido […] Al pueblo lo han engañado, lo han desviado de sus intereses esenciales por medio de duelos efectistas y sin fondo de los dos partidos burgueses”. [1]

Lo cierto es que más allá de las diferencias -en el enfoque doctrinal- que han existido entre los dos partidos, la historia se ha encargado de ilustrar que tanto el Partido Republicano como el Partido Demócrata han mantenido y defienden las mismas concepciones estratégicas y doctrinales de construir y mantener el poder político, económico y militar a escala mundial. Es la misma clase política que juega al modelo de democracia representativa, que no es más que un buen disfraz para alternarse en el poder subordinado al interés del gran capital.

En cuanto a Cuba, la esencia del conflicto perdura en el tiempo: dominación vs independencia, hegemonía vs soberanía. Lo cierto es que más allá de quien gobierne en Estados Unidos en los próximos cuatro años, o incluso en los próximos 40 años, sea un demócrata o un republicano, el presente y futuro de Cuba lo decide soberanamente el heroico pueblo cubano.

Fuente:
[1] Vladimir I. Lenin: Sobre los Estados Unidos de América, Editorial Progreso, Moscú, (compilación) 1977. Artículo: “Resultados e importancia de las elecciones presidenciales en Norteamérica”, Pravda, no. 164, del 9 de noviembre de 1912, pp. 14-15.

The War on Cuba: ¿Todo es culpa del bloqueo? (+Fotos y Video)

 


The War on Cuba está bajo la realización de Belly of the Beast, medio de prensa dirigido por el periodista norteamericano Reed Lindsay. Foto: Cortesía de Belly of the Beast.

Más de una vez nos hemos preguntado qué fuéramos nosotros, los cubanos y esta Isla, sin bloqueo. Más de una vez hemos preferido no escribir del tema, porque creemos que luego de casi sesenta años de cerco no hay nada nuevo que aportar o recalcar. Y quizás en ello nos equivocamos, pero es cierto: nos han llenado las clases y los libros de historia de un discurso que a veces se aleja de la realidad, y eso ha hecho que algunos digan… “¿bloqueo, otra vez?”.

La pregunta es casi permanente en exámenes. El estudiante se aprende casi de memoria las causas, pero no interioriza las consecuencias. Aprueba, incluso puede sacar la calificación máxima, pero poco sabe, a fondo, del hecho en cuestión.

Para entender cómo hemos sufrido los cubanos esta política, y cómo nos hemos reinventado durante tantos años, hay que salir a las calles, recorrer solares, caminar y cazar esas historias de gente que no para de trabajar y salir pa’lante, que entra en una cola y va para la otra, al campesino que se bate con sus tierras y produce, al médico que lo han expulsado de su misión en Brasil porque Bolsonaro ha decidido imitar a Trump, al joven pelotero, al zapatero, al relojero, al vendedor de croquetas, a los niños con cáncer... Todos, de una forma u otra, hemos sido víctimas. It’s real. El bloqueo es real.

Precisamente ese es el mérito mayor de la miniserie documental The War on Cuba, bajo la realización de Belly of the Beast, medio de prensa dirigido por el periodista norteamericano Reed Lindsay, e integrado por varios profesionales cubanos y extranjeros. Como productores ejecutivos del audiovisual se encuentran Danny Glover y Oliver Stone, mientras la edición estuvo a cargo de René Alejandro Díaz.

The War… se sale del panfleto, del discurso meramente político y humaniza con varios testimonios las consecuencias del bloqueo hacia los cubanos. Lo primordial: la selección de los entrevistados es diversa y muy acertada cuando sabemos que, en solo tres episodios de una duración de 10 a 20 minutos, se quiere brindar una mirada global y justa a un tema que no es para nada novedoso. El reto, para el equipo, fue tremendo.

“Empezamos a filmar en agosto. Originalmente habíamos planificado priorizar historias fuera de La Habana para mostrar otro lado de Cuba que normalmente no se ve representado en los medios estadounidenses, pero no fue posible por las restricciones para controlar la pandemia. Sin lugar a dudas, lo más difícil de este proceso ha sido navegar con las limitaciones impuestas por el nuevo coronavirus.

“Por ejemplo, enfrentamos el desafío de contar historias personales sin poder ver las caras de las personas, porque traían puesto el nasobuco. Por otro lado, ha sido difícil mostrar el impacto de las restricciones que impuso Trump al turismo cuando no hay turistas debido a la COVID-19”, cuenta Reed Lindsay, director de la propuesta audiovisual.

Partamos de algo. Belly of the Beast es un equipo de profesionales que pretende mostrar el impacto de la política norteamericana en el pueblo de la Isla y las diversas formas que los cubanos encuentran para resolver la situación y sobrevivir. Su mirada –dirigida, sobre todo, a un público extranjero– es la de contar a Cuba desde su gente, desde distintos espacios y niveles sociales, políticos y culturales. The War on Cuba es la prueba más directa y fresca de eso.

Belly of the Beast es un equipo de profesionales que pretende mostrar el impacto de la política norteamericana en el pueblo de la Isla.

¿Cuáles fueron los motivos para desarrollar una propuesta de este tipo? ¿Cómo seleccionaron las historias? ¿Cómo darle una diversidad y coherencia a los diversos testimonios? ¿Qué mensaje quiere dejar claro en el público? Parte del equipo de este proyecto nos respondieron estas y otras cuestiones.

Reed se asombra cuando muchos estadounidenses le comentan, erróneamente, que la administración de Barack Obama puso fin al bloqueo. Y es que no pocos medios estadounidenses tratan de descontextualizar la realidad de la Isla.

“En Cuba es inevitable estar desinformado del bloqueo, no solo por la cobertura de la prensa nacional, sino por la propia experiencia de vivir sus consecuencias día tras día. Pero nuestra audiencia estadounidense es poco informada sobre el impacto de las políticas de Estados Unidos y los intereses detrás de ellas.

“Nuestro objetivo ha sido mostrar la realidad del bloqueo con la mayor profundidad posible y de una forma que engancha y conmueve a una audiencia joven estadounidense que sabe poco de Cuba y, menos todavía, de las políticas de su propio país hacia la Isla. Por otra parte, al abordar este tema con una perspectiva nueva y a través de historias personales fuertes y un nivel de producción alto, esperamos que esta serie también pueda ser de interés para la audiencia cubana”, apunta Reed Lindsay.

Maité Rizo Cedeño es periodista y productora de la miniserie. Para ella, esta no es su primera experiencia documental, si bien la considera la de mayor responsabilidad. Cuenta que el propósito del equipo consistió siempre en mostrar, “lo más imparcial posible”, cómo el bloqueo afecta el día a día de los cubanos:

“Elegimos historias cotidianas, que se repiten en todos los pueblos de la Isla. Mostramos emprendedores, empresarios privados, campesinos, personas que, sin siquiera tener posiciones políticas definidas, pagan el precio de las medidas impuestas ‘contra el gobierno de Castro para salvar a los cubanos del comunismo’ y otras razones que han justificado el bloqueo durante sesenta años”.

Así, The War on Cuba se centró en buscar historias de personas que han encontrado formas de resistir, de resolver, de salir pa’lante a pesar de los problemas, historias representativas de la realidad cubana que ofrecieran ejemplos concretos del impacto de las políticas del gobierno de Estados Unidos. Para eso, mucho antes de rodar, hubo un tiempo de investigación.

“Trabajamos durante muchos meses antes de empezar a filmar The War on Cuba. Comenzamos de cero, no solo con este proyecto, sino con Belly of the Beast, un medio nuevo que recién se lanza oficialmente este año. Tuvimos que definir nuestro equipo y visión para la serie de documentales y, por otra parte, fue necesario desarrollar un plan de distribución.

“Una parte de nuestro plan ha sido publicar trabajos de periodismo de investigación que acompañarían a los diferentes episodios para poder amplificar el alcance de los videos, y también porque un artículo ofrece posibilidades de profundizar, algo difícil o imposible en un audiovisual. Miembros de nuestro equipo han publicado artículos en The Nation y The Miami New Times, entre otros medios”, refleja Lindsay.

Para Reed –ganador de un premio Emmy– era necesario contar los capítulos de The War on Cuba desde la voz e imagen de un protagonista: “Habíamos considerado la posibilidad de tener diferentes presentadores para cada episodio, pero tuvimos la suerte de encontrar a una periodista con el talento y el carisma para poder presentar la serie completa. Los guiones fueron estructurados, sobre todo, en base a historias personales y, por otra parte, la conexión que la presentadora tenía con cada tema”.

Con un tono desenfadado, coloquial y hasta cuestionador, Liz Oliva Fernández, periodista y conductora de la miniserie, es quien enlaza y guía cada uno de los testimonios. Sin quitarle interés a las historias y los entrevistados, cumple con creces su papel, si bien a veces se vea más cercana y, en otras, puramente profesional.

“La posibilidad de conversar con todas estas personas fue sumamente valiosa para mí, no solo como periodista, sino como ser humano. Son gente increíble que echan pa’lante, cubanos de a pie, con una resiliencia increíble. Al mismo tiempo, me era difícil no indignarme con todo aquello. Creo que una de las cualidades de los cubanos que más admiración causa es la capacidad de reinventarse una y otra vez. Yo solo me pregunto por qué todo tiene que ser tan difícil para nosotros, por qué tenemos que seguir buscando alternativas hasta el cansancio, por qué tenemos que sobrevivir en vez de vivir”, cuenta Liz.

En un momento del primer capítulo, dices que los cubanos estamos aburridos de escuchar hablar sobre el bloqueo todo el tiempo, pero que este es real. ¿Cómo cree Liz que deba contarse esta política contra Cuba para que sea bien recibida por la gente?

“Yo creo que lo fundamental es salirse del discurso común, del panfleto. Dejar de hablar del bloqueo de manera general y profundizar en las particularidades, contar las historias humanas detrás de la política. De hecho, no creo que exista un cubano dentro o fuera de la Isla que no haya sido afectado por el bloqueo por lo menos una vez en su vida. Ya lo vieron en las historias de Ernesto, Xian, Idania, Sergio, Luis, Lyhen, Misael, Yohandra, Mario, Talía y Juan Jesús. La lista es inmensa, porque a cada uno de nosotros el bloqueo nos afecta de manera diferente.

“Mi generación ha crecido escuchando hablar del bloqueo, en mi opinión, en demasía y con muy poca efectividad. Tal vez porque a veces parecieran ser excusas o porque simplemente no lo explicamos bien, y eso es algo que agradecí mucho de la serie documental. Al ser para un público externo, había que contar cómo funciona la política de Estados Unidos hacia Cuba con manzanas y con peras para que todos pudieran entender, y creo que dentro de la Isla falta eso. Pienso que es una deuda que, como periodistas, tenemos con la gente. Así que si me preguntas por dónde empezar te diría que saquemos mangos y guayabas y le expliquemos a nuestra audiencia cómo realmente nos afectan las decisiones que se toman a 90 millas”.

The War on Cuba se centró en buscar historias de personas que han encontrado formas de resistir. Foto: Cortesía de Belly of the Beast.

Las historias de The War on Cuba muestran, con un lenguaje sencillo y preciso, que un campesino no puede usar la prótesis de pierna que necesita, que otro cubano que maneja bicitaxi en La Habana Vieja ha visto reducido su negocio a causa de las restricciones de viaje de Estados Unidos a la Isla. Enseñan también, sin eufemismos, cómo afecta a la economía nacional y personal la persecución a los colaboradores médicos del país en otras tierras, y por qué un trabajador agrícola tiene que recurrir a medios de tracción animal para su cosecha de alimentos, debido al déficit de combustible por las medidas coercitivas de la Casa Blanca contra La Habana.

Sobre la carencia del crudo y su influencia negativa en la vida de cada cubano, Maité Rizo comenta que “Cuba tuvo que reajustar su funcionamiento con solo el 30 por ciento del petróleo que necesitaba. Dicho así, son solo cifras, pero cuando vives aquí es frustrante ver a tu gente esperar por horas el transporte público, empezar a cocinar con carbón, y ver quebrar a los negocios privados que recién florecían”.

Maité ha crecido escuchando hablar del bloqueo, incluso cuando aún “ni entendía qué era ser cubana”. La productora de The War on Cuba cuenta que su trabajo como parte del equipo de la miniserie le hizo “apreciar el impacto en mucha gente que no puede tener medicamentos y equipos de salud debido al cerco económico, esas son quizás las historias más difundidas, pero también reconocí cuántas de mis carencias cotidianas dependen de las medidas que los Estados Unidos imponen sobre Cuba. El embargo, como lo llaman ellos, es quizás para Washington una estrategia política, pero para más de 11 millones de personas es un problema diario”.

Por ello, para Reed Lindsay, dirigir el proyecto de Belly of the Beast ha tenido la responsabilidad de que el público tenga claro el costo humano de las medidas de Estados Unidos contra los cubanos, así como los intereses detrás de esas políticas.

“A pesar del resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses el próximo noviembre, dudo que la guerra económica contra Cuba se detenga, así que estaríamos abiertos a hacer otros trabajos sobre este tema en el futuro”, añade.

Entonces, ¿cómo sería Cuba sin bloqueo? Liz Oliva dice que imaginarlo es complejo:

“No creo que nadie lo sepa con certeza, porque el proceso de la Revolución Cubana y el bloqueo tienen casi la misma edad. Nosotros tenemos muchos problemas a lo interno, problemas que atañan a todos, los de dentro y los de fuera, pero que debemos resolver como cubanos. Pero si a eso le sumas que el país con más influencia del mundo quiere aplastar tu economía con la esperanza de fomentar un cambio de régimen que responda a sus intereses, la cosa se complica. Y yo creo firmemente que los únicos responsables de nuestro destino somos los cubanos. A nadie le duele más lo que sucede con Cuba y su gente que a nosotros mismos”.

La miniserie muestra historias representativas de la realidad cubana, que ofrecen ejemplos concretos del impacto de las políticas del gobierno de Estados Unidos. Foto: Cortesía de Belly of the Beast.

It’s real. El bloqueo es real. Foto: Cortesía de Belly of the Beast .

Liz Oliva Fernández, periodista y conductora de la miniserie, es quien enlaza y guía cada uno de los testimonios. Foto: Cortesía de Belly of the Beast .

 

viernes, 30 de octubre de 2020

La «democracia» del show, de la manipulación y de los que no votan

 


 Es bajo el porcentaje de la población que asiste a las urnas en el país que se considera a sí mismo como la mayor democracia del mundo, lo que demuestra el rechazo de una parte considerable de la población al sistema político estadounidense

No hay nada decidido en un país donde el voto popular no elige al presidente. Foto: Tecnológico de Monterrey

Después de los tres debates realizados entre el actual presidente de Estados Unidos, aspirante a la reelección, Donald Trump, y el candidato demócrata Joe Biden, de cara a las elecciones del 3 de noviembre, parece que la suerte está echada.

El primero fue una especie de caótico choque de caracteres, desplantes y ofensas. Trump se concentró en cómo colocar mejor sus golpes bajos –interrumpió a su rival 73 veces–, y Biden esquivó y trató de devolver cada golpe.

A este debate le siguieron los foros televisivos concebidos después de que Trump se negara a participar en un debate virtual, a pesar de las preocupaciones sobre su diagnóstico de la COVID-19.

Fue una presentación simultánea, Trump en NBC, desde Miami, y Biden en ABC, desde Filadelfia. El acontecimiento fue calificado como un enfrentamiento de audiencias que perjudicó al pueblo estadounidense, el cual solo pudo ver a uno de los candidatos.

El actual mandatario se mostró evasivo, acalorado, interrumpió constantemente a la moderadora, mintió con toda tranquilidad y dejó sin respuestas muchas preguntas. En tanto, hay analistas que calificaron su presentación como un show divertido.

Joe Biden, desde Filadelfia, se presentó calmado y apacible, respondió y causó, según algunos analistas, mejor impresión en los televidentes.

En el debate final en Nashville, según una encuesta de cnn, el 53 % de los votantes que vieron el debate dijeron que Biden ganó el enfrentamiento, mientras que el 39 % dijo que ganó Trump.

En los tres encuentros el mandatario yanqui mantuvo la misma estrategia, con alguna que otra variante: golpes bajos, insultos, acusaciones, mentiras, descalificaciones del rival. En sus comparencias, Trump trabajó, con firmeza, su imagen de outsider del sistema.

Debemos tener presente que la actitud, aparentemente caótica del mandatario, es solo eso, apariencia. Trump cuenta con una maquinaria bien engrasada de expertos en comunicación e imagen, nada de lo que hace o dice es casual.

Cabría recodar cómo en 2016 la utilización de los datos personales que se comparten en internet, sirvió para inclinar políticamente el voto de los electores indecisos.

No se descarta que otras compañías estén haciendo hoy el trabajo que Cambridge Analytica realizó entonces, trabajo que no solo se refleja en las redes sociales.

El mandatario se dirige a sectores previamente estudiados, a sus bases naturales y a los indecisos, a los afrodescendientes, a los que ellos califican como hispanos, a los latinos «blancos» racistas, para cada uno asume una postura, dirige una frase o un gesto.

El magnate presidente recibió en 2016 el apoyo de los evangélicos blancos y ocho de cada diez votantes de ese grupo aún se inclinan a votar por él, según encuestas.

Para ellos es el líder que Dios ha ungido para salvar a EE. UU., y así debe presentarse. Personifica al hombre fuerte que puede salvar el neoliberalismo.

Otro sector importante para el mandatario son los millones de conservadores. Trump habla por ellos, y expresa lo que sienten sin ninguna vergüenza.

Hombres blancos, pobres, que se consideran superiores; intolerantes, homofóbicos, para ellos el discurso y actuar del Presidente está en línea con sus creencias y aspiraciones, o al menos eso creen las milicias paramilitares que lo consideran un outsider del sistema, los fanáticos de las teorías conspiranoides, campesinos con tierras improductivas que viven peor que sus abuelos y culpan a los extranjeros, «enemigos de los EE. UU.», de su malvivir.

Sin embargo, es bajo el porcentaje de la población que asiste a las urnas en el país que se considera a sí mismo como la mayor democracia del mundo, lo que demuestra el rechazo de una parte considerable de la población al sistema político estadounidense.

En 2016, una de las elecciones más concurridas de su historia, ejerció su derecho al sufragio el 60,1 % de los elegibles para votar. En términos porcentuales, las elecciones de medio término de 2018 fueron las segundas más concurridas de la historia de ese país, después de las de 1914. Ambas tuvieron apenas un 49,3 % y un 50,4 % de participación, respectivamente.

Para esos que no votan, ni Trump ni Biden, ni el Partido Demócrata o el Republicano, son capaces de representar sus intereses ni enfrentar o resolver sus problemáticas.

BIDEN Y TRUMP EN TAMPA. LO QUE DICE UNO Y LO QUE DICE OTRO. EL TEMA DE CUBA NO PUDO FALTAR CON LA OPTICA QUE TIENEN AMBOS.

EE.UU. miente sobre prohibición de remesas a Cuba

 

EE.UU. miente sobre prohibición de remesas a Cuba, denuncia Fincimex

La Habana, 30 oct (Prensa Latina) Estados Unidos miente en sus intentos por justificar los impedimentos al envío de remesas a Cuba a través de la compañía Western Union, denunció hoy la empresa financiera de la isla Fincimex.

Por medio de la cuenta en Twitter de la corporación mercantil Cimex, a la cual está adscrita, Fincimex afirmó que Washington quiere hacer creer que las remesas no se interrumpirían si la mayor de las Antillas aceptara la imposición del gobierno norteamericano de establecer una red de pagos diferente a la actual.

'Mienten', señala la declaración, y explica que durante más de 20 años esa firma invirtió en equipamiento, locales, preparación, capacitación del personal, y en infraestructura de comunicaciones para lograr una red de pago capaz de sostener el alto nivel operacional de las compañías internacionales encargadas de las remesas.

Acota que los 407 puntos de pago que conforman la red de Western Union, con presencia en todos los municipios del país, utilizan Internet para su conectividad con la compañía norteamericana y funcionan basados en niveles de integración tecnológica y procesos logísticos fuertes a nivel nacional.

Nada de esto se logra en 30 días, término fijado unilateralmente por el Gobierno estadounidense para la entrada en vigor de las nuevas regulaciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), asegura el comunicado.

Informa además que el 70 por ciento de la red de puntos de pago está conformada por empresas cubanas incluidas en la lista de entidades restringidas por Washington, por lo que incluso sin la gestión de Fincimex como representante de Western Union, se verían obligados a cerrar.

'Quienes diseñaron las medidas conocen muy bien que no sería posible en 30 días organizar soluciones alternativas', por lo que es 'evidente la intencionalidad del gobierno norteamericano de interrumpir las remesas a Cuba, y para ello necesitan mentirle a la opinión pública', remarca.

El 23 de octubre último, la OFAC del Departamento del Tesoro de Estados Unidos divulgó el borrador de una regla final a partir de la cual se elimina el alcance de ciertas autorizaciones generales relacionadas con el envío de remesas al país caribeño.

La nueva disposición entrará en vigor 30 días después de ser publicada en el Registro Federal, este 27 de octubre, por lo que los 407 puntos de pago de la Western Union cerrarán.

El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, y Fincimex denunciaron recientemente que la aplicación de medidas coercitivas por parte de Estados Unidos y el ataque a las remesas están dirigidos a dañar a las familias de la isla caribeña.

jueves, 29 de octubre de 2020

A una semana de la elección en EU todo indica una derrota de Trump

 


En la recta final de la carrera por la Casa Blanca, los aspirantes continúan sus actos de campaña. El presidente Donald Trump, quien busca la relección, estuvo ayer en West Salem, Wisconsin.Foto Afp

Nueva York. A una semana de las elecciones del 3 de noviembre, la lucha de máscara contra sin máscara sobre el destino de esta democracia entra en la recta final con todos los indicadores apuntando hacia una derrota de Donald Trump, pero impera la incertidumbre ante la intención del presidente de provocar una crisis constitucional y política.

Ambos candidatos, el demócrata Joe Biden siempre llegando y saliendo con máscara; el presidente a propósito desenmascarado ignorando los protocolos sugeridos por sus propios expertos y con brotes contagiando su Casa Blanca, todo ilustrando que la pandemia ha contagiado esta batalla electoral.

Biden realizó dos actos en Georgia, donde reiteró su compromiso de actuar de inmediato y con base en el consenso científico y los expertos de salud para tomar control de la pandemia. Y como siempre, recordó que el uso de cubrebocas hubiera reducido el nivel de contagio y mortalidad en el país, y pidió a todos: pónganse sus máscaras, tal como hizo él al concluir.

Trump tenía actos programados en Michigan y Wisconsin, dos estados que fueron claves para su elección en 2016, pero donde ahora está perdiendo en las encuestas, y uno más en Nebraska. En el primero continuó con su estrategia hasta ahora aparentemente fallida de minimizar la pandemia, insistiendo en que sólo se están reportando más casos porque se están haciendo más exámenes. Repetidamente ha insistido en que las noticias cada vez peores sobre la pandemia son parte de una “conspiración de los medios de fake news”, y ayer siguió minimizando las dimensiones de la pandemia, y afirmó contra evidencia que ya se está superando; todo, por supuesto, sin máscara a la vista.

Pero le guste o no al presidente, la pandemia está al centro de este ciclo electoral con el manejo incompetente e irresponsable de la respuesta a la peor crisis de salud en un siglo y sus consecuencias económicas y sociales expuesto por todo el país. Ése sigue siendo su flanco político más vulnerable, y por lo tanto el enfoque del ataque demócrata. Y la pandemia parece estar del lado demócrata, al registrar los índices más altos de nuevos contagios diarios los pasados viernes y sábado, y con emergencias por falta de capacidad médica en varios estados republicanos como Texas y Utah.

Ambos candidatos ya están empleando sus mensajes finales para animar a sus bases y tratar de convencer a los pocos indecisos que quedan. Trump una y otra vez promete un retorno a la grandeza y advierte que si Biden gana la izquierda radical tomará el poder y convertirá al país en un caos socialista. Ayer declaró que la senadora Kamala Harris, candidata demócrata a la vicepresidencia, es una izquierdista que hace que Bernie Sanders se vea como un conservador serio, y que podría muy bien tomar el lugar de Biden si éste resulta incapacitado.

El mensaje en los discursos finales de Biden se centra en superar lo cultivado por Trump, reiterando: estoy en campaña para unir y curar a esta nación. Con referencias a fuerzas divinas, el Papa, el presidente Franklin Roosevelt y tocando sobre los temas del movimiento antirracista, dijo en Georgia que Dios y la historia nos han llamado a este momento y a esta misión. Con nuestras voces y nuestros votos, tenemos que liberarnos de las fuerzas oscuras, las fuerzas de la division y las fuerzas de ayer, para promover una nueva ola de justicia en Estados Unidos.

Mientras, el ex presidente Barack Obama continuó con los actos en apoyo de su ex vicepresidente en el estado clave de Florida.

Casi 70 millones de personas ya han emitido su voto en centros de votación anticipada y por correo, batiendo récords e indicando una tasa de participación electoral sin precedente en las últimas décadas. Los sufragios ya emitidos equivalen aproximadamente a la mitad del total de votos de 2016, a una semana de la elección, día en que tradicionalmente se registra la mayoría de los votos. La pandemia ha nutrido esta forma alternativa de votar, y con ello, ha creado dificultades para los que se dedican a pronosticar los resultados, y también para saber cuáles serán los estados claves.

Vale recordar que no hay voto directo para elegir presidente en Estados Unidos, y que el ganador del voto popular nacional no necesariamente es el victorioso en la contienda, como fue el caso de Trump en 2016 (Hillary Clinton recibió casi 3 millones de votos más que Trump). Por el sistema del Colegio Electoral, la contienda se determinará en unos cuantos estados claves.

Por eso, aunque los sondeos nacionales otorgan amplia ventaja a Biden, con más de 9 puntos en promedio, las tendencias en los estados claves son más importantes para descifrar la contienda, y aunque Biden goza de ventajas en muchos de ellos, son por un margen menor y a veces casi nulo.

Los estados considerados claves donde los expertos creen que se determinará el resultado final de la elección presidencial incluyen Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Florida y tal vez Arizona (en todos estos, Biden tiene ventaja). Pero también cambia el mapa electoral si estados como Georgia y Texas, hasta ahora considerados republicanos, sorprenden y se vuelcan hacia los demócratas.

Y aunque los expertos en elecciones y encuestas concluyen que las posibilidades de un triunfo de Biden son muy altas (el modelo famoso de FiveThirtyEight que realiza 40 mil simulaciones, concluye que Biden gana en 88 de cada 100), el fantasma de 2016 sigue presente: Clinton gozaba de ventajas suficientes como para que casi todos los expertos pronosticaran su triunfo. Por eso, los opositores a Trump aún no se atreven a comprar la champaña.

Pero más que el voto mismo, la incertidumbre y hasta la alarma crecen cuando Trump repite que no reconocerá los resultados si pierde, ya que eso sólo sería posible por un fraude, y sigue rehusando garantizar una transición pacífica del poder.

Por primera vez en este país se habla de un posible golpe de Estado por el jefe del Estado, o sea, un autogolpe para mantenerse en el poder. Para evitar una crisis constitucional y política, los estrategas demócratas están tratando de impulsar una ola suficientemente grande que no permita disputar el resultado.

En tanto, decenas de organizaciones y ejércitos de abogados a lo largo del país se están preparando de manera inédita para enfrentar todo intento de descarrilar el proceso antes, durante y después de los comicios.

miércoles, 28 de octubre de 2020

Un voto contra Donald Trump es un beso de amor al estoico pueblo cubano

 

 #Castigar a Donald Trump con un voto negativo

 

El cierre   total del envío   de remesas familiares a Cuba decretada por el gobierno republicano del presidente Donald Trump con el solo propósito de complacer a la extrema derecha cubana de Miami y así ganarse sus votos con vista a los comicios presidenciales del próximo tres de noviembre, constituye el golpe más bajo odioso y criminal que se haya desatado contra la familia cubana en los últimos tiempos. Y toda esta miserable y mezquina maniobra politiquera ha sido perpetrada  en medio de una mortal pandemia mundial que aún aísla más a la familia  cubana .

El ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, condenó en Twitter las nuevas medidas, dijo que tal  decisión  «reafirma que no existen límites para un Gobierno criminal en la imposición de políticas que limiten los contactos, la comunicación y la ayuda mutua entre las familias de ambos países».

La respuesta contundente de los cubanoamericanos residentes en el Estado de La Florida que tengan derecho a votar en estas elecciones ha de ser solo una: Castigar a Donald Trump con un v toto negativo. Una rotunda bofetada en el rostro de quienes cegados por el odio y el revanchismo le clavan una daga traicionera en el corazón de la familia cubana.

Un voto contra Donald Trump es un beso de amor al estoico pueblo cubano que tanto sufre por el bloqueo criminal de Estados Unidos por más de sesenta años.

lunes, 26 de octubre de 2020

Sondeos en EE.UU. favorables a Joe Biden

 


Washington, 26 oct (Prensa Latina) La mayoría de los sondeos en Estados Unidos muestran hoy una victoria del demócrata Joe Biden sobre el republicano Donald Trump, informa el sitio www.cbc.ca.

Precisa la publicación que la ventaja de Biden sobre Trump entre los votantes decididos de todo el país es de nueve puntos, significativamente más alta que la de Hillary Clinton en este momento de la campaña de 2016.

Así el abanderado del partido azul continúa con una gran ventaja en el colegio electoral, con una diferencia de al menos cinco puntos en suficientes estados para ganar 279 votos, más de los 270 necesarios para llegar a la Casa Blanca.

CBC estima que eso se debe en gran parte a las fuertes y duraderas cifras en los estados del medio oeste, ganados por Trump en 2016.

Asegura la televisora que Florida es una región que debe ser seguida en la noche de las elecciones, ya que probablemente reportará resultados del sufragio relativamente completos rápidamente.

Si Biden gana allí, subraya, está casi seguro de que se llevará la elección. Si Trump está delante, podría pasar mucho tiempo antes de que el ganador de la contienda sea conocido con certeza.

Asimismo el candidato demócrata, según las proyecciones, obtendría 305 votos en el Colegio Electoral, de un total de 538 miembros que seleccionarán al presidente.

Incluso -sostiene- si la ventaja nacional de nueve puntos de Biden sobre Trump se redujera hasta en seis puntos, el demócrata todavía ganaría suficientes estados para convertirse en presidente.

Sin embargo, CBC plantea que el resultado se vuelve más incierto luego de la sorpresa de Trump en 2016 e incluso, Trump podría quedarse en la Casa Blanca si pierde el voto popular por unos pocos puntos porcentuales.

Precisa la televisora que Pensilvania parece ser el estado con más probabilidades de ser el punto de inflexión que decidirá el resultado.

domingo, 25 de octubre de 2020

Los casos diarios de covid-19 llegarán a los seis dígitos pronto, advierte un experto, al tiempo que EE.UU. reporta un máximo de un día de más de 83.000 infecciones

 CNN

Coronavirus


(CNN) — Estados Unidos acaba de marcar un hito desgarrador: registró el viernes su número más alto de infecciones por covid-19 en un día con más de 83.000, lo que indica que es más de 6.000 que el récord anterior del país establecido en julio.

Y a medida que continúe el incremento en el otoño, las cifras diarias empeorarán, advierten los expertos.

«Fácilmente alcanzaremos cifras de seis dígitos en términos de número de casos», dijo a CNN el viernes por la noche Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota. «Y las muertes van a aumentar vertiginosamente en las próximas tres o cuatro semanas, siguiendo generalmente a los casos nuevos en unas dos o tres semanas».

Esto se produce cuando el promedio de siete días del país de nuevos casos diarios superó los 63.000 el viernes, un aumento del 84% desde que el promedio comenzó a repuntar a mediados de septiembre, según datos de la Universidad Johns Hopkins.

Los funcionarios de salud dicen que los topes se dan después de la reapertura de escuelas y universidades en EE.UU. y han sido impulsadas en gran medida por pequeñas reuniones, a menudo eventos familiares, que se realizan cada vez más en espacios interiores, donde es más probable que se propague el virus.

En Maryland, el gobernador dijo esta semana que las reuniones familiares eran la principal fuente de transmisión en el estado, seguidas de las fiestas en casa. En Carolina del Norte, los funcionarios de salud informaron el viernes su recuento diario más alto de casos y dijeron que continúan viendo grupos «de reuniones sociales y religiosas».

A diferencia de muchos países europeos que también experimentan picos, EE.UU. nunca bajó mucho su línea base diaria de casos, lo que significa que la acumulación de casos podría ser peor, dicen los expertos.

Y eso es antes de varios días festivos populares, cuando los funcionarios de salud se preocupan de que más estadounidenses puedan bajar la guardia y optar por visitar a familiares y amigos y generar más oleadas.

En Dakota del Norte, con la tasa de nuevos casos per cápita más alta del país, el gobernador Doug Burgum pidió un «desafío de Acción de Gracias», instando a los residentes a seguir las pautas de mitigación como máscaras y distanciamiento social para reducir los números antes de la festividad.

«Sería muy bueno compartir con todos ustedes en Acción de Gracias que nuestros números bajan a medida que nos acercamos al período de vacaciones», afirmó el viernes. «Que tenemos cada vez más capacidad hospitalaria. Que nuestras escuelas han permanecido abiertas, que nuestros negocios están abiertos durante la temporada navideña».

34 estados informan aumento de casos

El presidente ha dicho en los últimos días que el país está a la vuelta de la esquina en lo que respecta a la pandemia. Pero los patrones alarmantes en todo el país cuentan una historia diferente.

Al menos 34 estados informaron más casos nuevos de covid-19 en la última semana que la semana anterior, según datos de la Johns Hopkins. En Georgia, los funcionarios de salud informaron el viernes su mayor número de casos en un día desde principios de septiembre. Los funcionarios de salud de Ohio reportaron un récord de nuevos casos diarios por tercer día consecutivo, y en Oklahoma, los funcionarios informaron más de 1.000 nuevas infecciones por cuarto día consecutivo.

Y más de 41.000 pacientes de covid-19 estaban en hospitales de EE.UU. el viernes, según el Proyecto de seguimiento de covid. En Illinois, el número de pacientes hospitalizados con covid-19 aumentó en al menos un 17% durante la última semana, dijo el gobernador el viernes.

La directora de salud pública de Illinois, la Dra. Ngozi Ezike, hizo un llamado emocional a los residentes sobre la importancia de cubrirse el rostro.

«A medida que vemos que los números aumentan en los hospitales, la gente está trayendo más camas, tratando de prepararse para las unidades de covid nuevamente. Y este personal que pasó por todo ese dolor para tratar de salvar a la mayor cantidad de personas que pueden, ven que la historia se repite», dijo. «Todavía no tenemos una vacuna, pero tenemos una máscara, y le pedimos a la gente que la use, y no sé qué más podemos decir».

En Tennessee, los funcionarios del hospital dijeron que los casos nuevos en el área metropolitana de Nashville han aumentado un 50% en las últimas dos semanas, y los hospitales en el área vieron un aumento del 40% en los pacientes durante el mismo período.

Y los funcionarios de Colorado emitieron una nueva orden que limita las reuniones a 10 personas de no más de dos hogares en respuesta a infecciones y hospitalizaciones por escalada.

«Necesitamos que las reuniones sean más pequeñas y en menos hogares; solicitamos a todos que ‘reduzcan su burbuja’ para reducir la propagación», dijo la directora ejecutiva del Departamento de Salud y Medio Ambiente de Colorado, Jill Hunsaker Ryan, en un comunicado de prensa del viernes.

‘Esto no es un simulacro’

A pesar de las tendencias preocupantes, los funcionarios de salud mantienen que las medidas básicas de salud pública pueden ayudar a cambiar las cosas: máscaras, distanciamiento social, evitar multitudes y lavarse las manos con frecuencia.

«Suenan muy simples, pero no lo hacemos de manera uniforme y esa es una de las razones por las que estamos viendo estos aumentos repentinos», dijo el viernes el Dr. Anthony Fauci. «Podemos controlarlos sin cerrar el país».

Un nuevo estudio de modelado del equipo de pronóstico del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington muestra que si el 95% de los estadounidenses usaran máscaras en público, se podrían salvar más de 100.000 vidas hasta febrero.

Pero a pesar del pronóstico y las advertencias de los expertos, las coberturas faciales siguen siendo un punto de discordia en EE.UU.. Quizás sea el momento de que el país exija el uso de máscaras, dijo Fauci.

«Creo que sería una gran idea que todos lo hicieran de manera uniforme», afirmó. «Si la gente no usa máscaras, entonces tal vez deberíamos exigirlo», dijo.

Un destacado funcionario de la Organización Mundial de la Salud también instó el viernes a los líderes de los países a «tomar medidas inmediatas para evitar más muertes innecesarias, el colapso de los servicios de salud esenciales y el cierre de escuelas».

«Como lo dije en febrero y lo repito hoy, esto no es un simulacro», dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una conferencia de prensa.

Covid-19: los días clave para el contagio 2:27

Experto: es posible que la vacuna no llegue este año

Si bien muchos expertos y funcionarios han trabajado para dar estimaciones esperanzadoras sobre cuándo estará disponible una vacuna contra el covid-19, esa línea de tiempo sigue siendo incierta.

El director de los Institutos Nacionales de Salud, Dr. Francis Collins, indicó el viernes que si bien es «cautelosamente optimista» acerca de que Estados Unidos tenga una vacuna autorizada para fin de año, dijo que «podría no suceder y podría llevar más tiempo».

Pero Collins agregó que es una buena noticia que Estados Unidos tenga más de una vacuna candidata en desarrollo.

«Si estuvieras apostando todo por una vacuna, estaría mucho más preocupado», comentó.

Sus comentarios se produjeron el mismo día que los fabricantes de medicamentos AstraZeneca y Johnson & Johnson anunciaron que estaban listos para reanudar sus ensayos de la vacuna contra el covid-19, en pausa en EE.UU.

Y cuando se aprueba una vacuna, los expertos han dicho que es crucial que la obtengan suficientes estadounidenses. Si solo la mitad del país está dispuesto a vacunarse, advirtió Collins, el covid-19 podría quedarse durante años.

«Cuando miro las actitudes que existen ahora sobre esta vacuna y sobre quién estaría interesado en tomarla, es realmente preocupante», aseguró Collins en un evento virtual del National Press Club. «He hablado de manera muy optimista sobre cómo es probable que tengamos una vacuna para fin de año, pero si solo el 50% de los estadounidenses están interesados ​​en tomarla, nunca llegaremos a ese punto de inmunidad entre la población donde se va covid-19.

Alta Spells de CNN, Shelby Lin Erdman, Gisela Crespo, Naomi Thomas y Jacqueline Howard contribuyeron a este informe.