Confieso que, con el ajetreo diario, había pensado no
escribir sobre la visita de Ernesto Londoño, editorialista del New York
Times (NYT), al periódico Granma. Pensé dejarle esa misión de contar
acerca de los intercambios con este redactor quizás a otro de los que
seguramente conversarán con él durante su visita a Cuba. Sin embargo,
tanta gente ha preguntado después de ver su twitter (@londoe), que
decidí aventurarme a resumir los principales temas sobre los cuales
compartimos criterios por espacio de dos horas.
Fue un diálogo diáfano, aunque se sabe que entre periodistas las conversaciones siempre están acompañadas de esa especie de termómetros personales o instintos, como quieran llamarles, con los que constantemente estamos evaluando a nuestro interlocutor. Al menos es así para mí. Uno está atento a las preguntas, la introducción de estas, el tono… en fin, todas esas otras variables que intervienen en una conversación y que sobrepasan las palabras. Londoño se me reveló entonces como un entrevistador sagaz, un periodista al que admiré y del que sin dudas aprendí esa tarde, por ser justamente la entrevista el género que más “respeto”.
No tengo que decir que es una persona inteligente, de eso habla su currículo y su juventud, pero sí creo que decirles de su cordialidad y su serenidad, pueden traducirles un poco la imagen del periodista con el que tuve la posibilidad de conversar, junto a otros cinco colegas del Granma, entre los cuales estaba el director
.
Lo primero que nos preguntó fue sobre la encuesta que recientemente se publicó en las páginas de nuestro diario y el modo en que los resultados de esta pudieran incidir en las transformaciones del periódico. Fue esa una oportunidad para explicarle los pasos que se han ido dando para cambiar a nuestro querido “Yate” —como la nueva página web, la apertura de los comentarios en ella y el trabajo en las redes sociales— y también la decisión de continuar haciéndolo en el diseño de la publicación impresa, los formatos de salida de la información y sobre todo en los contenidos.
La encuesta es el momento final de un estudio de lectoría que resulta vital para poder replantearnos las cosas sin hacerlo a ciegas: quiénes nos leen, qué buscan, qué quisieran leer… En fin, pistas para no solo imaginar sobre lo bueno o lo malo que estamos haciendo, sino tener una idea más clara y cercana a la realidad.
Londoño indagó entonces por el modo en que nos reta hoy la pluralidad de voces que existen en la red, incluso a pesar de la baja penetración que tiene Internet en nuestra sociedad. Diversidad de sitios web y publicaciones digitales, blogs e incluso las cuentas de twiter y facebook, entre otras redes sociales, forman parte de ese pintoresco panorama en el que la información ha dejado de ser un patrimonio exclusivo de los medios.
Sobre ello dialogamos y compartimos experiencias de ocasiones en las que las redes nos han servido como fuente primaria de información, o las veces en que ha sido un blog quien ha destapado un asunto, en fin, la competencia e interacción que naturalmente se va produciendo.
Darle mayor participación a la gente a partir de la publicación de las cartas en las páginas de viernes, abrir el espacio a los comentarios en la web, la realización de entrevistas online y su traslado luego al impreso para que llegue la información a quienes están desconectados y secciones como En twitter, han sido formas de convivir con el mundo virtual; un camino en el que falta aún mucho por recorrer.
Y por supuesto, hablamos sobre el modelo de prensa cubano y sus diferencias con el norteamericano, que al final es en el cual él ha ejercido la profesión.
En lo personal dije al respecto que quien quisiera conocer las fallas de nuestro modelo de prensa o del periodismo que hacemos en Cuba solo tenía que leer las actas o resúmenes de los congresos de la Unión Nacional de Periodistas de Cuba para saberlos. Más recientemente y con un basamento científico sin lugar a dudas, está incluso la publicación del libro del profesor Julio García Luis, el cual hace una disección de la prensa cubana y los beneficios y perjuicios que han tenido para nosotros las circunstancias internacionales, como la guerra mediática que existe contra el país, y las internas, como las relaciones con el Partido, las diferentes instancias del Estado y las fuentes informativas.
Más allá de esto, las distancias siempre van a existir, pues en primer lugar, se trata de la misión social en función de la sociedad a la que se debe, y que es lo que hace que aquí pueda ser un motivo de preocupación y reflexión en la prensa la música que escuchan los jóvenes, mientras en otro lado meterse en esos asuntos puede verse como una intromisión en las libertades de las personas.
El diálogo fluyó en torno a los intereses del capital y su impacto sobre las agendas de los medios en un modelo de prensa y el ejercicio de la crítica y la investigación en el otro. Un momento en el que compartimos puntos de vista y también mostramos que a pesar de las lagunas profesionales, las ausencias y esa permanente carrera por alcanzar desde la agenda mediática esa agenda pública cubana tan diversa, polémica y profunda (no olvidar el nivel de instrucción del pueblo cubano), nuestros medios no son tan mansos como nos presentan.
De los editoriales de NYT Londoño no dijo más de lo que ya ha mencionado en otras entrevistas. Él es parte de una junta editorial que cuenta con 19 miembros, se reúnen tres veces en la semana, proponen los temas, debaten, se hacen preguntas… Este viaje a Cuba es parte de ese trabajo de preparación necesario y conllevará encuentros con actores de la sociedad tan disímiles como intelectuales, funcionarios gubernamentales y blogueros.
Tomamos café mientras hablábamos, recorrimos nuestras modestísimas redacciones y locales de trabajo, y hasta se llevó consigo un libro: De la confrontación a los intentos de ‘normalización’. La política de los Estados Unidos hacia Cuba, de los historiadores cubanos Elier Ramírez Cañedo y Esteban Morales Domínguez.
La semana próxima pudiera haber una saga de esta historia, pero para entonces, prometo no esperar y escribir.
Tomado de Granma
Fue un diálogo diáfano, aunque se sabe que entre periodistas las conversaciones siempre están acompañadas de esa especie de termómetros personales o instintos, como quieran llamarles, con los que constantemente estamos evaluando a nuestro interlocutor. Al menos es así para mí. Uno está atento a las preguntas, la introducción de estas, el tono… en fin, todas esas otras variables que intervienen en una conversación y que sobrepasan las palabras. Londoño se me reveló entonces como un entrevistador sagaz, un periodista al que admiré y del que sin dudas aprendí esa tarde, por ser justamente la entrevista el género que más “respeto”.
No tengo que decir que es una persona inteligente, de eso habla su currículo y su juventud, pero sí creo que decirles de su cordialidad y su serenidad, pueden traducirles un poco la imagen del periodista con el que tuve la posibilidad de conversar, junto a otros cinco colegas del Granma, entre los cuales estaba el director
.
Lo primero que nos preguntó fue sobre la encuesta que recientemente se publicó en las páginas de nuestro diario y el modo en que los resultados de esta pudieran incidir en las transformaciones del periódico. Fue esa una oportunidad para explicarle los pasos que se han ido dando para cambiar a nuestro querido “Yate” —como la nueva página web, la apertura de los comentarios en ella y el trabajo en las redes sociales— y también la decisión de continuar haciéndolo en el diseño de la publicación impresa, los formatos de salida de la información y sobre todo en los contenidos.
La encuesta es el momento final de un estudio de lectoría que resulta vital para poder replantearnos las cosas sin hacerlo a ciegas: quiénes nos leen, qué buscan, qué quisieran leer… En fin, pistas para no solo imaginar sobre lo bueno o lo malo que estamos haciendo, sino tener una idea más clara y cercana a la realidad.
Londoño indagó entonces por el modo en que nos reta hoy la pluralidad de voces que existen en la red, incluso a pesar de la baja penetración que tiene Internet en nuestra sociedad. Diversidad de sitios web y publicaciones digitales, blogs e incluso las cuentas de twiter y facebook, entre otras redes sociales, forman parte de ese pintoresco panorama en el que la información ha dejado de ser un patrimonio exclusivo de los medios.
Sobre ello dialogamos y compartimos experiencias de ocasiones en las que las redes nos han servido como fuente primaria de información, o las veces en que ha sido un blog quien ha destapado un asunto, en fin, la competencia e interacción que naturalmente se va produciendo.
Darle mayor participación a la gente a partir de la publicación de las cartas en las páginas de viernes, abrir el espacio a los comentarios en la web, la realización de entrevistas online y su traslado luego al impreso para que llegue la información a quienes están desconectados y secciones como En twitter, han sido formas de convivir con el mundo virtual; un camino en el que falta aún mucho por recorrer.
Y por supuesto, hablamos sobre el modelo de prensa cubano y sus diferencias con el norteamericano, que al final es en el cual él ha ejercido la profesión.
En lo personal dije al respecto que quien quisiera conocer las fallas de nuestro modelo de prensa o del periodismo que hacemos en Cuba solo tenía que leer las actas o resúmenes de los congresos de la Unión Nacional de Periodistas de Cuba para saberlos. Más recientemente y con un basamento científico sin lugar a dudas, está incluso la publicación del libro del profesor Julio García Luis, el cual hace una disección de la prensa cubana y los beneficios y perjuicios que han tenido para nosotros las circunstancias internacionales, como la guerra mediática que existe contra el país, y las internas, como las relaciones con el Partido, las diferentes instancias del Estado y las fuentes informativas.
Más allá de esto, las distancias siempre van a existir, pues en primer lugar, se trata de la misión social en función de la sociedad a la que se debe, y que es lo que hace que aquí pueda ser un motivo de preocupación y reflexión en la prensa la música que escuchan los jóvenes, mientras en otro lado meterse en esos asuntos puede verse como una intromisión en las libertades de las personas.
El diálogo fluyó en torno a los intereses del capital y su impacto sobre las agendas de los medios en un modelo de prensa y el ejercicio de la crítica y la investigación en el otro. Un momento en el que compartimos puntos de vista y también mostramos que a pesar de las lagunas profesionales, las ausencias y esa permanente carrera por alcanzar desde la agenda mediática esa agenda pública cubana tan diversa, polémica y profunda (no olvidar el nivel de instrucción del pueblo cubano), nuestros medios no son tan mansos como nos presentan.
De los editoriales de NYT Londoño no dijo más de lo que ya ha mencionado en otras entrevistas. Él es parte de una junta editorial que cuenta con 19 miembros, se reúnen tres veces en la semana, proponen los temas, debaten, se hacen preguntas… Este viaje a Cuba es parte de ese trabajo de preparación necesario y conllevará encuentros con actores de la sociedad tan disímiles como intelectuales, funcionarios gubernamentales y blogueros.
Tomamos café mientras hablábamos, recorrimos nuestras modestísimas redacciones y locales de trabajo, y hasta se llevó consigo un libro: De la confrontación a los intentos de ‘normalización’. La política de los Estados Unidos hacia Cuba, de los historiadores cubanos Elier Ramírez Cañedo y Esteban Morales Domínguez.
La semana próxima pudiera haber una saga de esta historia, pero para entonces, prometo no esperar y escribir.
Tomado de Granma