lunes, 17 de noviembre de 2014

Los Cinco, la Masacre del Marión y las Lecciones de la Historia


Los Cinco, la Masacre del Marión y las Lecciones de la Historia

Tomado de La Joven Cuba




A las víctimas de la Masacre del Marión.
Por: Julio César Pérez Verdecia. (julio.verdecia@umcc.cu)

El pueblo que olvida su historia jamás encuentra de forma acertada el camino hacia el futuro. En las lecciones del pasado suelen estar las claves extraordinarias. Al pasado histórico hay que ir todas las veces que el presente no los exija o el futuro nacerá endeudado y vacío.

Porque hay muchas verdades latiendo desde el heroísmo patrio, quiero hablar en defensa de Los Cinco. Hoy, además de recordar que el juicio fue manipulado y sucio, que jamás se cumplió la ley según lo establece el código penal de los EEUU y la constitución. Juicio que es el brutal ajuste de cuenta de la mentira y la muerte contra la honestidad y la vida; quiero exponer algunas de las razones históricas que motivaron a Los Cinco a penetrar en las fauces de la mafia cubanoamericana y que quizás el mundo no conozca.

Algunas de esas razones viven en el Olimpo de nuestra historia y aunque se conocen poco, son parte de esa verdad que no nos podemos dar el lujo de olvidar los cubanos, no importa si no se vivió en carne propia para saber su estremecedora certeza.

Corrían los primeros días de noviembre del 1957 y Pilón, mi pueblo natal, mal vivía como todos los pequeños pueblos de la costa sur de la entonces Región del Guacanayabo, respirando por la chimenea del Central. La pobreza era tan habitual que se le podía ver con dolor pero sin asombro. La explotación del jornalero y los malos salarios eran pan cotidiano y, mejor no hablar del tiempo muerto. ! Ahí sí que no había pa´ nadie! Se vivía en la humillación, el miedo y con la rabia de tener sobre las espaldas la brutal dictadura batistiana, hija adoptiva del gobierno de los EEUU.

Como si fuera poco, el 11 de noviembre de ese mismo año, la dictadura detiene a campesinos de la zona. Alrededor de 100, los que son llevados a los almacenes de azúcar en el ingenio, les hacen la prueba de la parafina, los golpean salvajemente. Alguien ordena sean liberados; horas después llega la contraorden de Grau de capturarlos otra vez.

El Carro con los guardias sale, va a toda carrera por las estrechas calles, los hombres que aparecen en el camino son apresados; todo porque los rebeldes le han hecho una emboscada a los soldados de la guarnición en las estribaciones de la Sierra Maestra y hay que dar el escarmiento.
El 14 de noviembre los sacan del pueblo, supuestamente  van para Bayamo, atados y sin saber por qué. Al llegar al Marión, muy cerca de donde los Mau Mau emboscaran, días atrás, al sargento de la guarnición con sus soldados,  le comunican que los carros tienen problemas.

Los encierran en una tienda, les dan una botella de ron para el frío de la noche y el estropeo. Amanece, los guardias ya tienen hecha la fosa. Van en fila, Víctor Hernández que se ha logrado zafar se tira por un farallón, otros le siguen; cuatro logran sobrevivir. Los otros 25 campesinos son masacrados con calibre cincuenta, prácticamente despedazados.

Entre los asesinados estaban Efraín Torres y Alberto Guevara miembros del M 26-7; algún que otro colaborador pero la inmensa mayoría no tenía nada que ver con los rebeldes. Después de ejecutados ni siquiera los taparon bien, echándole poca tierra y muchas hojas de yuca. Los animales dieron cuenta de ellos, tanto que muchas familias no pudieron hacer honores a los restos completos de sus familiares.

Mi pueblo quedó enlutado e impotente. Padres de familias, hermanos, hijos, abuelos, amigos, todos ultimados por la sinrazón y el odio.

No, no podemos permitir que por voluntad de malos cubanos, asalariados del gobierno de los EEUU, la Revolución caiga. Ella puso freno a los asesinatos injustos, a la tortura, hizo escuelas, hospitales y comunidades donde nunca se soñó, le dio reconocimiento justo a la mujer y al negro, detuvo el saqueo del país por las compañías extranjeras,  construyó una república de pleno respeto a la dignidad humana y, puso fin al trabajo infantil, la droga, el juego y a la prostitución institucionalizada a partir de convertir la cultura en una conquista popular.

La contrarrevolución miamense, terrorista además, quiere devolvernos el tiempo de los genocidios, de los ajustes de cuenta. Quiere el reparto entre su casta maldita, de las propiedades que hoy son bienes sociales y que disfruta el pueblo cubano. Ella se alegra de nuestros pesares, del bloqueo y las leyes anticubanas.

Necia contrarrevolución, no sabe que siempre habrá hombres como René, Antonio, Fernando, Ramón y Gerardo, los que tendrán como causa primera la protección de la paz de su gente, de la felicidad y la tranquilidad de su gente, la  defensa de la soberanía de su país, aunque ello sea mal visto por un gobierno que engaña a su propio pueblo y hace de la justicia un circo romano.

Que no se vuelva a vivir en Cuba en tal humillación, lejos de todo decoro, que no se masacre gente inocente en nombre del gran capital y la infamia. Salvaguardar la Revolución Cubana, legitima conquista del pueblo, son sin lugar a dudas razones por la que arriesgaron sus vidas Los Cinco y, por la que la arriesgarían millones de cubanos, de ello, que no le quepa duda a nad

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