Documento Base del XXII encuentro del Foro de São Paulo que se celebrará en San Salvador del 22 al 26 de junio próximos
FUENTE: http://www.forodesaopaulo.org
En sus veintiséis años de vida, por séptima vez la plenaria del Foro de São Paulo sesiona en Centroamérica, y por tercera vez lo hace en El Salvador.[1] La región también ha sido sede de numerosas reuniones del Grupo de Trabajo y seminarios‑talleres. Tanto la elaboración de documentos centrales destinados a enfocar y organizar los debates de los Encuentros, como la realización de seminarios‑talleres temáticos, son fruto del VI Encuentro que en 1996, hace ya dos décadas, organizamos en San Salvador.
El documento base aprobado en el VI Encuentro del Foro, cuyo título es Crisis y alternativas al neoliberalismo, se constituyó en un documento de trabajo y debate donde reafirmamos la tesis fundamental de que neoliberalismo, desarrollo y democratización (política, económica y social) son antagónicos e incompatibles, y que, de la capacidad que tengan los movimientos políticos y sociales de proponer alternativas y crear condiciones que permitan desarrollar el proyecto popular, dependerá la derrota definitiva de la doctrina neoliberal.
El VI Encuentro fue un punto de inflexión que permitió consolidar al Foro como herramienta de la izquierda latinoamericana en la lucha contra el neoliberalismo, y reafirmar su identidad antiimperialista y su condición de espacio de encuentro en que suman sus esfuerzos partidos y movimientos políticos de diversos orígenes. La diversidad política e ideológica, motivo de enfrentamientos y divisiones en el pasado, tanto en la izquierda en general, como entre los miembros del Foro en particular, se transformó en factor de riqueza del debate y el intercambio de ideas, y de generación de propuestas y acciones comunes, con la derrota del neoliberalismo como objetivo central.
Protagonistas de una fecunda historia de luchas en las que resaltan figuras como Augusto C. Sandino y Farabundo Martí, los pueblos de América Central, junto a sus hermanos de México, América del Sur y el Caribe, no solo hicieron una significativa contribución a la construcción y desarrollo del Foro de São Paulo, sino también a la formación del actual mapa político del subcontinente, poblado por combativos movimientos populares, y por gobiernos, legislaturas y alcaldías de izquierda y progresistas.
A la acumulación de la fuerza social y política sobre la que se sustenta este mapa, hicieron aportes decisivos la Revolución Popular Sandinista y la lucha librada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), cuyos proyectos originales fueron afectados por el fin de la bipolaridad mundial, pero supieron reinventarse y, a partir de dinámicas con características particulares, abren nuevos horizontes dentro del cambio de época ocurrido en América Latina y el Caribe en las postrimerías del siglo XX y los albores del XXI.
En Nicaragua, tras haber sido desplazado del ejercicio del gobierno durante diecisiete años, el FSLN se aproxima a la exitosa conclusión de su segundo período consecutivo de gobierno, con una aplastante mayoría del pueblo a su favor, con hegemonía en todos los espacios políticos institucionales de poder, y la ventaja de haber tomado antes el poder por las armas, lo cual le permitió hacer cambios estructurales en la economía, que fueron parcialmente preservados desde la oposición y posteriormente consolidados, así como la existencia de unas fuerzas armadas surgidas de la lucha guerrillera, con una fortaleza institucional que también es una característica fundamental de la Policía.
En El Salvador, en virtud de la combinación de formas de lucha desarrollada durante casi doce años de insurgencia revolucionaria que desembocó en la firma de los Acuerdos de Chapultepec, en 1992, el FMLN ocupó crecientes espacios político institucionales, al punto que acaba de celebrar el segundo año de gestión de su segundo gobierno consecutivo, para un total de siete años en el ejercicio del Poder Ejecutivo.
En Guatemala, a partir de la firma de los Acuerdos de Paz que en 1996 pusieron fin al conflicto armado en esa nación, las fuerzas revolucionarias se incorporaron a la lucha política legal, en la que trabajan en la construcción de la unidad entre ellas y en el fortalecimiento de su relación con los movimientos y sectores populares.
En Honduras, a siete años del golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya, el Partido Libre se ha erigido en la segunda fuerza política del país, y en Costa Rica, el Frente Amplio avanzó de manera notable en las más recientes elecciones y realiza ingentes esfuerzos por ampliar y consolidar su acumulación social y política.
Esta es la región centroamericana que acoge hoy a los partidos y movimientos políticos del Foro de São Paulo, y a las fuerzas políticas y sociales de izquierda de otras regiones del mundo que participan en su XXII Encuentro.
I. Coyuntura internacional
Los procesos y acontecimientos ocurridos y que están en desarrollo desde el XXI Encuentro del Foro de São Paulo, celebrado en 2015 en la Ciudad de México, demuestran la certeza de los análisis, reflexiones y planes de acción que, de manera sistemática, hemos venido realizando durante los veintiséis años de vida de este gran espacio de convergencia, debate, acción conjunta y solidaridad mutua de los partidos, organizaciones y movimientos políticos de izquierda y progresistas de América Latina y el Caribe, cuya interacción constructiva y fraterna con las fuerzas populares de todo el planeta se ha incrementado y profundizado a lo largo de este cuarto de siglo y lo seguirá haciendo en el futuro.
Las grandes potencias imperialistas, en primer lugar Estados Unidos de América (EUA), como actor dominante del sistema capitalista mundial, y Alemania, como núcleo rector y principal beneficiario del férreo sistema de dominación imperante en la Unión Europea, siguen paliando y haciendo caer los efectos del agravamiento de la crisis capitalista sistémica sobre el resto del mundo y sobre los sectores populares de ese bloque, en especial, de sus naciones más débiles, entre las que resaltan Grecia, España, Portugal e Italia.
Desde el fin de la bipolaridad, la humanidad sufre una nueva escalada de la amenaza y el uso de la fuerza como medio de apropiación de los mercados y los recursos naturales del planeta, incluidos los hidrocarburos, el agua y la biodiversidad, hoy centrada principalmente en África del Norte y el Medio Oriente y justificada con el doble rasero que las potencias imperialistas usan para demonizar, juzgar, condenar, bloquear y agredir a quienes deciden catalogar como enemigos, como ocurrió con Irak, Libia, Siria, Irán y Yemen, y para justificar, exonerar de crímenes, encubrir y apoyar a sus aliados, como sucede con Israel y Arabia Saudita, entre otros.
Es bien conocida la solidaridad activa y militante del Foro de São Paulo con los pueblos en lucha de África del Norte y el Medio Oriente, en la que resalta el apoyo a la lucha de los pueblos de Palestina y el Sahara Occidental por la edificación de sus respectivos Estados nacionales con garantía absoluta para el ejercicio de su plena soberanía, autodeterminación e independencia. El Foro aprovecha la oportunidad para expresar sus condolencias por la desaparición física del compañero Mohamed Abdelaziz, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática.
Las potencias imperialistas destruyen países, incluidas su economía y cultura, crean crisis humanitarias y acto seguido cierran sus fronteras para limitar los impactos colaterales que por la vía de la migración de víctimas y desplazados por los conflictos bélicos que ellos mismos generaron, les afectan directamente. Y los migrantes que logran asentarse en esos países son víctimas de un trato discriminatorio y de agresiones xenófobas. Por ello, es de gran importancia la propuesta de UNASUR de crear “una cadena mundial de solidaridad” para abrir espacio de cooperación humanitaria y así enfrentar el “genocidio pasivo”.
La intensificación de las guerras y las cadenas de actos terroristas en el Medio Oriente, África del Norte, África Subsahariana y Asia ocurridas en los últimos años, demuestran que el mundo es crecientemente peligroso y que las organizaciones terroristas que las potencias imperiales crearon y/o cuya creación apoyaron con dinero, armas y entrenamiento, con el fin de derrocar gobiernos, fragmentar naciones y facilitar su re‑colonización, se han convertido en poderosas fuerzas destructoras que se han vuelto incluso en contra de ellas mismas. De ahí la necesidad de que la condena mundial a toda forma de terrorismo, incluido el terrorismo de Estado, sea generalizada y contundente.
El imperialismo estadounidensemantiene su objetivo de reconquistar su posición como potencia hegemónica y única en el planeta y para ello trazó una línea estratégica que tiene dos grandes vertientes: la intervención militar directa en las naciones de África del Norte y Medio Medio, por una parte, y la desestabilización y derrota política de los gobiernos populares de América Latina, por la otra. Ello se traduce, en el plano económico, en la utilización de las instituciones financieras internacionales (FMI, BM y OMC) como instrumentos de una política que reduzca la capacidad financiera de los gobiernos que transitan caminos distintos al del neoliberalismo, así como también en bloquear las asociaciones de los países emergentes, como es el caso del BRICS.
Particular interés tiene para EUA y sus aliados, el cumplimiento del plan de la Agencia Internacional de Energía, y de su propósito principalísimo, “poner de rodillas a la OPEP”, como lo proclamó en sus “Memorias” el exsecretario de Estado de EUA, Henry Kissinger. Con los cambios objetivos que se han producido en los fundamentos del mercado energético internacional, todo indica que ese plan avanza, y no por casualidad ocurre una brusca caída de los precios del crudo, que más allá de las circunstancias específicas del mercado, es evidente que el problema de los precios del petróleo en el mercado mundial es un problema político.
Un componente esencial de la estrategia imperialista destinada a descargar sobre otros los efectos de la crisis sistémica del capitalismo, es el debilitamiento del BRICS, en la que sobresale el cerco geopolítico y la imposición de sanciones económicas contra Rusia, la manipulación especulativa de información sobre el comportamiento de la economía de China y la desestabilización política de Brasil, donde fuerzas pro imperialistas y oligárquicas están ejecutando un golpe de Estado legislativo y judicial, en virtud del cual la presidenta Dilma Rousseff ha sido apartada de su cargo mientras se realiza un juicio político en su contra. Esto último es, al mismo tiempo, un componente esencial de la ofensiva contra los gobiernos y las fuerzas de izquierda y progresistas de la región.
Pese a la arremetida imperial, el mundo unipolar surgido tras el colapso del llamado campo socialista europeo y sustentado en el poder hegemónico de EUA, ya no existe. El enorme avance de China y Rusia, el cambio a favor de la izquierda y las fuerzas progresistas en América Latina y el Caribe, y el empantanamiento de EUA en sus guerras de conquista, fueron creando un mundo crecientemente multipolar, en el cual los poderes tradicionales ya no lo deciden todo.
EUA sigue siendo la primera potencia mundial en todos los terrenos, pero su estructura económica declina en la competencia mundial. Su déficit fiscal es de grandes proporciones. Lo hace manejable emitiendo cada año miles de millones de dólares sin respaldo que los países dependientes se ven obligados a comprar. Tiene crisis cada vez más frecuentes, consume muchos minerales y energía que no posee en cantidad suficiente, y enfrenta el peligro de salir derrotado en las guerras que libra en varios continentes. Incluso, su actual producción del petróleo de esquisto[2] no parece sostenible a precios por debajo de $60 el barril, por lo que su aparente tendencia al autoabastecimiento de petróleo no es real. Aún más, de prolongarse la baja de los precios del petróleo, además de los graves daños al ambiente que produce la fracturación hidráulica, peligra incluso la estabilidad de su sistema bancario debido a la imposibilidad de recuperar las cuantiosas inversiones realizadas en la explotación del petróleo de esquisto.
EUA sigue retrocediendo en el PIB y el comercio mundial, y su moneda tiende a ser desplazada por otras divisas fuertes. De tener el 50% del PIB mundial hace muchos años (a precios corrientes), la economía estadounidense pasó a tener el 31% en el año 2000 y el 21% en 2014. Por su parte, China ya tiene el 15% del PIB mundial a precios corrientes, ya superó a Japón, Alemania y otras grandes economías capitalistas y se encamina a sustituir a EUA en el terreno de la producción.
EUA pasó de tener más del 30% de las exportaciones mundiales a tener el 9%, es decir, 1% menor que el de China, que lidera el planeta con el 10%. Esos datos muestran que el dólar tiene que compartir, de manera creciente, su espacio mundial con otras monedas, tales como el yuan chino y posiblemente con la futura moneda del BRICS, si ese proyecto se consolida y si las estructuras financieras que ha creado (el banco y el fondo de reservas de cientos de miles de millones de dólares), superan a las del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, bajo control imperial.
Los países que conforman el BRICS tienen el 50% de la población mundial y el 30% de la superficie terrestre, generan el 22% del PIB global, poseen el 45% de las reservas de divisas, tienen abundantes reservas de petróleo y gas (sobre todo Rusia y Brasil), carbón y otros minerales, producen muchos alimentos y sus economías son complementarias. Brasil también está muy integrado a Suramérica a través del MERCOSUR y la UNASUR. En esos factores se ubican las agresiones imperiales en contra del gobierno de Dilma y la izquierda brasileña.
Suramérica posee el 65% de las reservas mundiales de litio, el 42% del cobre, el 33% del estaño, el 30% del petróleo, el 21% del hierro, el 18% de la bauxita, el 14% del níquel y el 83% de la biodiversidad biológica. Solo Brasil posee la tercera parte del nitrato del mundo. Las naciones de Asia que integran el BRICS (en menor medida Rusia), necesitan comprar esas materias primas, pues sus economías no disponen de ellas en las cantidades que requieren. Según la CEPAL, China está consumiendo alrededor del 40% del aluminio, cobre, plomo, níquel, estaño y zinc del planeta.
El crecimiento de las economías de Asia que pertenecen al BRICS, las cuales en pocos años dejarán atrás a las europeas (ya China lo hizo), supone una mayor demanda de los minerales que abundan en Suramérica. En otras palabras, el crecimiento económico de las grandes naciones de Asia está directamente vinculado con el crecimiento del sur de América. De acuerdo con un análisis realizado en 2013, por cada 1% que crecía el PIB de China, aumentaba 0,4% el de América del Sur, y por cada 10% que crecía China, las exportaciones de América Latina a esa nación aumentaban en 25%.
Las industrias de Europa y EUA también necesitan las materias primas de América Latina y el Caribe, pero sus posibilidades de penetrar en la región se complicaron tras el surgimiento de gobiernos progresistas y de izquierda que derrotaron el ALCA y ampliaron sus lazos con el BRICS, sobre todo con China y Rusia. Esa es una de las más poderosas razones de la ofensiva imperialista desatada en los últimos años, tanto contra Rusia y China, como contra los gobiernos de izquierda y progresistas en el subcontinente.
Los países que integran el BRICS son actores cada vez más importantes, sobre todo después de la VI Cumbre realizada en Fortaleza, Brasil, en julio de 2014, en donde se logró la creación de un Banco de Desarrollo para financiar proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible, y también la concreción del Acuerdo de Reservas de Contingencia, instrumento de protección contra ataques especulativos y turbulencias cambiarias.
Debemos resaltar, en forma altamente positiva, el avance de las relaciones de China con América Latina y el Caribe por medio del Foro China-CELAC y, más recientemente, la inauguración del Foro de Partidos Políticos de China y América Latina y el Caribe. También hay que señalar el aumento de las relaciones económicas y comerciales entre nuestras regiones. Debemos seguir analizando de cerca la situación de futuro del BRICS, sobre todo en los términos financieros, y también desde el punto de vista productivo y comercial, ya que este bloque incluye a dos de los mayores productores mundiales de bienes primarios (Rusia y Brasil), y a dos de los mayores consumidores de estos productos (China e India).
El desplazamiento del dólar como principal moneda de reserva y de cambio mundial, que camina a paso lento pero firme, significaría para EUA la imposibilidad de financiar una parte de sus enormes importaciones con la emisión de dinero sin respaldo que todavía el mundo le acepta. Dicho de otro modo, significaría que ese país tendría que reducir sus importaciones y afectar su aparato productivo, altamente dependiente de materias primas energéticas, de minerales y hasta de bienes de capital importados. El impacto de ese quiebre en la economía mundial sería muy fuerte, pero es inevitable, pues en la lucha política a escala mundial, las potencias rivales no le permitirán a un país desplazado económicamente que imponga la moneda de referencia mundial.
En el contexto del capitalismo global, el orden mundial que empezó a gestarse hace casi 50 años, ha comenzado a agrietarse. El neoliberalismo está en crisis. Las poblaciones, en varios países de Europa, América del Norte y América Latina, han estado/están respondiendo con movilizaciones sociales, que en mayor o menor grado derivan en nuevos movimientos y organizaciones sociales, y ganando gobiernos o tentando el gobierno, con expresiones políticas nuevas, que en algunos países son expresión de una izquierda re-novada como Podemos en España o SYRIZA en Grecia.
Esto no significa necesariamente una descomposición del neoliberalismo. Significa una crisis, es decir, el momento histórico en el cual lo viejo todavía no se va pero lo nuevo no termina de llegar e irradiarse, como comprendía Gramsci, los momentos de crisis. Lo viejo se ha agrietado, pero lo nuevo que ha surgido (en el caso de América Latina hace 18 años) o está surgiendo (hace 3 o 4 años en el caso de Europa y América del Norte) no termina todavía, en modo general, de construir e irradiar un nuevo sentido común de época y de vencer a las fuerzas conservadoras y reaccionarias, las cuales vienen creciendo de manera preocupante.
En varios países de Europa y América Latina, las fuerzas ultraconservadoras han registrado un importante crecimiento en simpatía política y respaldo popular. Son los casos de Austria, donde el partido ultranacionalista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) acaba de perder las elecciones en segunda vuelta por estrecho margen; o en Francia, donde el Frente Nacional, fue el más votado para el Parlamento Europeo con el 25% de votos, y en las regionales de diciembre pasado, luego de ganar en primera vuelta hasta en 6 regiones, lo cual obligó a derecha e izquierda a unirse para frenarle el paso en segunda vuelta; o en Grecia, donde Amanecer Dorado (partido ultranacionalista y pro-nazi) es la tercera fuerza política en el país; o en Alemania, donde el partido Alternativa para Alemania es el tercer partido, con 13% de votos, y ya tiene presencia en el Parlamento Europeo, así como en 8 de los 16 estados alemanes y proyecta crecer más en la elecciones federales del 2017 e ingresar al parlamento alemán; o en Holanda, donde el partido de extrema derecha Partido de la Libertad (PVV) encabeza las encuestas de las próximas elecciones; o en Reino Unido, donde el Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP) obtuvo el 12% de los votos, por mencionar algunos casos.
Estas fuerzas ultraconservadoras tienen en común, de modo general, nacionalismo exacerbado y el rechazo a la Unión Europea, que les lleva a plantear el retiro de sus respectivos países de ese bloque. Asimismo, se oponen a la migración de refugiados provenientes de países en guerra en Medio Oriente, como Siria. Se muestran también reacios al Islam, identificándolo de manera irresponsable y desinformada con terrorismo, llegando en algunos casos a la xenofobia.
No hay duda que las fuerzas ultraconservadoras son una respuesta a la crisis económica y financiera que se inició en 2008 pero que dura hasta hoy, y que ha sumido a la economía europea y mundial en una recesión sin precedentes. Y es una respuesta también al fundamentalismo islámico que ha crecido en Europa. Cada vez son más los jóvenes europeos que van a Siria u otros países de Medio Oriente a entrenarse para combatir allí o para regresar y realizar atentados. Pero en ambos casos la ultraderecha es una respuesta equivocada. Y lo es pues desplaza la contradicción al plano cultural (en una especie de choque de culturas o civilizaciones) y deja intactas las formas de dominación que cada vez se han hecho más apremiantes en Europa (desempleo, empleo precario y pobreza), producto de la aplicación de las políticas neoliberales. Es allí donde hay que buscar los orígenes del fundamentalismo. Allí, y en la dificultad de construir un proyecto político genuinamente alternativo que dé respuestas a las grandes mayorías frente al interés de la banca y de las grandes corporaciones, que buscan perpetuar el neoliberalismo. Por ello la importancia de organizaciones como Podemos, SYRIZA, entre otras, y de compartir con Europa la experiencia de estos últimos 15 años de gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina.
Por supuesto, nada es definitivo, en el mundo hay más tendencias que resultados consolidados. El declive de EUA no significa que sea inevitable su desplazamiento como primera potencia mundial, pues ese país aún controla la mayor parte de las armas del mundo y tiene un importante poder político, el que seguirá utilizando para tratar de cambiar las tendencias que le amenazan.
En el mundo no hay un solo camino. EUA puede ser desplazado como principal potencia mundial, lo que le abriría más el camino a las fuerzas revolucionarias del mundo, pero también pueden impedir su caída si logran sus propósitos en Asia y si dominan a América Latina y el Caribe, y les imponen un esquema de integración que le permita controlar sus mercados y sus recursos estratégicos.
El imperialismo estadounidense desarrolla una fuerte contraofensiva en América Latina y el Caribe para deponer a los gobiernos de izquierda y progresistas, controlar los mercados y las materias primas. Sin embargo, eso no quiere decir que lo ha logrado ni que lo logrará. Si la región no entrega los recursos naturales y la energía, el imperialismo estadounidense no tendrá salida. Su economía y su política enfrentarían mayores problemas en los próximos años, por más agresivo que sea su gobierno. La acumulación de excedentes y la carencia de recursos energéticos rentables afectarían la acumulación de capital en la economía estadounidense. Si a ello se le suma la formación de un bloque suramericano con moneda propia, relativa autonomía a partir de la creación de una nueva estructura financiera y una alianza militar, el panorama para los grupos de poder de ese país sería más amenazador.
Las batallas que se avecinan, y que tienen como centros principales los países árabes y del Medio Oriente, Eurasia y Latinoamérica, son decisivas para el destino del imperialismo mundial y de las naciones dependientes. Guerras imperialistas son posibles, lo mismo que guerras focalizadas en regiones. Todo puede ocurrir. Mucho de lo que suceda dependerá de las acciones que realice la izquierda mundial, de sus aciertos y de sus fracasos.
La humanidad asiste, en todo el planeta, a un espectáculo obsceno. Las ciencias, las técnicas y tecnologías, el conocimiento han alcanzado tan nivel de desarrollo (patrimonio común de la especie humana) que el hambre, la miseria material, la pobreza es ética, moral y políticamente inaceptable.
Esa es la primera causa por la que el capitalismo salvaje ha iniciado su fin. El capitalismo ha devenido en un anacronismo, en un estorbo para que la humanidad consiga vivir en comunidad, libre de toda expoliación, satisfecha en sus necesidades básicas. Nada justifica hoy la negativa a repartir con equidad y con sentido de humanidad la riqueza que generan los descubrimientos, el conocimiento y las tecnologías.
El capitalismo, como sistema social, es un fracaso. Su debilidad es extrema. Sus flancos son cada día mayores. Nada puede impedir que en este lado del mundo, sus pueblos creen una nueva realidad que lo reemplace. El futuro se nos presenta lleno de buenos augurios, de esperanzas y de fuerzas para emprender la tarea de sacar al capitalismo de nuestras vidas.
Peor aún, el capitalismo asiste a la exposición de sus miserias. La concentración de la riqueza es inocultable, las redes sociales la desnudan así como las muertes que provoca, las guerras que necesita, los golpes de estado que implementa. Mantener funcionando al capitalismo requiere la sumisión y la explotación de millones de personas. El capitalismo necesita pobres, cada día más pobres. El bienestar material de la modernidad, que en algunos lugares de nuestra América se puede ver, no se deben al capitalismo, sino al desarrollo de las tecnologías.
Ante tamaño fracaso del capitalismo, solo puede reafirmar y acrecentar nuestra fe en una victoria más temprana que tarde.
II. Coyuntura regional
En sentido opuesto al entonces pregonado “fin de la historia”, entre finales de la década de 1980 y principios de la de 1990, se abre una nueva etapa en la historia de América Latina y el Caribe, caracterizada por el auge de la lucha de los movimientos populares contra el neoliberalismo y toda forma de opresión y discriminación, y por la creciente conquista de espacios democráticos a través de la elección de gobiernos municipales y departamentales, y de bancadas legislativas nacionales de izquierda y progresistas, iniciada a mediados de los años ochenta, que da un salto cualitativo con la cadena de elecciones y reelecciones de gobiernos nacionales que comienza con el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela, en 1998, y se reafirma con la victoria de LuizInácio Lula da Silva en Brasil, en 2002.
Las victorias cosechadas a contracorriente de la unipolaridad mundial por las fuerzas de izquierda y progresistas latinoamericanas y caribeñas son el resultado de varios factores, entre los que resaltan: el acumulado histórico de luchas contra la dominación colonialista, neocolonialista e imperialista, en especial durante la etapa de luchas abierta por el triunfo de la Revolución Cubana; el rechazo universal a los crímenes de los Estados bajo la doctrina de “seguridad nacional”, impuesta en la región entre los años sesenta y ochenta; la creciente conciencia y participación política y electoral de los sectores y movimientos sociales populares en lucha contra el neoliberalismo; y el voto de castigo de la ciudadanía en general contra los partidos y los políticos neoliberales. Esos éxitos han convertido a América Latina y el Caribe en el escenario actual más destacado de la “guerra de posiciones” entre izquierda y derecha, de la que hablara Antonio Gramsci, sujeta a los vaivenes, al constante movimiento y a los flujos y reflujos de la correlación de fuerzas en los escenarios nacionales y en el escenario regional.
Desde finales de la década de 1990, fuerzas de izquierda y progresistas obtuvieron cinco triunfos consecutivos en elecciones presidenciales en Venezuela, cuatro en Brasil, tres en Argentina, tres en Uruguay, tres en Bolivia, tres en Ecuador, dos en Nicaragua y dos en El Salvador, a los que se suman dos triunfos no consecutivos en Chile, uno en Guatemala, uno en Panamá, uno en Honduras y uno en Paraguay, y cuatro elecciones presidenciales ganadas en República Dominicana por el Partido de la Liberación Dominicana y una por el Partido Revolucionario Democrático de ese país, ambos de identidad progresista, para un total general de treinta y seis elecciones presidenciales ganadas en el conjunto de la región.
El cambio sin precedentes, ocurrido en el mapa político de América Latina y el Caribe, contribuyó decisivamente a que se produjeran acontecimientos como la ruptura del aislamiento impuesto por el imperialismo estadounidense contra la Revolución Cubana, los avances en el proceso negociador entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia‑Ejército del Pueblo, que ya apuntan a la pronta firma de un acuerdo de Paz, y el desarrollo de un proceso similar con el Ejército de Liberación Nacional.
La ruptura del aislamiento a Cuba, que incluye su ingreso en el Grupo de Río y su posterior incorporación como miembro pleno de CELAC, el levantamiento de las sanciones impuestas a ese país por la OEA en 1962, el restablecimiento de relaciones diplomáticas con EUA, y la visita oficial a La Habana del presidente Barack Obama, son el resultado de: la decisión de resistir y vencer del pueblo cubano, hoy abocado a la actualización de su modelo económico socialista; la exigencia de los gobiernos latinoamericanos y caribeños, y del resto del mundo, a que EUA ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero contra la Isla, demanda enarbolada por CARICOM, ALBA‑TCP, UNASUR y CELAC, y respaldada por la casi totalidad de los miembros de la ONU, excepto el propio EUA y su aliado incondicional Israel; y el creciente sentimiento favorable a finalizar el diferendo bilateral en amplios sectores de la sociedad estadounidense, incluida la gran mayoría de la comunidad cubana residente en ese país. Le sigue ahora un largo y complejo proceso de normalización de relaciones que, entre otros elementos, presupone el fin del bloqueo, la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la base naval de Guantánamo, que debe regresar a la soberanía cubana, y el fin de la subversión interna promovida por EUA contra la Revolución Cubana.
Tras una larga historia de intentos infructuosos de negociaciones previas entre el Estado colombiano y los dos movimientos guerrilleros más antiguos del país, las FARC‑EP y el ELN, en la actualidad están en un proceso de negociación o preparación de las mismas, lo que constituyen un acontecimiento de gran importancia para la construcción de la paz en América Latina y un factor que puede potenciar las luchas sociales en Colombia en contra del gobierno neoliberal de Juan Manuel Santos.
En la medida en que el pueblo colombiano se acerca a la tan anhelada paz, las fuerzas oligárquicas reaccionarias y belicistas, creadoras del paramilitarismo y responsables de sus crímenes, recrudecen el uso de ese flagelo con el fin de frustrar la solución negociada del conflicto armado, por lo cual nuestro apoyo solidario al proceso de paz en Colombia tiene que ir acompañado de una enérgica condena al paramilitarismo, a sus promotores y a sus ejecutores.
No obstante el cambio favorable en el mapa político de la región, la dominación colonial sigue siendo un problema no resuelto en América Latina y el Caribe. EUA, Reino Unido, Francia y Países Bajos imponen su presencia directa en nuestra región a través del control absoluto sobre diversos pueblos, territorios y naciones sometidas al colonialismo. Algunos de los casos coloniales aún existentes en Nuestra América son Puerto Rico, Islas Malvinas, Guayana Francesa, Martinica, Guadalupe, San Bartolomé, San Martín, y San Pedro y Miguelón.
En el caso de Puerto Rico, se trata de una nación caribeña y latinoamericana sometida a la dominación colonial por parte de EUA, tras la invasión de 1898. Las Malvinas, mientras tanto, constituyen una parte integral de Argentina, que ha sido mantenida bajo control colonial por el Reino Unido durante casi dos siglos. Estos pueblos, territorios y naciones tienen el derecho inalienable a su autodeterminación y descolonización, así como a la independencia en el caso puertorriqueño. El colonialismo constituye una amenaza permanente a la plena independencia y libertad de todos los pueblos latinoamericanos y caribeños, por cuanto es a la vez una responsabilidad y una necesidad, de todos, la lucha por la erradicación de ese flagelo que prevalece en pleno siglo veintiuno en nuestro subcontinente.
Tanto para la consolidación de los procesos de transformación social, en beneficio de las mayorías y minorías tradicionalmente dominadas, oprimidas, explotadas y discriminadas, como para la llegada al gobierno de nuevas fuerzas de izquierda en nuestro continente, es vital que la izquierda latinoamericana pueda articular la diversidad de las luchas emancipadoras en desarrollo en América Latina y el Caribe, cuyo avance hasta la consecución de las grandes metas de los pueblos, solo puede ser fruto de una relación incluyente, dinámica, constructiva, balanceada y coherente de sus elementos políticos, económicos, sociales, ideológicos y culturales, incluidos aspectos fundamentales como la igualdad y equidad de género, la plena igualdad étnico‑cultural, la sustentabilidad medioambiental y otras, todo lo cual fue decisivo en la creación de condiciones para la elección de los gobiernos de izquierda y progresistas existentes.
Pero, para retomar la ofensiva es indispensable la consolidación de los actuales procesos de cambio, lo cual requiere ir más allá, profundizando las transformaciones sociales en marcha, continuar con la necesaria realización de cambios en la matriz productiva de nuestros países, pasando de economías meramente basadas en la producción de materias primas, generando cambios fundamentales en la búsqueda de nuevas formas en la propiedad de los medios de producción e industrialización de esas materias primas. Varios países gobernados por fuerzas de izquierda y progresistas fueron capaces de aprovechar la coyuntura favorable debida fundamentalmente al desarrollo continuado de China, que hizo que los precios de las materias primas tuvieran un incremento significativo, lo que permitió a esos países un ingreso de divisas importante, y sus gobiernos utilizaron parte de esas ganancias y las redistribuyeron socialmente. Sin embargo, esto no implicó un cambio en el modelo económico, por lo que, a pesar de los esfuerzos por distribuir la riqueza, las oligarquías continuaron enriqueciéndose.
La consolidación de los procesos de cambio también deberá contar con una maquinaria electoral efectiva, que desarrolle una estrategia destinada a construir la hegemonía de la izquierda en cada vez mayores espacios institucionales que forman parte del poder político, como es el Poder Legislativo, y profundizar la democratización de las formas de designación en el Poder Judicial, que en muchos de nuestros países se ha transformado en un actor político utilizado por la derecha reaccionaria, que a través de artilugios jurídicos, hostiga y desestabiliza a los gobiernos de izquierda y progresistas, y bloquea las leyes y acciones ejecutivas de contenido popular.
Además, debemos profundizar la lucha por aumentar la presencia en los medios masivos de comunicación, sobre todo con el fortalecimiento de los medios comprometidos con las causas populares, lo cual no excluye el carácter prioritario que tiene el control del Poder Ejecutivo, y hacer frente a los medios tradicionales de comunicación a través de reformas estructurales, a ejemplo de Argentina y Venezuela, con la democratización de concesiones públicas y proporcionando a los medios alternativos más espacio para establecerse.
En este sentido es fundamental la consolidación del poder popular en el ámbito político y económico, estando lo primero vinculado con la necesidad de plantearse como una meta estratégica lograr los cambios estructurales necesarios para la profundización democrática de la institucionalidad, adecuada en cada caso a las propias realidades de cada país o región. Igualmente necesario es que la organización, estructura y funcionamiento de los partidos de izquierda que gobiernan, cada uno adecuado a su propia realidad, les permita, manteniendo su carácter abierto y participativo, ser destacamentos para la lucha política e ideológica en todos los ámbitos de la sociedad, así como garantizar el correcto desempeño y funcionamiento de las instituciones del Estado, además de librar las batallas electorales exitosamente, tanto en la conquista del voto como en la defensa del mismo.
En todas sus dimensiones, la “guerra de posiciones” que se libra en América Latina y el Caribe entre las fuerzas oligárquicas y las fuerzas populares es de naturaleza feroz. Las oligarquías no ceden un milímetro de espacio económico, social, político, ideológico, cultural, mediático o institucional, sin pelearlo hasta sus últimas consecuencias, ni pierden un instante en emplearse a fondo, por todos los medios, legales e ilegales, convencionales y no convencionales, para recuperar los espacios perdidos.
Es importante recordar que en una batalla cuesta arriba, después del revés de la rebelión militar patriótica de 1992, seis años después ganó Hugo Chávez la presidencia de Venezuela. A la zaga de tres reveses electorales consecutivos, ganó Lula la presidencia de Brasil. Tras un revés del general Líber Seregni y dos propios, ganó Tabaré Vázquez la presidencia de Uruguay. Evo Morales fue electo presidente después de haber sido desaforado como diputado y de haber enfrentado todo tipo de obstáculos interpuestos a su candidatura y a su victoria. Después de haber tenido que abandonar su cargo de ministro de Economía en un gobierno anterior debido a su firme postura anti neoliberal, Rafael Correa fue electo presidente y desató una Revolución Ciudadana en su país. Tras diecisiete años en la oposición, Daniel Ortega recuperó la presidencia de Nicaragua, de la cual había sido desplazado en unos comicios que llevaron la impronta del chantaje electoral ejercido por el imperialismo, con la amenaza de la prolongación de la llamada Guerra de Baja Intensidad impuesta al país por nueve años. Diecisiete años transcurrieron desde la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador hasta la elección de su candidato presidencial Mauricio Funes, y cinco años más para que llegara a la Presidencia uno de sus líderes históricos, Salvador Sánchez Cerén. En Chile, una nueva alianza integrada por el Partido Socialista, Partido Demócrata Cristiano, Partido Socialista Radical, Partido Democrático Popular, Partido Comunista y Revolución Democrática, permitió el retorno de la presidenta Michelle Bachelet al gobierno.
A pesar de los intentos de las fuerzas oligárquicas de interrumpir los procesos de reforma y transformación social desarrollados por los gobiernos de izquierda y progresistas, entre los que se destacan el golpe de Estado, el paro petrolero y el referendo revocatorio contra el presidente Chávez; el fallido golpe de Estado contra el gobierno del presidente Correa; la campaña desestabilizadora de los sectores reaccionarios bolivianos fincados en los departamentos de la Media Luna y otros acontecimientos semejantes, podemos afirmar sin vacilaciones que el balance de la “guerra de posiciones” entre 1998 y 2008 fue favorable a las fuerzas populares, entre otros resultados, por la elección y reelección ininterrumpida de gobiernos de izquierda y progresistas.
Ya en el Documento Base del XV Encuentro del Foro, celebrado en 2009 en la Ciudad de México, tras hacer un recuento de cómo desde 1990 hemos venido evaluando, denunciando y combatiendo la reestructuración neoliberal, y también de una precisa caracterización del giro que daba la crisis sistémica capitalista a raíz de la grave crisis del sistema financiero mundial iniciada en 2008, afirmábamos: que se abría un amplio e incierto abanico de opciones, cuyo desenlace sería producto de dos movimientos combinados, la lucha de clases en cada país y el conflicto entre Estados y bloques regionales; que la dinámica de esos movimientos daría por resultado diversos experimentos, conservadores, progresistas y socialistas; y que el peso de cada uno de ellos definiría el diseño del mundo tras la crisis. Sobre las oportunidades de las fuerzas de izquierda y progresistas, decíamos que su control sobre importantes gobiernos de la región les permitía ya no solo denunciar, movilizar y presionar, sino también combatir los efectos de la crisis, profundizar los cambios estructurales y acelerar el proceso de integración. En este punto, advertíamos que:
[…] una correlación de fuerzas favorable en el ámbito continental no es garantía de éxito de todas y cada una de las experiencias nacionales. En primer lugar, porque la derecha está actuando para bloquear nuestros avances y para destruir la acumulación de fuerzas realizada por nosotros hasta este momento. Además, el impacto de la crisis reduce el margen de maniobra de los gobiernos de izquierda y progresistas, mas no necesariamente facilita las cosas donde somos oposición a gobiernos conservadores y neoliberales.
También señalábamos que las fuerzas de izquierda y progresistas en el gobierno enfrentan por lo menos tres riesgos: no realizar modificaciones estructurales, convirtiéndose en cómplices involuntarios del statu quo; asistir al retorno de la derecha, haciendo de nuestros gobiernos solo un breve intervalo en la historia conservadora; e intentar colaborar en la construcción de un nuevo ciclo histórico, pero sin tener las condiciones políticas e ideológicas para enfrentar la reacción de las clases dominantes.
A esas alturas, ya se habían producido las primeras manifestaciones evidentes de la contraofensiva de la derecha que se extiende hasta hoy en día: el ataque de las fuerzas armadas colombianas contra el campamento del comandante Raúl Reyes, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia‑Ejército del Pueblo en Sucumbíos, Ecuador, en marzo de 2008; la elección del derechista Ricardo Martinelli como presidente de Panamá en mayo de 2009, quien sucedía en el gobierno al socialdemócrata Martín Torrijos; la campaña desestabilizadora que afectó la gestión del presidente socialdemócrata Álvaro Colom en Guatemala, y el golpe de Estado en Honduras que derrocó al presidente liberal progresista Manuel Zelaya en junio de 2009. En tal sentido, el Documento Base del XV Encuentro concluía:
El golpe de Estado en Honduras, así como los acontecimientos recientes en Panamá y Guatemala, para solo hablar de los ocurridos en Centroamérica, están sirviendo a la derecha como un laboratorio para definir sus estrategias en el futuro inmediato.
El golpe de Estado en Honduras debe servir de alerta a la izquierda y a los gobiernos de América Latina […].
Sobre esta problemática, el Documento Base del XVI Encuentro del Foro, celebrado en 2010 en Buenos Aires, señalaba que la política de la izquierda desde el gobierno había generado beneficios concretos para la población, particularmente para los sectores más excluidos, extendido y profundizado la democracia, abriendo paso a nuevas formas participativas y directas, y defendido los derechos humanos en toda su extensión. Y, acto seguido, decía:
Ante este panorama que se ha venido consolidando en la última década, se despliega un intento de contraofensiva por parte de los antiguos sectores dominantes, que se proponen reconquistar el gobierno de sus países. Su objetivo es impedir que este nuevo curso se consolide y se torne irreversible.
En igual sentido, el Documento Base del XVII Encuentro del Foro de São Paulo, efectuado en 2011 en Managua, señalaba textualmente: “En América Latina y el Caribe, vista de conjunto, hay un cierto equilibrio de fuerzas, pero con riesgos para las fuerzas populares”. Entre esos riesgos, destacaba el contraataque de EUA y la derecha regional, que combina la expansión de la presencia militar foránea, la presión económica, el golpismo, la guerra mediática, y el apoyo a una nueva centroderecha regional. Ese texto sentenciaba:
Empezamos reconociendo que nuestros avances políticos y sociales son aún mayores que nuestra capacidad de construir una nueva cultura, ideología, teoría, políticas educacionales y comunicacionales, que no solamente se opongan, sino que también construyan una hegemonía alternativa al neoliberalismo, al capitalismo, al patriarcalismo, al imperialismo y al colonialismo. En este sentido, el Foro reafirma el carácter estratégico de esta dimensión de nuestra labor: la construcción de otra visión de mundo.
En dirección análoga, el Documento Base del XVIII Encuentro del Foro, realizado en 2012 en Caracas, afirmaba que la crisis mundial y los cambios geopolíticos en las relaciones de poder en el mundo harían más compleja la definición de una línea política para los partidos del FSP. En el caso de los partidos que están en el gobierno advertía que la gestión económica se haría más difícil: las condiciones para acelerar el crecimiento serán más estrechas; en tal sentido debe debatirse también la relación entre crecimiento económico y mejoría en las condiciones de vida para la mayor parte del pueblo.
El Documento Base del XX Encuentro del Foro, en 2014 en La Paz, alertaba a los partidos y gobiernos de la región sobre el peligro de la restauración conservadora en nuestros países, promovida y coordinada por EUA a través de una amplia gama de instrumentos subversivos, en conjunto con organizaciones políticas y sociales de la derecha, corporaciones transnacionales, medios de comunicación, entre otros actores contrarrevolucionarios, que atentan contra los gobiernos que en su opinión constituyen un obstáculo o afectan su interés global.
Sobre este tema se refería también el Documento Base del XXI Encuentro, celebrado en 2015 en la Ciudad de México:
En las relaciones con América Latina y el Caribe, como parte de su contraofensiva para revertir los avances de la izquierda y de conformar geopolíticamente un espacio vital para sus intereses, Washington ha desplegado una amplia gama de instrumentos subversivos, dirigidos contra los gobiernos que en su opinión constituyen un obstáculo o afectan su interés regional, incluso se han aplicado a países que no han sido declarados como adversarios. Estos instrumentos subversivos generalmente anteceden a la invasión militar directa, pero también están presentes en la aplicación de los preceptos del llamado poder inteligente. El fin último es generar las condiciones políticas mínimas que garanticen los intereses de las trasnacionales y geopolíticos, sin tomar en cuenta el nivel de estabilización de los gobiernos después de las revueltas, incluso el posible desmembramiento territorial o social de los países.
¿Cómo se reflejó el flujo y reflujo de la correlación de fuerzas entre la derecha y la izquierda latinoamericana, en el ámbito del ejercicio del gobierno nacional, durante la etapa comprendida desde la celebración del XV Encuentro del Foro, en 2009, y la celebración del XXI Encuentro, de 2015?
A la elección de Ricardo Martinelli en Panamá, la desestabilización de Álvaro Colom en Guatemala y el golpe de Estado contra Manuel Zelaya en Honduras, le siguieron: la elección a la presidencia de Chile del derechista Sebastián Piñera, en enero de 2010; el fallido intento de golpe de Estado en Ecuador en septiembre de 2010; la elección del genocida ex general Otto Pérez Molina a la presidencia de Guatemala, en noviembre de 2011; y el golpe de Estado contra el presidente Fernando Lugo en Paraguay, en junio de 2012.
En sentido inverso a las antes mencionadas acciones de recuperación de espacios por parte de los sectores oligárquicos, el balance general siguió siendo favorable a las fuerzas de izquierda y progresistas, en virtud de la elección o reelección, según el caso, de las y los siguientes mandatarios: Mauricio Funes en El Salvador, en marzo de 2009; José Mujica en Uruguay, en octubre de 2009; Dilma Rousseff en Brasil, en octubre de 2010; Cristina Fernández en Argentina, en octubre de 2011; Daniel Ortega en Nicaragua, en enero de 2012; Hugo Chávez en Venezuela, en octubre de 2012; Rafael Correa en Ecuador, en enero de 2013; Nicolás Maduro en Venezuela, en marzo de 2013; Michelle Bachelet en Chile, en noviembre de 2013; Salvador Sánchez Cerén, en El Salvador en marzo de 2014; Evo Morales en Bolivia, en octubre de 2014; y Tabaré Vázquez en Uruguay, en noviembre de 2014. Si bien en estas elecciones triunfaron todas y todos los candidatos presidenciales de izquierda y progresistas, en varias de ellas se notó una mayor beligerancia y un más eficiente proselitismo político de la oposición derechista, un aumento de los comicios decididos en segunda vuelta, y triunfos alcanzados por una exigua cantidad de votos en los casos de Venezuela y El Salvador, aunque debe tomarse en cuenta la desaparición del principal líder revolucionario Hugo Chávez como factor adverso en el primer caso, y la campaña del miedo en contra de Sánchez Cerén en el segundo, aprovechando la coyuntura venezolana, donde la derecha había logrado crear un ambiente de zozobra e inestabilidad con las llamadas guarimbas.
¿Qué cambios significativos han ocurrido en la “guerra de posiciones” entre el XXI Encuentro del Foro, en 2015, y el XXII Encuentro que celebramos en junio de 2016?
Los cambios más significativos ocurridos en el mapa político de la región entre finales de 2015 e inicios de 2016 son: la derrota del candidato presidencial del Frente para la Victoria de Argentina, tras doce años consecutivos de gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández; la elección de una mayoría opositora en la Asamblea Nacional de Venezuela, por primera vez desde el triunfo de la Revolución Bolivariana hace diecisiete años; el revés sufrido por el presidente Evo Morales en el referendo constitucional que buscaba abrir la posibilidad de una reelección suya en los comicios de 2019; y el proceso de juicio político ilegalmente abierto por las fuerzas opositoras de derecha contra la presidenta Dilma Rousseff en Brasil.
En la elección presidencial argentina, el triunfo del neoliberal Mauricio Macri, del Partido de la Propuesta Republicana (PRO), con 51,4% de los votos obtenido en la segunda vuelta, el 22 de noviembre de 2015, constituye la primera derrota electoral infligida a un gobierno de izquierda y progresista desde que se iniciara la cadena de victorias abierta por Hugo Chávez en los comicios venezolanos de 1998, duro golpe político y psicológico para el conjunto de las fuerzas populares. En el plano interno, la elección de Macri implica el desmantelamiento de las políticas de reforma social progresistas desarrolladas durante los tres últimos períodos de gobierno, y el restablecimiento del neoliberalismo puro y duro que hace girar hacia atrás las manecillas del reloj de la historia, de lo cual se derivan retrocesos, como el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la población, la pérdida de soberanía y los compromisos leoninos que entorpecerán el futuro ejercicio de gobierno por parte de un eventual nuevo gobierno de izquierda o progresista. Y en el plano regional, es la sustitución de un gobierno comprometido con la concertación, la cooperación y la integración latinoamericana y caribeña, por otro que entrega la nación a los acreedores de los fondos buitres y se une a los mecanismos de (des)integración regional regidos por el imperialismo, es decir, que es la apertura de una peligrosa “quinta columna” dentro del MERCOSUR, UNASUR y CELAC, que hará todo lo que esté a su alcance para impedir el avance de los procesos integracionistas de signo popular.
Lo fulminante y brutal de la restauración neoliberal argentina revela la hipocresía del tono moderado y conciliador, empleado por la derecha latinoamericana y caribeña cuando lucha por recuperar el control del gobierno, y la falsedad de sus promesas de no revertir las conquistas sociales alcanzadas durante la gestión de los gobierno precedentes. Esta es una lección para los sectores sociales con “memoria corta” sobre las consecuencias del neoliberalismo, que se dejan engañar por la derecha y contribuyen a su retorno al gobierno mediante el voto de castigo o la abstención de castigo contra los gobiernos de izquierda y progresistas, no solo en Argentina, sino en toda América Latina y el Caribe.
Esto es lo que efectivamente ocurrió tras una prolongada sesión del Senado brasileño el 12 de mayo de 2016, que ratificó la resolución de la Cámara de Diputados abriendo cauce a un proceso de “impeachment” contra la Presidenta, alejada del cargo por 180 días. Dilma Rousseff declaró que todas las acusaciones de irresponsabilidad fiscal que se le endilgan son falsas y carentes de fundamento, que sus impugnadores están probadamente acusados de actos de corrupción flagrante, y que luchará para llegar, a fines de 2018, al término de su mandato que le confirieron 54 millones de brasileños. Reiteró que se está ante un golpe de Estado que pone en riesgo todas las conquistas alcanzadas por el pueblo brasileño durante los gobiernos del PT (en materia de salud, educación, vivienda y salarios), y a la vez pone en riesgo el futuro de Brasil. En todo el país, se desarrollaron grandes manifestaciones en apoyo al gobierno de Dilma con la consigna “¡No al golpe en Brasil!”, que fue retomada en numerosos países del continente y por organizaciones latinoamericanas y mundiales. Se resalta la articulación conjunta de diversos sectores populares, de izquierda y progresistas de la sociedad brasileña, incluyendo la amplia utilización de los medios alternativos, para defender su posición, llamar las manifestaciones –que están ocurriendo casi diariamente–, haciendo oposición a los medios tradicionales en manos del capital privado y a favor de las fuerzas golpistas.
La combinación de guerra mediática con judicialización de la política en Brasil es más dañina la que, sacándole gran provecho al bajo crecimiento económico, el aumento del desempleo y los hechos de corrupción que implican a ex directivos de la empresa Petrobras y a una cantidad indeterminada de empresarios y legisladores, se centró en destruir la imagen del PT, de la presidenta Dilma Rousseff y de su antecesor. La presidenta se encuentra amenazada por un golpe de Estado por intermedio de un juicio político ilegal en el parlamento brasileño, emprendido por una coalición de fuerzas de derecha que amenaza también el expresidente Lula por intermedio de investigaciones sin fundamentos, fabricados por la prensa oligárquica. El juicio político contra Dilma y su separación por 180 días de la Presidencia del Brasil, es un acontecimiento de gran envergadura que cambia el rumbo progresista emprendido por Lula desde el 2003 y coloca en el poder la élite neoliberal, inclusive con grandes impactos sobre el rumbo progresista del mapa político de América Latina y el Caribe.
La elección de una mayoría opositora en la Asamblea Nacional de Venezuela, por primera vez desde el triunfo de la Revolución Bolivariana hace diecisiete años, y que tiene entre sus causas principales la guerra económica orquestada por el imperialismo y la oligarquía venezolana, es un duro golpe a la Revolución Bolivariana porque el Poder Legislativo, que durante los diecisiete años anteriores actuó en armonía con el Ejecutivo, ahora está bajo el control de fuerzas políticas hostiles que abiertamente se proponen derrotarla, e interrumpir y revertir el proceso de trasformación social emprendido por ella. En el plano externo, el control de la Asamblea Nacional por parte de la oposición derechista constituye un serio obstáculo y una grave amenaza para la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y para PetroCaribe, proyectos que el bloque mayoritario de la Mesa de la Unidad Democrática intenta destruir, y también es un serio obstáculo y una amenaza a la participación venezolana en el MERCOSUR, UNASUR y CELAC, en los que ya incide la presencia del gobierno de Macri.
El triunfo del NO, por estrecho margen, en el referendo en el que se sometió a consideración del electorado boliviano si aprobaba o no una enmienda a la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia, que hubiese permitido al presidente Evo Morales Ayma y al vicepresidente Álvaro García Linera postularse para una segunda reelección consecutiva tras la entrada en vigor de dicha Carta Magna, en febrero de 2009, obliga al Movimiento al Socialismo-Instrumento Político al Servicio del Pueblo a conformar una nueva fórmula electoral para los comicios de diciembre de 2019, con vistas a seguir al frente del Poder Ejecutivo Boliviano, para así continuar el desarrollo de la Revolución Democrática y Cultural iniciada hace una década.
En este contexto adverso, son positivos los avances registrados en Paraguay, en especial la elección de Mario Ferreiro, de la Concertación Avanza País, como intendente de Asunción, mediante una coalición con el Partido Liberal, a lo cual se debe agregar el triunfo del Frente Guazú en varios departamentos del interior del país (con un crecimiento del 30%), en tres casos por sí solos y en otros diez en alianzas con otros sectores, entre los que se destaca el desplazamiento, después de 75 años, del derechista Partido Colorado en Encarnación, tercera ciudad del país. Sin embargo, persiste con preocupación la situación institucional (juicio por la masacre de Curuguaty, denuncias de represión sindical donde se pone en cuestión la plena vigencia de las libertades y garantías propias del Estado de Derecho).
En conjunto, los reveses sufridos en Argentina, Venezuela, Bolivia y Brasil alimentan las tesis sobre el supuesto fin del ciclo progresista, que el imperialismo y la derecha latinoamericana han incorporado como tema de su guerra mediática. En rigor, como anticipaba el Documento Base del XV Encuentro del Foro, lo que se ha cumplido es la máxima de que “una correlación de fuerzas favorable en el ámbito continental no es garantía de éxito de todas y cada una de las experiencias nacionales”. Por ello se impone convertir el revés en victoria en Argentina, frase acuñada por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en los peores años del aislamiento en que quedó ese proceso coyunturalmente sumido, a raíz del derrumbe del bloque socialista europeo, evitar un daño mayor en Venezuela, Bolivia y Brasil, y librar con decisión las necesarias batallas político‑ideológicas en el resto de los países donde las fuerzas oligárquicas buscan reapropiarse del control absoluto de los poderes del Estado.
El somero repaso que aquí realizamos de los análisis, reflexiones y planes de acción que hemos elaborado para derrotar la contraofensiva imperialista y oligárquica contra nuestros gobiernos y fuerzas políticas indica que, como Foro, tenemos más capacidad de hacer diagnósticos, pronósticos y propuestas, que de lograr que nuestros partidos y gobiernos los hagan suyos y los apliquen. En tal sentido es necesario vincular más el quehacer interno de cada partido a los consensos que logramos entre todos, y plantearnos la meta de contar con un plan de acción basado en una estrategia consensuada. Hoy más que nunca, esta es una lucha continental y mundial, no nacional, y en consecuencia debe haber elementos comunes en nuestra estrategia de lucha, sobre todo tomando en cuenta que la estrategia de la derecha, las oligarquías y el imperialismo evidentemente rebasan el ámbito nacional, en correspondencia con la naturaleza misma del imperialismo.
En este contexto, México continúa en la situación de crisis económica derivada de las políticas neoliberales, caracterizada por los rasgos típicos del subdesarrollo, con desigualdad y profundización de la pobreza (55.3 millones de personas en pobreza), así como una profunda crisis política generada por el partido dominante y casi único que ha llevado a una gran descomposición social: corrupción, impunidad y a la presencia del crimen organizado que ha establecido estructuras de poder paralelas actuando coludidas con las autoridades, como se vio en el caso Ayotzinapa.
Subsiste la violencia en todas sus expresiones y hay una crisis de graves violaciones de derechos humanos, incluido el feminicidio, problema local de gran intensidad, en parte consecuencia de la impunidad que continúa, acentuándose por una serie de reformas “estructurales” en importantes sectores, particularmente en materia energética, en telecomunicaciones, en educación. Recientemente, se aprobó la Ley que amplía la Justicia Militar al fuero civil, lo que se traduce, además de una violación a los derechos humanos, en dotar de facultades al Ejército para cateo a domicilios particulares, intervención de llamadas y detención de civiles. Se puede decir que en México, hay una política de Estado caracterizada por el autoritarismo.
Por otro lado, en 2016, habrá comicios en 16 entidades de la República, siendo la elección de la Ciudad de México la primera para la Asamblea Constituyente, lo que resulta de un gran logro para que la Ciudad de México sea una entidad federativa más y cuente con soberanía política y autonomía económica, y la población goce de todas las garantías y derechos al contar con una Constitución Local propia.
En la actual coyuntura es importante resaltar que en Guatemala se produjo una maniobra política impulsada por las fuerzas de la derecha empresarial, con el apoyo de la Embajada de EUA, para construir el triunfo electoral del cómico Jimmy Morales, apoyado por exmilitares de la ultraderecha, como parte de su estrategia global en contra de la corrupción, iniciada con el golpe en contra de la dirigencia de la FIFA. La estrategia imperialista ha comprendido debilitar a los candidatos que les resultaban indeseables en las pasadas elecciones, para en un segundo momento afectar a los grupos oligárquicos involucrados en evasión de impuestos y lavado de activos. Esa estrategia incluye perseguir penalmente a funcionarios y empresarios corruptos, introducir cambios en el sistema de justicia, fortalecer algunos espacios democráticos y cambios importantes en el modelo económico oligárquico plutocrático, que limita el crecimiento de la economía nacional, ha generalizado la pobreza (según datos oficiales el 60% de la población vive en la pobreza), y construye un escenario de generalizada inestabilidad.
En Guatemala, EUA está aprovechando el trabajo a favor del fortalecimiento de la justicia que ha impulsado la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) creada por la ONU, originalmente a raíz de los Acuerdos de Paz, para desmantelar las estructuras de poder paralelo que sembraron el terror en el país entre 1954 y los primeros años de la década del noventa. En ese sentido, aunque el fortalecimiento de la justicia que se está produciendo en Guatemala es real y beneficioso para el país, la intención de Estados Unidos es crear un efecto demostración, que les permita promover comisiones internacionales similares, controladas por ellos, como ya pasó en Honduras con la creación de una Comisión en el marco de la OEA, para intentar desestabilizar al gobierno del FMLN en El Salvador y probablemente intentaría hacerlo más tarde en contra del FSLN en Nicaragua. Un conjunto de factores, incluyendo las movilizaciones que de abril a septiembre se produjeron en buena parte del país, pero en especial las investigaciones penales por casos de corrupción que han desarrollado la CICIG junto al Ministerio Público, han producido además la captura de dos ex presidentes del Congreso de la República, de varios exdiputados y la solicitud de antejuicio en contra de otros dos ex presidentes del Congreso y cinco diputados más.
En resumen, Guatemala vive una crisis de institucionalidad que afecta a los tres Organismos de Estado y en especial a varias de sus instituciones, destacando el caso de las Fuerzas Armadas. Esta coyuntura resulta favorable para las fuerzas de izquierda que promueven la construcción de una amplia alianza de fuerzas de izquierda y progresistas para transformar el país. La propuesta incluye la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente integrada con representación de pueblos indígenas, sectores sociales y partidos políticos, para producir una nueva Constitución y la creación del Estado plurinacional.
A tono con los acontecimientos y procesos hasta aquí reseñados, especial atención debemos brindar a dos elementos fundamentales de la estrategia del imperialismo y las oligarquías criollas destinada a restablecer el monopolio del poder político que históricamente ejercieron en toda América Latina y el Caribe: la guerra mediática y el uso efectivo por la derecha de sus espacios políticos institucionales, en el Poder Legislativo, el Poder Judicial y en la burocracia del propio Poder Ejecutivo ocupado por fuerzas de izquierda y progresistas. No son esos los únicos elementos de dicha estrategia, ni son de reciente incorporación a ella. Junto con otros instrumentos de boicot, sabotaje y desestabilización, la guerra mediática y la judicialización de la política son empleadas contra las fuerzas y gobiernos de izquierda y progresistas, pero actualmente se registra un aumento de su efectividad que estamos obligados a combatir, neutralizar y derrotar, lo cual solo podrá hacerse en base a una estrategia en la que definamos como metas, la presencia mediática creciente de la izquierda y la conquista de espacios institucionales como parte de la lucha de clases por el poder político del Estado y no solo la disputa electoral por el control del gobierno.
Con tecnologías de punta, la guerra de cuarta generación, desarrollada tanto a través de los medios convencionales –es decir, la televisión, la radio y la prensa escrita–, como por conducto de las redes sociales: fomentan el olvido de la lacerante reestructuración neoliberal; culpan a los gobiernos de izquierda y progresistas de los problemas heredados de sus predecesores neoliberales; vuelcan contra nuestros gobiernos el rechazo a prácticas que son consustanciales al sistema capitalista, como la corrupción y el irrespeto a las instituciones; y lanzan contra ellos la creciente multicausal insatisfacción ciudadana. Con mentiras y medias verdades distorsionadas, construyen “expedientes judiciales” contras líderes y lideresas de izquierda y progresistas, y así crean el clima apropiado para “condenarlos” y “eliminarlos” en el terreno de la judicialización de la política.
La judicialización de la política y la usurpación de la soberanía popular por parte de los jueces es un componente de la refuncionalización de los poderes del Estado, en sus orígenes concebidos para mantener un equilibrio de fuerza entre sectores de la clase dominante, y hoy utilizados como instrumentos de boicot, sabotaje, desestabilización, derrota electoral o derrocamiento de gobiernos. Se trata de lo que Boaventura de Souza Santos define como transformación del sistema judicial en peligroso factor de desorden jurídico, caracterizado por las medidas judiciales flagrantemente ilegales e inconstitucionales, la selectividad grosera del celo persecutorio, la promiscuidad aberrante con los medios de comunicación al servicio de las élites conservadores y el híper activismo judicial aparentemente anárquico, todo lo cual crea un caos judicial que exacerba la inseguridad jurídica, profundiza la polarización social y política, y pone la propia democracia al borde del caos. Con palabras de Souza Santos:
Con el orden jurídico transformado en desorden jurídico, con la democracia secuestrada por el órgano soberano que no es elegido, la vida política y social se convierte en un potencial campo de despojos a merced de aventureros y buitres políticos.
En este sentido, es vital no perder de vista el carácter instrumental de cualquier sistema político como medio de legitimación del poder de clase, independientemente de quien lo ejerza, lo cual fundamenta la necesidad de los cambios estructurales, no solo en el ámbito económico, al cual se suele hacer referencia de manera exclusiva cuando se tratan estos temas, sino en el ámbito político, en cuanto al diseño del modelo, que nos debe llevar a una democracia que sea, participativa y protagónica, como instrumento de legitimación del poder de las clases populares en construcción.
Las organizaciones sociales y los partidos de izquierda fueron factores fundamentales en la recuperación y consolidación de la democracia en América Latina. La llegada al gobierno de nuestras fuerzas populares, progresistas y de izquierda permitió el paso de democracias reservadas para las élites a democracias “ampliadas”. Vastos sectores antes excluidos integraron los gobiernos y los parlamentos nacionales: obreros, indígenas, estudiantes, negros y mulatos, mujeres, movimiento LGTB. Son paradigmáticos la presidencia de un obrero metalúrgico en Brasil (Lula) y un indígena en Bolivia (Evo).
La restauración del neoliberalismo en la región (Brasil y Argentina) muestra que estos avances no son para siempre. El carácter de la democracia deriva de las fuerzas que compongan el gobierno, del carácter de clase del bloque social que lo impulsa y qué clase o sectores de clase tienen la hegemonía o la adquieren en el curso del proceso, pero por sobre todas las cosas de la acción de las masas populares conscientes y movilizadas, sosteniendo e impulsando el proceso de profundización e inclusión en la toma de decisiones con el pueblo como protagonista de su destino. Para ello es necesario educar en los valores universales de la democracia, en su defensa y profundización y particularmente en la práctica política, en nuevos valores de lo que el Che denominaba el hombre nuevo.
Un componente de la ofensiva imperialista es la reducción del precio internacional del petróleo, que ha impactado negativamente en el crecimiento económico de Ecuador y sobre todo de Venezuela, que es la economía más dependiente de ese hidrocarburo, así como ha precipitado a la virtual quiebra de PEMEX.
Para recuperar el control monopolista de los Estados latinoamericanos, se entreteje una red de partidos políticos derechistas representados por dirigentes como AécioNeves en Brasil, Mauricio Macri en Argentina, Lacalle Pou en Uruguay, Keiko Fujimori en Perú, Henrique Capriles y Leopoldo López en Venezuela, entre otros, respaldados por medios masivos como una “nueva alternativa”, tratando de disociarlos de los personajes más truculentos de los períodos dictatoriales y de los impulsores de las políticas neoliberales ya rechazadas por nuestros pueblos.
Si el acumulado histórico de luchas populares fue un factor fundamental que condujo a la apertura, entre mediados de los años ochenta e inicios de los noventa, de una gran etapa de auge de nuevos movimientos sociales y de conquista sin precedentes de espacios político-institucionales, hoy tenemos que preguntarnos si, como fuerzas políticas y de gobierno, hemos sido capaces de mantener vivo ese acumulado histórico en la conciencia de los pueblos en las dos décadas transcurridas desde entonces, y en qué medida hemos trabajado conscientemente en impedir el desgaste natural ocasionado por el ejercicio del poder o del gobierno, lo cual es solo posible si avanzamos no solo en las transformaciones de tipo social e incluso económicas, sino también en las relacionadas con el sistema político.
Si el rechazo a la fuerza represiva bruta, a los golpes de Estado tradicionales, a las dictaduras militares, fue un factor fundamental que condujo a la apertura de la actual gran etapa de luchas, hoy tenemos que preguntarnos si nos hemos preparado lo suficiente para enfrentar la guerra mediática, el boicot y el sabotaje constantes que realizan los representantes de las fuerzas oligárquicas enquistados en las instituciones y los poderes del Estado, incluido el Poder Judicial muchas veces manipulado groseramente por jueces al servicio exclusivo de la oligarquía.
Si la conciencia y la movilización social desarrollada y consolidada en la lucha contra el neoliberalismo fue un factor fundamental que condujo a la apertura de la actual gran etapa de luchas, porque incorporó a la lucha política y electoral a amplios y diversos sectores sociales, hoy tenemos que preguntarnos si seguimos siendo las y los mismos que en aquellos años interactuábamos con los pueblos, y si los pueblos nos siguen reconociendo como tales, si hemos hecho lo necesario para mantener la interacción constructiva y respetuosa con los movimientos sociales populares organizados, y si hemos hecho lo necesario por construir hegemonía en los sectores populares no organizados ni concientizados, cuya inclinación electoral puede ser atraída con costosas y mentirosas campañas mediáticas, como las de las derechas argentina, venezolana y boliviana. Les corresponde a todos y cada uno de los partidos, organizaciones y movimientos políticos miembros del Foro de São Paulo, plantearse y responder esas y otras interrogantes. Seguramente, según sea el caso, la respuesta será que sí, que hemos trabajado en todos y cada uno de esos frentes, pero que podíamos y podemos hacer mucho más.
Hay diferencias y similitudes en cada situación nacional, pero debemos reconocer que la derecha, además de otros factores que la favorecen, está logrando explotar estratégicamente nuestras debilidades y errores para obtener victorias, empezando por la injerencia externa en las elecciones y en las crisis políticas, a través del apoyo foráneo a grupos de derecha en el continente. Algunos actores externos son más discretos, como los think-thanks liberales y conservadores de EUA y la Fundación del Partido Liberal alemán, que apoyan financieramente al Movimiento Brasil Libre (MBL) y grupos similares en Brasil; otros son más públicos, como los recursos provenientes de la National Endowment for Democracy (NED), que contribuye a la oposición venezolana a través de la Embajada de EUA en ese país.
No es suficiente señalar la injerencia externa y la crisis internacional como explicación para la victoria de las derechas en las elecciones, porque la falta de una preparación adecuada para enfrentarla es nuestra responsabilidad. En algunos casos no buscamos, ni siquiera parcialmente, promover reformas estructurales, por ejemplo, en la tributación, las instituciones políticas, democratización de los medios de comunicación, entre otros, y no logramos ir más allá que atender las demandas básicas de nuestros pueblos. Estos no votaron contra las políticas sociales de nuestros gobiernos, pero su voto refleja, por lo menos, su inconformidad con la inestabilidad económica y la inseguridad ciudadana.
Debemos tener presente que la fuerte reducción de la pobreza, la mejora en los ingresos y satisfacción de necesidades básicas, el ensanchamiento de la clase media, redundó en un cambio en el nivel de demandas. En tal sentido es importante incluir en nuestro debate el tema del comportamiento de las distintas clases y sectores sociales en el marco de los procesos de cambio, lo cual requiere que también sean incluidos en ese debate aspectos conceptuales relacionados con el tema.
En relación con lo antes dicho, la crisis económica fue un factor muy importante en Argentina, Venezuela y Brasil, que la derecha supo explotar en las urnas. Además, las élites empresariales locales, deseosas de recuperar el poder perdido en el comienzo del nuevo siglo, han boicoteado la inversión, paralizado las actividades económicas, y contribuido para aumentar el costo de vida. Los grandes medios de prensa asumieron la función de exagerar la situación de crisis, generando pesimismo y expectativas negativas. A partir de entonces, fue fácil para la derecha ganar los votos de las capas medias y de algunos sectores populares en estas elecciones.
El tercer factor es, en muchas ocasiones, la falta de sostenibilidad en el tiempo de la transformación social llevada a cabo por los gobiernos progresistas, porque después de la mejora de la distribución del ingreso, la implementación de programas de vivienda pública, más acceso a la educación y a la salud, entre otros beneficios, no solamente no se admiten retrocesos, sino que aumenta la demanda de más y mejores derechos.
Un problema crónico de la izquierda es no generar la percepción de “pertenencia” de la población en cuanto a los derechos promovidos por sus gobiernos y tampoco generar conciencia sobre el papel del Estado en este despliegue. Por ello es un reto importante debatir este tema en el marco del debate sobre las clases sociales y su comportamiento y posicionamiento. Sin embargo, no es posible aceptar que los resultados de las elecciones argentinas y venezolanas signifiquen el final del “ciclo progresista”, como si históricamente hubiera existido alternancia normal de poder político en nuestra región. Es importante recordar que, hasta que América Latina empezara a sufrir los efectos de la crisis económica global, todos nuestros gobiernos lograban índices de popularidad que pocos gobiernos de derecha pudieron mostrar en sus momentos. Lo que estamos viendo, en lo que respecta a la pérdida de apoyo de los sectores desfavorecidos de la población a estos gobiernos, no es una reacción contra las políticas progresistas, sino contra su reducción, el mal desempeño de la economía y los actos de corrupción, que si bien son manipulados y magnificados por la derecha sin autoridad moral alguna, resultan más dañinos para los gobiernos populares que para los gobiernos de las élites, pues un aspecto muy importante del discurso de la izquierda contra el sistema es la lucha contra la corrupción, lo que genera grandes expectativas al respecto.
Es importante reconocer que las fuerzas de izquierda y democráticas en Perú han logrado un importante avance a la luz de los últimos resultados electorales del 10 de abril 2016, donde la candidata presidencial del Frente Amplio, Verónica Mendoza, logró un importante tercer lugar con cerca de tres millones de votos, configurándose como segunda fuerza política en el parlamento de ese país.
Lo que sin duda podría sufrir reveses en el corto plazo es el proceso de integración en la región, que debemos reconocer que no ha avanzado al ritmo deseado y posible, lo cual se agrave ante las nuevas presiones para cambiar prioridades. Seguramente aumentarán las presiones externas e internas para cambiar el carácter del MERCOSUR y para que más países se adhieran a los acuerdos de nueva generación, como la Alianza del Pacífico, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y el Acuerdo de Servicio en Comercio (TISA). No es casual que la derecha haya recibido el apoyo de los estadounidenses que quieren cambiar la agenda de negociaciones de la OMC.
Es momento de promover un debate autocrítico profundo sobre lo que está pasando en estos países y las respuestas que nos tocan. Entre ellas, el debate sobre el papel de los medios de comunicación –que en su mayoría están en manos privadas, conservadoras y de derecha–, y el papel de los movimientos sociales –con los cuales tenemos que profundizar las relaciones y conseguir el apoyo y la presión popular necesarios para avanzar con nuestras políticas–, sin dejar de lado las exigencias de los nuevos grupos que ascendieron a partir de las políticas sociales y distributivas implantadas por los gobiernos de izquierda en nuestra región. Otro tema fundamental es el de la lucha por el poder político en su conjunto y por la hegemonía ideológica y cultural en el marco de la lucha de clases. También es importante hacer un profundo debate sobre la situación económica regional y las respuestas a la presión de los agentes económicos sobre nuestros gobiernos.
La construcción colectiva de una línea estratégica de resistencia y avance de la izquierda latinoamericana, tiene como punto de partida la readecuación del discurso político; es conocido que antes de la derrota de la experiencia socialista en la URSS y Europa Oriental, una buena parte de la izquierda en nuestra región debatió sobre la democracia como principio revolucionario, teniendo como base una realidad concreta: el enfrentamiento a dictaduras es el denominador común de las luchas populares del Río Grande a la Patagonia, y cuando la izquierda asumió la bandera de la democracia se convirtió en una fuerza social multitudinaria.
Los fundamentos democráticos de la izquierda latinoamericana tienen su origen en una acción práctica y en una reflexión teórica, y en las naciones en la que logra convertirse en gobierno intenta poner en marcha –con mayor o menor éxito– la democratización integral de la sociedad y del Estado, empero, todo ello se produce en el fragor de fieros combates, precisamente contra el golpismo de la derecha.
En algunos países con gobiernos populares y progresistas, se registra una situación contradictoria, avanzan en la erradicación de las desigualdades, en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, pero tales avances no se traducen de manera directa en hegemonía política e ideológica, las nuevas demandas de la sociedad, y en particular de los jóvenes, no son percibidas con claridad y a tiempo, y mientras que la crítica es desdeñada desde algunas instancias decisorias, una suerte de conservadurismo se expande en algunos predios de la izquierda.
La experiencia histórica señala que la efervescencia en la lucha de los pueblos no se mantiene indefinidamente, los cambios históricos se mueven entre flujos y reflujos. Hay algunos momentos que son de lucha de barricadas, mientras que otros son de trabajo cotidiano, de realizaciones prácticas. Son esos momentos en los cuales la capacidad de respuesta de los gobiernos de izquierda a las necesidades materiales del pueblo se convierten en el eje de la política.
De estas reflexiones emerge un debate que tiene que ver con los límites históricos de la lucha contra el neoliberalismo, que es nuestra línea estratégica central, en medio de una situación planetaria en la que el capitalismo neoliberal es hegemónico, a la vez, que aún no se ha configurado una nueva correlación de fuerzas planetaria que equilibre –aunque sea en parte– a los polos de poder, al tiempo que la crisis multidimensional, orgánica y multifacética del sistema capitalista sigue vigente. Es en esa contradicción en las que, objetivamente, ha de moverse la izquierda en los próximos años. No obstante, no olvidemos que “donde hay contradicción hay vida”.
Resulta prioritaria la discusión sobre la crítica de la Economía Política del capitalismo global y neoliberal de este tiempo histórico, sobre todo cuando una potente reestructuración se pone en marcha de los años setenta del pasado siglo, que no solo abarca lo económico, sino también en el campo de lo social y de la política. La hegemonía del capitalismo neoliberal está signado por complejas contradicciones, en primer término, lo que se desprende de un hecho constatable:
Cuando la tasa de rendimiento del capital supera de modo constante la tasa de incremento de la producción y del ingreso –lo que sucedía hasta el siglo XIX y amenaza con volverse la norma en el siglo XXI–, el capitalismo produce mecánicamente desigualdades insostenibles…[3]
Una amplísima literatura explica con rigor científico el límite ambiental de la civilización del capital, prevaleciente hasta ahora; vale destacar el aporte conceptual del Comandante Fidel Castro y del Papa Francisco sobre la materia.
Uno de los aspectos que han de ser considerados en el estudio de las contradicciones intrínsecas del capitalismo hoy, es precisamente todo lo que se deriva del crack del sistema financiero de 2008 y su repercusión global.
Asimismo, un asunto que no ha sido tomado en cuenta de manera significativa, ni por la academia, ni por las organizaciones de la izquierda, es el de la explotación de los trabajadores, como subrayado por el profesor Vincenc Navarro:
[…] es imposible entender la evolución de las rentas del capital sin entender la evolución de las rentas del trabajo. Las dos están íntimamente relacionadas, ya que el crecimiento desmesurado de las rentas del capital en los últimos años, se ha llevado a cabo a costa del descenso de las rentas del trabajo […]. No se puede intentar corregir las desigualdades sin alterar ni cambiar las relaciones de propiedad del gran capital, dejándolo en manos privadas, es decir, en manos de la minoría –los súper ricos–, que continuará ejerciendo un enorme poder, no solo económico, sino también, político y mediático.[4]
La gran batalla que las fuerzas de izquierda y progresistas de América Latina y el Caribe tienen planteada en este momento, tanto aquellas que ejercen el gobierno nacional en sus respectivos países, como las que luchan desde la oposición, se libra simultáneamente en dos terrenos indisolublemente relacionados: uno es el enfrentamiento exitoso a la actual contraofensiva reaccionaria, con nuevos medios y métodos propios que sean efectivos contra los nuevos medios y métodos de nuestros adversarios; el otro es la identificación y erradicación constructiva de nuestras propias limitaciones, insuficiencias, errores y problemas, que generan confusión, insatisfacción y rechazo en los sectores populares, desmoralizan y desmovilizan a nuestra bases, y estimulan el voto de castigo y la abstención de apoyo a la izquierda. Componente fundamental de esta batalla es el internacionalismo, con sus pilares en la solidaridad y colaboración mutua.
La batalla de cada fuerza política y social de izquierda y progresista, y de cada gobierno de izquierda y progresista, es la batalla de todas y cada una de las fuerzas políticas y sociales de izquierda y progresistas de América Latina y el Caribe, y el resto del mundo. Entre otros requerimientos, eso implica fortalecer la unidad del Foro de São Paulo y su ya tradicional interrelación constructiva con la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL), con nuestros partidos y movimientos políticos hermanos de América del Norte, Europa, Asia, África, Medio Oriente y Oceanía, y con todas las redes y campañas de movimientos sociales populares del planeta.
Elemento esencial para preservar, ampliar y fortalecer la correlación de fuerzas favorables a las fuerzas políticas y gobiernos de izquierda y progresistas de América Latina y el Caribe, es la defensa de la integridad y la orientación popular, anti neoliberal, de los mecanismos intergubernamentales de concertación, cooperación e integración, a saber, la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA‑TCP), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
En este XXII Encuentro del Foro de São Paulo afirmamos que no hay, ni habrá, fin del ciclo progresista, sino continuación de la “guerra de posiciones” que libramos contra las fuerzas oligárquicas, en la cual cosechamos victorias parciales y sufrimos reveses parciales. El único ciclo que reconocemos es el iniciado con las guerras de independencia, en el que nos mantendremos hasta lograr la independencia total y definitiva, cómo la ha logrado ya el pueblo cubano. Afirmamos también que el triunfo final será nuestro si sabemos alcanzarlo, porque las fuerzas oligárquicas no tienen, ni pueden tener, una opción política diferente a la creciente híper concentración de la riqueza y la también creciente híper exclusión social, que son y seguirán siendo factores de agudización extrema de las contradicciones económicas, políticas y sociales y, por consiguiente, elementos generadores y renovadores de las luchas emancipadoras.
Las fuerzas de izquierda y progresistas avanzan en algunos lugares, han tenido derrotas en otros y están siendo desestabilizadas en determinados países. Ningún proceso es lineal. Pero las tendencias siguen siendo buenas para ellas, pues la lucha por la hegemonía mundial y la conformación de un mundo multipolar no permite que el capitalismo se estabilice. Las fuerzas de izquierda y progresistas pueden avanzar si diseñan estrategias de lucha correctas.
Una línea estratégica correcta debe dar respuesta a problemas cardinales, como el esbozado en un artículo por Emir Sader, quien expresa:
En algunos países [con gobiernos populares] no se ha cuidado debidamente el equilibrio de las cuentas públicas, los cuales han generado niveles de inflación que han neutralizado, en parte, los efectos de las políticas sociales, porque los efectos de la inflación recaen sobre los asalariados. Los ajustes no deben ser transformados en objetivos, pero sí en instrumentos para garantizar el equilibrio de las cuentas públicas y eso es un elemento importante del éxito de las políticas económicas y sociales.[5]
A escala mundial pueden adelantarse iniciativas políticas que pueden alcanzar amplísimos consensos, como la aplicación de un fuerte impuesto a las rentas del capital y dirigir esos recursos a programas productivos, la expansión de la fiscalidad progresiva, el aumento de las rentas del trabajo y la prohibición de los paraísos fiscales. Ya algunos esfuerzos apuntan en esa dirección, de parte de movimientos sociales.
Los obstáculos políticos requieren de una gran voluntad para vencerlos, más no de un voluntarismo vacío, es por ello que los movimientos sociales y los partidos de la izquierda han de profundizar su rol de articuladores de las luchas sociales, de promotores de políticas públicas progresistas y lo decisivo: ganarle la batalla de las ideas al neoliberalismo y al totalitarismo político de la derecha reaccionaria.
III. Medios de Comunicación
1. Tecnología y Comunicación. Una nueva forma de hegemonía.
El documento de 1996 rezaba: “Debemos ser nosotros abanderados de valores como la honestidad, la verdad, la sencillez, la transparencia, la búsqueda para que prevalezca la verdad y el interés mayoritario”. Si repasamos las campañas mediáticas cuidadosamente planificadas, y aplicadas para cada uno de los países donde se ha concentrado la contraofensiva de la derecha, veremos que el objetivo ha sido desacreditar a los gobernantes y gobiernos de izquierda y progresistas, precisamente sobre los que anunciamos hace 20 años que serían nuestras principales banderas.
Existen patrones en estas campañas diseñadas y adecuadas a cada país (altos índices de frecuencia e intensidad, para desacreditar a los gobernantes y a sus partidos, deslegitimar a los gobiernos a través del cuestionamiento de los procesos electorales, y desestabilizar la institucionalidad mediante el estímulo y financiamiento de conflictos, tanto internos como con países vecinos).
Básicamente, los objetivos de la contraofensiva de la derecha son debilitar los pilares de los proyectos de transformación en nuestros países: desde el punto de vista político, económico y social y, transversalmente, la integración. Afectar las economías de los países progresistas; generar opinión pública contraria mediante el uso abusivo del inmenso poder de los medios de comunicación, para provocar descontento y protesta social, utilizar a los mismos medios, así como a sus aliados en el mundo, para cuestionar la legitimidad de los gobiernos y desestabilizar la institucionalidad; buscando también frenar los procesos de integración regional.
Un contexto económico adverso o poco favorable, constituye el mejor escenario y la oportunidad para llevar adelante estas campañas.
Comprender la dimensión del poder político que detentan los medios masivos de comunicación, que es hegemónico, y su capacidad de manipular la “información”, así como su gran incidencia en la opinión pública, es parte indispensable del diagnóstico del proceso y la correlación de fuerzas, así como la base de análisis para rediseñar nuestra estrategia. (Punto 2.a: “La batalla cultural y las ofensivas mediáticas.”)
El poder hegemónico sobre las tecnologías de la información y comunicaciones, constituye un atentado contra los intereses de nuestros pueblos y los gobiernos que democráticamente elegimos. Por ello, debemos plantearlo en términos de soberanía. La cuestión es, mientras se debata mundialmente, qué hacemos para enfrentarlo desde los gobiernos de izquierda. (Puntos 2.d-e: “Soberanía en Internet. El rol del Estado.”)
Así, si la dependencia tecnológica es parte del problema, la independencia tecnológica es parte de las soluciones. Si el uso de los medios de comunicación para “idiotizar” a los receptores, así como el abuso de la infraestructura de comunicaciones para generar opinión adversa a partir de calumnias, falsas noticias o rumores “sin origen”, sirven a los intereses de la derecha, entonces la respuesta está en la legislación, democratización de los medios y generación de productos que fomenten el conocimiento y la concientización, acumulando fuerzas y generando mujeres y hombres agentes del cambio. (Puntos 2.b-c: “La infraestructura y el control del ciberespacio. Amenazas y oportunidades.”)
Ante un nuevo paradigma comunicacional.
Internet ha modificado drásticamente los paradigmas que hasta ahora nos orientaban en la comprensión de los procesos de comunicación pública en los medios masivos. Es así que hoy el usuario es el centro del proceso comunicacional; el contenido nos revela la identidad e intencionalidad de los medios; el texto, las imágenes y el audio se integran en el concepto de multimedia; el tiempo real es casi una exigencia para el usuario, la información abunda y por ende los usuarios son más selectivos, aunque no necesariamente de la calidad sino de la actualidad y podemos señalar que hay un efecto positivo en la reducción de la brecha del conocimiento y la información dependiendo del nivel de accesibilidad que se tenga.
En ese contexto, el énfasis de una visión progresista e inclusiva, debe incorporar necesariamente el concepto de soberanía informativa y autodeterminación. De lo contrario este nuevo paradigma solo contribuirá a socializar y masificar la banalidad, la frivolidad, la solidaridad efímera y la indignación inofensiva. (Puntos 2.f-g: “Redes sociales y medios digitales. Conclusiones.”)
2. Medios de Comunicación. Estrategias para la etapa.
a) La batalla cultural y las ofensivas mediáticas
Es elemento insoslayable que en la actualidad ha adquirido un rol determinante la batalla táctica por ganar opinión pública favorable, en la medida que un nuevo paradigma comunicacional se instala con fuerza integrando la tecnología y asignando buena parte de los recursos materiales, financieros y humanos a la formación de opinión, provocando “sensaciones” y “percepciones” que pueden poner en duda las acciones que muchos de nuestros Gobiernos han llevado adelante para profundizar los cambios en el plano social, político y económico.
Es así que las corporaciones de medios –muchas de ellas controladas política y económicamente por los grandes grupos económicos– operan con un sesgo perverso, produciendo contenidos que sistemáticamente persiguen el objetivo de desinformar y/o manipular la información disponible de forma tendenciosa, utilizando la banalización como un método recurrente e imponiendo nuevas tendencias que desarrollan la cultura de la frivolidad, promoviendo una infra cultura que canaliza lo más mediocre del ser humano, barbarizándolo, embruteciéndolo.
La ética periodística está en un jaque continuo (para utilizar un lance ajedrecístico) en un campo de batalla en el que los movimientos han de ser muy precisos y los mensajes muy sólidos, para neutralizar los efectos distorsivos del manejo mal intencionado de la información.
b) La Infraestructura y el control del ciberespacio
Si consideramos que la infraestructura es la base material del cambio, hemos de analizar con detenimiento cual es el contexto que tenemos desde el punto de vista tecnológico en la geografía mundial.
Internet se ha transformado en un complejo entramado de rutas virtuales por donde transita toda la información que se genera en el planeta. Y la mayor porción de poder radica en aquellos que ostentan el privilegio de poseer una infraestructura física que dé soporte al desarrollo de las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y el espacio virtual por el que transcurren los flujos de información que esas tecnologías son capaces de difundir masivamente, a través de los protocolos de internet, interfaces de datos que viajan y se transmiten a través de cableados subacuáticos, satélites y dispositivos de alta conectividad, en las que la dependencia tecnológica suele estar asociada al poder económico de las fuerzas políticas dominantes.
Cuanto mayor capacidad económica, mejor cobertura en tiempo real de la información enviada y recibida.
Vale recordar que el principal nodo de conexiones a Internet de Estados Unidos de América para Centro y Sudamérica se encuentra en Miami, el NAP (Network Acces Point) de las Américas, el cual se concentra en un gran edificio en el que residen las principales compañías mundiales de servicios de Internet.
Cabe señalar también que la supervisión de la ICANN (Internet CorporationforAssignedNames and Numbers), responsable de la asignación de los nombres de dominios, en internet todavía depende del Departamento de Comercio de EUA, al menos hasta septiembre de 2016.
En tal sentido, el control tecnológico del Ciberespacio se constituye hoy en un elemento de orden estratégico clave que incide en el orden social, económico y político mundial, afectando drásticamente las relaciones socio demográficas.
c) Amenazas y oportunidades
Pero si el control político-económico de los medios de comunicación masivos constituye una amenaza de carácter permanente respecto de la generación de opinión pública sobre un determinado hecho o episodio, no es menos cierto que esa expansión contiene en sí misma la oportunidad de llegar en forma masiva a millones de personas en el mundo en tiempo real.
A su vez el espionaje informático se ha transformado en una de las acciones más comunes al influjo de los avances tecnológicos. Si antes estas prácticas se caracterizaban por aprovechar las vulnerabilidades de seguridad en el software de nuestras computadoras, utilizando para ello diversos exploits para Windows, por ejemplo, que permitían recolectar datos de los usuarios que utilizaban esos equipos, hoy en día estas prácticas se han extendido a tal punto de manipular el hardware -PCs y laptops- a través de acceso físico a dichos equipos, en el proceso de ensamblaje y distribución. Cabe mencionar el ataque conocido como SWAP, que permite instalar software de control y de vigilancia durante el arranque del PC.
En ese plano, es absolutamente necesario avanzar en el proceso de independencia tecnológica que permita abordar la batalla mediática en el plano virtual, considerando los nuevos escenarios de la comunicación política. Y esto implica decisiones políticas que en un marco de integración permita construir una sociedad de la información con independencia tecnológica, en donde las tecnologías que facilitan la creación, distribución y manejo de la información jueguen un papel esencial en las actividades sociales, culturales y económicas, con el objetivo de reducir la brecha digital, promoviendo el conocimiento y el desarrollo humano.
En última instancia la batalla en el plano mediático es solo uno de los escenarios en que se libra la lucha por la liberación de nuestros pueblos.
No hay liberación posible sin evolución social, y ella antecedida por un proceso de transformaciones estructurales que permitan avanzar en conciencia y comprensión de los fenómenos políticos, sociales y económicos.
d) Soberanía en Internet
La construcción de soberanía en internet pasa a ser -en este contexto- un objetivo estratégico. Invertir en infraestructura para mejorar la calidad de Internet, garantizando su libre uso e impulsar una reforma de la administración internacional de Internet para tener mayor representatividad mundial en el control de la red, son algunas de las acciones que desde los Gobiernos alternativos deben impulsarse.
A su vez, el desarrollo de plataformas tecnológicas comunes, la transferencia de conocimiento recíproco y el desarrollo de software libre son elementos fundamentales que componen esta línea estratégica de acción.
Adquiere especial relevancia el diseño de políticas públicas y el desarrollo de modelos de producción de medios y gestión de contenidos digitales que apunten a difundir los valores culturales, sociales y filosóficos que residen en nuestros pueblos, aprovechando el marco de integración regional existente.
Del mismo modo, el Gobierno Electrónico que permita el uso de las tecnologías de la información y el conocimiento en los procesos internos de gobierno, es una herramienta válida para lograr una mejora en la eficiencia y eficacia en los procesos estatales internos y en sus vínculos con la sociedad.
Algunos pasos ya se han dado en ese sentido en algunos países, así como también a través de la UNASUR estos temas están en agenda, pero es preciso avanzar con más vigor en los procesos de integración de la comunicación y la información.
El mayor desafío es evitar la consolidación de un modelo hegemónico, construyendo alternativas propias con administración multisectorial y multilateral.
Y en ese sentido, es imprescindible establecer los principios de la gobernanza mundial de la red, estableciendo procedimientos y agenda para el desarrollo de mecanismos que regulen la infraestructura y uso de internet. Vale decir que en septiembre de 2013, luego de que se hicieran públicas las revelaciones de Edward Snowden, en torno a la vigilancia que las agencias norteamericanas realizaron sobre varios líderes mundiales, la Presidenta de Brasil Dilma Rousseff propuso un control multilateral del uso de internet en su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Podemos afirmar que se ha producido un cambio en la percepción de internet a nivel de opinión pública y ello produjo la necesidad de impulsar un cambio a nivel global. A partir de allí, ha crecido la percepción favorable de que este tema debe estar en la agenda multilateral de los países, en sus diversos ámbitos.
La gobernanza de internet debe ser abierta, participativa, plural y neutra desde el punto de vista tecnológico, sensible a los derechos humanos y basada en los principios de ética, transparencia y responsabilidad.
e) El rol del Estado
La contradicción Estado vs Mercado es un eje fundamental del debate, sobre todo si desde una visión progresista concebimos un modelo de comunicación en el que exista democratización de la información y libre acceso de los ciudadanos a los medios informativos, los cuales deben ser eficientes desde el punto de vista social, ofreciendo contenidos de calidad, estimulando el pensamiento crítico, el análisis y la reflexión.
Para ello, los objetivos de comunicación deberán necesariamente estar alineados a valores éticos tales como la Justicia Social, los Derechos Sociales, la Conciencia Colectiva.
Es indispensable el desarrollo de políticas públicas que estimulen la producción nacional y el rescate de los valores, el conjunto de creencias, tradiciones e historia que acuñan nuestros pueblos y para ello debe existir control sobre los recursos materiales al servicio de estos fines, considerando que el compromiso democrático implica reconocer que la lucha de clases existe y por tanto Derecha e Izquierda luchan por el poder en todos los planos.
La construcción de soberanía abarca también factores sociales, culturales y filosóficos y el compromiso incluye a todos los actores sociales que encarnan esa visión.
La socialización de contenidos, el intercambio de información y experiencias, la capacitación y entrenamiento para el uso de herramientas y plataformas tecnológicas y una distribución global con supervisión de los proveedores de internet son elementos que brindan garantía al proceso.
f) Redes sociales y medios digitales
Así como Telesur, Ventana Política o EcuRed, son ejemplos vivos de que se están dando pasos en el sentido que se plantea, no menos cierto es que la construcción de medios alternativos tendrían que ser parte de la Planificación Estratégica en el marco de los procesos de Integración y Articulación política (UNASUR, CELAC), estimulando acuerdos bilaterales y regionales de intercambio de información y comunicación, en materia de propiedad intelectual y seguridad informática.
Es un dato de la realidad que las Redes Sociales y los Medios Digitales pueden jugar un rol muy importante en la socialización de la información, ayudando a difundir y movilizar, contribuyendo al debate, a la generación de opinión pública favorable Habrá que tener mucho cuidado con las expresiones pseudo-espontaneístas (indignados) proclives a ser vehiculizados por la derecha, que constituyen un riesgo latente en entornos virtuales en los que es fácil lanzar cualquier epíteto y los conceptos muchas veces son superficiales.
De todos modos, en la Batalla de las Percepciones, estos medios pueden ayudar a poner un tema en debate, a colocar una reivindicación justa, a denunciar una injusticia, a propagar información valiosa, a posicionarse en una determinada coyuntura.
En síntesis, los medios virtuales, son complementarios y necesarios para la discusión en tiempo real y ayudan a masificar una idea, un concepto y también pueden contribuir a neutralizar la manipulación y la difusión de información falsa y tergiversada. Pero de ningún modo sustituyen la movilización popular ni el debate público en el plano personal y necesariamente deben estar alineados a una estrategia comunicacional.
g) Conclusiones
Finalmente, podemos concluir que aquellos Gobiernos Alternativos que pretendan sintetizar los avances registrados en el debate público y colectivo, deberán asignar la importancia que tiene el manejo de la información y la comunicación en los procesos de cambios, para asegurar su consolidación y profundizar en ellos.
Si no hay un pueblo convencido de lo que se ha avanzado, difícilmente existan condiciones subjetivas favorables para ir un paso más en la redistribución de la riqueza.
Esa tónica deberá incorporar la metodología de respaldar aquellas iniciativas -que provengan de los actores sociales- tendientes a promover la justicia social, los derechos humanos, la equidad, la igualdad y la diversidad. Es decir, sustentar la acción política en la acumulación social para avanzar en el plano ideológico hacia la construcción de una nueva sociedad. Y para ello es necesario legislar y profundizar en normas específicas sobre los medios audiovisuales, ubicando al Estado como un actor fundamental en la regulación de los contenidos que se difunden a través de los medios masivos de comunicación. Ello es un factor crítico, habida cuenta que el vacío cultural se reproduce exponencialmente cuando se producen contenidos que lejos de impulsar la cultura y acercar el conocimiento a las personas, promueven la cultura de la frivolidad y la mediocridad.
Es obligación primordial de los partidos de izquierda y de las fuerzas progresistas, crear sus propios instrumentos de comunicación y estimular desde el gobierno la ampliación al acceso en todas las esferas (prensa escrita, audiovisual, TV, redes sociales, etc.), para contrarrestar también en ese plano la influencia prácticamente exclusiva de las clases dominantes y el imperialismo, con sus cadenas mediáticas y virtual monopolio informativo.
Cabe señalar que para el 2018, se estima que la penetración de internet en América Latina superará el 70% en términos globales.
Y en el siguiente cuadro, podemos apreciar el NSE (Nivel Socio-Económico) de las personas registradas en las Redes Sociales, comparado con el NSE que en términos absolutos tiene la población de América Latina y el Caribe.
Fuente: 2014, TGI NET (Target Group Index) de Ibope.
IV. Plan de acción
1. Atención a las elecciones de 2016
- Octubre 2016: elecciones municipales en Brasil
- 4 de noviembre de 2016: elecciones en EUA
- 6 de noviembre de 2016: elecciones en Nicaragua
- Octubre 2017: elecciones parlamentarias en Argentina
2. Seminario Internacional del PT México: 10 al 12 de marzo 2016. (Realizado)
3. Promoción de acciones en defensa de los DDHH en México, Curuguaty (Paraguay), EUA, Palestina. Responsable: PRD México (Irán Moreno).
4. República Saharaui: organizar misión de parlamentarios y dirigentes del Foro de Sao Paulo en el segundo semestre de 2015, por ocasión del Congreso de la Frente Polisario. Responsable: Partido Socialista Allendista (Esteban Silva, Partido del Socialismo Allendista). (Realizado)
Debatir propuesta del compañero Esteban Silva durante el XXII Encuentro.
5. Apoyar la realización de una Reunión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia, del 10 al 11 de abril de 2016 (realizado – http://forodesaopaulo.org/declaracion-seminario-del-foro-de-sao-paulo-en-apoyo-a-los-procesos-de-paz-en-colombia/), y organizar en las mismas fechas una misión de Solidaridad con la Paz en Colombia, formada por representantes de partidos del FSP y parlamentarios. Responsables: SE, Secretaría Andino Amazónica, Delegación colombiana y Frente Amplio de Uruguay (Fernando López).
En la Reunión del GT México (marzo 2016 – http://forodesaopaulo.org/memoria-de-la-reunion-del-grupo-de-trabajo-del-foro-de-sao-paulo-12-y-13-de-marzo-en-la-ciudad-de-mexico/), se aprobó respaldar el Proceso de paz en Colombia, principalmente participando de los siguientes eventos:
- Apoyar el Paro Nacional del día 17 de marzo de 2016 contra la política oficial;
- Acudir los días 9, 10 y 11 de septiembre al VI Congreso de la Unión Patriótica;
- En octubre, participar del XVI Congreso de la Federación Democrática Internacional de Mujeres
- En noviembre, participar del XXII Congreso del Partido Comunista Colombiano y del II Consejo Patriótico Nacional del Movimiento Político y Social Marcha Patriótica.
6. Encargar a la SE y la Secretaría Andino Amazónica, organizar un Seminario (marzo 2016, Cajamarca-Perú) sobre medio ambiente y desarrollo sostenible, con énfasis en los temas de la Amazonia y de los ODS. Responsables: PS Perú, Secretaría del FSP en el Perú, Secretaría Andino Amazónica.
7. Encargar a la SE y la Secretaría Regional Cono Sur organizar un debate sobre el tema del combate a la corrupción en el marco de los gobiernos progresistas y de izquierda, en el 1er. trimestre de 2016. Responsables: Frente Amplio de Uruguay, Secretaría Andino Amazónica y Delegación peruana.
8. Continuar el diálogo con la izquierda europea, particularmente sobre la resistencia al neoliberalismo, a través de 3 actividades:
8.1 Organizar, durante el Seminario del PT México (marzo/2016), una reunión con los partidos de izquierda europeos que estarán allá para debatir la situación europea. Responsables: SE y PT México. (Realizado el 12 de marzo)
8.2 Organizar durante el XXII Encuentro en 2016 un diálogo con la delegación del Partido de Izquierda Europeo presente al evento. Responsables: SE y PSUV.
8.3 Organizar un seminario conjunto FSP y PIE en diciembre del 2016 en Berlín, sobre el tema de la financierización de las economías europeas. Responsables: SE y PSUV.
9. Encargar a la SE + SMAC + Secretaría EUA de la organización de una campaña de información pública de solidaridad con Cuba, de lucha contra el bloqueo. Responsables: FSLN, FA (Uruguay) y MINH (Puerto Rico).
10. Eje defensa de los derechos de los migrantes
10.1) Realizar un Encuentro sobre el tema migratorio en la República Dominicana, a ser debatido con los partidos del Foro en ese país. (Yo realicé la consulta y los partidos dominicanos no consideran posible realizar esta reunión)
10.2) Promover un movimiento de parlamentarias y parlamentarios de América Latina y el Caribe hacia el Congreso y Senado de los Estados Unidos, para abordar la situación migratoria.
10.3) En México realizar un Encuentro Nacional sobre los Derechos Humanos de migrantes en su territorio, donde participen Senadores, Diputados, Gobernadores y Presidentes de Ayuntamientos Municipales, para abordar la crisis humanitaria de la población migrante por el territorio mexicano, en la búsqueda de medidas de protección.
10.4) Solicitar y promover el derecho al refugio en el caso de la población migrante.
10.5) Organizar y crear un Observatorio Internacional para los derechos humanos del migrante de América Latina y el Caribe y que sea instalado en el sur de México.
10.6) En las diferentes propuestas sobre la protección a los derechos humanos de la población migrante, incorporar el derecho a la reparación de daños.
El IV Encuentro del Comité Regional EUA, realizado en 13-15 de mayo de 2016, trató de este tema en ese país – http://forodesaopaulo.org/documento-final-del-iv-encuentro-del-comite-regional-eua/
11. Eje integración continental
11.1) Encargar a la SE y las Subsecretarías del Cono Sur y Andino Amazónica, acompañar las Cumbres de Jefes de Estado del MERCOSUR el 22 de diciembre de 2015 en Asunción, Paraguay.
11.2) Encargar a la SE y las Subsecretarías del Cono Sur y Andino Amazónica, acompañar las Cumbres de Jefes de Estado de la UNASUR.
11.3) Definir un plan de trabajo frente a los Parlamentos sobre la integración regional, organizando una acción más articulada entre los y las parlamentarias de los partidos del Foro de Sao Paulo, incluyendo la reciente organización del Bloque Progresista del Parlasur (coordinado por FA Uruguay – Cro. Sebastián). Responsable: PSUV (Saúl Ortega, presidente del Parlasur).
11.4) Encargar cada Secretaría Regional organizar en el primer semestre de 2016 un encuentro/taller sobre el tema “La integración regional como destino común: los desafíos actuales”, preparatorios al XXII Encuentro en El Salvador (junio/2016).
- Considerando que los días 11 y 12 de abril se realizó el seminario de la Fundación PerseuAbramo “Nuevos marcos de acuerdos internacionales” en la ciudad de São Paulo, se definió para el 13 de abril la realización del Taller de Regional Cono Sur sobre Integración Regional.
- El seminario de la Regional Mesoamericana y Caribeña se realiza los días 21 y 22 de mayo.
- El seminario de la Regional Andino Amazónica se propone realizar los días 27 y 28 de mayo.
12. Eje organizativo
12.1. Encargar a la SE y las secretarías regionales de dar seguimiento a los acuerdos organizativos aprobados en el XXI Encuentro del FSP, así como en los encuentros de jóvenes, mujeres, afro descendientes e indígenas. En la reunión del 13 de marzo 2016 (México) se aprobó que el Grupo de Trabajo reitere a cada partido integrante del Foro, la importancia de nombrar a una (o) representante en la materia, reenviando el Plan aprobado en Quito en noviembre de 2016, a cada partido del Foro.
12.2. Encargar a la SE y el Frente Transversal de Argentina de coordinar las propuestas aprobadas en el Taller de Comunicación:
1. Construcción de la Red de Comunicadores del FSP, donde cada partido u organización integrante nombre un responsable en la materia y exista una coordinación general de la misma: Frente Transversal de Argentina (Jorge Drkos), Movimiento Político Winaq, Guatemala (Victorino Tejaxún); Frente Amplio, Costa Rica (Mauro Trigueros); Partido Comunista de Brasil – PCdoB (Wevergton Brito Lima); Alianza PAIS, Ecuador (Frenzel Apolo, Coordinador de Redes) FMLN, El Salvador (Wilfredo Zepeda); Partido del Pueblo, Perú (Raúl Chirinos Ponce, Secretario General del Colegiado, y Hugo Sánchez M., Secretario Nacional de Organización); Movimiento Izquierda Unida – MIU (Pedro Alcántara). 2. Creación de una base de datos, socializando la información sobre medios, periodistas, comunicadores, responsables políticos que, al respecto, tenga y proponga cada miembro. 3. Elaboración de un informe bimensual sobre la situación de cada país por dichos delegados, pudiendo, en caso de que se lo considere apropiado, reemplazar el mismo por documentos o artículos propios o de terceros que expresen el objetivo de este punto. 4. Remisión de enlaces, sitios y notas en la web, que sean considerados importantes para el seguimiento cotidiano de noticias sobre la actualidad latinoamericana y mundial. 5. Realización de un encuentro de capacitación anual para los delegados en comunicación de cada integrante del FSP. 6. Intercambio de contenidos audiovisuales, sonoros y gráficos de materiales que aborden la realidad latinoamericana elaborados por los distintos capítulos nacionales del FSP, o bien por organizaciones políticas o sociales sobre temáticas relevantes para el proceso de integración regional. 7. Remisión de materiales producidos por la institucionalidad regional: CELAC, ALBA, UNASUR y MERCOSUR y toda otra información de estructuras afines a la materia.
Decisiones del GT de Quito (noviembre 2015):
a) Continuar con las tareas organizativas referidas a la construcción de la Red de Comunicadores del FSP, solicitando a los partidos miembros que no han designados representantes que lo realicen a la brevedad para incorporarlos y, paso siguiente, comenzar a cumplir el Punto 2 (Creación de una base de datos).
b) Proponemos para el primer trimestre del próximo año dar cumplimiento al Punto 3 del Plan de Trabajo (Elaboración del informe bimensual).
c) Realizar en la próxima reunión del GT una convocatoria con los responsables designados para avanzar en los aspectos logísticos y organizativos de la Red de Comunicadores del FSP. (Realizado – ver texto a continuación)
Responsable: SE-FSP, Frente Transversal de Argentina (Jorge Drkos), PC Cuba y PRD México.
Decisiones del GT de México (marzo 2016):
El Grupo de Trabajo deberá reiterar a cada partido que se nombre a un (a) responsable para fines de activar la Red de Comunicador@s del Foro de São Paulo. Se aprobó asumir la propuesta presentada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, en tanto Partido anfitrión del XXII Encuentro, consistente en realizar la Segunda Reunión de la Red de Comunicador@s (Mesa) en el marco de dicho Encuentro – se incorpora como aporte el documento de recomendaciones de la reunión de la Red de comunicadores del 12 de marzo, presentado por la Secretaría Ejecutiva. La propuesta del FMLN se basa en que en el contexto de búsqueda de mayores niveles de coordinación y comunicación entre los partidos de izquierda de América Latina y El Caribe, resulta de alta importancia promover reuniones de reflexión entre l@s responsables de las comunicaciones de los partidos miembros, que permitan avanzar en la promoción de niveles cada vez mayores en dicha coordinación. La propuesta contempla también que la responsabilidad de la organización de esta Segunda Reunión, recaiga en la Secretaría de Comunicaciones del FMLN, instancia que tendrá la tarea de preparar y distribuir un documento base de discusión a presentar, como un primer material de debate de la Reunión.
En el caso del anexo con los puntos relativos a la comunicación y las estrategias, se tomará como base la propuesta de Uruguay al respecto. Igualmente, se aprobó que cada partido haga un diagnóstico sobre los recursos de los cuales dispone, a fin de contar con todo un sistema de intercambio informativo.
12.3. Encargar a la SE y la Comisión de Arte y Cultura coordinar las propuestas aprobadas en la reunión de la Comisión de Arte y Cultura realizada durante el XXI Encuentro: retomar el carácter permanente de la Comisión de Cultura del FSP; convocar a la Comisión de Cultura a reuniones de trabajo para diseñar y ejecutar su Plan de Acción. Esta convocatoria puede ser en el marco de la reunión del Grupo de Trabajo a realizarse en marzo de 2016 (en el marco del seminario de los partidos políticos del PT, México) y en el próximo Encuentro anual del Foro. Instar a todos los integrantes del FSP a participar activamente en la Comisión de Cultura, nombrando representantes en las convocatorias de trabajo de esta Comisión. Es necesario y urgente integrar al Plan de Acción del FSP las acciones correspondientes a la Comisión de Cultura, pudiendo garantizar entre otras acciones: realizar un Festival Cultural en el próximo Encuentro del FSP; vincular las acciones en cultura a espacios como la Red de intelectuales y luchadores sociales en defensa de la humanidad y ALBA cultural. Responsables: SE y Comisión de Arte y Cultura.
12.4. Realizar el III Encuentro de la Secretaría Europa del Foro de São Paulo en diciembre de 2016 en Berlín (acordado en el GT de México, en marzo de 2016). En esa ocasión, aprobar el plan de trabajo y definir la estructura organizativa de la Secretaría Europa, encargando al GT de aprobar la propuesta preliminar, cuyo borrador será presentado por el FMLN El Salvador. Este III Encuentro de la Secretaría Europa podrá ser organizado en las mismas fechas del seminario FSP y PIE en Madrid (marzo, abril o mayo de 2016), siendo que el PIE está en la mejor disposición para apoyar la organización de este encuentro.
12.5. Buscar contactos con los partidos de izquierda en África por medio del AfricanLeftNetworkingForum (ALNEF). Responsable: PCdoB Brasil.
12.6. Reunión Grupo de Trabajo del FSP en Ciudad de México: 13 de marzo 2016. (Realizado – http://forodesaopaulo.org/memoria-de-la-reunion-del-grupo-de-trabajo-del-foro-de-sao-paulo-12-y-13-de-marzo-en-la-ciudad-de-mexico/)
12.7. XXII Encuentro del Foro de Sao Paulo: 22 al 26 de junio, en El Salvador.
12.8. Reunión específica del GT en solidaridad con la Revolución Sandinista en Nicaragua: 17 y 18 julio 2016.
13. Otros eventos internacionales a consideración
- Enero 2016: Encuentro de los países africanos y suramericanos (ASA) en Ecuador.
- 1 junio 2016: Rendición de Cuentas del Gobierno Salvador Sánchez Cerén, El Salvador.
- Invitación a conmemorar el 50 Aniversario de la Misión de Puerto Rico en Cuba (fines del mes de junio de 2016) el cual será en Homenaje al Comandante Fidel Castro con motivo de su 90 cumpleaños.
- 24 de julio de 2016: Elecciones internas del Frente Amplio de Uruguay.
- Octavo Encuentro Continental de Solidaridad con Cuba los días 28, 29 y 30 de julio de 2016 a realizarse en Santo Domingo, República Dominicana. Evento cuya responsabilidad recae en la Comisión Organizadora integrada por la Campaña Dominicana Solidaridad con Cuba (República Dominicana) el Comité de Solidaridad con Cuba (Puerto Rico) y el Instituto de Amistad con Los Pueblos (ICAP-Cuba).
- Septiembre 2016: Congreso del Frente Amplio de Uruguay.
- Sobre Puerto Rico, se aprobó seguir respaldando la lucha por el inalienable derecho del pueblo de Puerto Rico a su libre autodeterminación e independencia, así como respaldar las acciones a favor de la liberación de Oscar López Rivera y Ana Belén Montes, el primero detenido desde 1981 y la segunda desde 2011.
14. Temas pendientes de futuras discusiones
Debatir políticas de drogas y el tema del narcotráfico.
Posibilidad de alternar Encuentros anuales del FSP con el Festival Cultural.
[1] El Foro celebró en Nicaragua el III Encuentro en 1992, el IX en 2000 y el XVII en 2011; en El Salvador, el VI Encuentro en 1996 y el XIII en 2007; y en Guatemala, el XI Encuentro en 2002.
[2] El petróleo de esquisto (shaleoil) es un petróleo no convencionalproducido a partir de esquistosbituminosos.
[3] Piketty: El capital en el siglo XXI, 2015.
[4] Vincenc Navarro: Diario Público (21/01/2016).
[5] Emir Sader: alainet.org (2016).
En sus veintiséis años de vida, por séptima vez la plenaria del Foro de São Paulo sesiona en Centroamérica, y por tercera vez lo hace en El Salvador.[1] La región también ha sido sede de numerosas reuniones del Grupo de Trabajo y seminarios‑talleres. Tanto la elaboración de documentos centrales destinados a enfocar y organizar los debates de los Encuentros, como la realización de seminarios‑talleres temáticos, son fruto del VI Encuentro que en 1996, hace ya dos décadas, organizamos en San Salvador.
El documento base aprobado en el VI Encuentro del Foro, cuyo título es Crisis y alternativas al neoliberalismo, se constituyó en un documento de trabajo y debate donde reafirmamos la tesis fundamental de que neoliberalismo, desarrollo y democratización (política, económica y social) son antagónicos e incompatibles, y que, de la capacidad que tengan los movimientos políticos y sociales de proponer alternativas y crear condiciones que permitan desarrollar el proyecto popular, dependerá la derrota definitiva de la doctrina neoliberal.
El VI Encuentro fue un punto de inflexión que permitió consolidar al Foro como herramienta de la izquierda latinoamericana en la lucha contra el neoliberalismo, y reafirmar su identidad antiimperialista y su condición de espacio de encuentro en que suman sus esfuerzos partidos y movimientos políticos de diversos orígenes. La diversidad política e ideológica, motivo de enfrentamientos y divisiones en el pasado, tanto en la izquierda en general, como entre los miembros del Foro en particular, se transformó en factor de riqueza del debate y el intercambio de ideas, y de generación de propuestas y acciones comunes, con la derrota del neoliberalismo como objetivo central.
Protagonistas de una fecunda historia de luchas en las que resaltan figuras como Augusto C. Sandino y Farabundo Martí, los pueblos de América Central, junto a sus hermanos de México, América del Sur y el Caribe, no solo hicieron una significativa contribución a la construcción y desarrollo del Foro de São Paulo, sino también a la formación del actual mapa político del subcontinente, poblado por combativos movimientos populares, y por gobiernos, legislaturas y alcaldías de izquierda y progresistas.
A la acumulación de la fuerza social y política sobre la que se sustenta este mapa, hicieron aportes decisivos la Revolución Popular Sandinista y la lucha librada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), cuyos proyectos originales fueron afectados por el fin de la bipolaridad mundial, pero supieron reinventarse y, a partir de dinámicas con características particulares, abren nuevos horizontes dentro del cambio de época ocurrido en América Latina y el Caribe en las postrimerías del siglo XX y los albores del XXI.
En Nicaragua, tras haber sido desplazado del ejercicio del gobierno durante diecisiete años, el FSLN se aproxima a la exitosa conclusión de su segundo período consecutivo de gobierno, con una aplastante mayoría del pueblo a su favor, con hegemonía en todos los espacios políticos institucionales de poder, y la ventaja de haber tomado antes el poder por las armas, lo cual le permitió hacer cambios estructurales en la economía, que fueron parcialmente preservados desde la oposición y posteriormente consolidados, así como la existencia de unas fuerzas armadas surgidas de la lucha guerrillera, con una fortaleza institucional que también es una característica fundamental de la Policía.
En El Salvador, en virtud de la combinación de formas de lucha desarrollada durante casi doce años de insurgencia revolucionaria que desembocó en la firma de los Acuerdos de Chapultepec, en 1992, el FMLN ocupó crecientes espacios político institucionales, al punto que acaba de celebrar el segundo año de gestión de su segundo gobierno consecutivo, para un total de siete años en el ejercicio del Poder Ejecutivo.
En Guatemala, a partir de la firma de los Acuerdos de Paz que en 1996 pusieron fin al conflicto armado en esa nación, las fuerzas revolucionarias se incorporaron a la lucha política legal, en la que trabajan en la construcción de la unidad entre ellas y en el fortalecimiento de su relación con los movimientos y sectores populares.
En Honduras, a siete años del golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya, el Partido Libre se ha erigido en la segunda fuerza política del país, y en Costa Rica, el Frente Amplio avanzó de manera notable en las más recientes elecciones y realiza ingentes esfuerzos por ampliar y consolidar su acumulación social y política.
Esta es la región centroamericana que acoge hoy a los partidos y movimientos políticos del Foro de São Paulo, y a las fuerzas políticas y sociales de izquierda de otras regiones del mundo que participan en su XXII Encuentro.
I. Coyuntura internacional
Los procesos y acontecimientos ocurridos y que están en desarrollo desde el XXI Encuentro del Foro de São Paulo, celebrado en 2015 en la Ciudad de México, demuestran la certeza de los análisis, reflexiones y planes de acción que, de manera sistemática, hemos venido realizando durante los veintiséis años de vida de este gran espacio de convergencia, debate, acción conjunta y solidaridad mutua de los partidos, organizaciones y movimientos políticos de izquierda y progresistas de América Latina y el Caribe, cuya interacción constructiva y fraterna con las fuerzas populares de todo el planeta se ha incrementado y profundizado a lo largo de este cuarto de siglo y lo seguirá haciendo en el futuro.
Las grandes potencias imperialistas, en primer lugar Estados Unidos de América (EUA), como actor dominante del sistema capitalista mundial, y Alemania, como núcleo rector y principal beneficiario del férreo sistema de dominación imperante en la Unión Europea, siguen paliando y haciendo caer los efectos del agravamiento de la crisis capitalista sistémica sobre el resto del mundo y sobre los sectores populares de ese bloque, en especial, de sus naciones más débiles, entre las que resaltan Grecia, España, Portugal e Italia.
Desde el fin de la bipolaridad, la humanidad sufre una nueva escalada de la amenaza y el uso de la fuerza como medio de apropiación de los mercados y los recursos naturales del planeta, incluidos los hidrocarburos, el agua y la biodiversidad, hoy centrada principalmente en África del Norte y el Medio Oriente y justificada con el doble rasero que las potencias imperialistas usan para demonizar, juzgar, condenar, bloquear y agredir a quienes deciden catalogar como enemigos, como ocurrió con Irak, Libia, Siria, Irán y Yemen, y para justificar, exonerar de crímenes, encubrir y apoyar a sus aliados, como sucede con Israel y Arabia Saudita, entre otros.
Es bien conocida la solidaridad activa y militante del Foro de São Paulo con los pueblos en lucha de África del Norte y el Medio Oriente, en la que resalta el apoyo a la lucha de los pueblos de Palestina y el Sahara Occidental por la edificación de sus respectivos Estados nacionales con garantía absoluta para el ejercicio de su plena soberanía, autodeterminación e independencia. El Foro aprovecha la oportunidad para expresar sus condolencias por la desaparición física del compañero Mohamed Abdelaziz, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática.
Las potencias imperialistas destruyen países, incluidas su economía y cultura, crean crisis humanitarias y acto seguido cierran sus fronteras para limitar los impactos colaterales que por la vía de la migración de víctimas y desplazados por los conflictos bélicos que ellos mismos generaron, les afectan directamente. Y los migrantes que logran asentarse en esos países son víctimas de un trato discriminatorio y de agresiones xenófobas. Por ello, es de gran importancia la propuesta de UNASUR de crear “una cadena mundial de solidaridad” para abrir espacio de cooperación humanitaria y así enfrentar el “genocidio pasivo”.
La intensificación de las guerras y las cadenas de actos terroristas en el Medio Oriente, África del Norte, África Subsahariana y Asia ocurridas en los últimos años, demuestran que el mundo es crecientemente peligroso y que las organizaciones terroristas que las potencias imperiales crearon y/o cuya creación apoyaron con dinero, armas y entrenamiento, con el fin de derrocar gobiernos, fragmentar naciones y facilitar su re‑colonización, se han convertido en poderosas fuerzas destructoras que se han vuelto incluso en contra de ellas mismas. De ahí la necesidad de que la condena mundial a toda forma de terrorismo, incluido el terrorismo de Estado, sea generalizada y contundente.
El imperialismo estadounidensemantiene su objetivo de reconquistar su posición como potencia hegemónica y única en el planeta y para ello trazó una línea estratégica que tiene dos grandes vertientes: la intervención militar directa en las naciones de África del Norte y Medio Medio, por una parte, y la desestabilización y derrota política de los gobiernos populares de América Latina, por la otra. Ello se traduce, en el plano económico, en la utilización de las instituciones financieras internacionales (FMI, BM y OMC) como instrumentos de una política que reduzca la capacidad financiera de los gobiernos que transitan caminos distintos al del neoliberalismo, así como también en bloquear las asociaciones de los países emergentes, como es el caso del BRICS.
Particular interés tiene para EUA y sus aliados, el cumplimiento del plan de la Agencia Internacional de Energía, y de su propósito principalísimo, “poner de rodillas a la OPEP”, como lo proclamó en sus “Memorias” el exsecretario de Estado de EUA, Henry Kissinger. Con los cambios objetivos que se han producido en los fundamentos del mercado energético internacional, todo indica que ese plan avanza, y no por casualidad ocurre una brusca caída de los precios del crudo, que más allá de las circunstancias específicas del mercado, es evidente que el problema de los precios del petróleo en el mercado mundial es un problema político.
Un componente esencial de la estrategia imperialista destinada a descargar sobre otros los efectos de la crisis sistémica del capitalismo, es el debilitamiento del BRICS, en la que sobresale el cerco geopolítico y la imposición de sanciones económicas contra Rusia, la manipulación especulativa de información sobre el comportamiento de la economía de China y la desestabilización política de Brasil, donde fuerzas pro imperialistas y oligárquicas están ejecutando un golpe de Estado legislativo y judicial, en virtud del cual la presidenta Dilma Rousseff ha sido apartada de su cargo mientras se realiza un juicio político en su contra. Esto último es, al mismo tiempo, un componente esencial de la ofensiva contra los gobiernos y las fuerzas de izquierda y progresistas de la región.
Pese a la arremetida imperial, el mundo unipolar surgido tras el colapso del llamado campo socialista europeo y sustentado en el poder hegemónico de EUA, ya no existe. El enorme avance de China y Rusia, el cambio a favor de la izquierda y las fuerzas progresistas en América Latina y el Caribe, y el empantanamiento de EUA en sus guerras de conquista, fueron creando un mundo crecientemente multipolar, en el cual los poderes tradicionales ya no lo deciden todo.
EUA sigue siendo la primera potencia mundial en todos los terrenos, pero su estructura económica declina en la competencia mundial. Su déficit fiscal es de grandes proporciones. Lo hace manejable emitiendo cada año miles de millones de dólares sin respaldo que los países dependientes se ven obligados a comprar. Tiene crisis cada vez más frecuentes, consume muchos minerales y energía que no posee en cantidad suficiente, y enfrenta el peligro de salir derrotado en las guerras que libra en varios continentes. Incluso, su actual producción del petróleo de esquisto[2] no parece sostenible a precios por debajo de $60 el barril, por lo que su aparente tendencia al autoabastecimiento de petróleo no es real. Aún más, de prolongarse la baja de los precios del petróleo, además de los graves daños al ambiente que produce la fracturación hidráulica, peligra incluso la estabilidad de su sistema bancario debido a la imposibilidad de recuperar las cuantiosas inversiones realizadas en la explotación del petróleo de esquisto.
EUA sigue retrocediendo en el PIB y el comercio mundial, y su moneda tiende a ser desplazada por otras divisas fuertes. De tener el 50% del PIB mundial hace muchos años (a precios corrientes), la economía estadounidense pasó a tener el 31% en el año 2000 y el 21% en 2014. Por su parte, China ya tiene el 15% del PIB mundial a precios corrientes, ya superó a Japón, Alemania y otras grandes economías capitalistas y se encamina a sustituir a EUA en el terreno de la producción.
EUA pasó de tener más del 30% de las exportaciones mundiales a tener el 9%, es decir, 1% menor que el de China, que lidera el planeta con el 10%. Esos datos muestran que el dólar tiene que compartir, de manera creciente, su espacio mundial con otras monedas, tales como el yuan chino y posiblemente con la futura moneda del BRICS, si ese proyecto se consolida y si las estructuras financieras que ha creado (el banco y el fondo de reservas de cientos de miles de millones de dólares), superan a las del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, bajo control imperial.
Los países que conforman el BRICS tienen el 50% de la población mundial y el 30% de la superficie terrestre, generan el 22% del PIB global, poseen el 45% de las reservas de divisas, tienen abundantes reservas de petróleo y gas (sobre todo Rusia y Brasil), carbón y otros minerales, producen muchos alimentos y sus economías son complementarias. Brasil también está muy integrado a Suramérica a través del MERCOSUR y la UNASUR. En esos factores se ubican las agresiones imperiales en contra del gobierno de Dilma y la izquierda brasileña.
Suramérica posee el 65% de las reservas mundiales de litio, el 42% del cobre, el 33% del estaño, el 30% del petróleo, el 21% del hierro, el 18% de la bauxita, el 14% del níquel y el 83% de la biodiversidad biológica. Solo Brasil posee la tercera parte del nitrato del mundo. Las naciones de Asia que integran el BRICS (en menor medida Rusia), necesitan comprar esas materias primas, pues sus economías no disponen de ellas en las cantidades que requieren. Según la CEPAL, China está consumiendo alrededor del 40% del aluminio, cobre, plomo, níquel, estaño y zinc del planeta.
El crecimiento de las economías de Asia que pertenecen al BRICS, las cuales en pocos años dejarán atrás a las europeas (ya China lo hizo), supone una mayor demanda de los minerales que abundan en Suramérica. En otras palabras, el crecimiento económico de las grandes naciones de Asia está directamente vinculado con el crecimiento del sur de América. De acuerdo con un análisis realizado en 2013, por cada 1% que crecía el PIB de China, aumentaba 0,4% el de América del Sur, y por cada 10% que crecía China, las exportaciones de América Latina a esa nación aumentaban en 25%.
Las industrias de Europa y EUA también necesitan las materias primas de América Latina y el Caribe, pero sus posibilidades de penetrar en la región se complicaron tras el surgimiento de gobiernos progresistas y de izquierda que derrotaron el ALCA y ampliaron sus lazos con el BRICS, sobre todo con China y Rusia. Esa es una de las más poderosas razones de la ofensiva imperialista desatada en los últimos años, tanto contra Rusia y China, como contra los gobiernos de izquierda y progresistas en el subcontinente.
Los países que integran el BRICS son actores cada vez más importantes, sobre todo después de la VI Cumbre realizada en Fortaleza, Brasil, en julio de 2014, en donde se logró la creación de un Banco de Desarrollo para financiar proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible, y también la concreción del Acuerdo de Reservas de Contingencia, instrumento de protección contra ataques especulativos y turbulencias cambiarias.
Debemos resaltar, en forma altamente positiva, el avance de las relaciones de China con América Latina y el Caribe por medio del Foro China-CELAC y, más recientemente, la inauguración del Foro de Partidos Políticos de China y América Latina y el Caribe. También hay que señalar el aumento de las relaciones económicas y comerciales entre nuestras regiones. Debemos seguir analizando de cerca la situación de futuro del BRICS, sobre todo en los términos financieros, y también desde el punto de vista productivo y comercial, ya que este bloque incluye a dos de los mayores productores mundiales de bienes primarios (Rusia y Brasil), y a dos de los mayores consumidores de estos productos (China e India).
El desplazamiento del dólar como principal moneda de reserva y de cambio mundial, que camina a paso lento pero firme, significaría para EUA la imposibilidad de financiar una parte de sus enormes importaciones con la emisión de dinero sin respaldo que todavía el mundo le acepta. Dicho de otro modo, significaría que ese país tendría que reducir sus importaciones y afectar su aparato productivo, altamente dependiente de materias primas energéticas, de minerales y hasta de bienes de capital importados. El impacto de ese quiebre en la economía mundial sería muy fuerte, pero es inevitable, pues en la lucha política a escala mundial, las potencias rivales no le permitirán a un país desplazado económicamente que imponga la moneda de referencia mundial.
En el contexto del capitalismo global, el orden mundial que empezó a gestarse hace casi 50 años, ha comenzado a agrietarse. El neoliberalismo está en crisis. Las poblaciones, en varios países de Europa, América del Norte y América Latina, han estado/están respondiendo con movilizaciones sociales, que en mayor o menor grado derivan en nuevos movimientos y organizaciones sociales, y ganando gobiernos o tentando el gobierno, con expresiones políticas nuevas, que en algunos países son expresión de una izquierda re-novada como Podemos en España o SYRIZA en Grecia.
Esto no significa necesariamente una descomposición del neoliberalismo. Significa una crisis, es decir, el momento histórico en el cual lo viejo todavía no se va pero lo nuevo no termina de llegar e irradiarse, como comprendía Gramsci, los momentos de crisis. Lo viejo se ha agrietado, pero lo nuevo que ha surgido (en el caso de América Latina hace 18 años) o está surgiendo (hace 3 o 4 años en el caso de Europa y América del Norte) no termina todavía, en modo general, de construir e irradiar un nuevo sentido común de época y de vencer a las fuerzas conservadoras y reaccionarias, las cuales vienen creciendo de manera preocupante.
En varios países de Europa y América Latina, las fuerzas ultraconservadoras han registrado un importante crecimiento en simpatía política y respaldo popular. Son los casos de Austria, donde el partido ultranacionalista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) acaba de perder las elecciones en segunda vuelta por estrecho margen; o en Francia, donde el Frente Nacional, fue el más votado para el Parlamento Europeo con el 25% de votos, y en las regionales de diciembre pasado, luego de ganar en primera vuelta hasta en 6 regiones, lo cual obligó a derecha e izquierda a unirse para frenarle el paso en segunda vuelta; o en Grecia, donde Amanecer Dorado (partido ultranacionalista y pro-nazi) es la tercera fuerza política en el país; o en Alemania, donde el partido Alternativa para Alemania es el tercer partido, con 13% de votos, y ya tiene presencia en el Parlamento Europeo, así como en 8 de los 16 estados alemanes y proyecta crecer más en la elecciones federales del 2017 e ingresar al parlamento alemán; o en Holanda, donde el partido de extrema derecha Partido de la Libertad (PVV) encabeza las encuestas de las próximas elecciones; o en Reino Unido, donde el Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP) obtuvo el 12% de los votos, por mencionar algunos casos.
Estas fuerzas ultraconservadoras tienen en común, de modo general, nacionalismo exacerbado y el rechazo a la Unión Europea, que les lleva a plantear el retiro de sus respectivos países de ese bloque. Asimismo, se oponen a la migración de refugiados provenientes de países en guerra en Medio Oriente, como Siria. Se muestran también reacios al Islam, identificándolo de manera irresponsable y desinformada con terrorismo, llegando en algunos casos a la xenofobia.
No hay duda que las fuerzas ultraconservadoras son una respuesta a la crisis económica y financiera que se inició en 2008 pero que dura hasta hoy, y que ha sumido a la economía europea y mundial en una recesión sin precedentes. Y es una respuesta también al fundamentalismo islámico que ha crecido en Europa. Cada vez son más los jóvenes europeos que van a Siria u otros países de Medio Oriente a entrenarse para combatir allí o para regresar y realizar atentados. Pero en ambos casos la ultraderecha es una respuesta equivocada. Y lo es pues desplaza la contradicción al plano cultural (en una especie de choque de culturas o civilizaciones) y deja intactas las formas de dominación que cada vez se han hecho más apremiantes en Europa (desempleo, empleo precario y pobreza), producto de la aplicación de las políticas neoliberales. Es allí donde hay que buscar los orígenes del fundamentalismo. Allí, y en la dificultad de construir un proyecto político genuinamente alternativo que dé respuestas a las grandes mayorías frente al interés de la banca y de las grandes corporaciones, que buscan perpetuar el neoliberalismo. Por ello la importancia de organizaciones como Podemos, SYRIZA, entre otras, y de compartir con Europa la experiencia de estos últimos 15 años de gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina.
Por supuesto, nada es definitivo, en el mundo hay más tendencias que resultados consolidados. El declive de EUA no significa que sea inevitable su desplazamiento como primera potencia mundial, pues ese país aún controla la mayor parte de las armas del mundo y tiene un importante poder político, el que seguirá utilizando para tratar de cambiar las tendencias que le amenazan.
En el mundo no hay un solo camino. EUA puede ser desplazado como principal potencia mundial, lo que le abriría más el camino a las fuerzas revolucionarias del mundo, pero también pueden impedir su caída si logran sus propósitos en Asia y si dominan a América Latina y el Caribe, y les imponen un esquema de integración que le permita controlar sus mercados y sus recursos estratégicos.
El imperialismo estadounidense desarrolla una fuerte contraofensiva en América Latina y el Caribe para deponer a los gobiernos de izquierda y progresistas, controlar los mercados y las materias primas. Sin embargo, eso no quiere decir que lo ha logrado ni que lo logrará. Si la región no entrega los recursos naturales y la energía, el imperialismo estadounidense no tendrá salida. Su economía y su política enfrentarían mayores problemas en los próximos años, por más agresivo que sea su gobierno. La acumulación de excedentes y la carencia de recursos energéticos rentables afectarían la acumulación de capital en la economía estadounidense. Si a ello se le suma la formación de un bloque suramericano con moneda propia, relativa autonomía a partir de la creación de una nueva estructura financiera y una alianza militar, el panorama para los grupos de poder de ese país sería más amenazador.
Las batallas que se avecinan, y que tienen como centros principales los países árabes y del Medio Oriente, Eurasia y Latinoamérica, son decisivas para el destino del imperialismo mundial y de las naciones dependientes. Guerras imperialistas son posibles, lo mismo que guerras focalizadas en regiones. Todo puede ocurrir. Mucho de lo que suceda dependerá de las acciones que realice la izquierda mundial, de sus aciertos y de sus fracasos.
La humanidad asiste, en todo el planeta, a un espectáculo obsceno. Las ciencias, las técnicas y tecnologías, el conocimiento han alcanzado tan nivel de desarrollo (patrimonio común de la especie humana) que el hambre, la miseria material, la pobreza es ética, moral y políticamente inaceptable.
Esa es la primera causa por la que el capitalismo salvaje ha iniciado su fin. El capitalismo ha devenido en un anacronismo, en un estorbo para que la humanidad consiga vivir en comunidad, libre de toda expoliación, satisfecha en sus necesidades básicas. Nada justifica hoy la negativa a repartir con equidad y con sentido de humanidad la riqueza que generan los descubrimientos, el conocimiento y las tecnologías.
El capitalismo, como sistema social, es un fracaso. Su debilidad es extrema. Sus flancos son cada día mayores. Nada puede impedir que en este lado del mundo, sus pueblos creen una nueva realidad que lo reemplace. El futuro se nos presenta lleno de buenos augurios, de esperanzas y de fuerzas para emprender la tarea de sacar al capitalismo de nuestras vidas.
Peor aún, el capitalismo asiste a la exposición de sus miserias. La concentración de la riqueza es inocultable, las redes sociales la desnudan así como las muertes que provoca, las guerras que necesita, los golpes de estado que implementa. Mantener funcionando al capitalismo requiere la sumisión y la explotación de millones de personas. El capitalismo necesita pobres, cada día más pobres. El bienestar material de la modernidad, que en algunos lugares de nuestra América se puede ver, no se deben al capitalismo, sino al desarrollo de las tecnologías.
Ante tamaño fracaso del capitalismo, solo puede reafirmar y acrecentar nuestra fe en una victoria más temprana que tarde.
II. Coyuntura regional
En sentido opuesto al entonces pregonado “fin de la historia”, entre finales de la década de 1980 y principios de la de 1990, se abre una nueva etapa en la historia de América Latina y el Caribe, caracterizada por el auge de la lucha de los movimientos populares contra el neoliberalismo y toda forma de opresión y discriminación, y por la creciente conquista de espacios democráticos a través de la elección de gobiernos municipales y departamentales, y de bancadas legislativas nacionales de izquierda y progresistas, iniciada a mediados de los años ochenta, que da un salto cualitativo con la cadena de elecciones y reelecciones de gobiernos nacionales que comienza con el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela, en 1998, y se reafirma con la victoria de LuizInácio Lula da Silva en Brasil, en 2002.
Las victorias cosechadas a contracorriente de la unipolaridad mundial por las fuerzas de izquierda y progresistas latinoamericanas y caribeñas son el resultado de varios factores, entre los que resaltan: el acumulado histórico de luchas contra la dominación colonialista, neocolonialista e imperialista, en especial durante la etapa de luchas abierta por el triunfo de la Revolución Cubana; el rechazo universal a los crímenes de los Estados bajo la doctrina de “seguridad nacional”, impuesta en la región entre los años sesenta y ochenta; la creciente conciencia y participación política y electoral de los sectores y movimientos sociales populares en lucha contra el neoliberalismo; y el voto de castigo de la ciudadanía en general contra los partidos y los políticos neoliberales. Esos éxitos han convertido a América Latina y el Caribe en el escenario actual más destacado de la “guerra de posiciones” entre izquierda y derecha, de la que hablara Antonio Gramsci, sujeta a los vaivenes, al constante movimiento y a los flujos y reflujos de la correlación de fuerzas en los escenarios nacionales y en el escenario regional.
Desde finales de la década de 1990, fuerzas de izquierda y progresistas obtuvieron cinco triunfos consecutivos en elecciones presidenciales en Venezuela, cuatro en Brasil, tres en Argentina, tres en Uruguay, tres en Bolivia, tres en Ecuador, dos en Nicaragua y dos en El Salvador, a los que se suman dos triunfos no consecutivos en Chile, uno en Guatemala, uno en Panamá, uno en Honduras y uno en Paraguay, y cuatro elecciones presidenciales ganadas en República Dominicana por el Partido de la Liberación Dominicana y una por el Partido Revolucionario Democrático de ese país, ambos de identidad progresista, para un total general de treinta y seis elecciones presidenciales ganadas en el conjunto de la región.
El cambio sin precedentes, ocurrido en el mapa político de América Latina y el Caribe, contribuyó decisivamente a que se produjeran acontecimientos como la ruptura del aislamiento impuesto por el imperialismo estadounidense contra la Revolución Cubana, los avances en el proceso negociador entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia‑Ejército del Pueblo, que ya apuntan a la pronta firma de un acuerdo de Paz, y el desarrollo de un proceso similar con el Ejército de Liberación Nacional.
La ruptura del aislamiento a Cuba, que incluye su ingreso en el Grupo de Río y su posterior incorporación como miembro pleno de CELAC, el levantamiento de las sanciones impuestas a ese país por la OEA en 1962, el restablecimiento de relaciones diplomáticas con EUA, y la visita oficial a La Habana del presidente Barack Obama, son el resultado de: la decisión de resistir y vencer del pueblo cubano, hoy abocado a la actualización de su modelo económico socialista; la exigencia de los gobiernos latinoamericanos y caribeños, y del resto del mundo, a que EUA ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero contra la Isla, demanda enarbolada por CARICOM, ALBA‑TCP, UNASUR y CELAC, y respaldada por la casi totalidad de los miembros de la ONU, excepto el propio EUA y su aliado incondicional Israel; y el creciente sentimiento favorable a finalizar el diferendo bilateral en amplios sectores de la sociedad estadounidense, incluida la gran mayoría de la comunidad cubana residente en ese país. Le sigue ahora un largo y complejo proceso de normalización de relaciones que, entre otros elementos, presupone el fin del bloqueo, la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la base naval de Guantánamo, que debe regresar a la soberanía cubana, y el fin de la subversión interna promovida por EUA contra la Revolución Cubana.
Tras una larga historia de intentos infructuosos de negociaciones previas entre el Estado colombiano y los dos movimientos guerrilleros más antiguos del país, las FARC‑EP y el ELN, en la actualidad están en un proceso de negociación o preparación de las mismas, lo que constituyen un acontecimiento de gran importancia para la construcción de la paz en América Latina y un factor que puede potenciar las luchas sociales en Colombia en contra del gobierno neoliberal de Juan Manuel Santos.
En la medida en que el pueblo colombiano se acerca a la tan anhelada paz, las fuerzas oligárquicas reaccionarias y belicistas, creadoras del paramilitarismo y responsables de sus crímenes, recrudecen el uso de ese flagelo con el fin de frustrar la solución negociada del conflicto armado, por lo cual nuestro apoyo solidario al proceso de paz en Colombia tiene que ir acompañado de una enérgica condena al paramilitarismo, a sus promotores y a sus ejecutores.
No obstante el cambio favorable en el mapa político de la región, la dominación colonial sigue siendo un problema no resuelto en América Latina y el Caribe. EUA, Reino Unido, Francia y Países Bajos imponen su presencia directa en nuestra región a través del control absoluto sobre diversos pueblos, territorios y naciones sometidas al colonialismo. Algunos de los casos coloniales aún existentes en Nuestra América son Puerto Rico, Islas Malvinas, Guayana Francesa, Martinica, Guadalupe, San Bartolomé, San Martín, y San Pedro y Miguelón.
En el caso de Puerto Rico, se trata de una nación caribeña y latinoamericana sometida a la dominación colonial por parte de EUA, tras la invasión de 1898. Las Malvinas, mientras tanto, constituyen una parte integral de Argentina, que ha sido mantenida bajo control colonial por el Reino Unido durante casi dos siglos. Estos pueblos, territorios y naciones tienen el derecho inalienable a su autodeterminación y descolonización, así como a la independencia en el caso puertorriqueño. El colonialismo constituye una amenaza permanente a la plena independencia y libertad de todos los pueblos latinoamericanos y caribeños, por cuanto es a la vez una responsabilidad y una necesidad, de todos, la lucha por la erradicación de ese flagelo que prevalece en pleno siglo veintiuno en nuestro subcontinente.
Tanto para la consolidación de los procesos de transformación social, en beneficio de las mayorías y minorías tradicionalmente dominadas, oprimidas, explotadas y discriminadas, como para la llegada al gobierno de nuevas fuerzas de izquierda en nuestro continente, es vital que la izquierda latinoamericana pueda articular la diversidad de las luchas emancipadoras en desarrollo en América Latina y el Caribe, cuyo avance hasta la consecución de las grandes metas de los pueblos, solo puede ser fruto de una relación incluyente, dinámica, constructiva, balanceada y coherente de sus elementos políticos, económicos, sociales, ideológicos y culturales, incluidos aspectos fundamentales como la igualdad y equidad de género, la plena igualdad étnico‑cultural, la sustentabilidad medioambiental y otras, todo lo cual fue decisivo en la creación de condiciones para la elección de los gobiernos de izquierda y progresistas existentes.
Pero, para retomar la ofensiva es indispensable la consolidación de los actuales procesos de cambio, lo cual requiere ir más allá, profundizando las transformaciones sociales en marcha, continuar con la necesaria realización de cambios en la matriz productiva de nuestros países, pasando de economías meramente basadas en la producción de materias primas, generando cambios fundamentales en la búsqueda de nuevas formas en la propiedad de los medios de producción e industrialización de esas materias primas. Varios países gobernados por fuerzas de izquierda y progresistas fueron capaces de aprovechar la coyuntura favorable debida fundamentalmente al desarrollo continuado de China, que hizo que los precios de las materias primas tuvieran un incremento significativo, lo que permitió a esos países un ingreso de divisas importante, y sus gobiernos utilizaron parte de esas ganancias y las redistribuyeron socialmente. Sin embargo, esto no implicó un cambio en el modelo económico, por lo que, a pesar de los esfuerzos por distribuir la riqueza, las oligarquías continuaron enriqueciéndose.
La consolidación de los procesos de cambio también deberá contar con una maquinaria electoral efectiva, que desarrolle una estrategia destinada a construir la hegemonía de la izquierda en cada vez mayores espacios institucionales que forman parte del poder político, como es el Poder Legislativo, y profundizar la democratización de las formas de designación en el Poder Judicial, que en muchos de nuestros países se ha transformado en un actor político utilizado por la derecha reaccionaria, que a través de artilugios jurídicos, hostiga y desestabiliza a los gobiernos de izquierda y progresistas, y bloquea las leyes y acciones ejecutivas de contenido popular.
Además, debemos profundizar la lucha por aumentar la presencia en los medios masivos de comunicación, sobre todo con el fortalecimiento de los medios comprometidos con las causas populares, lo cual no excluye el carácter prioritario que tiene el control del Poder Ejecutivo, y hacer frente a los medios tradicionales de comunicación a través de reformas estructurales, a ejemplo de Argentina y Venezuela, con la democratización de concesiones públicas y proporcionando a los medios alternativos más espacio para establecerse.
En este sentido es fundamental la consolidación del poder popular en el ámbito político y económico, estando lo primero vinculado con la necesidad de plantearse como una meta estratégica lograr los cambios estructurales necesarios para la profundización democrática de la institucionalidad, adecuada en cada caso a las propias realidades de cada país o región. Igualmente necesario es que la organización, estructura y funcionamiento de los partidos de izquierda que gobiernan, cada uno adecuado a su propia realidad, les permita, manteniendo su carácter abierto y participativo, ser destacamentos para la lucha política e ideológica en todos los ámbitos de la sociedad, así como garantizar el correcto desempeño y funcionamiento de las instituciones del Estado, además de librar las batallas electorales exitosamente, tanto en la conquista del voto como en la defensa del mismo.
En todas sus dimensiones, la “guerra de posiciones” que se libra en América Latina y el Caribe entre las fuerzas oligárquicas y las fuerzas populares es de naturaleza feroz. Las oligarquías no ceden un milímetro de espacio económico, social, político, ideológico, cultural, mediático o institucional, sin pelearlo hasta sus últimas consecuencias, ni pierden un instante en emplearse a fondo, por todos los medios, legales e ilegales, convencionales y no convencionales, para recuperar los espacios perdidos.
Es importante recordar que en una batalla cuesta arriba, después del revés de la rebelión militar patriótica de 1992, seis años después ganó Hugo Chávez la presidencia de Venezuela. A la zaga de tres reveses electorales consecutivos, ganó Lula la presidencia de Brasil. Tras un revés del general Líber Seregni y dos propios, ganó Tabaré Vázquez la presidencia de Uruguay. Evo Morales fue electo presidente después de haber sido desaforado como diputado y de haber enfrentado todo tipo de obstáculos interpuestos a su candidatura y a su victoria. Después de haber tenido que abandonar su cargo de ministro de Economía en un gobierno anterior debido a su firme postura anti neoliberal, Rafael Correa fue electo presidente y desató una Revolución Ciudadana en su país. Tras diecisiete años en la oposición, Daniel Ortega recuperó la presidencia de Nicaragua, de la cual había sido desplazado en unos comicios que llevaron la impronta del chantaje electoral ejercido por el imperialismo, con la amenaza de la prolongación de la llamada Guerra de Baja Intensidad impuesta al país por nueve años. Diecisiete años transcurrieron desde la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador hasta la elección de su candidato presidencial Mauricio Funes, y cinco años más para que llegara a la Presidencia uno de sus líderes históricos, Salvador Sánchez Cerén. En Chile, una nueva alianza integrada por el Partido Socialista, Partido Demócrata Cristiano, Partido Socialista Radical, Partido Democrático Popular, Partido Comunista y Revolución Democrática, permitió el retorno de la presidenta Michelle Bachelet al gobierno.
A pesar de los intentos de las fuerzas oligárquicas de interrumpir los procesos de reforma y transformación social desarrollados por los gobiernos de izquierda y progresistas, entre los que se destacan el golpe de Estado, el paro petrolero y el referendo revocatorio contra el presidente Chávez; el fallido golpe de Estado contra el gobierno del presidente Correa; la campaña desestabilizadora de los sectores reaccionarios bolivianos fincados en los departamentos de la Media Luna y otros acontecimientos semejantes, podemos afirmar sin vacilaciones que el balance de la “guerra de posiciones” entre 1998 y 2008 fue favorable a las fuerzas populares, entre otros resultados, por la elección y reelección ininterrumpida de gobiernos de izquierda y progresistas.
Ya en el Documento Base del XV Encuentro del Foro, celebrado en 2009 en la Ciudad de México, tras hacer un recuento de cómo desde 1990 hemos venido evaluando, denunciando y combatiendo la reestructuración neoliberal, y también de una precisa caracterización del giro que daba la crisis sistémica capitalista a raíz de la grave crisis del sistema financiero mundial iniciada en 2008, afirmábamos: que se abría un amplio e incierto abanico de opciones, cuyo desenlace sería producto de dos movimientos combinados, la lucha de clases en cada país y el conflicto entre Estados y bloques regionales; que la dinámica de esos movimientos daría por resultado diversos experimentos, conservadores, progresistas y socialistas; y que el peso de cada uno de ellos definiría el diseño del mundo tras la crisis. Sobre las oportunidades de las fuerzas de izquierda y progresistas, decíamos que su control sobre importantes gobiernos de la región les permitía ya no solo denunciar, movilizar y presionar, sino también combatir los efectos de la crisis, profundizar los cambios estructurales y acelerar el proceso de integración. En este punto, advertíamos que:
[…] una correlación de fuerzas favorable en el ámbito continental no es garantía de éxito de todas y cada una de las experiencias nacionales. En primer lugar, porque la derecha está actuando para bloquear nuestros avances y para destruir la acumulación de fuerzas realizada por nosotros hasta este momento. Además, el impacto de la crisis reduce el margen de maniobra de los gobiernos de izquierda y progresistas, mas no necesariamente facilita las cosas donde somos oposición a gobiernos conservadores y neoliberales.
También señalábamos que las fuerzas de izquierda y progresistas en el gobierno enfrentan por lo menos tres riesgos: no realizar modificaciones estructurales, convirtiéndose en cómplices involuntarios del statu quo; asistir al retorno de la derecha, haciendo de nuestros gobiernos solo un breve intervalo en la historia conservadora; e intentar colaborar en la construcción de un nuevo ciclo histórico, pero sin tener las condiciones políticas e ideológicas para enfrentar la reacción de las clases dominantes.
A esas alturas, ya se habían producido las primeras manifestaciones evidentes de la contraofensiva de la derecha que se extiende hasta hoy en día: el ataque de las fuerzas armadas colombianas contra el campamento del comandante Raúl Reyes, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia‑Ejército del Pueblo en Sucumbíos, Ecuador, en marzo de 2008; la elección del derechista Ricardo Martinelli como presidente de Panamá en mayo de 2009, quien sucedía en el gobierno al socialdemócrata Martín Torrijos; la campaña desestabilizadora que afectó la gestión del presidente socialdemócrata Álvaro Colom en Guatemala, y el golpe de Estado en Honduras que derrocó al presidente liberal progresista Manuel Zelaya en junio de 2009. En tal sentido, el Documento Base del XV Encuentro concluía:
El golpe de Estado en Honduras, así como los acontecimientos recientes en Panamá y Guatemala, para solo hablar de los ocurridos en Centroamérica, están sirviendo a la derecha como un laboratorio para definir sus estrategias en el futuro inmediato.
[…]
Es necesario un análisis profundo de estos acontecimientos pues
revelan la estrategia de la derecha, la cual consiste en atacar donde
consideró que había mejores condiciones para imponer su fuerza contra
las transformaciones socioeconómicas y políticas.El golpe de Estado en Honduras debe servir de alerta a la izquierda y a los gobiernos de América Latina […].
Sobre esta problemática, el Documento Base del XVI Encuentro del Foro, celebrado en 2010 en Buenos Aires, señalaba que la política de la izquierda desde el gobierno había generado beneficios concretos para la población, particularmente para los sectores más excluidos, extendido y profundizado la democracia, abriendo paso a nuevas formas participativas y directas, y defendido los derechos humanos en toda su extensión. Y, acto seguido, decía:
Ante este panorama que se ha venido consolidando en la última década, se despliega un intento de contraofensiva por parte de los antiguos sectores dominantes, que se proponen reconquistar el gobierno de sus países. Su objetivo es impedir que este nuevo curso se consolide y se torne irreversible.
En igual sentido, el Documento Base del XVII Encuentro del Foro de São Paulo, efectuado en 2011 en Managua, señalaba textualmente: “En América Latina y el Caribe, vista de conjunto, hay un cierto equilibrio de fuerzas, pero con riesgos para las fuerzas populares”. Entre esos riesgos, destacaba el contraataque de EUA y la derecha regional, que combina la expansión de la presencia militar foránea, la presión económica, el golpismo, la guerra mediática, y el apoyo a una nueva centroderecha regional. Ese texto sentenciaba:
Empezamos reconociendo que nuestros avances políticos y sociales son aún mayores que nuestra capacidad de construir una nueva cultura, ideología, teoría, políticas educacionales y comunicacionales, que no solamente se opongan, sino que también construyan una hegemonía alternativa al neoliberalismo, al capitalismo, al patriarcalismo, al imperialismo y al colonialismo. En este sentido, el Foro reafirma el carácter estratégico de esta dimensión de nuestra labor: la construcción de otra visión de mundo.
En dirección análoga, el Documento Base del XVIII Encuentro del Foro, realizado en 2012 en Caracas, afirmaba que la crisis mundial y los cambios geopolíticos en las relaciones de poder en el mundo harían más compleja la definición de una línea política para los partidos del FSP. En el caso de los partidos que están en el gobierno advertía que la gestión económica se haría más difícil: las condiciones para acelerar el crecimiento serán más estrechas; en tal sentido debe debatirse también la relación entre crecimiento económico y mejoría en las condiciones de vida para la mayor parte del pueblo.
El Documento Base del XX Encuentro del Foro, en 2014 en La Paz, alertaba a los partidos y gobiernos de la región sobre el peligro de la restauración conservadora en nuestros países, promovida y coordinada por EUA a través de una amplia gama de instrumentos subversivos, en conjunto con organizaciones políticas y sociales de la derecha, corporaciones transnacionales, medios de comunicación, entre otros actores contrarrevolucionarios, que atentan contra los gobiernos que en su opinión constituyen un obstáculo o afectan su interés global.
Sobre este tema se refería también el Documento Base del XXI Encuentro, celebrado en 2015 en la Ciudad de México:
En las relaciones con América Latina y el Caribe, como parte de su contraofensiva para revertir los avances de la izquierda y de conformar geopolíticamente un espacio vital para sus intereses, Washington ha desplegado una amplia gama de instrumentos subversivos, dirigidos contra los gobiernos que en su opinión constituyen un obstáculo o afectan su interés regional, incluso se han aplicado a países que no han sido declarados como adversarios. Estos instrumentos subversivos generalmente anteceden a la invasión militar directa, pero también están presentes en la aplicación de los preceptos del llamado poder inteligente. El fin último es generar las condiciones políticas mínimas que garanticen los intereses de las trasnacionales y geopolíticos, sin tomar en cuenta el nivel de estabilización de los gobiernos después de las revueltas, incluso el posible desmembramiento territorial o social de los países.
¿Cómo se reflejó el flujo y reflujo de la correlación de fuerzas entre la derecha y la izquierda latinoamericana, en el ámbito del ejercicio del gobierno nacional, durante la etapa comprendida desde la celebración del XV Encuentro del Foro, en 2009, y la celebración del XXI Encuentro, de 2015?
A la elección de Ricardo Martinelli en Panamá, la desestabilización de Álvaro Colom en Guatemala y el golpe de Estado contra Manuel Zelaya en Honduras, le siguieron: la elección a la presidencia de Chile del derechista Sebastián Piñera, en enero de 2010; el fallido intento de golpe de Estado en Ecuador en septiembre de 2010; la elección del genocida ex general Otto Pérez Molina a la presidencia de Guatemala, en noviembre de 2011; y el golpe de Estado contra el presidente Fernando Lugo en Paraguay, en junio de 2012.
En sentido inverso a las antes mencionadas acciones de recuperación de espacios por parte de los sectores oligárquicos, el balance general siguió siendo favorable a las fuerzas de izquierda y progresistas, en virtud de la elección o reelección, según el caso, de las y los siguientes mandatarios: Mauricio Funes en El Salvador, en marzo de 2009; José Mujica en Uruguay, en octubre de 2009; Dilma Rousseff en Brasil, en octubre de 2010; Cristina Fernández en Argentina, en octubre de 2011; Daniel Ortega en Nicaragua, en enero de 2012; Hugo Chávez en Venezuela, en octubre de 2012; Rafael Correa en Ecuador, en enero de 2013; Nicolás Maduro en Venezuela, en marzo de 2013; Michelle Bachelet en Chile, en noviembre de 2013; Salvador Sánchez Cerén, en El Salvador en marzo de 2014; Evo Morales en Bolivia, en octubre de 2014; y Tabaré Vázquez en Uruguay, en noviembre de 2014. Si bien en estas elecciones triunfaron todas y todos los candidatos presidenciales de izquierda y progresistas, en varias de ellas se notó una mayor beligerancia y un más eficiente proselitismo político de la oposición derechista, un aumento de los comicios decididos en segunda vuelta, y triunfos alcanzados por una exigua cantidad de votos en los casos de Venezuela y El Salvador, aunque debe tomarse en cuenta la desaparición del principal líder revolucionario Hugo Chávez como factor adverso en el primer caso, y la campaña del miedo en contra de Sánchez Cerén en el segundo, aprovechando la coyuntura venezolana, donde la derecha había logrado crear un ambiente de zozobra e inestabilidad con las llamadas guarimbas.
¿Qué cambios significativos han ocurrido en la “guerra de posiciones” entre el XXI Encuentro del Foro, en 2015, y el XXII Encuentro que celebramos en junio de 2016?
Los cambios más significativos ocurridos en el mapa político de la región entre finales de 2015 e inicios de 2016 son: la derrota del candidato presidencial del Frente para la Victoria de Argentina, tras doce años consecutivos de gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández; la elección de una mayoría opositora en la Asamblea Nacional de Venezuela, por primera vez desde el triunfo de la Revolución Bolivariana hace diecisiete años; el revés sufrido por el presidente Evo Morales en el referendo constitucional que buscaba abrir la posibilidad de una reelección suya en los comicios de 2019; y el proceso de juicio político ilegalmente abierto por las fuerzas opositoras de derecha contra la presidenta Dilma Rousseff en Brasil.
En la elección presidencial argentina, el triunfo del neoliberal Mauricio Macri, del Partido de la Propuesta Republicana (PRO), con 51,4% de los votos obtenido en la segunda vuelta, el 22 de noviembre de 2015, constituye la primera derrota electoral infligida a un gobierno de izquierda y progresista desde que se iniciara la cadena de victorias abierta por Hugo Chávez en los comicios venezolanos de 1998, duro golpe político y psicológico para el conjunto de las fuerzas populares. En el plano interno, la elección de Macri implica el desmantelamiento de las políticas de reforma social progresistas desarrolladas durante los tres últimos períodos de gobierno, y el restablecimiento del neoliberalismo puro y duro que hace girar hacia atrás las manecillas del reloj de la historia, de lo cual se derivan retrocesos, como el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la población, la pérdida de soberanía y los compromisos leoninos que entorpecerán el futuro ejercicio de gobierno por parte de un eventual nuevo gobierno de izquierda o progresista. Y en el plano regional, es la sustitución de un gobierno comprometido con la concertación, la cooperación y la integración latinoamericana y caribeña, por otro que entrega la nación a los acreedores de los fondos buitres y se une a los mecanismos de (des)integración regional regidos por el imperialismo, es decir, que es la apertura de una peligrosa “quinta columna” dentro del MERCOSUR, UNASUR y CELAC, que hará todo lo que esté a su alcance para impedir el avance de los procesos integracionistas de signo popular.
Lo fulminante y brutal de la restauración neoliberal argentina revela la hipocresía del tono moderado y conciliador, empleado por la derecha latinoamericana y caribeña cuando lucha por recuperar el control del gobierno, y la falsedad de sus promesas de no revertir las conquistas sociales alcanzadas durante la gestión de los gobierno precedentes. Esta es una lección para los sectores sociales con “memoria corta” sobre las consecuencias del neoliberalismo, que se dejan engañar por la derecha y contribuyen a su retorno al gobierno mediante el voto de castigo o la abstención de castigo contra los gobiernos de izquierda y progresistas, no solo en Argentina, sino en toda América Latina y el Caribe.
Esto es lo que efectivamente ocurrió tras una prolongada sesión del Senado brasileño el 12 de mayo de 2016, que ratificó la resolución de la Cámara de Diputados abriendo cauce a un proceso de “impeachment” contra la Presidenta, alejada del cargo por 180 días. Dilma Rousseff declaró que todas las acusaciones de irresponsabilidad fiscal que se le endilgan son falsas y carentes de fundamento, que sus impugnadores están probadamente acusados de actos de corrupción flagrante, y que luchará para llegar, a fines de 2018, al término de su mandato que le confirieron 54 millones de brasileños. Reiteró que se está ante un golpe de Estado que pone en riesgo todas las conquistas alcanzadas por el pueblo brasileño durante los gobiernos del PT (en materia de salud, educación, vivienda y salarios), y a la vez pone en riesgo el futuro de Brasil. En todo el país, se desarrollaron grandes manifestaciones en apoyo al gobierno de Dilma con la consigna “¡No al golpe en Brasil!”, que fue retomada en numerosos países del continente y por organizaciones latinoamericanas y mundiales. Se resalta la articulación conjunta de diversos sectores populares, de izquierda y progresistas de la sociedad brasileña, incluyendo la amplia utilización de los medios alternativos, para defender su posición, llamar las manifestaciones –que están ocurriendo casi diariamente–, haciendo oposición a los medios tradicionales en manos del capital privado y a favor de las fuerzas golpistas.
La combinación de guerra mediática con judicialización de la política en Brasil es más dañina la que, sacándole gran provecho al bajo crecimiento económico, el aumento del desempleo y los hechos de corrupción que implican a ex directivos de la empresa Petrobras y a una cantidad indeterminada de empresarios y legisladores, se centró en destruir la imagen del PT, de la presidenta Dilma Rousseff y de su antecesor. La presidenta se encuentra amenazada por un golpe de Estado por intermedio de un juicio político ilegal en el parlamento brasileño, emprendido por una coalición de fuerzas de derecha que amenaza también el expresidente Lula por intermedio de investigaciones sin fundamentos, fabricados por la prensa oligárquica. El juicio político contra Dilma y su separación por 180 días de la Presidencia del Brasil, es un acontecimiento de gran envergadura que cambia el rumbo progresista emprendido por Lula desde el 2003 y coloca en el poder la élite neoliberal, inclusive con grandes impactos sobre el rumbo progresista del mapa político de América Latina y el Caribe.
La elección de una mayoría opositora en la Asamblea Nacional de Venezuela, por primera vez desde el triunfo de la Revolución Bolivariana hace diecisiete años, y que tiene entre sus causas principales la guerra económica orquestada por el imperialismo y la oligarquía venezolana, es un duro golpe a la Revolución Bolivariana porque el Poder Legislativo, que durante los diecisiete años anteriores actuó en armonía con el Ejecutivo, ahora está bajo el control de fuerzas políticas hostiles que abiertamente se proponen derrotarla, e interrumpir y revertir el proceso de trasformación social emprendido por ella. En el plano externo, el control de la Asamblea Nacional por parte de la oposición derechista constituye un serio obstáculo y una grave amenaza para la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y para PetroCaribe, proyectos que el bloque mayoritario de la Mesa de la Unidad Democrática intenta destruir, y también es un serio obstáculo y una amenaza a la participación venezolana en el MERCOSUR, UNASUR y CELAC, en los que ya incide la presencia del gobierno de Macri.
El triunfo del NO, por estrecho margen, en el referendo en el que se sometió a consideración del electorado boliviano si aprobaba o no una enmienda a la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia, que hubiese permitido al presidente Evo Morales Ayma y al vicepresidente Álvaro García Linera postularse para una segunda reelección consecutiva tras la entrada en vigor de dicha Carta Magna, en febrero de 2009, obliga al Movimiento al Socialismo-Instrumento Político al Servicio del Pueblo a conformar una nueva fórmula electoral para los comicios de diciembre de 2019, con vistas a seguir al frente del Poder Ejecutivo Boliviano, para así continuar el desarrollo de la Revolución Democrática y Cultural iniciada hace una década.
En este contexto adverso, son positivos los avances registrados en Paraguay, en especial la elección de Mario Ferreiro, de la Concertación Avanza País, como intendente de Asunción, mediante una coalición con el Partido Liberal, a lo cual se debe agregar el triunfo del Frente Guazú en varios departamentos del interior del país (con un crecimiento del 30%), en tres casos por sí solos y en otros diez en alianzas con otros sectores, entre los que se destaca el desplazamiento, después de 75 años, del derechista Partido Colorado en Encarnación, tercera ciudad del país. Sin embargo, persiste con preocupación la situación institucional (juicio por la masacre de Curuguaty, denuncias de represión sindical donde se pone en cuestión la plena vigencia de las libertades y garantías propias del Estado de Derecho).
En conjunto, los reveses sufridos en Argentina, Venezuela, Bolivia y Brasil alimentan las tesis sobre el supuesto fin del ciclo progresista, que el imperialismo y la derecha latinoamericana han incorporado como tema de su guerra mediática. En rigor, como anticipaba el Documento Base del XV Encuentro del Foro, lo que se ha cumplido es la máxima de que “una correlación de fuerzas favorable en el ámbito continental no es garantía de éxito de todas y cada una de las experiencias nacionales”. Por ello se impone convertir el revés en victoria en Argentina, frase acuñada por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en los peores años del aislamiento en que quedó ese proceso coyunturalmente sumido, a raíz del derrumbe del bloque socialista europeo, evitar un daño mayor en Venezuela, Bolivia y Brasil, y librar con decisión las necesarias batallas político‑ideológicas en el resto de los países donde las fuerzas oligárquicas buscan reapropiarse del control absoluto de los poderes del Estado.
El somero repaso que aquí realizamos de los análisis, reflexiones y planes de acción que hemos elaborado para derrotar la contraofensiva imperialista y oligárquica contra nuestros gobiernos y fuerzas políticas indica que, como Foro, tenemos más capacidad de hacer diagnósticos, pronósticos y propuestas, que de lograr que nuestros partidos y gobiernos los hagan suyos y los apliquen. En tal sentido es necesario vincular más el quehacer interno de cada partido a los consensos que logramos entre todos, y plantearnos la meta de contar con un plan de acción basado en una estrategia consensuada. Hoy más que nunca, esta es una lucha continental y mundial, no nacional, y en consecuencia debe haber elementos comunes en nuestra estrategia de lucha, sobre todo tomando en cuenta que la estrategia de la derecha, las oligarquías y el imperialismo evidentemente rebasan el ámbito nacional, en correspondencia con la naturaleza misma del imperialismo.
En este contexto, México continúa en la situación de crisis económica derivada de las políticas neoliberales, caracterizada por los rasgos típicos del subdesarrollo, con desigualdad y profundización de la pobreza (55.3 millones de personas en pobreza), así como una profunda crisis política generada por el partido dominante y casi único que ha llevado a una gran descomposición social: corrupción, impunidad y a la presencia del crimen organizado que ha establecido estructuras de poder paralelas actuando coludidas con las autoridades, como se vio en el caso Ayotzinapa.
Subsiste la violencia en todas sus expresiones y hay una crisis de graves violaciones de derechos humanos, incluido el feminicidio, problema local de gran intensidad, en parte consecuencia de la impunidad que continúa, acentuándose por una serie de reformas “estructurales” en importantes sectores, particularmente en materia energética, en telecomunicaciones, en educación. Recientemente, se aprobó la Ley que amplía la Justicia Militar al fuero civil, lo que se traduce, además de una violación a los derechos humanos, en dotar de facultades al Ejército para cateo a domicilios particulares, intervención de llamadas y detención de civiles. Se puede decir que en México, hay una política de Estado caracterizada por el autoritarismo.
Por otro lado, en 2016, habrá comicios en 16 entidades de la República, siendo la elección de la Ciudad de México la primera para la Asamblea Constituyente, lo que resulta de un gran logro para que la Ciudad de México sea una entidad federativa más y cuente con soberanía política y autonomía económica, y la población goce de todas las garantías y derechos al contar con una Constitución Local propia.
En la actual coyuntura es importante resaltar que en Guatemala se produjo una maniobra política impulsada por las fuerzas de la derecha empresarial, con el apoyo de la Embajada de EUA, para construir el triunfo electoral del cómico Jimmy Morales, apoyado por exmilitares de la ultraderecha, como parte de su estrategia global en contra de la corrupción, iniciada con el golpe en contra de la dirigencia de la FIFA. La estrategia imperialista ha comprendido debilitar a los candidatos que les resultaban indeseables en las pasadas elecciones, para en un segundo momento afectar a los grupos oligárquicos involucrados en evasión de impuestos y lavado de activos. Esa estrategia incluye perseguir penalmente a funcionarios y empresarios corruptos, introducir cambios en el sistema de justicia, fortalecer algunos espacios democráticos y cambios importantes en el modelo económico oligárquico plutocrático, que limita el crecimiento de la economía nacional, ha generalizado la pobreza (según datos oficiales el 60% de la población vive en la pobreza), y construye un escenario de generalizada inestabilidad.
En Guatemala, EUA está aprovechando el trabajo a favor del fortalecimiento de la justicia que ha impulsado la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) creada por la ONU, originalmente a raíz de los Acuerdos de Paz, para desmantelar las estructuras de poder paralelo que sembraron el terror en el país entre 1954 y los primeros años de la década del noventa. En ese sentido, aunque el fortalecimiento de la justicia que se está produciendo en Guatemala es real y beneficioso para el país, la intención de Estados Unidos es crear un efecto demostración, que les permita promover comisiones internacionales similares, controladas por ellos, como ya pasó en Honduras con la creación de una Comisión en el marco de la OEA, para intentar desestabilizar al gobierno del FMLN en El Salvador y probablemente intentaría hacerlo más tarde en contra del FSLN en Nicaragua. Un conjunto de factores, incluyendo las movilizaciones que de abril a septiembre se produjeron en buena parte del país, pero en especial las investigaciones penales por casos de corrupción que han desarrollado la CICIG junto al Ministerio Público, han producido además la captura de dos ex presidentes del Congreso de la República, de varios exdiputados y la solicitud de antejuicio en contra de otros dos ex presidentes del Congreso y cinco diputados más.
En resumen, Guatemala vive una crisis de institucionalidad que afecta a los tres Organismos de Estado y en especial a varias de sus instituciones, destacando el caso de las Fuerzas Armadas. Esta coyuntura resulta favorable para las fuerzas de izquierda que promueven la construcción de una amplia alianza de fuerzas de izquierda y progresistas para transformar el país. La propuesta incluye la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente integrada con representación de pueblos indígenas, sectores sociales y partidos políticos, para producir una nueva Constitución y la creación del Estado plurinacional.
A tono con los acontecimientos y procesos hasta aquí reseñados, especial atención debemos brindar a dos elementos fundamentales de la estrategia del imperialismo y las oligarquías criollas destinada a restablecer el monopolio del poder político que históricamente ejercieron en toda América Latina y el Caribe: la guerra mediática y el uso efectivo por la derecha de sus espacios políticos institucionales, en el Poder Legislativo, el Poder Judicial y en la burocracia del propio Poder Ejecutivo ocupado por fuerzas de izquierda y progresistas. No son esos los únicos elementos de dicha estrategia, ni son de reciente incorporación a ella. Junto con otros instrumentos de boicot, sabotaje y desestabilización, la guerra mediática y la judicialización de la política son empleadas contra las fuerzas y gobiernos de izquierda y progresistas, pero actualmente se registra un aumento de su efectividad que estamos obligados a combatir, neutralizar y derrotar, lo cual solo podrá hacerse en base a una estrategia en la que definamos como metas, la presencia mediática creciente de la izquierda y la conquista de espacios institucionales como parte de la lucha de clases por el poder político del Estado y no solo la disputa electoral por el control del gobierno.
Con tecnologías de punta, la guerra de cuarta generación, desarrollada tanto a través de los medios convencionales –es decir, la televisión, la radio y la prensa escrita–, como por conducto de las redes sociales: fomentan el olvido de la lacerante reestructuración neoliberal; culpan a los gobiernos de izquierda y progresistas de los problemas heredados de sus predecesores neoliberales; vuelcan contra nuestros gobiernos el rechazo a prácticas que son consustanciales al sistema capitalista, como la corrupción y el irrespeto a las instituciones; y lanzan contra ellos la creciente multicausal insatisfacción ciudadana. Con mentiras y medias verdades distorsionadas, construyen “expedientes judiciales” contras líderes y lideresas de izquierda y progresistas, y así crean el clima apropiado para “condenarlos” y “eliminarlos” en el terreno de la judicialización de la política.
La judicialización de la política y la usurpación de la soberanía popular por parte de los jueces es un componente de la refuncionalización de los poderes del Estado, en sus orígenes concebidos para mantener un equilibrio de fuerza entre sectores de la clase dominante, y hoy utilizados como instrumentos de boicot, sabotaje, desestabilización, derrota electoral o derrocamiento de gobiernos. Se trata de lo que Boaventura de Souza Santos define como transformación del sistema judicial en peligroso factor de desorden jurídico, caracterizado por las medidas judiciales flagrantemente ilegales e inconstitucionales, la selectividad grosera del celo persecutorio, la promiscuidad aberrante con los medios de comunicación al servicio de las élites conservadores y el híper activismo judicial aparentemente anárquico, todo lo cual crea un caos judicial que exacerba la inseguridad jurídica, profundiza la polarización social y política, y pone la propia democracia al borde del caos. Con palabras de Souza Santos:
Con el orden jurídico transformado en desorden jurídico, con la democracia secuestrada por el órgano soberano que no es elegido, la vida política y social se convierte en un potencial campo de despojos a merced de aventureros y buitres políticos.
En este sentido, es vital no perder de vista el carácter instrumental de cualquier sistema político como medio de legitimación del poder de clase, independientemente de quien lo ejerza, lo cual fundamenta la necesidad de los cambios estructurales, no solo en el ámbito económico, al cual se suele hacer referencia de manera exclusiva cuando se tratan estos temas, sino en el ámbito político, en cuanto al diseño del modelo, que nos debe llevar a una democracia que sea, participativa y protagónica, como instrumento de legitimación del poder de las clases populares en construcción.
Las organizaciones sociales y los partidos de izquierda fueron factores fundamentales en la recuperación y consolidación de la democracia en América Latina. La llegada al gobierno de nuestras fuerzas populares, progresistas y de izquierda permitió el paso de democracias reservadas para las élites a democracias “ampliadas”. Vastos sectores antes excluidos integraron los gobiernos y los parlamentos nacionales: obreros, indígenas, estudiantes, negros y mulatos, mujeres, movimiento LGTB. Son paradigmáticos la presidencia de un obrero metalúrgico en Brasil (Lula) y un indígena en Bolivia (Evo).
La restauración del neoliberalismo en la región (Brasil y Argentina) muestra que estos avances no son para siempre. El carácter de la democracia deriva de las fuerzas que compongan el gobierno, del carácter de clase del bloque social que lo impulsa y qué clase o sectores de clase tienen la hegemonía o la adquieren en el curso del proceso, pero por sobre todas las cosas de la acción de las masas populares conscientes y movilizadas, sosteniendo e impulsando el proceso de profundización e inclusión en la toma de decisiones con el pueblo como protagonista de su destino. Para ello es necesario educar en los valores universales de la democracia, en su defensa y profundización y particularmente en la práctica política, en nuevos valores de lo que el Che denominaba el hombre nuevo.
Un componente de la ofensiva imperialista es la reducción del precio internacional del petróleo, que ha impactado negativamente en el crecimiento económico de Ecuador y sobre todo de Venezuela, que es la economía más dependiente de ese hidrocarburo, así como ha precipitado a la virtual quiebra de PEMEX.
Para recuperar el control monopolista de los Estados latinoamericanos, se entreteje una red de partidos políticos derechistas representados por dirigentes como AécioNeves en Brasil, Mauricio Macri en Argentina, Lacalle Pou en Uruguay, Keiko Fujimori en Perú, Henrique Capriles y Leopoldo López en Venezuela, entre otros, respaldados por medios masivos como una “nueva alternativa”, tratando de disociarlos de los personajes más truculentos de los períodos dictatoriales y de los impulsores de las políticas neoliberales ya rechazadas por nuestros pueblos.
Si el acumulado histórico de luchas populares fue un factor fundamental que condujo a la apertura, entre mediados de los años ochenta e inicios de los noventa, de una gran etapa de auge de nuevos movimientos sociales y de conquista sin precedentes de espacios político-institucionales, hoy tenemos que preguntarnos si, como fuerzas políticas y de gobierno, hemos sido capaces de mantener vivo ese acumulado histórico en la conciencia de los pueblos en las dos décadas transcurridas desde entonces, y en qué medida hemos trabajado conscientemente en impedir el desgaste natural ocasionado por el ejercicio del poder o del gobierno, lo cual es solo posible si avanzamos no solo en las transformaciones de tipo social e incluso económicas, sino también en las relacionadas con el sistema político.
Si el rechazo a la fuerza represiva bruta, a los golpes de Estado tradicionales, a las dictaduras militares, fue un factor fundamental que condujo a la apertura de la actual gran etapa de luchas, hoy tenemos que preguntarnos si nos hemos preparado lo suficiente para enfrentar la guerra mediática, el boicot y el sabotaje constantes que realizan los representantes de las fuerzas oligárquicas enquistados en las instituciones y los poderes del Estado, incluido el Poder Judicial muchas veces manipulado groseramente por jueces al servicio exclusivo de la oligarquía.
Si la conciencia y la movilización social desarrollada y consolidada en la lucha contra el neoliberalismo fue un factor fundamental que condujo a la apertura de la actual gran etapa de luchas, porque incorporó a la lucha política y electoral a amplios y diversos sectores sociales, hoy tenemos que preguntarnos si seguimos siendo las y los mismos que en aquellos años interactuábamos con los pueblos, y si los pueblos nos siguen reconociendo como tales, si hemos hecho lo necesario para mantener la interacción constructiva y respetuosa con los movimientos sociales populares organizados, y si hemos hecho lo necesario por construir hegemonía en los sectores populares no organizados ni concientizados, cuya inclinación electoral puede ser atraída con costosas y mentirosas campañas mediáticas, como las de las derechas argentina, venezolana y boliviana. Les corresponde a todos y cada uno de los partidos, organizaciones y movimientos políticos miembros del Foro de São Paulo, plantearse y responder esas y otras interrogantes. Seguramente, según sea el caso, la respuesta será que sí, que hemos trabajado en todos y cada uno de esos frentes, pero que podíamos y podemos hacer mucho más.
Hay diferencias y similitudes en cada situación nacional, pero debemos reconocer que la derecha, además de otros factores que la favorecen, está logrando explotar estratégicamente nuestras debilidades y errores para obtener victorias, empezando por la injerencia externa en las elecciones y en las crisis políticas, a través del apoyo foráneo a grupos de derecha en el continente. Algunos actores externos son más discretos, como los think-thanks liberales y conservadores de EUA y la Fundación del Partido Liberal alemán, que apoyan financieramente al Movimiento Brasil Libre (MBL) y grupos similares en Brasil; otros son más públicos, como los recursos provenientes de la National Endowment for Democracy (NED), que contribuye a la oposición venezolana a través de la Embajada de EUA en ese país.
No es suficiente señalar la injerencia externa y la crisis internacional como explicación para la victoria de las derechas en las elecciones, porque la falta de una preparación adecuada para enfrentarla es nuestra responsabilidad. En algunos casos no buscamos, ni siquiera parcialmente, promover reformas estructurales, por ejemplo, en la tributación, las instituciones políticas, democratización de los medios de comunicación, entre otros, y no logramos ir más allá que atender las demandas básicas de nuestros pueblos. Estos no votaron contra las políticas sociales de nuestros gobiernos, pero su voto refleja, por lo menos, su inconformidad con la inestabilidad económica y la inseguridad ciudadana.
Debemos tener presente que la fuerte reducción de la pobreza, la mejora en los ingresos y satisfacción de necesidades básicas, el ensanchamiento de la clase media, redundó en un cambio en el nivel de demandas. En tal sentido es importante incluir en nuestro debate el tema del comportamiento de las distintas clases y sectores sociales en el marco de los procesos de cambio, lo cual requiere que también sean incluidos en ese debate aspectos conceptuales relacionados con el tema.
En relación con lo antes dicho, la crisis económica fue un factor muy importante en Argentina, Venezuela y Brasil, que la derecha supo explotar en las urnas. Además, las élites empresariales locales, deseosas de recuperar el poder perdido en el comienzo del nuevo siglo, han boicoteado la inversión, paralizado las actividades económicas, y contribuido para aumentar el costo de vida. Los grandes medios de prensa asumieron la función de exagerar la situación de crisis, generando pesimismo y expectativas negativas. A partir de entonces, fue fácil para la derecha ganar los votos de las capas medias y de algunos sectores populares en estas elecciones.
El tercer factor es, en muchas ocasiones, la falta de sostenibilidad en el tiempo de la transformación social llevada a cabo por los gobiernos progresistas, porque después de la mejora de la distribución del ingreso, la implementación de programas de vivienda pública, más acceso a la educación y a la salud, entre otros beneficios, no solamente no se admiten retrocesos, sino que aumenta la demanda de más y mejores derechos.
Un problema crónico de la izquierda es no generar la percepción de “pertenencia” de la población en cuanto a los derechos promovidos por sus gobiernos y tampoco generar conciencia sobre el papel del Estado en este despliegue. Por ello es un reto importante debatir este tema en el marco del debate sobre las clases sociales y su comportamiento y posicionamiento. Sin embargo, no es posible aceptar que los resultados de las elecciones argentinas y venezolanas signifiquen el final del “ciclo progresista”, como si históricamente hubiera existido alternancia normal de poder político en nuestra región. Es importante recordar que, hasta que América Latina empezara a sufrir los efectos de la crisis económica global, todos nuestros gobiernos lograban índices de popularidad que pocos gobiernos de derecha pudieron mostrar en sus momentos. Lo que estamos viendo, en lo que respecta a la pérdida de apoyo de los sectores desfavorecidos de la población a estos gobiernos, no es una reacción contra las políticas progresistas, sino contra su reducción, el mal desempeño de la economía y los actos de corrupción, que si bien son manipulados y magnificados por la derecha sin autoridad moral alguna, resultan más dañinos para los gobiernos populares que para los gobiernos de las élites, pues un aspecto muy importante del discurso de la izquierda contra el sistema es la lucha contra la corrupción, lo que genera grandes expectativas al respecto.
Es importante reconocer que las fuerzas de izquierda y democráticas en Perú han logrado un importante avance a la luz de los últimos resultados electorales del 10 de abril 2016, donde la candidata presidencial del Frente Amplio, Verónica Mendoza, logró un importante tercer lugar con cerca de tres millones de votos, configurándose como segunda fuerza política en el parlamento de ese país.
Lo que sin duda podría sufrir reveses en el corto plazo es el proceso de integración en la región, que debemos reconocer que no ha avanzado al ritmo deseado y posible, lo cual se agrave ante las nuevas presiones para cambiar prioridades. Seguramente aumentarán las presiones externas e internas para cambiar el carácter del MERCOSUR y para que más países se adhieran a los acuerdos de nueva generación, como la Alianza del Pacífico, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y el Acuerdo de Servicio en Comercio (TISA). No es casual que la derecha haya recibido el apoyo de los estadounidenses que quieren cambiar la agenda de negociaciones de la OMC.
Es momento de promover un debate autocrítico profundo sobre lo que está pasando en estos países y las respuestas que nos tocan. Entre ellas, el debate sobre el papel de los medios de comunicación –que en su mayoría están en manos privadas, conservadoras y de derecha–, y el papel de los movimientos sociales –con los cuales tenemos que profundizar las relaciones y conseguir el apoyo y la presión popular necesarios para avanzar con nuestras políticas–, sin dejar de lado las exigencias de los nuevos grupos que ascendieron a partir de las políticas sociales y distributivas implantadas por los gobiernos de izquierda en nuestra región. Otro tema fundamental es el de la lucha por el poder político en su conjunto y por la hegemonía ideológica y cultural en el marco de la lucha de clases. También es importante hacer un profundo debate sobre la situación económica regional y las respuestas a la presión de los agentes económicos sobre nuestros gobiernos.
La construcción colectiva de una línea estratégica de resistencia y avance de la izquierda latinoamericana, tiene como punto de partida la readecuación del discurso político; es conocido que antes de la derrota de la experiencia socialista en la URSS y Europa Oriental, una buena parte de la izquierda en nuestra región debatió sobre la democracia como principio revolucionario, teniendo como base una realidad concreta: el enfrentamiento a dictaduras es el denominador común de las luchas populares del Río Grande a la Patagonia, y cuando la izquierda asumió la bandera de la democracia se convirtió en una fuerza social multitudinaria.
Los fundamentos democráticos de la izquierda latinoamericana tienen su origen en una acción práctica y en una reflexión teórica, y en las naciones en la que logra convertirse en gobierno intenta poner en marcha –con mayor o menor éxito– la democratización integral de la sociedad y del Estado, empero, todo ello se produce en el fragor de fieros combates, precisamente contra el golpismo de la derecha.
En algunos países con gobiernos populares y progresistas, se registra una situación contradictoria, avanzan en la erradicación de las desigualdades, en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, pero tales avances no se traducen de manera directa en hegemonía política e ideológica, las nuevas demandas de la sociedad, y en particular de los jóvenes, no son percibidas con claridad y a tiempo, y mientras que la crítica es desdeñada desde algunas instancias decisorias, una suerte de conservadurismo se expande en algunos predios de la izquierda.
La experiencia histórica señala que la efervescencia en la lucha de los pueblos no se mantiene indefinidamente, los cambios históricos se mueven entre flujos y reflujos. Hay algunos momentos que son de lucha de barricadas, mientras que otros son de trabajo cotidiano, de realizaciones prácticas. Son esos momentos en los cuales la capacidad de respuesta de los gobiernos de izquierda a las necesidades materiales del pueblo se convierten en el eje de la política.
De estas reflexiones emerge un debate que tiene que ver con los límites históricos de la lucha contra el neoliberalismo, que es nuestra línea estratégica central, en medio de una situación planetaria en la que el capitalismo neoliberal es hegemónico, a la vez, que aún no se ha configurado una nueva correlación de fuerzas planetaria que equilibre –aunque sea en parte– a los polos de poder, al tiempo que la crisis multidimensional, orgánica y multifacética del sistema capitalista sigue vigente. Es en esa contradicción en las que, objetivamente, ha de moverse la izquierda en los próximos años. No obstante, no olvidemos que “donde hay contradicción hay vida”.
Resulta prioritaria la discusión sobre la crítica de la Economía Política del capitalismo global y neoliberal de este tiempo histórico, sobre todo cuando una potente reestructuración se pone en marcha de los años setenta del pasado siglo, que no solo abarca lo económico, sino también en el campo de lo social y de la política. La hegemonía del capitalismo neoliberal está signado por complejas contradicciones, en primer término, lo que se desprende de un hecho constatable:
Cuando la tasa de rendimiento del capital supera de modo constante la tasa de incremento de la producción y del ingreso –lo que sucedía hasta el siglo XIX y amenaza con volverse la norma en el siglo XXI–, el capitalismo produce mecánicamente desigualdades insostenibles…[3]
Una amplísima literatura explica con rigor científico el límite ambiental de la civilización del capital, prevaleciente hasta ahora; vale destacar el aporte conceptual del Comandante Fidel Castro y del Papa Francisco sobre la materia.
Uno de los aspectos que han de ser considerados en el estudio de las contradicciones intrínsecas del capitalismo hoy, es precisamente todo lo que se deriva del crack del sistema financiero de 2008 y su repercusión global.
Asimismo, un asunto que no ha sido tomado en cuenta de manera significativa, ni por la academia, ni por las organizaciones de la izquierda, es el de la explotación de los trabajadores, como subrayado por el profesor Vincenc Navarro:
[…] es imposible entender la evolución de las rentas del capital sin entender la evolución de las rentas del trabajo. Las dos están íntimamente relacionadas, ya que el crecimiento desmesurado de las rentas del capital en los últimos años, se ha llevado a cabo a costa del descenso de las rentas del trabajo […]. No se puede intentar corregir las desigualdades sin alterar ni cambiar las relaciones de propiedad del gran capital, dejándolo en manos privadas, es decir, en manos de la minoría –los súper ricos–, que continuará ejerciendo un enorme poder, no solo económico, sino también, político y mediático.[4]
La gran batalla que las fuerzas de izquierda y progresistas de América Latina y el Caribe tienen planteada en este momento, tanto aquellas que ejercen el gobierno nacional en sus respectivos países, como las que luchan desde la oposición, se libra simultáneamente en dos terrenos indisolublemente relacionados: uno es el enfrentamiento exitoso a la actual contraofensiva reaccionaria, con nuevos medios y métodos propios que sean efectivos contra los nuevos medios y métodos de nuestros adversarios; el otro es la identificación y erradicación constructiva de nuestras propias limitaciones, insuficiencias, errores y problemas, que generan confusión, insatisfacción y rechazo en los sectores populares, desmoralizan y desmovilizan a nuestra bases, y estimulan el voto de castigo y la abstención de apoyo a la izquierda. Componente fundamental de esta batalla es el internacionalismo, con sus pilares en la solidaridad y colaboración mutua.
La batalla de cada fuerza política y social de izquierda y progresista, y de cada gobierno de izquierda y progresista, es la batalla de todas y cada una de las fuerzas políticas y sociales de izquierda y progresistas de América Latina y el Caribe, y el resto del mundo. Entre otros requerimientos, eso implica fortalecer la unidad del Foro de São Paulo y su ya tradicional interrelación constructiva con la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL), con nuestros partidos y movimientos políticos hermanos de América del Norte, Europa, Asia, África, Medio Oriente y Oceanía, y con todas las redes y campañas de movimientos sociales populares del planeta.
Elemento esencial para preservar, ampliar y fortalecer la correlación de fuerzas favorables a las fuerzas políticas y gobiernos de izquierda y progresistas de América Latina y el Caribe, es la defensa de la integridad y la orientación popular, anti neoliberal, de los mecanismos intergubernamentales de concertación, cooperación e integración, a saber, la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA‑TCP), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
En este XXII Encuentro del Foro de São Paulo afirmamos que no hay, ni habrá, fin del ciclo progresista, sino continuación de la “guerra de posiciones” que libramos contra las fuerzas oligárquicas, en la cual cosechamos victorias parciales y sufrimos reveses parciales. El único ciclo que reconocemos es el iniciado con las guerras de independencia, en el que nos mantendremos hasta lograr la independencia total y definitiva, cómo la ha logrado ya el pueblo cubano. Afirmamos también que el triunfo final será nuestro si sabemos alcanzarlo, porque las fuerzas oligárquicas no tienen, ni pueden tener, una opción política diferente a la creciente híper concentración de la riqueza y la también creciente híper exclusión social, que son y seguirán siendo factores de agudización extrema de las contradicciones económicas, políticas y sociales y, por consiguiente, elementos generadores y renovadores de las luchas emancipadoras.
Las fuerzas de izquierda y progresistas avanzan en algunos lugares, han tenido derrotas en otros y están siendo desestabilizadas en determinados países. Ningún proceso es lineal. Pero las tendencias siguen siendo buenas para ellas, pues la lucha por la hegemonía mundial y la conformación de un mundo multipolar no permite que el capitalismo se estabilice. Las fuerzas de izquierda y progresistas pueden avanzar si diseñan estrategias de lucha correctas.
Una línea estratégica correcta debe dar respuesta a problemas cardinales, como el esbozado en un artículo por Emir Sader, quien expresa:
En algunos países [con gobiernos populares] no se ha cuidado debidamente el equilibrio de las cuentas públicas, los cuales han generado niveles de inflación que han neutralizado, en parte, los efectos de las políticas sociales, porque los efectos de la inflación recaen sobre los asalariados. Los ajustes no deben ser transformados en objetivos, pero sí en instrumentos para garantizar el equilibrio de las cuentas públicas y eso es un elemento importante del éxito de las políticas económicas y sociales.[5]
A escala mundial pueden adelantarse iniciativas políticas que pueden alcanzar amplísimos consensos, como la aplicación de un fuerte impuesto a las rentas del capital y dirigir esos recursos a programas productivos, la expansión de la fiscalidad progresiva, el aumento de las rentas del trabajo y la prohibición de los paraísos fiscales. Ya algunos esfuerzos apuntan en esa dirección, de parte de movimientos sociales.
Los obstáculos políticos requieren de una gran voluntad para vencerlos, más no de un voluntarismo vacío, es por ello que los movimientos sociales y los partidos de la izquierda han de profundizar su rol de articuladores de las luchas sociales, de promotores de políticas públicas progresistas y lo decisivo: ganarle la batalla de las ideas al neoliberalismo y al totalitarismo político de la derecha reaccionaria.
III. Medios de Comunicación
1. Tecnología y Comunicación. Una nueva forma de hegemonía.
El documento de 1996 rezaba: “Debemos ser nosotros abanderados de valores como la honestidad, la verdad, la sencillez, la transparencia, la búsqueda para que prevalezca la verdad y el interés mayoritario”. Si repasamos las campañas mediáticas cuidadosamente planificadas, y aplicadas para cada uno de los países donde se ha concentrado la contraofensiva de la derecha, veremos que el objetivo ha sido desacreditar a los gobernantes y gobiernos de izquierda y progresistas, precisamente sobre los que anunciamos hace 20 años que serían nuestras principales banderas.
Existen patrones en estas campañas diseñadas y adecuadas a cada país (altos índices de frecuencia e intensidad, para desacreditar a los gobernantes y a sus partidos, deslegitimar a los gobiernos a través del cuestionamiento de los procesos electorales, y desestabilizar la institucionalidad mediante el estímulo y financiamiento de conflictos, tanto internos como con países vecinos).
Básicamente, los objetivos de la contraofensiva de la derecha son debilitar los pilares de los proyectos de transformación en nuestros países: desde el punto de vista político, económico y social y, transversalmente, la integración. Afectar las economías de los países progresistas; generar opinión pública contraria mediante el uso abusivo del inmenso poder de los medios de comunicación, para provocar descontento y protesta social, utilizar a los mismos medios, así como a sus aliados en el mundo, para cuestionar la legitimidad de los gobiernos y desestabilizar la institucionalidad; buscando también frenar los procesos de integración regional.
Un contexto económico adverso o poco favorable, constituye el mejor escenario y la oportunidad para llevar adelante estas campañas.
Comprender la dimensión del poder político que detentan los medios masivos de comunicación, que es hegemónico, y su capacidad de manipular la “información”, así como su gran incidencia en la opinión pública, es parte indispensable del diagnóstico del proceso y la correlación de fuerzas, así como la base de análisis para rediseñar nuestra estrategia. (Punto 2.a: “La batalla cultural y las ofensivas mediáticas.”)
El poder hegemónico sobre las tecnologías de la información y comunicaciones, constituye un atentado contra los intereses de nuestros pueblos y los gobiernos que democráticamente elegimos. Por ello, debemos plantearlo en términos de soberanía. La cuestión es, mientras se debata mundialmente, qué hacemos para enfrentarlo desde los gobiernos de izquierda. (Puntos 2.d-e: “Soberanía en Internet. El rol del Estado.”)
Así, si la dependencia tecnológica es parte del problema, la independencia tecnológica es parte de las soluciones. Si el uso de los medios de comunicación para “idiotizar” a los receptores, así como el abuso de la infraestructura de comunicaciones para generar opinión adversa a partir de calumnias, falsas noticias o rumores “sin origen”, sirven a los intereses de la derecha, entonces la respuesta está en la legislación, democratización de los medios y generación de productos que fomenten el conocimiento y la concientización, acumulando fuerzas y generando mujeres y hombres agentes del cambio. (Puntos 2.b-c: “La infraestructura y el control del ciberespacio. Amenazas y oportunidades.”)
Ante un nuevo paradigma comunicacional.
Internet ha modificado drásticamente los paradigmas que hasta ahora nos orientaban en la comprensión de los procesos de comunicación pública en los medios masivos. Es así que hoy el usuario es el centro del proceso comunicacional; el contenido nos revela la identidad e intencionalidad de los medios; el texto, las imágenes y el audio se integran en el concepto de multimedia; el tiempo real es casi una exigencia para el usuario, la información abunda y por ende los usuarios son más selectivos, aunque no necesariamente de la calidad sino de la actualidad y podemos señalar que hay un efecto positivo en la reducción de la brecha del conocimiento y la información dependiendo del nivel de accesibilidad que se tenga.
En ese contexto, el énfasis de una visión progresista e inclusiva, debe incorporar necesariamente el concepto de soberanía informativa y autodeterminación. De lo contrario este nuevo paradigma solo contribuirá a socializar y masificar la banalidad, la frivolidad, la solidaridad efímera y la indignación inofensiva. (Puntos 2.f-g: “Redes sociales y medios digitales. Conclusiones.”)
2. Medios de Comunicación. Estrategias para la etapa.
a) La batalla cultural y las ofensivas mediáticas
Es elemento insoslayable que en la actualidad ha adquirido un rol determinante la batalla táctica por ganar opinión pública favorable, en la medida que un nuevo paradigma comunicacional se instala con fuerza integrando la tecnología y asignando buena parte de los recursos materiales, financieros y humanos a la formación de opinión, provocando “sensaciones” y “percepciones” que pueden poner en duda las acciones que muchos de nuestros Gobiernos han llevado adelante para profundizar los cambios en el plano social, político y económico.
Es así que las corporaciones de medios –muchas de ellas controladas política y económicamente por los grandes grupos económicos– operan con un sesgo perverso, produciendo contenidos que sistemáticamente persiguen el objetivo de desinformar y/o manipular la información disponible de forma tendenciosa, utilizando la banalización como un método recurrente e imponiendo nuevas tendencias que desarrollan la cultura de la frivolidad, promoviendo una infra cultura que canaliza lo más mediocre del ser humano, barbarizándolo, embruteciéndolo.
La ética periodística está en un jaque continuo (para utilizar un lance ajedrecístico) en un campo de batalla en el que los movimientos han de ser muy precisos y los mensajes muy sólidos, para neutralizar los efectos distorsivos del manejo mal intencionado de la información.
b) La Infraestructura y el control del ciberespacio
Si consideramos que la infraestructura es la base material del cambio, hemos de analizar con detenimiento cual es el contexto que tenemos desde el punto de vista tecnológico en la geografía mundial.
Internet se ha transformado en un complejo entramado de rutas virtuales por donde transita toda la información que se genera en el planeta. Y la mayor porción de poder radica en aquellos que ostentan el privilegio de poseer una infraestructura física que dé soporte al desarrollo de las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y el espacio virtual por el que transcurren los flujos de información que esas tecnologías son capaces de difundir masivamente, a través de los protocolos de internet, interfaces de datos que viajan y se transmiten a través de cableados subacuáticos, satélites y dispositivos de alta conectividad, en las que la dependencia tecnológica suele estar asociada al poder económico de las fuerzas políticas dominantes.
Cuanto mayor capacidad económica, mejor cobertura en tiempo real de la información enviada y recibida.
Vale recordar que el principal nodo de conexiones a Internet de Estados Unidos de América para Centro y Sudamérica se encuentra en Miami, el NAP (Network Acces Point) de las Américas, el cual se concentra en un gran edificio en el que residen las principales compañías mundiales de servicios de Internet.
Cabe señalar también que la supervisión de la ICANN (Internet CorporationforAssignedNames and Numbers), responsable de la asignación de los nombres de dominios, en internet todavía depende del Departamento de Comercio de EUA, al menos hasta septiembre de 2016.
En tal sentido, el control tecnológico del Ciberespacio se constituye hoy en un elemento de orden estratégico clave que incide en el orden social, económico y político mundial, afectando drásticamente las relaciones socio demográficas.
c) Amenazas y oportunidades
Pero si el control político-económico de los medios de comunicación masivos constituye una amenaza de carácter permanente respecto de la generación de opinión pública sobre un determinado hecho o episodio, no es menos cierto que esa expansión contiene en sí misma la oportunidad de llegar en forma masiva a millones de personas en el mundo en tiempo real.
A su vez el espionaje informático se ha transformado en una de las acciones más comunes al influjo de los avances tecnológicos. Si antes estas prácticas se caracterizaban por aprovechar las vulnerabilidades de seguridad en el software de nuestras computadoras, utilizando para ello diversos exploits para Windows, por ejemplo, que permitían recolectar datos de los usuarios que utilizaban esos equipos, hoy en día estas prácticas se han extendido a tal punto de manipular el hardware -PCs y laptops- a través de acceso físico a dichos equipos, en el proceso de ensamblaje y distribución. Cabe mencionar el ataque conocido como SWAP, que permite instalar software de control y de vigilancia durante el arranque del PC.
En ese plano, es absolutamente necesario avanzar en el proceso de independencia tecnológica que permita abordar la batalla mediática en el plano virtual, considerando los nuevos escenarios de la comunicación política. Y esto implica decisiones políticas que en un marco de integración permita construir una sociedad de la información con independencia tecnológica, en donde las tecnologías que facilitan la creación, distribución y manejo de la información jueguen un papel esencial en las actividades sociales, culturales y económicas, con el objetivo de reducir la brecha digital, promoviendo el conocimiento y el desarrollo humano.
En última instancia la batalla en el plano mediático es solo uno de los escenarios en que se libra la lucha por la liberación de nuestros pueblos.
No hay liberación posible sin evolución social, y ella antecedida por un proceso de transformaciones estructurales que permitan avanzar en conciencia y comprensión de los fenómenos políticos, sociales y económicos.
d) Soberanía en Internet
La construcción de soberanía en internet pasa a ser -en este contexto- un objetivo estratégico. Invertir en infraestructura para mejorar la calidad de Internet, garantizando su libre uso e impulsar una reforma de la administración internacional de Internet para tener mayor representatividad mundial en el control de la red, son algunas de las acciones que desde los Gobiernos alternativos deben impulsarse.
A su vez, el desarrollo de plataformas tecnológicas comunes, la transferencia de conocimiento recíproco y el desarrollo de software libre son elementos fundamentales que componen esta línea estratégica de acción.
Adquiere especial relevancia el diseño de políticas públicas y el desarrollo de modelos de producción de medios y gestión de contenidos digitales que apunten a difundir los valores culturales, sociales y filosóficos que residen en nuestros pueblos, aprovechando el marco de integración regional existente.
Del mismo modo, el Gobierno Electrónico que permita el uso de las tecnologías de la información y el conocimiento en los procesos internos de gobierno, es una herramienta válida para lograr una mejora en la eficiencia y eficacia en los procesos estatales internos y en sus vínculos con la sociedad.
Algunos pasos ya se han dado en ese sentido en algunos países, así como también a través de la UNASUR estos temas están en agenda, pero es preciso avanzar con más vigor en los procesos de integración de la comunicación y la información.
El mayor desafío es evitar la consolidación de un modelo hegemónico, construyendo alternativas propias con administración multisectorial y multilateral.
Y en ese sentido, es imprescindible establecer los principios de la gobernanza mundial de la red, estableciendo procedimientos y agenda para el desarrollo de mecanismos que regulen la infraestructura y uso de internet. Vale decir que en septiembre de 2013, luego de que se hicieran públicas las revelaciones de Edward Snowden, en torno a la vigilancia que las agencias norteamericanas realizaron sobre varios líderes mundiales, la Presidenta de Brasil Dilma Rousseff propuso un control multilateral del uso de internet en su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Podemos afirmar que se ha producido un cambio en la percepción de internet a nivel de opinión pública y ello produjo la necesidad de impulsar un cambio a nivel global. A partir de allí, ha crecido la percepción favorable de que este tema debe estar en la agenda multilateral de los países, en sus diversos ámbitos.
La gobernanza de internet debe ser abierta, participativa, plural y neutra desde el punto de vista tecnológico, sensible a los derechos humanos y basada en los principios de ética, transparencia y responsabilidad.
e) El rol del Estado
La contradicción Estado vs Mercado es un eje fundamental del debate, sobre todo si desde una visión progresista concebimos un modelo de comunicación en el que exista democratización de la información y libre acceso de los ciudadanos a los medios informativos, los cuales deben ser eficientes desde el punto de vista social, ofreciendo contenidos de calidad, estimulando el pensamiento crítico, el análisis y la reflexión.
Para ello, los objetivos de comunicación deberán necesariamente estar alineados a valores éticos tales como la Justicia Social, los Derechos Sociales, la Conciencia Colectiva.
Es indispensable el desarrollo de políticas públicas que estimulen la producción nacional y el rescate de los valores, el conjunto de creencias, tradiciones e historia que acuñan nuestros pueblos y para ello debe existir control sobre los recursos materiales al servicio de estos fines, considerando que el compromiso democrático implica reconocer que la lucha de clases existe y por tanto Derecha e Izquierda luchan por el poder en todos los planos.
La construcción de soberanía abarca también factores sociales, culturales y filosóficos y el compromiso incluye a todos los actores sociales que encarnan esa visión.
La socialización de contenidos, el intercambio de información y experiencias, la capacitación y entrenamiento para el uso de herramientas y plataformas tecnológicas y una distribución global con supervisión de los proveedores de internet son elementos que brindan garantía al proceso.
f) Redes sociales y medios digitales
Así como Telesur, Ventana Política o EcuRed, son ejemplos vivos de que se están dando pasos en el sentido que se plantea, no menos cierto es que la construcción de medios alternativos tendrían que ser parte de la Planificación Estratégica en el marco de los procesos de Integración y Articulación política (UNASUR, CELAC), estimulando acuerdos bilaterales y regionales de intercambio de información y comunicación, en materia de propiedad intelectual y seguridad informática.
Es un dato de la realidad que las Redes Sociales y los Medios Digitales pueden jugar un rol muy importante en la socialización de la información, ayudando a difundir y movilizar, contribuyendo al debate, a la generación de opinión pública favorable Habrá que tener mucho cuidado con las expresiones pseudo-espontaneístas (indignados) proclives a ser vehiculizados por la derecha, que constituyen un riesgo latente en entornos virtuales en los que es fácil lanzar cualquier epíteto y los conceptos muchas veces son superficiales.
De todos modos, en la Batalla de las Percepciones, estos medios pueden ayudar a poner un tema en debate, a colocar una reivindicación justa, a denunciar una injusticia, a propagar información valiosa, a posicionarse en una determinada coyuntura.
En síntesis, los medios virtuales, son complementarios y necesarios para la discusión en tiempo real y ayudan a masificar una idea, un concepto y también pueden contribuir a neutralizar la manipulación y la difusión de información falsa y tergiversada. Pero de ningún modo sustituyen la movilización popular ni el debate público en el plano personal y necesariamente deben estar alineados a una estrategia comunicacional.
g) Conclusiones
Finalmente, podemos concluir que aquellos Gobiernos Alternativos que pretendan sintetizar los avances registrados en el debate público y colectivo, deberán asignar la importancia que tiene el manejo de la información y la comunicación en los procesos de cambios, para asegurar su consolidación y profundizar en ellos.
Si no hay un pueblo convencido de lo que se ha avanzado, difícilmente existan condiciones subjetivas favorables para ir un paso más en la redistribución de la riqueza.
Esa tónica deberá incorporar la metodología de respaldar aquellas iniciativas -que provengan de los actores sociales- tendientes a promover la justicia social, los derechos humanos, la equidad, la igualdad y la diversidad. Es decir, sustentar la acción política en la acumulación social para avanzar en el plano ideológico hacia la construcción de una nueva sociedad. Y para ello es necesario legislar y profundizar en normas específicas sobre los medios audiovisuales, ubicando al Estado como un actor fundamental en la regulación de los contenidos que se difunden a través de los medios masivos de comunicación. Ello es un factor crítico, habida cuenta que el vacío cultural se reproduce exponencialmente cuando se producen contenidos que lejos de impulsar la cultura y acercar el conocimiento a las personas, promueven la cultura de la frivolidad y la mediocridad.
Es obligación primordial de los partidos de izquierda y de las fuerzas progresistas, crear sus propios instrumentos de comunicación y estimular desde el gobierno la ampliación al acceso en todas las esferas (prensa escrita, audiovisual, TV, redes sociales, etc.), para contrarrestar también en ese plano la influencia prácticamente exclusiva de las clases dominantes y el imperialismo, con sus cadenas mediáticas y virtual monopolio informativo.
Cabe señalar que para el 2018, se estima que la penetración de internet en América Latina superará el 70% en términos globales.
Y en el siguiente cuadro, podemos apreciar el NSE (Nivel Socio-Económico) de las personas registradas en las Redes Sociales, comparado con el NSE que en términos absolutos tiene la población de América Latina y el Caribe.
Fuente: 2014, TGI NET (Target Group Index) de Ibope.
IV. Plan de acción
1. Atención a las elecciones de 2016
- Octubre 2016: elecciones municipales en Brasil
- 4 de noviembre de 2016: elecciones en EUA
- 6 de noviembre de 2016: elecciones en Nicaragua
- Octubre 2017: elecciones parlamentarias en Argentina
2. Seminario Internacional del PT México: 10 al 12 de marzo 2016. (Realizado)
3. Promoción de acciones en defensa de los DDHH en México, Curuguaty (Paraguay), EUA, Palestina. Responsable: PRD México (Irán Moreno).
4. República Saharaui: organizar misión de parlamentarios y dirigentes del Foro de Sao Paulo en el segundo semestre de 2015, por ocasión del Congreso de la Frente Polisario. Responsable: Partido Socialista Allendista (Esteban Silva, Partido del Socialismo Allendista). (Realizado)
Debatir propuesta del compañero Esteban Silva durante el XXII Encuentro.
5. Apoyar la realización de una Reunión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia, del 10 al 11 de abril de 2016 (realizado – http://forodesaopaulo.org/declaracion-seminario-del-foro-de-sao-paulo-en-apoyo-a-los-procesos-de-paz-en-colombia/), y organizar en las mismas fechas una misión de Solidaridad con la Paz en Colombia, formada por representantes de partidos del FSP y parlamentarios. Responsables: SE, Secretaría Andino Amazónica, Delegación colombiana y Frente Amplio de Uruguay (Fernando López).
En la Reunión del GT México (marzo 2016 – http://forodesaopaulo.org/memoria-de-la-reunion-del-grupo-de-trabajo-del-foro-de-sao-paulo-12-y-13-de-marzo-en-la-ciudad-de-mexico/), se aprobó respaldar el Proceso de paz en Colombia, principalmente participando de los siguientes eventos:
- Apoyar el Paro Nacional del día 17 de marzo de 2016 contra la política oficial;
- Acudir los días 9, 10 y 11 de septiembre al VI Congreso de la Unión Patriótica;
- En octubre, participar del XVI Congreso de la Federación Democrática Internacional de Mujeres
- En noviembre, participar del XXII Congreso del Partido Comunista Colombiano y del II Consejo Patriótico Nacional del Movimiento Político y Social Marcha Patriótica.
6. Encargar a la SE y la Secretaría Andino Amazónica, organizar un Seminario (marzo 2016, Cajamarca-Perú) sobre medio ambiente y desarrollo sostenible, con énfasis en los temas de la Amazonia y de los ODS. Responsables: PS Perú, Secretaría del FSP en el Perú, Secretaría Andino Amazónica.
7. Encargar a la SE y la Secretaría Regional Cono Sur organizar un debate sobre el tema del combate a la corrupción en el marco de los gobiernos progresistas y de izquierda, en el 1er. trimestre de 2016. Responsables: Frente Amplio de Uruguay, Secretaría Andino Amazónica y Delegación peruana.
8. Continuar el diálogo con la izquierda europea, particularmente sobre la resistencia al neoliberalismo, a través de 3 actividades:
8.1 Organizar, durante el Seminario del PT México (marzo/2016), una reunión con los partidos de izquierda europeos que estarán allá para debatir la situación europea. Responsables: SE y PT México. (Realizado el 12 de marzo)
8.2 Organizar durante el XXII Encuentro en 2016 un diálogo con la delegación del Partido de Izquierda Europeo presente al evento. Responsables: SE y PSUV.
8.3 Organizar un seminario conjunto FSP y PIE en diciembre del 2016 en Berlín, sobre el tema de la financierización de las economías europeas. Responsables: SE y PSUV.
9. Encargar a la SE + SMAC + Secretaría EUA de la organización de una campaña de información pública de solidaridad con Cuba, de lucha contra el bloqueo. Responsables: FSLN, FA (Uruguay) y MINH (Puerto Rico).
10. Eje defensa de los derechos de los migrantes
10.1) Realizar un Encuentro sobre el tema migratorio en la República Dominicana, a ser debatido con los partidos del Foro en ese país. (Yo realicé la consulta y los partidos dominicanos no consideran posible realizar esta reunión)
10.2) Promover un movimiento de parlamentarias y parlamentarios de América Latina y el Caribe hacia el Congreso y Senado de los Estados Unidos, para abordar la situación migratoria.
10.3) En México realizar un Encuentro Nacional sobre los Derechos Humanos de migrantes en su territorio, donde participen Senadores, Diputados, Gobernadores y Presidentes de Ayuntamientos Municipales, para abordar la crisis humanitaria de la población migrante por el territorio mexicano, en la búsqueda de medidas de protección.
10.4) Solicitar y promover el derecho al refugio en el caso de la población migrante.
10.5) Organizar y crear un Observatorio Internacional para los derechos humanos del migrante de América Latina y el Caribe y que sea instalado en el sur de México.
10.6) En las diferentes propuestas sobre la protección a los derechos humanos de la población migrante, incorporar el derecho a la reparación de daños.
El IV Encuentro del Comité Regional EUA, realizado en 13-15 de mayo de 2016, trató de este tema en ese país – http://forodesaopaulo.org/documento-final-del-iv-encuentro-del-comite-regional-eua/
11. Eje integración continental
11.1) Encargar a la SE y las Subsecretarías del Cono Sur y Andino Amazónica, acompañar las Cumbres de Jefes de Estado del MERCOSUR el 22 de diciembre de 2015 en Asunción, Paraguay.
11.2) Encargar a la SE y las Subsecretarías del Cono Sur y Andino Amazónica, acompañar las Cumbres de Jefes de Estado de la UNASUR.
11.3) Definir un plan de trabajo frente a los Parlamentos sobre la integración regional, organizando una acción más articulada entre los y las parlamentarias de los partidos del Foro de Sao Paulo, incluyendo la reciente organización del Bloque Progresista del Parlasur (coordinado por FA Uruguay – Cro. Sebastián). Responsable: PSUV (Saúl Ortega, presidente del Parlasur).
11.4) Encargar cada Secretaría Regional organizar en el primer semestre de 2016 un encuentro/taller sobre el tema “La integración regional como destino común: los desafíos actuales”, preparatorios al XXII Encuentro en El Salvador (junio/2016).
- Considerando que los días 11 y 12 de abril se realizó el seminario de la Fundación PerseuAbramo “Nuevos marcos de acuerdos internacionales” en la ciudad de São Paulo, se definió para el 13 de abril la realización del Taller de Regional Cono Sur sobre Integración Regional.
- El seminario de la Regional Mesoamericana y Caribeña se realiza los días 21 y 22 de mayo.
- El seminario de la Regional Andino Amazónica se propone realizar los días 27 y 28 de mayo.
12. Eje organizativo
12.1. Encargar a la SE y las secretarías regionales de dar seguimiento a los acuerdos organizativos aprobados en el XXI Encuentro del FSP, así como en los encuentros de jóvenes, mujeres, afro descendientes e indígenas. En la reunión del 13 de marzo 2016 (México) se aprobó que el Grupo de Trabajo reitere a cada partido integrante del Foro, la importancia de nombrar a una (o) representante en la materia, reenviando el Plan aprobado en Quito en noviembre de 2016, a cada partido del Foro.
12.2. Encargar a la SE y el Frente Transversal de Argentina de coordinar las propuestas aprobadas en el Taller de Comunicación:
1. Construcción de la Red de Comunicadores del FSP, donde cada partido u organización integrante nombre un responsable en la materia y exista una coordinación general de la misma: Frente Transversal de Argentina (Jorge Drkos), Movimiento Político Winaq, Guatemala (Victorino Tejaxún); Frente Amplio, Costa Rica (Mauro Trigueros); Partido Comunista de Brasil – PCdoB (Wevergton Brito Lima); Alianza PAIS, Ecuador (Frenzel Apolo, Coordinador de Redes) FMLN, El Salvador (Wilfredo Zepeda); Partido del Pueblo, Perú (Raúl Chirinos Ponce, Secretario General del Colegiado, y Hugo Sánchez M., Secretario Nacional de Organización); Movimiento Izquierda Unida – MIU (Pedro Alcántara). 2. Creación de una base de datos, socializando la información sobre medios, periodistas, comunicadores, responsables políticos que, al respecto, tenga y proponga cada miembro. 3. Elaboración de un informe bimensual sobre la situación de cada país por dichos delegados, pudiendo, en caso de que se lo considere apropiado, reemplazar el mismo por documentos o artículos propios o de terceros que expresen el objetivo de este punto. 4. Remisión de enlaces, sitios y notas en la web, que sean considerados importantes para el seguimiento cotidiano de noticias sobre la actualidad latinoamericana y mundial. 5. Realización de un encuentro de capacitación anual para los delegados en comunicación de cada integrante del FSP. 6. Intercambio de contenidos audiovisuales, sonoros y gráficos de materiales que aborden la realidad latinoamericana elaborados por los distintos capítulos nacionales del FSP, o bien por organizaciones políticas o sociales sobre temáticas relevantes para el proceso de integración regional. 7. Remisión de materiales producidos por la institucionalidad regional: CELAC, ALBA, UNASUR y MERCOSUR y toda otra información de estructuras afines a la materia.
Decisiones del GT de Quito (noviembre 2015):
a) Continuar con las tareas organizativas referidas a la construcción de la Red de Comunicadores del FSP, solicitando a los partidos miembros que no han designados representantes que lo realicen a la brevedad para incorporarlos y, paso siguiente, comenzar a cumplir el Punto 2 (Creación de una base de datos).
b) Proponemos para el primer trimestre del próximo año dar cumplimiento al Punto 3 del Plan de Trabajo (Elaboración del informe bimensual).
c) Realizar en la próxima reunión del GT una convocatoria con los responsables designados para avanzar en los aspectos logísticos y organizativos de la Red de Comunicadores del FSP. (Realizado – ver texto a continuación)
Responsable: SE-FSP, Frente Transversal de Argentina (Jorge Drkos), PC Cuba y PRD México.
Decisiones del GT de México (marzo 2016):
El Grupo de Trabajo deberá reiterar a cada partido que se nombre a un (a) responsable para fines de activar la Red de Comunicador@s del Foro de São Paulo. Se aprobó asumir la propuesta presentada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, en tanto Partido anfitrión del XXII Encuentro, consistente en realizar la Segunda Reunión de la Red de Comunicador@s (Mesa) en el marco de dicho Encuentro – se incorpora como aporte el documento de recomendaciones de la reunión de la Red de comunicadores del 12 de marzo, presentado por la Secretaría Ejecutiva. La propuesta del FMLN se basa en que en el contexto de búsqueda de mayores niveles de coordinación y comunicación entre los partidos de izquierda de América Latina y El Caribe, resulta de alta importancia promover reuniones de reflexión entre l@s responsables de las comunicaciones de los partidos miembros, que permitan avanzar en la promoción de niveles cada vez mayores en dicha coordinación. La propuesta contempla también que la responsabilidad de la organización de esta Segunda Reunión, recaiga en la Secretaría de Comunicaciones del FMLN, instancia que tendrá la tarea de preparar y distribuir un documento base de discusión a presentar, como un primer material de debate de la Reunión.
En el caso del anexo con los puntos relativos a la comunicación y las estrategias, se tomará como base la propuesta de Uruguay al respecto. Igualmente, se aprobó que cada partido haga un diagnóstico sobre los recursos de los cuales dispone, a fin de contar con todo un sistema de intercambio informativo.
12.3. Encargar a la SE y la Comisión de Arte y Cultura coordinar las propuestas aprobadas en la reunión de la Comisión de Arte y Cultura realizada durante el XXI Encuentro: retomar el carácter permanente de la Comisión de Cultura del FSP; convocar a la Comisión de Cultura a reuniones de trabajo para diseñar y ejecutar su Plan de Acción. Esta convocatoria puede ser en el marco de la reunión del Grupo de Trabajo a realizarse en marzo de 2016 (en el marco del seminario de los partidos políticos del PT, México) y en el próximo Encuentro anual del Foro. Instar a todos los integrantes del FSP a participar activamente en la Comisión de Cultura, nombrando representantes en las convocatorias de trabajo de esta Comisión. Es necesario y urgente integrar al Plan de Acción del FSP las acciones correspondientes a la Comisión de Cultura, pudiendo garantizar entre otras acciones: realizar un Festival Cultural en el próximo Encuentro del FSP; vincular las acciones en cultura a espacios como la Red de intelectuales y luchadores sociales en defensa de la humanidad y ALBA cultural. Responsables: SE y Comisión de Arte y Cultura.
12.4. Realizar el III Encuentro de la Secretaría Europa del Foro de São Paulo en diciembre de 2016 en Berlín (acordado en el GT de México, en marzo de 2016). En esa ocasión, aprobar el plan de trabajo y definir la estructura organizativa de la Secretaría Europa, encargando al GT de aprobar la propuesta preliminar, cuyo borrador será presentado por el FMLN El Salvador. Este III Encuentro de la Secretaría Europa podrá ser organizado en las mismas fechas del seminario FSP y PIE en Madrid (marzo, abril o mayo de 2016), siendo que el PIE está en la mejor disposición para apoyar la organización de este encuentro.
12.5. Buscar contactos con los partidos de izquierda en África por medio del AfricanLeftNetworkingForum (ALNEF). Responsable: PCdoB Brasil.
12.6. Reunión Grupo de Trabajo del FSP en Ciudad de México: 13 de marzo 2016. (Realizado – http://forodesaopaulo.org/memoria-de-la-reunion-del-grupo-de-trabajo-del-foro-de-sao-paulo-12-y-13-de-marzo-en-la-ciudad-de-mexico/)
12.7. XXII Encuentro del Foro de Sao Paulo: 22 al 26 de junio, en El Salvador.
12.8. Reunión específica del GT en solidaridad con la Revolución Sandinista en Nicaragua: 17 y 18 julio 2016.
13. Otros eventos internacionales a consideración
- Enero 2016: Encuentro de los países africanos y suramericanos (ASA) en Ecuador.
- 1 junio 2016: Rendición de Cuentas del Gobierno Salvador Sánchez Cerén, El Salvador.
- Invitación a conmemorar el 50 Aniversario de la Misión de Puerto Rico en Cuba (fines del mes de junio de 2016) el cual será en Homenaje al Comandante Fidel Castro con motivo de su 90 cumpleaños.
- 24 de julio de 2016: Elecciones internas del Frente Amplio de Uruguay.
- Octavo Encuentro Continental de Solidaridad con Cuba los días 28, 29 y 30 de julio de 2016 a realizarse en Santo Domingo, República Dominicana. Evento cuya responsabilidad recae en la Comisión Organizadora integrada por la Campaña Dominicana Solidaridad con Cuba (República Dominicana) el Comité de Solidaridad con Cuba (Puerto Rico) y el Instituto de Amistad con Los Pueblos (ICAP-Cuba).
- Septiembre 2016: Congreso del Frente Amplio de Uruguay.
- Sobre Puerto Rico, se aprobó seguir respaldando la lucha por el inalienable derecho del pueblo de Puerto Rico a su libre autodeterminación e independencia, así como respaldar las acciones a favor de la liberación de Oscar López Rivera y Ana Belén Montes, el primero detenido desde 1981 y la segunda desde 2011.
14. Temas pendientes de futuras discusiones
Debatir políticas de drogas y el tema del narcotráfico.
Posibilidad de alternar Encuentros anuales del FSP con el Festival Cultural.
[1] El Foro celebró en Nicaragua el III Encuentro en 1992, el IX en 2000 y el XVII en 2011; en El Salvador, el VI Encuentro en 1996 y el XIII en 2007; y en Guatemala, el XI Encuentro en 2002.
[2] El petróleo de esquisto (shaleoil) es un petróleo no convencionalproducido a partir de esquistosbituminosos.
[3] Piketty: El capital en el siglo XXI, 2015.
[4] Vincenc Navarro: Diario Público (21/01/2016).
[5] Emir Sader: alainet.org (2016).
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