La temporada ciclónica comienza oficialmente este primero de junio en la cuenca del atlántico tropical que incluye el mar Caribe que es donde estamos nosotros y México, y aunque según los pronósticos será de baja intensidad no por eso debemos descuidarnos.
Según los pronósticos este año deben presentarse de 10 a 12 organismos ciclónicos con nombre de distintas categorías , pero nadie puede segurar que alguno de ellos afecte nuestro país.
La razón por la que se estima será baja la actividad ciclónica se lo debemos al ENOS, De manera general, el ENOS tiende a deprimir la actividad ciclónica en
nuestra área geográfica, pues genera fuertes vientos del oeste en la
atmósfera superior (cizalladura vertical), capaces de entorpecer en gran
medida el surgimiento e intensificación de estos fenómenos naturales,
al impedir que la energía pueda concentrarse en la columna de aire en la
altura.
Según datos que obtuve a través del compañero Orfilio Peláez Ciclón tropical es un término genérico empleado para designar los
centros de bajas presiones que aparecen sobre las cálidas aguas marinas
de la zona tropical o subtropical, alrededor del cual los vientos giran
en sentido contrario a las manecillas del reloj en el hemisferio norte.
Suelen estar acompañados por una extensa área de nublados con
lluvias, chubascos y tormentas eléctricas, que puede cubrir hasta 800
kilómetros o más en casos excepcionales. Así la influencia de los
efectos no queda reducida al punto de localización geográfica en el
mapa.
Pueden originarse en el seno de una onda tropical, en la porción sur
de un frente frío, en la zona de interacción de un frente frío con una
onda tropical, o dentro de agrupaciones nubosas concentradas, donde haya
inestabilidad en la atmósfera
.
La mayoría de los investigadores vinculados al tema plantean que
existen al menos tres condiciones básicas para que los ciclones surjan y
se desarrollen. Ellas son la persistencia por varios días de un área de
tiempo perturbado, que la temperatura del mar tenga valores iguales o
por encima de 26,5 grados Celsius, desde la superficie hasta una
profundidad de al menos 45 metros, y el predominio de vientos débiles y
sin cambios notables de dirección y velocidad (baja cizalladura) en la
atmósfera superior.
Cuando entran en tierra firme casi siempre pierden fuerza con rapidez
al privarse de la energía que les brinda el océano, y a causa del
efecto de la fricción del viento sobre la topografía del terreno, más
acentuado si transitan por zonas montañosas.
En los últimos años cobra fuerza entre los científicos el criterio de
que la presencia del Polvo del Sahara es un factor adverso al
desarrollo de la actividad ciclónica en la cuenca del Atlántico.
Al respecto, el doctor en Ciencias Físicas Eugenio Mojena, de la
sección de Satélites del Centro de Pronósticos del Instituto de
Meteorología, manifestó a Granma que en su avance sobre el océano, las
nubes de polvo conforman una masa de aire caliente y seca con bajos
valores de humedad relativa, disminuyen la temperatura superficial del
mar e incrementan la cizalladura vertical del viento.
Lo anterior crea un ambiente sumamente hostil para la formación de
los organismos tropicales. Acerca de los ya existentes, la entrada de
gran cantidad de polvo a la circulación del ciclón y a las bandas
espirales reduce la producción de lluvia, y con ello la liberación de
calor que es su fuente de energía primaria, debilitándolos en muchas
ocasiones o limitando las posibilidades de fortalecerse.
Tomando en cuenta la intensidad de los vientos máximos sostenidos
promediados en un minuto, los ciclones tropicales se clasifican en
depresión tropical (inferiores a 63 kilómetros por hora), tormenta
tropical de 63 a 118 km/h, y huracanes cuando son iguales o superiores a
los 119 km/h.
Para el caso específico de los huracanes existe la llamada escala
Saffir-Simpson, que los divide en cinco categorías. Son de categoría 1
aquellos cuyos vientos máximos sostenidos permanecen en el rango de 119 a
153 km/h; categoría 2 de 154 a 177; categoría 3 entre 178 y 208;
alcanzan la 4 de 209 a 251, y la 5 a partir de los 252 km/h.
Visto en términos de daños, un sistema de menor fuerza puede
ocasionar afectaciones severas en dependencia de las vulnerabilidades y
características particulares del lugar por donde pase, velocidad de
traslación, radio de influencia y los acumulados de lluvia que produzca.
La etapa más activa de la temporada ocurre desde mediados de agosto hasta la tercera decena de octubre.
Históricamente el décimo mes del calendario representa el de mayor
peligro de azote directo a Cuba, aunque en las últimas dos décadas no se
ha comportado así, con la excepción del huracán Sandy en el 2012.
En el caso particular de junio la zona de formación de más interés
para Cuba es el mar Caribe occidental. Generalmente los originados en
esa área se mueven en trayectorias próximas al norte, lo cual determina
que las provincias de Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Mayabeque,
Matanzas y el Municipio Especial de Isla de la Juventud, sean las más
expuestas al impacto de algún ciclón tropical.
Asi que ya lo saben desde hoy debemos estar al tanto de todos los partes meteorológicos que se emitan pues ante estos fenómenos hay que estar siempre informados.
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