lunes, 1 de junio de 2015

Comienza hoy temporada ciclónica

                                                                         Por:  José Miguel.


La temporada ciclónica comienza oficialmente este primero de junio en la cuenca del atlántico  tropical que incluye el mar Caribe que es donde estamos nosotros y México, y aunque según los pronósticos será de baja intensidad no por eso debemos descuidarnos.

Según los pronósticos este año deben presentarse de 10 a 12 organismos ciclónicos con nombre de distintas categorías , pero nadie puede segurar que alguno de ellos afecte nuestro país.

La razón por la que se estima será baja la actividad ciclónica se lo debemos al ENOS, De manera general, el ENOS tiende a deprimir la actividad ciclónica en nuestra área geográfica, pues genera fuertes vientos del oeste en la atmósfera superior (cizalladura vertical), capaces de entorpecer en gran medida el surgimiento e intensificación de estos fenómenos naturales, al impedir que la energía pueda concentrarse en la columna de aire en la altura.

Según datos que obtuve a través del compañero Orfilio Peláez Ciclón tropical es un término genérico em­pleado para designar los centros de bajas presiones que aparecen sobre las cálidas aguas ma­rinas de la zona tropical o subtropical, alrededor del cual los vientos giran en sentido contrario a las manecillas del reloj en el hemisferio norte.

Suelen estar acompañados por una extensa área de nublados con lluvias, chubascos y tormentas eléctricas, que puede cubrir hasta 800 kilómetros o más en casos excepcionales. Así la influencia de los efectos no queda reducida al punto de localización geográfica  en el mapa.
Pueden originarse en el seno de una onda tropical, en la porción sur de un frente frío, en la zona de interacción de un frente frío con una onda tropical, o dentro de agrupaciones nubosas concentradas, donde haya inestabilidad en la atmósfera
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La mayoría de los investigadores vinculados al tema plantean que existen al menos tres condiciones básicas para que los ciclones surjan y se desarrollen. Ellas son la persistencia por varios días de un área de tiempo perturbado, que la temperatura del mar tenga valores iguales o por encima de 26,5 grados Celsius, desde la superficie hasta una profundidad de al menos 45 metros, y el predominio de vientos débiles y sin cambios notables de dirección y velocidad (baja cizalladura) en la atmósfera superior.

Cuando entran en tierra firme casi siempre pierden fuerza con rapidez al privarse de la energía que les brinda el océano, y a causa del efecto de la fricción del viento sobre la topografía del terreno, más acentuado si transitan por zonas montañosas.

En los últimos años cobra fuerza entre los científicos el criterio de que la presencia del Polvo del Sahara es un factor adverso al desarrollo de la actividad ciclónica en la cuenca del Atlántico.
Al respecto, el doctor en Ciencias Físicas Eugenio Mojena, de la sección de Satélites del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteo­rología, manifestó a Granma que en su avance sobre el océano, las nubes de polvo conforman una masa de aire caliente y seca con bajos valores de humedad relativa, disminuyen la temperatura superficial del mar e incrementan la cizalladura vertical del viento.

Lo anterior crea un ambiente sumamente hostil para la formación de los organismos tropicales. Acerca de los ya existentes, la entrada de gran cantidad de polvo a la circulación del ciclón y a las bandas espirales reduce la producción de lluvia, y con ello la liberación de calor que es su fuente de energía primaria, debilitándolos en muchas ocasiones o limitando las posibilidades de fortalecerse.

Tomando en cuenta la intensidad de los vientos máximos sostenidos promediados en un minuto, los ciclones tropicales se clasifican en depresión tropical (inferiores a 63 kilómetros por hora), tormenta tropical de 63 a 118 km/h, y huracanes cuando son iguales o superiores a los 119 km/h.

Para el caso específico de los huracanes existe la llamada escala Saffir-Simpson, que los divide en cinco categorías. Son de categoría 1 aquellos cuyos vientos máximos sostenidos permanecen en el rango de 119 a 153 km/h; categoría 2 de 154 a 177; categoría 3 entre 178 y 208; alcanzan la 4 de 209 a 251, y la 5 a partir de los 252 km/h.

Visto en términos de daños, un sistema de me­­­­­nor fuerza puede ocasionar afectaciones se­veras en dependencia de las vulnerabilidades y características particulares del lugar por donde pase, velocidad de traslación, radio de influencia y los acumulados de lluvia que produzca.

La etapa más activa de la temporada ocurre desde mediados de agosto hasta la tercera decena de octubre.

Históricamente el décimo mes del calendario representa el de mayor peligro de azote directo a Cuba, aunque en las últimas dos décadas no se ha comportado así, con la excepción del huracán Sandy en el 2012.

En el caso particular de junio la zona de formación de más interés para Cuba es el mar Caribe occidental. Generalmente los originados en esa área se mueven en trayectorias próximas al norte, lo cual determina que las provincias de Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Mayabe­que, Matanzas y el Municipio Especial de Isla de la Juventud, sean las más expuestas al impacto de algún ciclón tropical.

Asi que ya lo saben desde hoy debemos estar al tanto de todos los partes meteorológicos que se emitan pues ante estos fenómenos hay que estar siempre informados.



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