viernes, 9 de agosto de 2013

Tesoros de Matanzas: La Bahía Parte I

                                                                              Nota de José Miguel:

A pàrtir de hoy y quizá con una frecuencia semanal publicaré aqui en mi blog una nueva sección titulada " Tesoros de Matanzas" que estará a cargo del Dr en Ciencias Mario Valdés Navia, Director de la Biblioteca Provincial " Gener y del Monte" de Matanzas.y que transmite la Revista Informativa "Orbita" de Radio 26 aqui en Matanzas.

Dr. Mario valdés Navia.

Tesoros de Matanzas se crea para revelar a nuestros radioescuchas aquellos valores de la cultura,  geografía,  naturaleza y el patrimonio matanceros con los que estamos siempre en convivencia y, precisamente por ello, a veces no percibimos en toda su grandeza.

El valor fundacional, primigenio, de Matanzas, es su bahía, de ahí que el primero de los Tesoros de Matanzas, lo dediquemos a comentar algunos de los valores que atesoran la bahía y su puerto, donde la obra de la naturaleza y el hombre se dan la mano en un entorno paradisíaco.

Matanzas es siempre recordada por este accidente geográfico. Es una ciudad edificada como un inmenso anfiteatro en torno a la bahía que puede ser vista desde muchos puntos de la urbe y que, al caer la noche, adquiere un aspecto maravilloso al convertirse en un inmenso espejo donde se reflejan las luces de la ciudad.

Así, de tanto tenerla, a veces los matanceros no valoramos en su justa dimensión lo que esta bahía y su puerto han significado, no solo para nuestra región, sino para Cuba y el mundo y desconocemos que ha sido escenario de trascendentales eventos de relieve nacional e internacional.

Los descubridores del entorno maravilloso de esta bahía fueron los aborígenes cubanos, quienes la denominaron Guanima y la convirtieron en asentamiento de múltiples comunidades.

 En ella se han encontrado evidencias de más de una docena de sitios pertenecientes a  las culturas paleolíticas, mesolíticos y neolíticas, o sea, desde grupos cazadores- recolectores – pescadores, hasta los agricultores- ceramistas. Téngase en cuenta que el entorno natural era muy conveniente para la actividad económica de los indígenas, ya que desembocaban en ella cuatro ríos, tres permanentes (Yumurí, San Juan y Canímar) y uno transitorio, que fluía en la época de lluvias (Buey-Vaca), por lo que los suelos eran muy fértiles y era abundante la caza, la pesca y la recolección.
Al llegar los españoles, la bahía fue el escenario de un acontecimiento singular (1509), anterior al inicio oficial del proceso de Conquista de Cuba (1510) e inédito en los anales de la Conquista, el cual le otorgó  a toda la región el nombre terrible que aún ostenta:

Matanzas, devenido,con el tiempo, en calificativo hermoso solo gracias a todo lo bello y significativo que los matanceros han aportado a la cultura nacional. Nos referimos a la sorpresiva matanza de un grupo de colonizadores que fueron ahogados en las aguas de la bahía cuando pretendían cruzarla en las canoas de los nativos, dirigidos por Guayucayex, cacique de la aldea de Yucayo.

A partir de entonces la bahía quedó abandonada por el gobierno colonial durante más de un siglo, lo cual propició que se volviera refugio de corsarios y piratas y lugar seguro para el Comercio de Rescate. No obstante, su valor estratégico la hacía muy conocida para los navegantes,  al encontrarse situada en la embocadura de los transitados canales Viejo y Nuevo de Bahamas, con un guía natural insomne para los ansiosos vigías de entonces: el Pan de Matanzas.Por las bondades de la bahía, con ricas  fuentes de agua potable y alimentos, muchas embarcaciones que partían del puerto de La Habana recalaban aquí para abastecerse. Es por ello que, en la década del 40, aparece el puerto de Matanzas, en el primer mapa conocido de Cuba, como uno de los principales de la isla.

Con el paso del tiempo, ya en el siglo XVII, comenzaron a asentarse en sus orillas varias comunidades de pescadores y agricultores que se dedicaban, más que otra cosa, al comercio de contrabando.

Por entonces, hatos y fincas del entorno de la bahía fueron mercedadas por el Cabildo de La Habana a algunos vecinos importantes que las utilizaban para la producción agropecuaria y el comercio ilícito con los buques extranjeros de manera cómoda, al encontrarse convenientemente lejos de las autoridades coloniales y cerca de sus propiedades para poder llevar y traer las mercancías con rapidez hacia puntos escogidos del extenso litoral de la bahía, totalmente desguarnecida.

En 1532, los azares de la historia estuvieron a punto de cambiar definitivamente el destino de la región cuando el Rey de España recibió la propuesta de mudar hacia este sitio la Villa de la Trinidad, ubicada en la bahía de Casilda, al Sur de Cuba y despoblada totalmente de vecinos españoles. Su negativa hizo que hoy no fuéramos los trinitarios y que la historia de Matanzas continuara su curso independiente.

En el siglo XVII, el auge del corso y la piratería convirtieron a la desprovista bahía de Matanzas, tan cercana a La Habana, en una amenaza potencial para el gobierno de la colonia.

 Dos acontecimientos marcaron este siglo y el futuro de la región. El primero fue la hazaña del Héroe Nacional holandés, el Almirante Pick Hein – visto por los españoles como un terrible pirata -, quien se apoderó, en estas aguas, de la Flota de La Plata, en 1628, en lo que se considera el golpe más importante de la historia de la piratería atlántica. Este hecho trajo consigo que Matanzas seala única ciudad cubana a la que se hace referencia en la letra de un himno nacional extranjero.

 El segundo acontecimiento fue la conquista inglesa de Jamaica, en 1652, acción que provocó que los españoles se preocuparan por fortificar definitivamente la Bahía de Matanzas para prevenir un golpe de mano similar sobre la capital cubana.

 Estas experiencias  hicieron que, antes de terminar el siglo, la Corona ordenara la construcción de una fortaleza que protegiera de los filibusteros a los buques españoles que entraran en la bahía e impidiera cualquier desembarco enemigo en sus costas.

Así, en la década delos 80, el Gobernador José Fernández de Córdoba recibió la Orden Real de reforzar los trabajos de fortificación que culminaron en la fundación de la ciudad, proceso que ocurrió entre el 10 y el 30 de octubre de 1693. Nacía, así, una ciudad al servicio de una fortificación,el Castillo de San Severino, destinado a proteger el flanco oriental de La Habana, por tanto es la Bahía de Matanzas la promotora de la ciudad y del castillo, la Madre Natural de la ciudad de Matanzas.

En la próxima sección analizaremos la evolución del puerto matancero y su significado para la región y el mundo, a partir del siglo XIX.

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