Tomado de Granma.
Encabezó Raúl las honras fúnebres. Cientos de miles de santiagueros tributaron su cariño y respeto al Héroe de la Revolución
José Antonio Torres
CRUCE DE LOS BAÑOS.— El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, encabezó las honras fúnebres del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, realizadas la víspera en el Complejo Histórico que perpetúa el legado de los héroes y mártires del III Frente Oriental doctor Mario Muñoz Monroy.
En la emotiva ceremonia donde le fueron rendidos honores militares, se encontraban junto al Segundo Secretario del Comité Central del Partido, los Comandantes de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez y Guillermo García Frías; también el general de cuerpo de ejército Leopoldo Cintra Frías, viceministro primero de las FAR, y el general de división Onelio Aguilera Bermúdez, jefe del Ejército Oriental, entre otros.
Frente a la Llama Eterna del Mausoleo, y visiblemente conmovidos, se hallaban la esposa, hijos, familiares y amistades allegadas del Comandante Almeida.
Las exequias tuvieron lugar en la base del complejo ubicado en el firme de la Sierra Maestra. El título de Héroe de la República de Cuba y las principales distinciones que recibió Almeida, en su trayectoria como dirigente y revolucionario, presidieron el luctuoso cortejo.
Al compás de la marcha Hasta pronto, de la autoría del Comandante, e interpretada por la banda del Estado Mayor General, fueron colocadas las ofrendas enviadas por Fidel, Raúl, sus familiares, la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y el pueblo de Cuba.
Integrantes de la Unidad Especial de Ceremonias de las FAR trasladaron los restos y los depositaron en la bóveda principal del monumento, que corona un vasto territorio en pleno corazón de las serranías santiagueras.
El toque de silencio y las 21 salvas de artillería en honor al asaltante al Cuartel Moncada y expedicionario del yate Granma estremecieron, de un extremo a otro, cada confín de estas históricas montañas, mientras Raúl y sus acompañantes mantuvieron el saludo militar y la posición de firme hasta que fue sellado el sepulcro del jefe y fundador del Tercer Frente; después, colocaron flores sobre la lápida que custodiará sus restos.
Al concluir la ceremonia la población del Tercer Frente marchó ante la tumba de Almeida en postrer tributo de cariño.
Almeida en el corazón de Santiago
Previo al sepelio, la Ciudad Héroe fue escenario de una masiva movilización de cientos de miles de personas para acompañar las honras fúnebres de Juan Almeida.
La concentración popular conmovió por su sencillez, a la altura del legado del obrero devenido combatiente y líder guerrillero.
El pueblo se volcó a las calles. Flores y pétalos de rosas caían desde los balcones al paso del cortejo. En el Parque Céspedes no se pronunciaron palabras; las estrofas de La Lupe recordaron al expedicionario del Granma, al compositor y escritor.
Luego el cortejo se detuvo frente al balcón del Ayuntamiento donde Fidel proclamó el triunfo de la Revolución cubana, y en cuyos laterales figuran el Título de Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo que con celo y firmeza custodian los santiagueros.
En el Cuartel Moncada se situaron más de 5 000 pioneros y 150 Camilitos. En este histórico escenario una banda de música y un coro gigante, integrado por 200 niños, entonaron la Marcha del 26 de Julio, como preámbulo del "paso" de Almeida por la Avenida de los Libertadores, la misma por la que entró triunfante el Primero de Enero de 1959, acompañando a Fidel y Raúl, a su entrañable Santiago.
Fue un tributo espontáneo, masivo, sincero, emanado del entrañable cariño y el respeto que le profesan los santiagueros a este Héroe de la Revolución.
Encabezó Raúl las honras fúnebres. Cientos de miles de santiagueros tributaron su cariño y respeto al Héroe de la Revolución
José Antonio Torres
CRUCE DE LOS BAÑOS.— El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, encabezó las honras fúnebres del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, realizadas la víspera en el Complejo Histórico que perpetúa el legado de los héroes y mártires del III Frente Oriental doctor Mario Muñoz Monroy.
En la emotiva ceremonia donde le fueron rendidos honores militares, se encontraban junto al Segundo Secretario del Comité Central del Partido, los Comandantes de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez y Guillermo García Frías; también el general de cuerpo de ejército Leopoldo Cintra Frías, viceministro primero de las FAR, y el general de división Onelio Aguilera Bermúdez, jefe del Ejército Oriental, entre otros.
Frente a la Llama Eterna del Mausoleo, y visiblemente conmovidos, se hallaban la esposa, hijos, familiares y amistades allegadas del Comandante Almeida.
Las exequias tuvieron lugar en la base del complejo ubicado en el firme de la Sierra Maestra. El título de Héroe de la República de Cuba y las principales distinciones que recibió Almeida, en su trayectoria como dirigente y revolucionario, presidieron el luctuoso cortejo.
Al compás de la marcha Hasta pronto, de la autoría del Comandante, e interpretada por la banda del Estado Mayor General, fueron colocadas las ofrendas enviadas por Fidel, Raúl, sus familiares, la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y el pueblo de Cuba.
Integrantes de la Unidad Especial de Ceremonias de las FAR trasladaron los restos y los depositaron en la bóveda principal del monumento, que corona un vasto territorio en pleno corazón de las serranías santiagueras.
El toque de silencio y las 21 salvas de artillería en honor al asaltante al Cuartel Moncada y expedicionario del yate Granma estremecieron, de un extremo a otro, cada confín de estas históricas montañas, mientras Raúl y sus acompañantes mantuvieron el saludo militar y la posición de firme hasta que fue sellado el sepulcro del jefe y fundador del Tercer Frente; después, colocaron flores sobre la lápida que custodiará sus restos.
Al concluir la ceremonia la población del Tercer Frente marchó ante la tumba de Almeida en postrer tributo de cariño.
Almeida en el corazón de Santiago
Previo al sepelio, la Ciudad Héroe fue escenario de una masiva movilización de cientos de miles de personas para acompañar las honras fúnebres de Juan Almeida.
La concentración popular conmovió por su sencillez, a la altura del legado del obrero devenido combatiente y líder guerrillero.
El pueblo se volcó a las calles. Flores y pétalos de rosas caían desde los balcones al paso del cortejo. En el Parque Céspedes no se pronunciaron palabras; las estrofas de La Lupe recordaron al expedicionario del Granma, al compositor y escritor.
Luego el cortejo se detuvo frente al balcón del Ayuntamiento donde Fidel proclamó el triunfo de la Revolución cubana, y en cuyos laterales figuran el Título de Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo que con celo y firmeza custodian los santiagueros.
En el Cuartel Moncada se situaron más de 5 000 pioneros y 150 Camilitos. En este histórico escenario una banda de música y un coro gigante, integrado por 200 niños, entonaron la Marcha del 26 de Julio, como preámbulo del "paso" de Almeida por la Avenida de los Libertadores, la misma por la que entró triunfante el Primero de Enero de 1959, acompañando a Fidel y Raúl, a su entrañable Santiago.
Fue un tributo espontáneo, masivo, sincero, emanado del entrañable cariño y el respeto que le profesan los santiagueros a este Héroe de la Revolución.
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