Escrito por Marco Velázquez Cristo/ Postcuba
Algunos abogaban por que se denuncie la corrupción, claman por evitar la
impunidad y cuando se hace lo que demandan, pero tocando sus intereses
personales o los de su clase, tratan de minimizar y de burlarle de lo que se ha
puesto en evidencia y de denigrar al o a los que han tenido el valor, la moral y
la integridad que a ellos les falta, para no quedarse en el bla, bla, bla, en lo
etéreo y denunciar un hecho como el de La Puntilla.
En ese caso concreto en la conducta asumida por los abogados de lo
injustificable juega también su papel la pasioncilla y la vanidad herida, les
resulta insoportable que un humilde bloguero revolucionario al que han tratado
de desacreditar a toda costa, con un sencillo pero valiente artículo de denuncia
logre captar la atención de los principales medios de comunicación del país y a
través de ellos la de una importante parte de la sociedad, mientras ellos se
tienen que conformar con alborotar en la internet.
Estos personajes son tan contradictorios que mientras censuran la doble
moral, la practican cotidianamente. Su crítica es selectiva, solo aprueban las
que van contra lo que les interesa, contra el Estado. Son expertos en
distorsionar la realidad; así intentan presentar una situación de corrupción en
el país semejante a la de otros países en que es difícil diferenciar entre
delincuentes y políticos corruptos. Son tan hipócritas que aseveran defender la
Revolución, cuando en realidad defienden sus intereses de clase y en no pocos
casos los del enemigo.
En esa ausencia de principios, de falta de objetividad y de perfidia
enmascarada están las razones por las cuales se deben conformar con quedarse
afónicos en la red de redes.
Los argumentos que los desnudan los aportan ellos mismos: Cuando CIMEX
informó sobre la investigación que realizaría para esclarecer lo ocurrido,
dijeron que solo se quedaría en eso, cuando dio los resultados entonces
especularon que solo se llegaría a las medidas administrativas y al darse a
conocer que se había realizado la correspondiente denuncia, sin más que decir
ahora intentan justificar un acto punible con la no existencia de un mercado
mayorista y la insuficiente disponibilidad de algunos productos. ¿Acaso es
licito corromper a otros aprovechando sus necesidades y falta de integridad en
nombre de cuestiones aún sin resolver? ¿Dónde están sus preceptos
morales?
Es cierto que hacen falta muchas cosas y resolver otras tantas, pero su
carencia no puede utilizarse oportunistamente como justificación del
acaparamiento, la especulación y la explotación de los que menos tienen. Hacerlo
es inmoral.
El mercado mayorista y la existencia de más productos por si solos no
garantizan que desaparezcan actos como el que ha provocado que los
ciberjusticieros salgan en defensa de los malhechores que lo cometieron, hace
falta también en defendidos y defensores decoro, principios éticos, sentido de
solidaridad, dejar la hipocresía, apartar el individualismo y saber hacer honor
a su condición humana. En el resto el valor y el sentido del deber ciudadano
para no contemplar impasibles como se perpetran.
Ver con calma un crimen es cometerlo.
José Martí.
Aplicando la filosofía de estos falsos apóstoles de la justicia, pudiéramos
a ellos y a los de su clase, cobrarles la educación de sus hijos y la atención
médica, retirarles la libreta de abastecimientos, gravarle sus ingresos con
impuestos elevados y por qué no, quitarles las ADSL que les paga el Estado a no
pocos para que accedan a internet y la utilizan para atacarlo.
Si hiciéramos eso estaríamos en mejores condiciones de subirle el salario y
por tanto el poder adquisitivo a los que menos perciben y que en su conjunto son
los que más aportan al erario público, comprar más productos, bajar precios y a
lo mejor nos alcanza hasta para crear un mercado mayorista. ¿Qué les parece
señores de las dos caras?
A mí se me da que es una formula justa, pues les recuerdo a los
“justicieros” que fundamentalmente del sudor y el sacrificio de millones de
humildes salen no solo las manzanas y lo que no son manzanas, que algunos
indolentes rastacueros después acaparan y revenden a precios exorbitantes, salen
también los recursos y el dinero para: garantizar los servicios que arriba
mencioné y la posibilidad de ofertarlos gratuitos, subsidiar los productos de la
canasta básica, etc; que es su trabajo el principal sostén de la economía y su
digna y desinteresada actitud de compromiso con la Revolución la mayor fortaleza
de esta y el imprescindible factor para garantizar su continuidad.
Ellos hacen posible que podamos disfrutar de las ventajas de un sistema
social que pone en el centro al hombre, lucha por la equidad y la justicia
social, tiene una alta seguridad ciudadana y bajos índices de criminalidad,
características que significan lujos en un mundo sacudido por la violencia y que
a los que tienen muchísimo dinero la da más paz y tranquilidad que a nadie y a
los bufones de internet, piruetear en las redes para granjearse las simpatías y
arrancar una sonrisa a los de su clase sin riesgos.
Hay que ser coherentes: la corrupción, así como cualquier otro acto ilegal,
cométalo quien lo cometa deben ser denunciados y sus autores enjuiciados de
acuerdo al crimen cometido.
En Cuba no aparece una mano protectora que inhiba la acción de la justicia,
no se practica a nivel gubernamental como en otros países el doble racero, ese
que si ejercitan en la blogósfera cubana algunos que se escandalizan por lo que
les conviene.
No olviden arlequines de corbata rosa que en Cuba nunca el dinero
será garantía de impunidad. En el poder están los humildes que no permitirán
que, aprovechando carencias y necesidades: Se robe, especule, se les explote y
ultraje, conscientes de que como decía Martí, “La pobreza pasa lo que no pasa
es la deshonra”
Parafraseando al apóstol, “esta es una república para todos y para el bien
de todos, no de unos pocos”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario