Por: Percy Alvarado.
Un desalmado grupo de
83 miembros de la Cámara de Diputados chilena aprobó ayer un proyecto de
resolución que solicita al estado cubano se disculpe por la expulsión de los dos
diputados chilenos de nuestro país –Jaime Bellolio y Miguel Ángel Calisto– por
haber sido impedidos de participar en el show mediático y provocador montado por
la Payá en La Habana. Otros 27 miembros de la Cámara se abstuvieron, mientras
que 22 se opusieron dignamente a la maniobra anticubana. Se sabe que Bellolio no
pudo viajar desde Miami a La Habana al prohibírsele la entrada, mientras que el
segundo fue expulsado soberanamente del país.
Asimismo dicho
proyecto reclama al gobierno chileno, en abierta injerencia en nuestros asuntos
internos, el apoyo a los grupos subversivos de la contrarrevolución interna. A
partir de ese incidente el propio canciller chileno amenazó a Cuba con posibles
daños en las relaciones bilaterales.
El derecho soberano
de Cuba de protegerse de aquellos que fomentan la subversión y conspiran contra
su gobernabilidad es legítimo y sus acciones no merecen excusa alguna a “los
ofendidos”. Cuba está abierta a quien la visita con buena fe pero nunca
permitirá –parta de donde parta– ofensa alguna a su soberanía. ¿Está claro?
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