Sergio Alejandro Gómez
Cuando las relaciones entre Washington y La Habana habían caído en un aburrimiento soporífero, aparece la historia de unos diplomáticos estadounidenses que el año pasado sufrieron inexplicables daños auditivos en Cuba.
La teoría manejada hasta ahora,
digna de las mejores novelas de espionaje, es que algún equipo de
inteligencia cubano causó problemas físicos a los funcionarios
norteamericanos y sus familiares, quienes tuvieron que abandonar el
país. En respuesta, Washington ordenó la salida de dos miembros del
personal diplomático de la Isla en Washington antes del 23 de mayo
último.
Carece
de sentido, en mi opinión, que Cuba se involucre en un acto de ese tipo
en las condiciones actuales. Ni en la peor época de Bush se reportaron
casos de agresión directa de tal magnitud. La idea de que el incidente
pudo haber ocurrido fuera de la cadena de mando cubana, manejada por
algunos, también me parece descabellada. El tema de las relaciones con
Washington es de seguridad nacional.
Hay algo que no encaja.
Y
para ponerle más intriga, cuando uno busca equipos ultrasónicos para
espionaje en Internet, lo primero que sale es el «ULTRASONIC BLOCKER
CELULAR RECORDER». Este equipito, mucho menos potente de los que
seguramente poseen las agencias norteamericanas, evita las grabaciones
de audio introduciendo un ruido de fondo que los humanos no son capaces
de escuchar.
«Tiene
total efectividad para micrófonos con cable Shoro y MKY, la mayoría de
los grabadores Edic, Iphone 4, 5 y 6, así como dispositivos encubiertos
de escucha y transmisores, lo que lo convierte en una herramienta
imprescindible para tareas de contramedidas electrónicas», refiere el
sitio web que lo vende.
La
OMS establece en 55 decibeles el nivel de ruido que el oído humano
puede tolerar sin alterar su salud. La exposición por largos periodos a
ondas de ultrasonidos de baja frecuencia puede generar mareos y perdidas
auditivas, de acuerdo con los expertos.
Un
equipo de escucha, cómo el que podrían utilizar los servicios de
inteligencia para grabar conversaciones de diplomáticos, en teoría
funciona como una antena de grandes capacidades de recepción, no emite
ningún tipo de ruido.
¿Será que el daño se lo provocaron los propios estadounidenses evitando ser escuchados?
La declaración oficial del Minrex
asegura que Cuba está dispuesta a colaborar con las autoridades
norteamericana para esclarecer lo sucedido y reafirma que jamás prestará
su territorio para una agresión. Pero no arroja pista sobre la posible
causa de los hechos.
Es
decir, la historia continúa, y está de película. ¿Tendrán algo que ver
los rusos (ahora todo lo malo que pasa viene del Kremlin)? ¿Los chinos?
¿Extraterrestres?
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