martes, 31 de enero de 2017

Emigración cubana: ¿Cuestión reciente? (Parte I)

Por Aymara Vigil Rodríguez
BadnW
 El inicio de los movimientos migratorios puede encontrarse desde los propios orígenes de la historia humana, y las causas que los determinan son múltiples y tienen diferentes características y motivaciones.

En el caso de las relaciones migratorias entre Cuba y Estados Unidos, a través de la historia, han sido determinadas por factores geográficos, sociales, económicos, políticos y económicos.  No obstante, el tratamiento que se le ha otorgado a este tema persigue evidentes fines políticos, como parte de una campaña difamatoria y desestabilizadora hacia la Revolución cubana.

El flujo migratorio desde la Isla hacia el principal país receptor, Estados Unidos, lejos de lo que muchos consideran, no es una cuestión reciente o de la era posrevolucionaria. Sobre el origen de la emigración cubana y su comportamiento, Razones de Cuba conversó con el Doctor en Ciencias Históricas Elier Ramírez.


 ¿A partir de qué momento se puede hablar de relaciones migratorias entre Cuba y Estados Unidos?

El origen de la emigración cubana a los Estados Unidos se remonta al siglo XIX, ya fuera buscando progreso económico o profesional, por razones de índole política, u otras causas. Las primeras ciudades que acogieron a los criollos cubanos fueron mayoritariamente las de la Florida. Asimismo, para 1840 había colonias cubanas en Key West y San Agustín, y en la década siguiente en New Orleans y New York.

Con el inicio de las luchas independentistas en 1868, se acentuó la migración cubana  a los Estados Unidos por motivos políticos.  Estados Unidos se convirtió en el centro fundamental de los núcleos revolucionarios emigrados que conspiraban contra la metrópoli española, en especial los asentamientos en Cayo Hueso y Tampa, que ocuparían un lugar cimero en la Historia de Cuba. Esto es algo más conocido, así como el papel desempeñado por José Martí en esas ciudades en la preparación de la guerra necesaria que estallaría en 1895.


¿Cómo se comportaron estas relaciones entre ambas naciones durante el siglo XX?

Es importante esa pregunta, pues en ocasiones solo se da relevancia a la emigración cubana hacia los Estados Unidos después del triunfo de la Revolución en 1959, como si antes de ese momento no hubiera sido significativa. En realidad, ya desde el siglo XIX, la emigración más nutrida de Latinoamérica hacia los Estados Unidos, después de la mexicana, fue la cubana.

En el siglo XX, durante los años de la República Neocolonial Burguesa, la constante inestabilidad política llevo también a miles de cubanos a los Estados Unidos. Al propio tiempo, Estados Unidos siguió siendo el lugar predilecto de la burguesía cubana, país hacia el que enviaban a sus hijos a estudiar y no pocos de estos se establecían de forma definitiva en ese país. Otros cubanos menos beneficiados buscaban oportunidades de trabajo y de mejoría económica en ese país. Se calcula que 100 000 cubanos emigraron a los Estados Unidos entre 1950 y finales de 1958 como consecuencia de la crisis económica y la situación política imperante en la Isla.

Pero la emigración en todos estos años no fue en un solo sentido, sino en ambas direcciones, pues no fueron pocos los estadounidenses que emigraron a la Isla y establecieron comunidades propias.
Hay que recordar que Cuba fue mayormente receptora de emigrantes de distintas nacionalidades hasta 1930, cuando gradualmente pasa a ser emisora de emigrantes, tendencia que ha prevalecido hasta nuestros días.

¿En qué medida cambiaron las relaciones a partir del año 1959. A qué se debió este cambio?

Las relaciones migratorias entre ambos países en 1959 cambiaron radicalmente, en tanto se desnaturalizan cuando el gobierno de los Estados Unidos decide convertir su política migratoria hacia la Isla en un instrumento más de su guerra contra el proceso revolucionario cubano. A todos los cubanos que emigraban a los Estados Unidos, no importaba la vía y sus antecedentes, se les daba la categoría de “refugiados políticos”, al amparo de la ley Walter-McCarran de 1952, destinada a estimular la emigración de los países socialistas de Europa del este, en correspondencia con la intención de enmarcar su confrontación con Cuba en el contexto de la Guerra Fría y darle un trato similar a los que recibían los emigrantes del campo socialista. A partir de ese momento -para el gobierno de los Estados Unidos-, los cubanos no emigraban al igual que los dominicanos, mexicanos y puertorriqueños, sino que “huían del régimen”, expresión de la alta politización que adquirió el tema.

Lo primero que hace la administración Eisenhower es recibir con los brazos abiertos a los criminales y ladrones de la dictadura de Fulgencio Batista, quienes huían de la justicia revolucionaria. Al mismo tiempo, se comienzan a elaborar proyectos y programas especiales de ayuda exclusivos para los inmigrantes cubanos, también con la intención artera de atraer a la fuerza más calificada de la Isla y privar a la Revolución cubana de ese valioso recurso humano. En diciembre de 1960 se crea el Centro de Emergencia para Refugiados Cubanos en Miami.

A finales de 1962 Kennedy suspendió definitivamente los vuelos directos entre Estados Unidos y Cuba, lo que se convirtió en un elemento más que estimuló el aumento de la emigración ilegal. Entre 1962 y 1965 emigraron ilegalmente a los Estados Unidos unos 30 000 cubanos, una de las cifras más altas del período revolucionario.


Continuará…

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