El inmenso edificio volcado hacia Miami, en el Malecón habanero, abriga de nuevo a un funcionario de alto nivel norteamericano, mientras Cuba tiene, en el mismo caserón de la antigua avenida de las embajadas de Washington, a un embajador al frente de una misión con pleno rendimiento y funcionamiento. Pero este es solo el comienzo de un proceso que las dos partes han reconocido será largo y tortuoso. Ambos países tienen una larga lista de reclamos y demandas que prometen ocupar a sus más altos diplomáticos por un tiempo que nadie se atreve a precisar, y cuyo mar de fondo es un diferendo que data desde mucho antes del triunfo de la Revolución cubana.
Para llegar hasta aquí Obama ha tenido que confesar que fracasó la estrategia de su gobierno de intentar asfixiar a Cuba por el bloqueo económico y, aunque ningún funcionario estadounidense lo ha reconocido hasta hoy, también naufragó el asedio terrorista que costó más de 2 000 muertes a los cubanos. El Presidente del país más poderoso del mundo admitió su aislamiento en un continente que se negaba a dialogar en ausencia de Cuba, y que se resistía a seguir equiparando a la víctima con su verdugo, en nombre de una retórica insostenible anclada en la Guerra Fría.
Pero la verdad es que había poco en concreto para poder empezar la relación bilateral. En 56 años solo se lograron establecer y mantener en el tiempo dos convenios entre Cuba y EEUU, alcanzados durante el gobierno del demócrata James Carter: la apertura de las Secciones de Intereses en La Habana y Washington, y la firma del acuerdo sobre la frontera marítima entre los dos países, del 3 de junio de 1977, que está todavía vigente.
Hoy los números hablan de que algún tipo de puente ha empezado a tenderse entre las dos orillas. En el último año se han firmado 11 acuerdos bilaterales y de cooperación sobre temas de interés mutuo, algunos notables como el restablecimiento de los vuelos regulares y el correo postal.
Expertos consultados por Cubadebate reconocen, sin embargo, que este proceso de negociación bilateral no empezó el 17 de diciembre de 2014, ni el 20 de julio de 2015. Comenzó desde mucho antes en temas como narcotráfico, fraude migratorio, tráfico de migrantes, búsqueda y salvamento, respuesta a derrame de petróleo, el restablecimiento del correo postal, entre otros, que se aceleraron en el último año y han comenzado a tejer una red de confianza.
Así como las negociaciones han demorado para comenzar a fraguar, “la plena normalización de las relaciones devendrá solo después un proceso que va a tomar años, porque se trata de construir una relación entre dos países que en más de medio siglo no se hablaban uno al otro, salvo en episodios esporádicos y más bien motivados por situaciones de crisis”, explicó a Cubadebate Josefina Vidal.
La directora general de Estados Unidos en la Cancillería recordó que Cuba siempre dijo que este proceso pasa por tres bloques diferentes -que están reflejados en las agendas de la Comisión Bilateral instalada después del 20 de julio-, y no hay que esperar que uno esté terminado para empezar el otro, sino que pueden marchar en paralelo, de acuerdo con las complejidades de cada asunto.
Los tres bloques son:
1) temas de interés de cada parte. En el caso de Cuba, están aquellos pendientes de solución –algunos anteriores a la época revolucionaria, como la Base Naval de Guantánamo-: bloqueo, los programas subversivos, Radio y TV Martí, la política migratoria preferencial, el programa de parole para los profesionales de la salud, intereses afectados –como el de las marcas y patentes-…
2) temas de interés común. Aquellos donde es posible identificar posibilidades de cooperación entre ambos países, y que permiten ir construyendo vínculos, relaciones de confianza.
3) espacios para el diálogo. Pueden ser temas bilaterales o multilaterales, que a propuesta de una de las partes o por el interés de otros. Ahí se ha incluido el diálogo sobre las compensaciones, derechos humanos, trata de personas, cambio climático, protección de la propiedad intelectual…
Muchos de estos asuntos tardarán en resolverse, porque no han madurado las condiciones para el cambio de mentalidad hacia la Isla en los Estados Unidos, o porque precisan de la abolición de leyes que el Congreso disputa duramente para mantenerlas y en lo posible, ampliar su régimen de sanciones.
Los programas subversivos de Estados Unidos para Cuba, por ejemplo, necesitan ser derogados como Ley, cosa que el Capitolio de Washington no está dispuesto a conceder, como demuestran hechos recientes. Valga de botón de muestra que el gobierno de Barack Obama propuso bajar, en la partida para el año fiscal 2017, a 15 millones de dólares el presupuesto para los proyectos de “cambio de régimen” en la Isla -anualmente se han aprobado unos 20 millones-. La Congresista Ileana Ros-Lehtinen, republicana por la Florida, introdujo una enmienda no solo para impedir la disminución del fondo, sino para aumentarlo a 30 millones.
¿Por qué entonces Cuba no exigió el levantamiento del bloqueo antes de restablecer las relaciones?, se preguntan algunos. Por una razón obvia: la Isla inició las conversaciones con el objetivo esencial de liberar a los tres cubanos que permanecían presos en Estados Unidos. ¿Era lógico esperar que se levantara el bloqueo para negociar el regreso a casa de Gerardo, Antonio y Ramón? No. Entre otras razones porque, independientemente de las prerrogativas que pueda tener el Presidente, lo que ocurre en el Congreso no necesariamente depende de la voluntad del Ejecutivo, que se ha pronunciado en contra del régimen de sanciones económicas a Cuba.
Comprender ese hecho no significa ingenuidad. El investigador Louis A. Pérez Jr. ha recordado en un excelente ensayo que la tenacidad del gobierno estadounidense para cambiar el gobierno de Cuba, no ha disminuido un ápice y estamos viviendo “en realidad, menos un cambio de objetivos que de medios. Una recomposición de las estrategias norteamericanas de cambio: si bien no un cambio de régimen, exactamente, a corto plazo, entonces un cambio en el régimen a largo plazo”. El nuevo juego de Estados Unidos no significa juego limpio.
Pero 18 meses después de la llegada de los tres Héroes; 12 meses después de que se alzara nuevamente la bandera cubana sobre el suelo de Washington, Cuba puede darse el lujo de recordar que el respeto y el apego a los principios han demostrado ser propicios para la convivencia de dos países vecinos que no hablaron públicamente entre sí por décadas.
A modo de recuento, repasemos qué ha ocurrido en las relaciones bilaterales entre Cuba-EE.UU, desde el 17 de diciembre de 2014 hasta el 20 de julio de 2016:
Resultados político-diplomáticos y en temas priorizados para Cuba
- Regreso a Cuba de Gerardo, Ramón y Antonio.
- Exclusión de Cuba de la lista de “Estados patrocinadores del terrorismo internacional”.
- Restablecimiento de las relaciones diplomáticas y reapertura de las embajadas en ambos países.
- Celebración de tres reuniones entre los Presidentes de ambos países, la última en el contexto de la visita del presidente Obama a Cuba.
- Realización de numerosas visitas de alto nivel en ambas direcciones.
Visitas a Cuba:
Secretarios de Estado, Comercio, Agricultura y Transporte, el
Vicesecretario de Seguridad Interna, jefes de varias agencias (como la
Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica-NOAA, la de Aduanas y Protección
Fronteriza-CBP, y la de Pequeños Negocios) y otros altos funcionarios.
Visitas a EE.UU.:
Ministros de Relaciones Exteriores, Comercio Exterior e Inversión
Extranjera, Agricultura y Salud Pública, y los Presidentes del INDER y
del IACC, y el viceministro primero de Salud Pública.
- Establecimiento de la Comisión Bilateral Cuba-EE.UU. para dar seguimiento a la agenda bilateral: temas pendientes de solución, cooperación en áreas de interés mutuo, diálogos sobre temas bilaterales y multilaterales. Se han realizado tres reuniones con alternancia de las sedes.
- Renovación del registro de la marca Havana Club en EE.UU.
- Reanudación del correo postal directo.
- Exclusión de Cuba del Aviso de Seguridad Portuaria del Servicio de Guardacostas de EE.UU.
- Inicio de la negociación Cuba-EE.UU.-México sobre la delimitación del Polígono Oriental en el Golfo de México.
Acuerdos bilaterales y de cooperación sobre temas de interés mutuo
- Memorando de Entendimiento sobre y conservación y manejo de áreas marinas protegidas.
- Declaración Conjunta para la cooperación en la protección del medio ambiente.
- Plan Piloto para el restablecimiento de la transportación directa del correo postal.
- Memorando de Entendimiento sobre el establecimiento de vuelos regulares.
- Programa de colaboración para la capacitación de profesores de idioma inglés.
- Memorando de Entendimiento para la cooperación en el mejoramiento de la seguridad de la navegación marítima.
- Memorando de Entendimiento para la cooperación en la agricultura.
- Memorando de Entendimiento entre el MININT-Aduana General de la República y el Departamento de Seguridad Interna de EE.UU. para la cooperación en la esfera de la seguridad de los viajeros y el comercio.
- Memorando de Entendimiento entre el MINSAP y el Departamento de Salud de EE.UU. para la cooperación en la esfera de la salud.
- Arreglo entre el IACC y la Agencia de Seguridad del Transporte (TSA) de EE.UU. para el despliegue de oficiales de seguridad a bordo de los vuelos chárter que operan entre ambos países.
Se han realizado más de 30 encuentros técnicos entre expertos en esferas como: seguridad aérea y de la aviación; seguridad marítimo-portuaria; aplicación y cumplimiento de la ley; enfrentamiento al narcotráfico, al tráfico de personas y al fraude migratorio; ciberseguridad; lavado de activos; terrorismo; salud; agricultura; medio ambiente; hidrografía y cartas náuticas; entre otros.
Diálogos sobre temas bilaterales y multilaterales
Se han celebrado una decena de reuniones en el marco de los diálogos acordados sobre:- Temas regulatorios económicos y financieros.
- Trata de personas.
- Cambio climático.
- Compensaciones mutuas.
- Derechos humanos.
- Telecomunicaciones
Viajes e intercambios
Se han incrementado los viajes y los intercambios culturales, científicos, académicos y deportivos entre ambos países. Al cierre de 2015, se habían realizado más de 1300 acciones de intercambios entre entidades cubanas y contrapartes estadounidenses, para un 43% de crecimiento en relación con 2014.En 2015, los viajes a Cuba de ciudadanos estadounidenses (más de 163 000) se incrementaron en un 76 por ciento en comparación con el año anterior, mientras que los de los cubanos residentes en EE.UU. crecieron en un 13 por ciento (más de 294 000). En el primer semestre de 2016, los aumentos en estas dos categorías han sido del 80 por ciento (más de 138 000 visitantes estadounidenses) y del 2 por ciento (más de 114 000 visitantes cubanos residentes en EE.UU.), respectivamente, con respecto al primer semestre de 2015.
Operaciones económico-comerciales
- Acuerdos en materia de servicios de las telecomunicaciones entre ETECSA y las compañías estadounidenses IDT, Sprint, Verizon y T-Mobile.
- Contratos con la compañía Starwood para la administración y comercialización de tres hoteles en La Habana.
- Inicio de la operación de cruceros de la compañía Carnival.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario