Documento Base del XXII encuentro del Foro de São Paulo que se celebrará en San Salvador del 22 al 26 de junio próximos
FUENTE: http://www.forodesaopaulo.org
En sus veintiséis años de vida, por séptima vez la plenaria del Foro
de São Paulo sesiona en Centroamérica, y por tercera vez lo hace en El
Salvador.[1] La región también ha sido sede de numerosas reuniones del
Grupo de Trabajo y seminarios‑talleres. Tanto la elaboración de
documentos centrales destinados a enfocar y organizar los debates de los
Encuentros, como la realización de seminarios‑talleres temáticos, son
fruto del VI Encuentro que en 1996, hace ya dos décadas, organizamos en
San Salvador.
El documento base aprobado en el VI Encuentro del Foro, cuyo título
es Crisis y alternativas al neoliberalismo, se constituyó en un
documento de trabajo y debate donde reafirmamos la tesis fundamental de
que neoliberalismo, desarrollo y democratización (política, económica y
social) son antagónicos e incompatibles, y que, de la capacidad que
tengan los movimientos políticos y sociales de proponer alternativas y
crear condiciones que permitan desarrollar el proyecto popular,
dependerá la derrota definitiva de la doctrina neoliberal.
El VI Encuentro fue un punto de inflexión que permitió consolidar al
Foro como herramienta de la izquierda latinoamericana en la lucha contra
el neoliberalismo, y reafirmar su identidad antiimperialista y su
condición de espacio de encuentro en que suman sus esfuerzos partidos y
movimientos políticos de diversos orígenes. La diversidad política e
ideológica, motivo de enfrentamientos y divisiones en el pasado, tanto
en la izquierda en general, como entre los miembros del Foro en
particular, se transformó en factor de riqueza del debate y el
intercambio de ideas, y de generación de propuestas y acciones comunes,
con la derrota del neoliberalismo como objetivo central.
Protagonistas de una fecunda historia de luchas en las que resaltan
figuras como Augusto C. Sandino y Farabundo Martí, los pueblos de
América Central, junto a sus hermanos de México, América del Sur y el
Caribe, no solo hicieron una significativa contribución a la
construcción y desarrollo del Foro de São Paulo, sino también a la
formación del actual mapa político del subcontinente, poblado por
combativos movimientos populares, y por gobiernos, legislaturas y
alcaldías de izquierda y progresistas.
A la acumulación de la fuerza social y política sobre la que se
sustenta este mapa, hicieron aportes decisivos la Revolución Popular
Sandinista y la lucha librada por el Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN) y la Unidad Revolucionaria Nacional
Guatemalteca (URNG), cuyos proyectos originales fueron afectados por el
fin de la bipolaridad mundial, pero supieron reinventarse y, a partir de
dinámicas con características particulares, abren nuevos horizontes
dentro del cambio de época ocurrido en América Latina y el Caribe en las
postrimerías del siglo XX y los albores del XXI.
En Nicaragua, tras haber sido desplazado del ejercicio del gobierno
durante diecisiete años, el FSLN se aproxima a la exitosa conclusión de
su segundo período consecutivo de gobierno, con una aplastante mayoría
del pueblo a su favor, con hegemonía en todos los espacios políticos
institucionales de poder, y la ventaja de haber tomado antes el poder
por las armas, lo cual le permitió hacer cambios estructurales en la
economía, que fueron parcialmente preservados desde la oposición y
posteriormente consolidados, así como la existencia de unas fuerzas
armadas surgidas de la lucha guerrillera, con una fortaleza
institucional que también es una característica fundamental de la
Policía.
En El Salvador, en virtud de la combinación de formas de lucha
desarrollada durante casi doce años de insurgencia revolucionaria que
desembocó en la firma de los Acuerdos de Chapultepec, en 1992, el FMLN
ocupó crecientes espacios político institucionales, al punto que acaba
de celebrar el segundo año de gestión de su segundo gobierno
consecutivo, para un total de siete años en el ejercicio del Poder
Ejecutivo.
En Guatemala, a partir de la firma de los Acuerdos de Paz que en 1996
pusieron fin al conflicto armado en esa nación, las fuerzas
revolucionarias se incorporaron a la lucha política legal, en la que
trabajan en la construcción de la unidad entre ellas y en el
fortalecimiento de su relación con los movimientos y sectores populares.
En Honduras, a siete años del golpe de Estado que derrocó al
presidente Manuel Zelaya, el Partido Libre se ha erigido en la segunda
fuerza política del país, y en Costa Rica, el Frente Amplio avanzó de
manera notable en las más recientes elecciones y realiza ingentes
esfuerzos por ampliar y consolidar su acumulación social y política.
Esta es la región centroamericana que acoge hoy a los partidos y
movimientos políticos del Foro de São Paulo, y a las fuerzas políticas y
sociales de izquierda de otras regiones del mundo que participan en su
XXII Encuentro.
I. Coyuntura internacional
Los procesos y acontecimientos ocurridos y que están en desarrollo
desde el XXI Encuentro del Foro de São Paulo, celebrado en 2015 en la
Ciudad de México, demuestran la certeza de los análisis, reflexiones y
planes de acción que, de manera sistemática, hemos venido realizando
durante los veintiséis años de vida de este gran espacio de
convergencia, debate, acción conjunta y solidaridad mutua de los
partidos, organizaciones y movimientos políticos de izquierda y
progresistas de América Latina y el Caribe, cuya interacción
constructiva y fraterna con las fuerzas populares de todo el planeta se
ha incrementado y profundizado a lo largo de este cuarto de siglo y lo
seguirá haciendo en el futuro.
Las grandes potencias imperialistas, en primer lugar Estados Unidos
de América (EUA), como actor dominante del sistema capitalista mundial, y
Alemania, como núcleo rector y principal beneficiario del férreo
sistema de dominación imperante en la Unión Europea, siguen paliando y
haciendo caer los efectos del agravamiento de la crisis capitalista
sistémica sobre el resto del mundo y sobre los sectores populares de ese
bloque, en especial, de sus naciones más débiles, entre las que
resaltan Grecia, España, Portugal e Italia.
Desde el fin de la bipolaridad, la humanidad sufre una nueva escalada
de la amenaza y el uso de la fuerza como medio de apropiación de los
mercados y los recursos naturales del planeta, incluidos los
hidrocarburos, el agua y la biodiversidad, hoy centrada principalmente
en África del Norte y el Medio Oriente y justificada con el doble rasero
que las potencias imperialistas usan para demonizar, juzgar, condenar,
bloquear y agredir a quienes deciden catalogar como enemigos, como
ocurrió con Irak, Libia, Siria, Irán y Yemen, y para justificar,
exonerar de crímenes, encubrir y apoyar a sus aliados, como sucede con
Israel y Arabia Saudita, entre otros.
Es bien conocida la solidaridad activa y militante del Foro de São
Paulo con los pueblos en lucha de África del Norte y el Medio Oriente,
en la que resalta el apoyo a la lucha de los pueblos de Palestina y el
Sahara Occidental por la edificación de sus respectivos Estados
nacionales con garantía absoluta para el ejercicio de su plena
soberanía, autodeterminación e independencia. El Foro aprovecha la
oportunidad para expresar sus condolencias por la desaparición física
del compañero Mohamed Abdelaziz, presidente de la República Árabe
Saharaui Democrática.
Las potencias imperialistas destruyen países, incluidas su economía y
cultura, crean crisis humanitarias y acto seguido cierran sus fronteras
para limitar los impactos colaterales que por la vía de la migración de
víctimas y desplazados por los conflictos bélicos que ellos mismos
generaron, les afectan directamente. Y los migrantes que logran
asentarse en esos países son víctimas de un trato discriminatorio y de
agresiones xenófobas. Por ello, es de gran importancia la propuesta de
UNASUR de crear “una cadena mundial de solidaridad” para abrir espacio
de cooperación humanitaria y así enfrentar el “genocidio pasivo”.
La intensificación de las guerras y las cadenas de actos terroristas
en el Medio Oriente, África del Norte, África Subsahariana y Asia
ocurridas en los últimos años, demuestran que el mundo es crecientemente
peligroso y que las organizaciones terroristas que las potencias
imperiales crearon y/o cuya creación apoyaron con dinero, armas y
entrenamiento, con el fin de derrocar gobiernos, fragmentar naciones y
facilitar su re‑colonización, se han convertido en poderosas fuerzas
destructoras que se han vuelto incluso en contra de ellas mismas. De ahí
la necesidad de que la condena mundial a toda forma de terrorismo,
incluido el terrorismo de Estado, sea generalizada y contundente.
El imperialismo estadounidensemantiene su objetivo de reconquistar su
posición como potencia hegemónica y única en el planeta y para ello
trazó una línea estratégica que tiene dos grandes vertientes: la
intervención militar directa en las naciones de África del Norte y Medio
Medio, por una parte, y la desestabilización y derrota política de los
gobiernos populares de América Latina, por la otra. Ello se traduce, en
el plano económico, en la utilización de las instituciones financieras
internacionales (FMI, BM y OMC) como instrumentos de una política que
reduzca la capacidad financiera de los gobiernos que transitan caminos
distintos al del neoliberalismo, así como también en bloquear las
asociaciones de los países emergentes, como es el caso del BRICS.
Particular interés tiene para EUA y sus aliados, el cumplimiento del
plan de la Agencia Internacional de Energía, y de su propósito
principalísimo, “poner de rodillas a la OPEP”, como lo proclamó en sus
“Memorias” el exsecretario de Estado de EUA, Henry Kissinger. Con los
cambios objetivos que se han producido en los fundamentos del mercado
energético internacional, todo indica que ese plan avanza, y no por
casualidad ocurre una brusca caída de los precios del crudo, que más
allá de las circunstancias específicas del mercado, es evidente que el
problema de los precios del petróleo en el mercado mundial es un
problema político.
Un componente esencial de la estrategia imperialista destinada a
descargar sobre otros los efectos de la crisis sistémica del
capitalismo, es el debilitamiento del BRICS, en la que sobresale el
cerco geopolítico y la imposición de sanciones económicas contra Rusia,
la manipulación especulativa de información sobre el comportamiento de
la economía de China y la desestabilización política de Brasil, donde
fuerzas pro imperialistas y oligárquicas están ejecutando un golpe de
Estado legislativo y judicial, en virtud del cual la presidenta Dilma
Rousseff ha sido apartada de su cargo mientras se realiza un juicio
político en su contra. Esto último es, al mismo tiempo, un componente
esencial de la ofensiva contra los gobiernos y las fuerzas de izquierda y
progresistas de la región.
Pese a la arremetida imperial, el mundo unipolar surgido tras el
colapso del llamado campo socialista europeo y sustentado en el poder
hegemónico de EUA, ya no existe. El enorme avance de China y Rusia, el
cambio a favor de la izquierda y las fuerzas progresistas en América
Latina y el Caribe, y el empantanamiento de EUA en sus guerras de
conquista, fueron creando un mundo crecientemente multipolar, en el cual
los poderes tradicionales ya no lo deciden todo.
EUA sigue siendo la primera potencia mundial en todos los terrenos,
pero su estructura económica declina en la competencia mundial. Su
déficit fiscal es de grandes proporciones. Lo hace manejable emitiendo
cada año miles de millones de dólares sin respaldo que los países
dependientes se ven obligados a comprar. Tiene crisis cada vez más
frecuentes, consume muchos minerales y energía que no posee en cantidad
suficiente, y enfrenta el peligro de salir derrotado en las guerras que
libra en varios continentes. Incluso, su actual producción del petróleo
de esquisto[2] no parece sostenible a precios por debajo de $60 el
barril, por lo que su aparente tendencia al autoabastecimiento de
petróleo no es real. Aún más, de prolongarse la baja de los precios del
petróleo, además de los graves daños al ambiente que produce la
fracturación hidráulica, peligra incluso la estabilidad de su sistema
bancario debido a la imposibilidad de recuperar las cuantiosas
inversiones realizadas en la explotación del petróleo de esquisto.
EUA sigue retrocediendo en el PIB y el comercio mundial, y su moneda
tiende a ser desplazada por otras divisas fuertes. De tener el 50% del
PIB mundial hace muchos años (a precios corrientes), la economía
estadounidense pasó a tener el 31% en el año 2000 y el 21% en 2014. Por
su parte, China ya tiene el 15% del PIB mundial a precios corrientes, ya
superó a Japón, Alemania y otras grandes economías capitalistas y se
encamina a sustituir a EUA en el terreno de la producción.
EUA pasó de tener más del 30% de las exportaciones mundiales a tener
el 9%, es decir, 1% menor que el de China, que lidera el planeta con el
10%. Esos datos muestran que el dólar tiene que compartir, de manera
creciente, su espacio mundial con otras monedas, tales como el yuan
chino y posiblemente con la futura moneda del BRICS, si ese proyecto se
consolida y si las estructuras financieras que ha creado (el banco y el
fondo de reservas de cientos de miles de millones de dólares), superan a
las del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, bajo control
imperial.
Los países que conforman el BRICS tienen el 50% de la población
mundial y el 30% de la superficie terrestre, generan el 22% del PIB
global, poseen el 45% de las reservas de divisas, tienen abundantes
reservas de petróleo y gas (sobre todo Rusia y Brasil), carbón y otros
minerales, producen muchos alimentos y sus economías son
complementarias. Brasil también está muy integrado a Suramérica a través
del MERCOSUR y la UNASUR. En esos factores se ubican las agresiones
imperiales en contra del gobierno de Dilma y la izquierda brasileña.
Suramérica posee el 65% de las reservas mundiales de litio, el 42%
del cobre, el 33% del estaño, el 30% del petróleo, el 21% del hierro, el
18% de la bauxita, el 14% del níquel y el 83% de la biodiversidad
biológica. Solo Brasil posee la tercera parte del nitrato del mundo. Las
naciones de Asia que integran el BRICS (en menor medida Rusia),
necesitan comprar esas materias primas, pues sus economías no disponen
de ellas en las cantidades que requieren. Según la CEPAL, China está
consumiendo alrededor del 40% del aluminio, cobre, plomo, níquel, estaño
y zinc del planeta.
El crecimiento de las economías de Asia que pertenecen al BRICS, las
cuales en pocos años dejarán atrás a las europeas (ya China lo hizo),
supone una mayor demanda de los minerales que abundan en Suramérica. En
otras palabras, el crecimiento económico de las grandes naciones de Asia
está directamente vinculado con el crecimiento del sur de América. De
acuerdo con un análisis realizado en 2013, por cada 1% que crecía el PIB
de China, aumentaba 0,4% el de América del Sur, y por cada 10% que
crecía China, las exportaciones de América Latina a esa nación
aumentaban en 25%.
Las industrias de Europa y EUA también necesitan las materias primas
de América Latina y el Caribe, pero sus posibilidades de penetrar en la
región se complicaron tras el surgimiento de gobiernos progresistas y de
izquierda que derrotaron el ALCA y ampliaron sus lazos con el BRICS,
sobre todo con China y Rusia. Esa es una de las más poderosas razones de
la ofensiva imperialista desatada en los últimos años, tanto contra
Rusia y China, como contra los gobiernos de izquierda y progresistas en
el subcontinente.
Los países que integran el BRICS son actores cada vez más
importantes, sobre todo después de la VI Cumbre realizada en Fortaleza,
Brasil, en julio de 2014, en donde se logró la creación de un Banco de
Desarrollo para financiar proyectos de infraestructura y desarrollo
sostenible, y también la concreción del Acuerdo de Reservas de
Contingencia, instrumento de protección contra ataques especulativos y
turbulencias cambiarias.
Debemos resaltar, en forma altamente positiva, el avance de las
relaciones de China con América Latina y el Caribe por medio del Foro
China-CELAC y, más recientemente, la inauguración del Foro de Partidos
Políticos de China y América Latina y el Caribe. También hay que señalar
el aumento de las relaciones económicas y comerciales entre nuestras
regiones. Debemos seguir analizando de cerca la situación de futuro del
BRICS, sobre todo en los términos financieros, y también desde el punto
de vista productivo y comercial, ya que este bloque incluye a dos de los
mayores productores mundiales de bienes primarios (Rusia y Brasil), y a
dos de los mayores consumidores de estos productos (China e India).
El desplazamiento del dólar como principal moneda de reserva y de
cambio mundial, que camina a paso lento pero firme, significaría para
EUA la imposibilidad de financiar una parte de sus enormes importaciones
con la emisión de dinero sin respaldo que todavía el mundo le acepta.
Dicho de otro modo, significaría que ese país tendría que reducir sus
importaciones y afectar su aparato productivo, altamente dependiente de
materias primas energéticas, de minerales y hasta de bienes de capital
importados. El impacto de ese quiebre en la economía mundial sería muy
fuerte, pero es inevitable, pues en la lucha política a escala mundial,
las potencias rivales no le permitirán a un país desplazado
económicamente que imponga la moneda de referencia mundial.
En el contexto del capitalismo global, el orden mundial que empezó a
gestarse hace casi 50 años, ha comenzado a agrietarse. El neoliberalismo
está en crisis. Las poblaciones, en varios países de Europa, América
del Norte y América Latina, han estado/están respondiendo con
movilizaciones sociales, que en mayor o menor grado derivan en nuevos
movimientos y organizaciones sociales, y ganando gobiernos o tentando el
gobierno, con expresiones políticas nuevas, que en algunos países son
expresión de una izquierda re-novada como Podemos en España o SYRIZA en
Grecia.
Esto no significa necesariamente una descomposición del
neoliberalismo. Significa una crisis, es decir, el momento histórico en
el cual lo viejo todavía no se va pero lo nuevo no termina de llegar e
irradiarse, como comprendía Gramsci, los momentos de crisis. Lo viejo se
ha agrietado, pero lo nuevo que ha surgido (en el caso de América
Latina hace 18 años) o está surgiendo (hace 3 o 4 años en el caso de
Europa y América del Norte) no termina todavía, en modo general, de
construir e irradiar un nuevo sentido común de época y de vencer a las
fuerzas conservadoras y reaccionarias, las cuales vienen creciendo de
manera preocupante.
En varios países de Europa y América Latina, las fuerzas
ultraconservadoras han registrado un importante crecimiento en simpatía
política y respaldo popular. Son los casos de Austria, donde el partido
ultranacionalista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) acaba de
perder las elecciones en segunda vuelta por estrecho margen; o en
Francia, donde el Frente Nacional, fue el más votado para el Parlamento
Europeo con el 25% de votos, y en las regionales de diciembre pasado,
luego de ganar en primera vuelta hasta en 6 regiones, lo cual obligó a
derecha e izquierda a unirse para frenarle el paso en segunda vuelta; o
en Grecia, donde Amanecer Dorado (partido ultranacionalista y pro-nazi)
es la tercera fuerza política en el país; o en Alemania, donde el
partido Alternativa para Alemania es el tercer partido, con 13% de
votos, y ya tiene presencia en el Parlamento Europeo, así como en 8 de
los 16 estados alemanes y proyecta crecer más en la elecciones federales
del 2017 e ingresar al parlamento alemán; o en Holanda, donde el
partido de extrema derecha Partido de la Libertad (PVV) encabeza las
encuestas de las próximas elecciones; o en Reino Unido, donde el Partido
por la Independencia de Reino Unido (UKIP) obtuvo el 12% de los votos,
por mencionar algunos casos.
Estas fuerzas ultraconservadoras tienen en común, de modo general,
nacionalismo exacerbado y el rechazo a la Unión Europea, que les lleva a
plantear el retiro de sus respectivos países de ese bloque. Asimismo,
se oponen a la migración de refugiados provenientes de países en guerra
en Medio Oriente, como Siria. Se muestran también reacios al Islam,
identificándolo de manera irresponsable y desinformada con terrorismo,
llegando en algunos casos a la xenofobia.
No hay duda que las fuerzas ultraconservadoras son una respuesta a la
crisis económica y financiera que se inició en 2008 pero que dura hasta
hoy, y que ha sumido a la economía europea y mundial en una recesión
sin precedentes. Y es una respuesta también al fundamentalismo islámico
que ha crecido en Europa. Cada vez son más los jóvenes europeos que van a
Siria u otros países de Medio Oriente a entrenarse para combatir allí o
para regresar y realizar atentados. Pero en ambos casos la ultraderecha
es una respuesta equivocada. Y lo es pues desplaza la contradicción al
plano cultural (en una especie de choque de culturas o civilizaciones) y
deja intactas las formas de dominación que cada vez se han hecho más
apremiantes en Europa (desempleo, empleo precario y pobreza), producto
de la aplicación de las políticas neoliberales. Es allí donde hay que
buscar los orígenes del fundamentalismo. Allí, y en la dificultad de
construir un proyecto político genuinamente alternativo que dé
respuestas a las grandes mayorías frente al interés de la banca y de las
grandes corporaciones, que buscan perpetuar el neoliberalismo. Por ello
la importancia de organizaciones como Podemos, SYRIZA, entre otras, y
de compartir con Europa la experiencia de estos últimos 15 años de
gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina.
Por supuesto, nada es definitivo, en el mundo hay más tendencias que
resultados consolidados. El declive de EUA no significa que sea
inevitable su desplazamiento como primera potencia mundial, pues ese
país aún controla la mayor parte de las armas del mundo y tiene un
importante poder político, el que seguirá utilizando para tratar de
cambiar las tendencias que le amenazan.
En el mundo no hay un solo camino. EUA puede ser desplazado como
principal potencia mundial, lo que le abriría más el camino a las
fuerzas revolucionarias del mundo, pero también pueden impedir su caída
si logran sus propósitos en Asia y si dominan a América Latina y el
Caribe, y les imponen un esquema de integración que le permita controlar
sus mercados y sus recursos estratégicos.
El imperialismo estadounidense desarrolla una fuerte contraofensiva
en América Latina y el Caribe para deponer a los gobiernos de izquierda y
progresistas, controlar los mercados y las materias primas. Sin
embargo, eso no quiere decir que lo ha logrado ni que lo logrará. Si la
región no entrega los recursos naturales y la energía, el imperialismo
estadounidense no tendrá salida. Su economía y su política enfrentarían
mayores problemas en los próximos años, por más agresivo que sea su
gobierno. La acumulación de excedentes y la carencia de recursos
energéticos rentables afectarían la acumulación de capital en la
economía estadounidense. Si a ello se le suma la formación de un bloque
suramericano con moneda propia, relativa autonomía a partir de la
creación de una nueva estructura financiera y una alianza militar, el
panorama para los grupos de poder de ese país sería más amenazador.
Las batallas que se avecinan, y que tienen como centros principales
los países árabes y del Medio Oriente, Eurasia y Latinoamérica, son
decisivas para el destino del imperialismo mundial y de las naciones
dependientes. Guerras imperialistas son posibles, lo mismo que guerras
focalizadas en regiones. Todo puede ocurrir. Mucho de lo que suceda
dependerá de las acciones que realice la izquierda mundial, de sus
aciertos y de sus fracasos.
La humanidad asiste, en todo el planeta, a un espectáculo obsceno.
Las ciencias, las técnicas y tecnologías, el conocimiento han alcanzado
tan nivel de desarrollo (patrimonio común de la especie humana) que el
hambre, la miseria material, la pobreza es ética, moral y políticamente
inaceptable.
Esa es la primera causa por la que el capitalismo salvaje ha iniciado
su fin. El capitalismo ha devenido en un anacronismo, en un estorbo
para que la humanidad consiga vivir en comunidad, libre de toda
expoliación, satisfecha en sus necesidades básicas. Nada justifica hoy
la negativa a repartir con equidad y con sentido de humanidad la riqueza
que generan los descubrimientos, el conocimiento y las tecnologías.
El capitalismo, como sistema social, es un fracaso. Su debilidad es
extrema. Sus flancos son cada día mayores. Nada puede impedir que en
este lado del mundo, sus pueblos creen una nueva realidad que lo
reemplace. El futuro se nos presenta lleno de buenos augurios, de
esperanzas y de fuerzas para emprender la tarea de sacar al capitalismo
de nuestras vidas.
Peor aún, el capitalismo asiste a la exposición de sus miserias. La
concentración de la riqueza es inocultable, las redes sociales la
desnudan así como las muertes que provoca, las guerras que necesita, los
golpes de estado que implementa. Mantener funcionando al capitalismo
requiere la sumisión y la explotación de millones de personas. El
capitalismo necesita pobres, cada día más pobres. El bienestar material
de la modernidad, que en algunos lugares de nuestra América se puede
ver, no se deben al capitalismo, sino al desarrollo de las tecnologías.
Ante tamaño fracaso del capitalismo, solo puede reafirmar y acrecentar nuestra fe en una victoria más temprana que tarde.
II. Coyuntura regional
En sentido opuesto al entonces pregonado “fin de la historia”, entre
finales de la década de 1980 y principios de la de 1990, se abre una
nueva etapa en la historia de América Latina y el Caribe, caracterizada
por el auge de la lucha de los movimientos populares contra el
neoliberalismo y toda forma de opresión y discriminación, y por la
creciente conquista de espacios democráticos a través de la elección de
gobiernos municipales y departamentales, y de bancadas legislativas
nacionales de izquierda y progresistas, iniciada a mediados de los años
ochenta, que da un salto cualitativo con la cadena de elecciones y
reelecciones de gobiernos nacionales que comienza con el triunfo de Hugo
Chávez en Venezuela, en 1998, y se reafirma con la victoria de
LuizInácio Lula da Silva en Brasil, en 2002.
Las victorias cosechadas a contracorriente de la unipolaridad mundial
por las fuerzas de izquierda y progresistas latinoamericanas y
caribeñas son el resultado de varios factores, entre los que resaltan:
el acumulado histórico de luchas contra la dominación colonialista,
neocolonialista e imperialista, en especial durante la etapa de luchas
abierta por el triunfo de la Revolución Cubana; el rechazo universal a
los crímenes de los Estados bajo la doctrina de “seguridad nacional”,
impuesta en la región entre los años sesenta y ochenta; la creciente
conciencia y participación política y electoral de los sectores y
movimientos sociales populares en lucha contra el neoliberalismo; y el
voto de castigo de la ciudadanía en general contra los partidos y los
políticos neoliberales. Esos éxitos han convertido a América Latina y el
Caribe en el escenario actual más destacado de la “guerra de
posiciones” entre izquierda y derecha, de la que hablara Antonio
Gramsci, sujeta a los vaivenes, al constante movimiento y a los flujos y
reflujos de la correlación de fuerzas en los escenarios nacionales y en
el escenario regional.
Desde finales de la década de 1990, fuerzas de izquierda y
progresistas obtuvieron cinco triunfos consecutivos en elecciones
presidenciales en Venezuela, cuatro en Brasil, tres en Argentina, tres
en Uruguay, tres en Bolivia, tres en Ecuador, dos en Nicaragua y dos en
El Salvador, a los que se suman dos triunfos no consecutivos en Chile,
uno en Guatemala, uno en Panamá, uno en Honduras y uno en Paraguay, y
cuatro elecciones presidenciales ganadas en República Dominicana por el
Partido de la Liberación Dominicana y una por el Partido Revolucionario
Democrático de ese país, ambos de identidad progresista, para un total
general de treinta y seis elecciones presidenciales ganadas en el
conjunto de la región.
El cambio sin precedentes, ocurrido en el mapa político de América
Latina y el Caribe, contribuyó decisivamente a que se produjeran
acontecimientos como la ruptura del aislamiento impuesto por el
imperialismo estadounidense contra la Revolución Cubana, los avances en
el proceso negociador entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia‑Ejército del Pueblo, que ya apuntan a la
pronta firma de un acuerdo de Paz, y el desarrollo de un proceso similar
con el Ejército de Liberación Nacional.
La ruptura del aislamiento a Cuba, que incluye su ingreso en el Grupo
de Río y su posterior incorporación como miembro pleno de CELAC, el
levantamiento de las sanciones impuestas a ese país por la OEA en 1962,
el restablecimiento de relaciones diplomáticas con EUA, y la visita
oficial a La Habana del presidente Barack Obama, son el resultado de: la
decisión de resistir y vencer del pueblo cubano, hoy abocado a la
actualización de su modelo económico socialista; la exigencia de los
gobiernos latinoamericanos y caribeños, y del resto del mundo, a que EUA
ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero contra la Isla,
demanda enarbolada por CARICOM, ALBA‑TCP, UNASUR y CELAC, y respaldada
por la casi totalidad de los miembros de la ONU, excepto el propio EUA y
su aliado incondicional Israel; y el creciente sentimiento favorable a
finalizar el diferendo bilateral en amplios sectores de la sociedad
estadounidense, incluida la gran mayoría de la comunidad cubana
residente en ese país. Le sigue ahora un largo y complejo proceso de
normalización de relaciones que, entre otros elementos, presupone el fin
del bloqueo, la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la
base naval de Guantánamo, que debe regresar a la soberanía cubana, y el
fin de la subversión interna promovida por EUA contra la Revolución
Cubana.
Tras una larga historia de intentos infructuosos de negociaciones
previas entre el Estado colombiano y los dos movimientos guerrilleros
más antiguos del país, las FARC‑EP y el ELN, en la actualidad están en
un proceso de negociación o preparación de las mismas, lo que
constituyen un acontecimiento de gran importancia para la construcción
de la paz en América Latina y un factor que puede potenciar las luchas
sociales en Colombia en contra del gobierno neoliberal de Juan Manuel
Santos.
En la medida en que el pueblo colombiano se acerca a la tan anhelada
paz, las fuerzas oligárquicas reaccionarias y belicistas, creadoras del
paramilitarismo y responsables de sus crímenes, recrudecen el uso de ese
flagelo con el fin de frustrar la solución negociada del conflicto
armado, por lo cual nuestro apoyo solidario al proceso de paz en
Colombia tiene que ir acompañado de una enérgica condena al
paramilitarismo, a sus promotores y a sus ejecutores.
No obstante el cambio favorable en el mapa político de la región, la
dominación colonial sigue siendo un problema no resuelto en América
Latina y el Caribe. EUA, Reino Unido, Francia y Países Bajos imponen su
presencia directa en nuestra región a través del control absoluto sobre
diversos pueblos, territorios y naciones sometidas al colonialismo.
Algunos de los casos coloniales aún existentes en Nuestra América son
Puerto Rico, Islas Malvinas, Guayana Francesa, Martinica, Guadalupe, San
Bartolomé, San Martín, y San Pedro y Miguelón.
En el caso de Puerto Rico, se trata de una nación caribeña y
latinoamericana sometida a la dominación colonial por parte de EUA, tras
la invasión de 1898. Las Malvinas, mientras tanto, constituyen una
parte integral de Argentina, que ha sido mantenida bajo control colonial
por el Reino Unido durante casi dos siglos. Estos pueblos, territorios y
naciones tienen el derecho inalienable a su autodeterminación y
descolonización, así como a la independencia en el caso puertorriqueño.
El colonialismo constituye una amenaza permanente a la plena
independencia y libertad de todos los pueblos latinoamericanos y
caribeños, por cuanto es a la vez una responsabilidad y una necesidad,
de todos, la lucha por la erradicación de ese flagelo que prevalece en
pleno siglo veintiuno en nuestro subcontinente.
Tanto para la consolidación de los procesos de transformación social,
en beneficio de las mayorías y minorías tradicionalmente dominadas,
oprimidas, explotadas y discriminadas, como para la llegada al gobierno
de nuevas fuerzas de izquierda en nuestro continente, es vital que la
izquierda latinoamericana pueda articular la diversidad de las luchas
emancipadoras en desarrollo en América Latina y el Caribe, cuyo avance
hasta la consecución de las grandes metas de los pueblos, solo puede ser
fruto de una relación incluyente, dinámica, constructiva, balanceada y
coherente de sus elementos políticos, económicos, sociales, ideológicos y
culturales, incluidos aspectos fundamentales como la igualdad y equidad
de género, la plena igualdad étnico‑cultural, la sustentabilidad
medioambiental y otras, todo lo cual fue decisivo en la creación de
condiciones para la elección de los gobiernos de izquierda y
progresistas existentes.
Pero, para retomar la ofensiva es indispensable la consolidación de
los actuales procesos de cambio, lo cual requiere ir más allá,
profundizando las transformaciones sociales en marcha, continuar con la
necesaria realización de cambios en la matriz productiva de nuestros
países, pasando de economías meramente basadas en la producción de
materias primas, generando cambios fundamentales en la búsqueda de
nuevas formas en la propiedad de los medios de producción e
industrialización de esas materias primas. Varios países gobernados por
fuerzas de izquierda y progresistas fueron capaces de aprovechar la
coyuntura favorable debida fundamentalmente al desarrollo continuado de
China, que hizo que los precios de las materias primas tuvieran un
incremento significativo, lo que permitió a esos países un ingreso de
divisas importante, y sus gobiernos utilizaron parte de esas ganancias y
las redistribuyeron socialmente. Sin embargo, esto no implicó un cambio
en el modelo económico, por lo que, a pesar de los esfuerzos por
distribuir la riqueza, las oligarquías continuaron enriqueciéndose.
La consolidación de los procesos de cambio también deberá contar con
una maquinaria electoral efectiva, que desarrolle una estrategia
destinada a construir la hegemonía de la izquierda en cada vez mayores
espacios institucionales que forman parte del poder político, como es el
Poder Legislativo, y profundizar la democratización de las formas de
designación en el Poder Judicial, que en muchos de nuestros países se ha
transformado en un actor político utilizado por la derecha
reaccionaria, que a través de artilugios jurídicos, hostiga y
desestabiliza a los gobiernos de izquierda y progresistas, y bloquea las
leyes y acciones ejecutivas de contenido popular.
Además, debemos profundizar la lucha por aumentar la presencia en los
medios masivos de comunicación, sobre todo con el fortalecimiento de
los medios comprometidos con las causas populares, lo cual no excluye el
carácter prioritario que tiene el control del Poder Ejecutivo, y hacer
frente a los medios tradicionales de comunicación a través de reformas
estructurales, a ejemplo de Argentina y Venezuela, con la
democratización de concesiones públicas y proporcionando a los medios
alternativos más espacio para establecerse.
En este sentido es fundamental la consolidación del poder popular en
el ámbito político y económico, estando lo primero vinculado con la
necesidad de plantearse como una meta estratégica lograr los cambios
estructurales necesarios para la profundización democrática de la
institucionalidad, adecuada en cada caso a las propias realidades de
cada país o región. Igualmente necesario es que la organización,
estructura y funcionamiento de los partidos de izquierda que gobiernan,
cada uno adecuado a su propia realidad, les permita, manteniendo su
carácter abierto y participativo, ser destacamentos para la lucha
política e ideológica en todos los ámbitos de la sociedad, así como
garantizar el correcto desempeño y funcionamiento de las instituciones
del Estado, además de librar las batallas electorales exitosamente,
tanto en la conquista del voto como en la defensa del mismo.
En todas sus dimensiones, la “guerra de posiciones” que se libra en
América Latina y el Caribe entre las fuerzas oligárquicas y las fuerzas
populares es de naturaleza feroz. Las oligarquías no ceden un milímetro
de espacio económico, social, político, ideológico, cultural, mediático o
institucional, sin pelearlo hasta sus últimas consecuencias, ni pierden
un instante en emplearse a fondo, por todos los medios, legales e
ilegales, convencionales y no convencionales, para recuperar los
espacios perdidos.
Es importante recordar que en una batalla cuesta arriba, después del
revés de la rebelión militar patriótica de 1992, seis años después ganó
Hugo Chávez la presidencia de Venezuela. A la zaga de tres reveses
electorales consecutivos, ganó Lula la presidencia de Brasil. Tras un
revés del general Líber Seregni y dos propios, ganó Tabaré Vázquez la
presidencia de Uruguay. Evo Morales fue electo presidente después de
haber sido desaforado como diputado y de haber enfrentado todo tipo de
obstáculos interpuestos a su candidatura y a su victoria. Después de
haber tenido que abandonar su cargo de ministro de Economía en un
gobierno anterior debido a su firme postura anti neoliberal, Rafael
Correa fue electo presidente y desató una Revolución Ciudadana en su
país. Tras diecisiete años en la oposición, Daniel Ortega recuperó la
presidencia de Nicaragua, de la cual había sido desplazado en unos
comicios que llevaron la impronta del chantaje electoral ejercido por el
imperialismo, con la amenaza de la prolongación de la llamada Guerra de
Baja Intensidad impuesta al país por nueve años. Diecisiete años
transcurrieron desde la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador
hasta la elección de su candidato presidencial Mauricio Funes, y cinco
años más para que llegara a la Presidencia uno de sus líderes
históricos, Salvador Sánchez Cerén. En Chile, una nueva alianza
integrada por el Partido Socialista, Partido Demócrata Cristiano,
Partido Socialista Radical, Partido Democrático Popular, Partido
Comunista y Revolución Democrática, permitió el retorno de la presidenta
Michelle Bachelet al gobierno.
A pesar de los intentos de las fuerzas oligárquicas de interrumpir
los procesos de reforma y transformación social desarrollados por los
gobiernos de izquierda y progresistas, entre los que se destacan el
golpe de Estado, el paro petrolero y el referendo revocatorio contra el
presidente Chávez; el fallido golpe de Estado contra el gobierno del
presidente Correa; la campaña desestabilizadora de los sectores
reaccionarios bolivianos fincados en los departamentos de la Media Luna y
otros acontecimientos semejantes, podemos afirmar sin vacilaciones que
el balance de la “guerra de posiciones” entre 1998 y 2008 fue favorable a
las fuerzas populares, entre otros resultados, por la elección y
reelección ininterrumpida de gobiernos de izquierda y progresistas.
Ya en el Documento Base del XV Encuentro del Foro, celebrado en 2009
en la Ciudad de México, tras hacer un recuento de cómo desde 1990 hemos
venido evaluando, denunciando y combatiendo la reestructuración
neoliberal, y también de una precisa caracterización del giro que daba
la crisis sistémica capitalista a raíz de la grave crisis del sistema
financiero mundial iniciada en 2008, afirmábamos: que se abría un amplio
e incierto abanico de opciones, cuyo desenlace sería producto de dos
movimientos combinados, la lucha de clases en cada país y el conflicto
entre Estados y bloques regionales; que la dinámica de esos movimientos
daría por resultado diversos experimentos, conservadores, progresistas y
socialistas; y que el peso de cada uno de ellos definiría el diseño del
mundo tras la crisis. Sobre las oportunidades de las fuerzas de
izquierda y progresistas, decíamos que su control sobre importantes
gobiernos de la región les permitía ya no solo denunciar, movilizar y
presionar, sino también combatir los efectos de la crisis, profundizar
los cambios estructurales y acelerar el proceso de integración. En este
punto, advertíamos que:
[…] una correlación de fuerzas favorable en el ámbito continental no
es garantía de éxito de todas y cada una de las experiencias nacionales.
En primer lugar, porque la derecha está actuando para bloquear nuestros
avances y para destruir la acumulación de fuerzas realizada por
nosotros hasta este momento. Además, el impacto de la crisis reduce el
margen de maniobra de los gobiernos de izquierda y progresistas, mas no
necesariamente facilita las cosas donde somos oposición a gobiernos
conservadores y neoliberales.
También señalábamos que las fuerzas de izquierda y progresistas en el
gobierno enfrentan por lo menos tres riesgos: no realizar
modificaciones estructurales, convirtiéndose en cómplices involuntarios
del statu quo; asistir al retorno de la derecha, haciendo de nuestros
gobiernos solo un breve intervalo en la historia conservadora; e
intentar colaborar en la construcción de un nuevo ciclo histórico, pero
sin tener las condiciones políticas e ideológicas para enfrentar la
reacción de las clases dominantes.
A esas alturas, ya se habían producido las primeras manifestaciones
evidentes de la contraofensiva de la derecha que se extiende hasta hoy
en día: el ataque de las fuerzas armadas colombianas contra el
campamento del comandante Raúl Reyes, de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia‑Ejército del Pueblo en Sucumbíos, Ecuador,
en marzo de 2008; la elección del derechista Ricardo Martinelli como
presidente de Panamá en mayo de 2009, quien sucedía en el gobierno al
socialdemócrata Martín Torrijos; la campaña desestabilizadora que afectó
la gestión del presidente socialdemócrata Álvaro Colom en Guatemala, y
el golpe de Estado en Honduras que derrocó al presidente liberal
progresista Manuel Zelaya en junio de 2009. En tal sentido, el Documento
Base del XV Encuentro concluía:
El golpe de Estado en Honduras, así como los acontecimientos
recientes en Panamá y Guatemala, para solo hablar de los ocurridos en
Centroamérica, están sirviendo a la derecha como un laboratorio para
definir sus estrategias en el futuro inmediato.
[…]
Es necesario un análisis profundo de estos acontecimientos pues
revelan la estrategia de la derecha, la cual consiste en atacar donde
consideró que había mejores condiciones para imponer su fuerza contra
las transformaciones socioeconómicas y políticas.
El golpe de Estado en Honduras debe servir de alerta a la izquierda y a los gobiernos de América Latina […].
Sobre esta problemática, el Documento Base del XVI Encuentro del
Foro, celebrado en 2010 en Buenos Aires, señalaba que la política de la
izquierda desde el gobierno había generado beneficios concretos para la
población, particularmente para los sectores más excluidos, extendido y
profundizado la democracia, abriendo paso a nuevas formas participativas
y directas, y defendido los derechos humanos en toda su extensión. Y,
acto seguido, decía:
Ante este panorama que se ha venido consolidando en la última década,
se despliega un intento de contraofensiva por parte de los antiguos
sectores dominantes, que se proponen reconquistar el gobierno de sus
países. Su objetivo es impedir que este nuevo curso se consolide y se
torne irreversible.
En igual sentido, el Documento Base del XVII Encuentro del Foro de
São Paulo, efectuado en 2011 en Managua, señalaba textualmente: “En
América Latina y el Caribe, vista de conjunto, hay un cierto equilibrio
de fuerzas, pero con riesgos para las fuerzas populares”. Entre esos
riesgos, destacaba el contraataque de EUA y la derecha regional, que
combina la expansión de la presencia militar foránea, la presión
económica, el golpismo, la guerra mediática, y el apoyo a una nueva
centroderecha regional. Ese texto sentenciaba:
Empezamos reconociendo que nuestros avances políticos y sociales son
aún mayores que nuestra capacidad de construir una nueva cultura,
ideología, teoría, políticas educacionales y comunicacionales, que no
solamente se opongan, sino que también construyan una hegemonía
alternativa al neoliberalismo, al capitalismo, al patriarcalismo, al
imperialismo y al colonialismo. En este sentido, el Foro reafirma el
carácter estratégico de esta dimensión de nuestra labor: la construcción
de otra visión de mundo.
En dirección análoga, el Documento Base del XVIII Encuentro del Foro,
realizado en 2012 en Caracas, afirmaba que la crisis mundial y los
cambios geopolíticos en las relaciones de poder en el mundo harían más
compleja la definición de una línea política para los partidos del FSP.
En el caso de los partidos que están en el gobierno advertía que la
gestión económica se haría más difícil: las condiciones para acelerar el
crecimiento serán más estrechas; en tal sentido debe debatirse también
la relación entre crecimiento económico y mejoría en las condiciones de
vida para la mayor parte del pueblo.
El Documento Base del XX Encuentro del Foro, en 2014 en La Paz,
alertaba a los partidos y gobiernos de la región sobre el peligro de la
restauración conservadora en nuestros países, promovida y coordinada por
EUA a través de una amplia gama de instrumentos subversivos, en
conjunto con organizaciones políticas y sociales de la derecha,
corporaciones transnacionales, medios de comunicación, entre otros
actores contrarrevolucionarios, que atentan contra los gobiernos que en
su opinión constituyen un obstáculo o afectan su interés global.
Sobre este tema se refería también el Documento Base del XXI Encuentro, celebrado en 2015 en la Ciudad de México:
En las relaciones con América Latina y el Caribe, como parte de su
contraofensiva para revertir los avances de la izquierda y de conformar
geopolíticamente un espacio vital para sus intereses, Washington ha
desplegado una amplia gama de instrumentos subversivos, dirigidos contra
los gobiernos que en su opinión constituyen un obstáculo o afectan su
interés regional, incluso se han aplicado a países que no han sido
declarados como adversarios. Estos instrumentos subversivos generalmente
anteceden a la invasión militar directa, pero también están presentes
en la aplicación de los preceptos del llamado poder inteligente. El fin
último es generar las condiciones políticas mínimas que garanticen los
intereses de las trasnacionales y geopolíticos, sin tomar en cuenta el
nivel de estabilización de los gobiernos después de las revueltas,
incluso el posible desmembramiento territorial o social de los países.
¿Cómo se reflejó el flujo y reflujo de la correlación de fuerzas
entre la derecha y la izquierda latinoamericana, en el ámbito del
ejercicio del gobierno nacional, durante la etapa comprendida desde la
celebración del XV Encuentro del Foro, en 2009, y la celebración del XXI
Encuentro, de 2015?
A la elección de Ricardo Martinelli en Panamá, la desestabilización
de Álvaro Colom en Guatemala y el golpe de Estado contra Manuel Zelaya
en Honduras, le siguieron: la elección a la presidencia de Chile del
derechista Sebastián Piñera, en enero de 2010; el fallido intento de
golpe de Estado en Ecuador en septiembre de 2010; la elección del
genocida ex general Otto Pérez Molina a la presidencia de Guatemala, en
noviembre de 2011; y el golpe de Estado contra el presidente Fernando
Lugo en Paraguay, en junio de 2012.
En sentido inverso a las antes mencionadas acciones de recuperación
de espacios por parte de los sectores oligárquicos, el balance general
siguió siendo favorable a las fuerzas de izquierda y progresistas, en
virtud de la elección o reelección, según el caso, de las y los
siguientes mandatarios: Mauricio Funes en El Salvador, en marzo de 2009;
José Mujica en Uruguay, en octubre de 2009; Dilma Rousseff en Brasil,
en octubre de 2010; Cristina Fernández en Argentina, en octubre de 2011;
Daniel Ortega en Nicaragua, en enero de 2012; Hugo Chávez en Venezuela,
en octubre de 2012; Rafael Correa en Ecuador, en enero de 2013; Nicolás
Maduro en Venezuela, en marzo de 2013; Michelle Bachelet en Chile, en
noviembre de 2013; Salvador Sánchez Cerén, en El Salvador en marzo de
2014; Evo Morales en Bolivia, en octubre de 2014; y Tabaré Vázquez en
Uruguay, en noviembre de 2014. Si bien en estas elecciones triunfaron
todas y todos los candidatos presidenciales de izquierda y progresistas,
en varias de ellas se notó una mayor beligerancia y un más eficiente
proselitismo político de la oposición derechista, un aumento de los
comicios decididos en segunda vuelta, y triunfos alcanzados por una
exigua cantidad de votos en los casos de Venezuela y El Salvador, aunque
debe tomarse en cuenta la desaparición del principal líder
revolucionario Hugo Chávez como factor adverso en el primer caso, y la
campaña del miedo en contra de Sánchez Cerén en el segundo, aprovechando
la coyuntura venezolana, donde la derecha había logrado crear un
ambiente de zozobra e inestabilidad con las llamadas guarimbas.
¿Qué cambios significativos han ocurrido en la “guerra de posiciones”
entre el XXI Encuentro del Foro, en 2015, y el XXII Encuentro que
celebramos en junio de 2016?
Los cambios más significativos ocurridos en el mapa político de la
región entre finales de 2015 e inicios de 2016 son: la derrota del
candidato presidencial del Frente para la Victoria de Argentina, tras
doce años consecutivos de gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina
Fernández; la elección de una mayoría opositora en la Asamblea Nacional
de Venezuela, por primera vez desde el triunfo de la Revolución
Bolivariana hace diecisiete años; el revés sufrido por el presidente Evo
Morales en el referendo constitucional que buscaba abrir la posibilidad
de una reelección suya en los comicios de 2019; y el proceso de juicio
político ilegalmente abierto por las fuerzas opositoras de derecha
contra la presidenta Dilma Rousseff en Brasil.
En la elección presidencial argentina, el triunfo del neoliberal
Mauricio Macri, del Partido de la Propuesta Republicana (PRO), con 51,4%
de los votos obtenido en la segunda vuelta, el 22 de noviembre de 2015,
constituye la primera derrota electoral infligida a un gobierno de
izquierda y progresista desde que se iniciara la cadena de victorias
abierta por Hugo Chávez en los comicios venezolanos de 1998, duro golpe
político y psicológico para el conjunto de las fuerzas populares. En el
plano interno, la elección de Macri implica el desmantelamiento de las
políticas de reforma social progresistas desarrolladas durante los tres
últimos períodos de gobierno, y el restablecimiento del neoliberalismo
puro y duro que hace girar hacia atrás las manecillas del reloj de la
historia, de lo cual se derivan retrocesos, como el deterioro de las
condiciones de vida de la mayoría de la población, la pérdida de
soberanía y los compromisos leoninos que entorpecerán el futuro
ejercicio de gobierno por parte de un eventual nuevo gobierno de
izquierda o progresista. Y en el plano regional, es la sustitución de un
gobierno comprometido con la concertación, la cooperación y la
integración latinoamericana y caribeña, por otro que entrega la nación a
los acreedores de los fondos buitres y se une a los mecanismos de
(des)integración regional regidos por el imperialismo, es decir, que es
la apertura de una peligrosa “quinta columna” dentro del MERCOSUR,
UNASUR y CELAC, que hará todo lo que esté a su alcance para impedir el
avance de los procesos integracionistas de signo popular.
Lo fulminante y brutal de la restauración neoliberal argentina revela
la hipocresía del tono moderado y conciliador, empleado por la derecha
latinoamericana y caribeña cuando lucha por recuperar el control del
gobierno, y la falsedad de sus promesas de no revertir las conquistas
sociales alcanzadas durante la gestión de los gobierno precedentes. Esta
es una lección para los sectores sociales con “memoria corta” sobre las
consecuencias del neoliberalismo, que se dejan engañar por la derecha y
contribuyen a su retorno al gobierno mediante el voto de castigo o la
abstención de castigo contra los gobiernos de izquierda y progresistas,
no solo en Argentina, sino en toda América Latina y el Caribe.
Esto es lo que efectivamente ocurrió tras una prolongada sesión del
Senado brasileño el 12 de mayo de 2016, que ratificó la resolución de la
Cámara de Diputados abriendo cauce a un proceso de “impeachment” contra
la Presidenta, alejada del cargo por 180 días. Dilma Rousseff declaró
que todas las acusaciones de irresponsabilidad fiscal que se le endilgan
son falsas y carentes de fundamento, que sus impugnadores están
probadamente acusados de actos de corrupción flagrante, y que luchará
para llegar, a fines de 2018, al término de su mandato que le
confirieron 54 millones de brasileños. Reiteró que se está ante un golpe
de Estado que pone en riesgo todas las conquistas alcanzadas por el
pueblo brasileño durante los gobiernos del PT (en materia de salud,
educación, vivienda y salarios), y a la vez pone en riesgo el futuro de
Brasil. En todo el país, se desarrollaron grandes manifestaciones en
apoyo al gobierno de Dilma con la consigna “¡No al golpe en Brasil!”,
que fue retomada en numerosos países del continente y por organizaciones
latinoamericanas y mundiales. Se resalta la articulación conjunta de
diversos sectores populares, de izquierda y progresistas de la sociedad
brasileña, incluyendo la amplia utilización de los medios alternativos,
para defender su posición, llamar las manifestaciones –que están
ocurriendo casi diariamente–, haciendo oposición a los medios
tradicionales en manos del capital privado y a favor de las fuerzas
golpistas.
La combinación de guerra mediática con judicialización de la política
en Brasil es más dañina la que, sacándole gran provecho al bajo
crecimiento económico, el aumento del desempleo y los hechos de
corrupción que implican a ex directivos de la empresa Petrobras y a una
cantidad indeterminada de empresarios y legisladores, se centró en
destruir la imagen del PT, de la presidenta Dilma Rousseff y de su
antecesor. La presidenta se encuentra amenazada por un golpe de Estado
por intermedio de un juicio político ilegal en el parlamento brasileño,
emprendido por una coalición de fuerzas de derecha que amenaza también
el expresidente Lula por intermedio de investigaciones sin fundamentos,
fabricados por la prensa oligárquica. El juicio político contra Dilma y
su separación por 180 días de la Presidencia del Brasil, es un
acontecimiento de gran envergadura que cambia el rumbo progresista
emprendido por Lula desde el 2003 y coloca en el poder la élite
neoliberal, inclusive con grandes impactos sobre el rumbo progresista
del mapa político de América Latina y el Caribe.
La elección de una mayoría opositora en la Asamblea Nacional de
Venezuela, por primera vez desde el triunfo de la Revolución Bolivariana
hace diecisiete años, y que tiene entre sus causas principales la
guerra económica orquestada por el imperialismo y la oligarquía
venezolana, es un duro golpe a la Revolución Bolivariana porque el Poder
Legislativo, que durante los diecisiete años anteriores actuó en
armonía con el Ejecutivo, ahora está bajo el control de fuerzas
políticas hostiles que abiertamente se proponen derrotarla, e
interrumpir y revertir el proceso de trasformación social emprendido por
ella. En el plano externo, el control de la Asamblea Nacional por parte
de la oposición derechista constituye un serio obstáculo y una grave
amenaza para la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y
para PetroCaribe, proyectos que el bloque mayoritario de la Mesa de la
Unidad Democrática intenta destruir, y también es un serio obstáculo y
una amenaza a la participación venezolana en el MERCOSUR, UNASUR y
CELAC, en los que ya incide la presencia del gobierno de Macri.
El triunfo del NO, por estrecho margen, en el referendo en el que se
sometió a consideración del electorado boliviano si aprobaba o no una
enmienda a la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia, que
hubiese permitido al presidente Evo Morales Ayma y al vicepresidente
Álvaro García Linera postularse para una segunda reelección consecutiva
tras la entrada en vigor de dicha Carta Magna, en febrero de 2009,
obliga al Movimiento al Socialismo-Instrumento Político al Servicio del
Pueblo a conformar una nueva fórmula electoral para los comicios de
diciembre de 2019, con vistas a seguir al frente del Poder Ejecutivo
Boliviano, para así continuar el desarrollo de la Revolución Democrática
y Cultural iniciada hace una década.
En este contexto adverso, son positivos los avances registrados en
Paraguay, en especial la elección de Mario Ferreiro, de la Concertación
Avanza País, como intendente de Asunción, mediante una coalición con el
Partido Liberal, a lo cual se debe agregar el triunfo del Frente Guazú
en varios departamentos del interior del país (con un crecimiento del
30%), en tres casos por sí solos y en otros diez en alianzas con otros
sectores, entre los que se destaca el desplazamiento, después de 75
años, del derechista Partido Colorado en Encarnación, tercera ciudad del
país. Sin embargo, persiste con preocupación la situación institucional
(juicio por la masacre de Curuguaty, denuncias de represión sindical
donde se pone en cuestión la plena vigencia de las libertades y
garantías propias del Estado de Derecho).
En conjunto, los reveses sufridos en Argentina, Venezuela, Bolivia y
Brasil alimentan las tesis sobre el supuesto fin del ciclo progresista,
que el imperialismo y la derecha latinoamericana han incorporado como
tema de su guerra mediática. En rigor, como anticipaba el Documento Base
del XV Encuentro del Foro, lo que se ha cumplido es la máxima de que
“una correlación de fuerzas favorable en el ámbito continental no es
garantía de éxito de todas y cada una de las experiencias nacionales”.
Por ello se impone convertir el revés en victoria en Argentina, frase
acuñada por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro
Ruz, en los peores años del aislamiento en que quedó ese proceso
coyunturalmente sumido, a raíz del derrumbe del bloque socialista
europeo, evitar un daño mayor en Venezuela, Bolivia y Brasil, y librar
con decisión las necesarias batallas político‑ideológicas en el resto de
los países donde las fuerzas oligárquicas buscan reapropiarse del
control absoluto de los poderes del Estado.
El somero repaso que aquí realizamos de los análisis, reflexiones y
planes de acción que hemos elaborado para derrotar la contraofensiva
imperialista y oligárquica contra nuestros gobiernos y fuerzas políticas
indica que, como Foro, tenemos más capacidad de hacer diagnósticos,
pronósticos y propuestas, que de lograr que nuestros partidos y
gobiernos los hagan suyos y los apliquen. En tal sentido es necesario
vincular más el quehacer interno de cada partido a los consensos que
logramos entre todos, y plantearnos la meta de contar con un plan de
acción basado en una estrategia consensuada. Hoy más que nunca, esta es
una lucha continental y mundial, no nacional, y en consecuencia debe
haber elementos comunes en nuestra estrategia de lucha, sobre todo
tomando en cuenta que la estrategia de la derecha, las oligarquías y el
imperialismo evidentemente rebasan el ámbito nacional, en
correspondencia con la naturaleza misma del imperialismo.
En este contexto, México continúa en la situación de crisis económica
derivada de las políticas neoliberales, caracterizada por los rasgos
típicos del subdesarrollo, con desigualdad y profundización de la
pobreza (55.3 millones de personas en pobreza), así como una profunda
crisis política generada por el partido dominante y casi único que ha
llevado a una gran descomposición social: corrupción, impunidad y a la
presencia del crimen organizado que ha establecido estructuras de poder
paralelas actuando coludidas con las autoridades, como se vio en el caso
Ayotzinapa.
Subsiste la violencia en todas sus expresiones y hay una crisis de
graves violaciones de derechos humanos, incluido el feminicidio,
problema local de gran intensidad, en parte consecuencia de la impunidad
que continúa, acentuándose por una serie de reformas “estructurales” en
importantes sectores, particularmente en materia energética, en
telecomunicaciones, en educación. Recientemente, se aprobó la Ley que
amplía la Justicia Militar al fuero civil, lo que se traduce, además de
una violación a los derechos humanos, en dotar de facultades al Ejército
para cateo a domicilios particulares, intervención de llamadas y
detención de civiles. Se puede decir que en México, hay una política de
Estado caracterizada por el autoritarismo.
Por otro lado, en 2016, habrá comicios en 16 entidades de la
República, siendo la elección de la Ciudad de México la primera para la
Asamblea Constituyente, lo que resulta de un gran logro para que la
Ciudad de México sea una entidad federativa más y cuente con soberanía
política y autonomía económica, y la población goce de todas las
garantías y derechos al contar con una Constitución Local propia.
En la actual coyuntura es importante resaltar que en Guatemala se
produjo una maniobra política impulsada por las fuerzas de la derecha
empresarial, con el apoyo de la Embajada de EUA, para construir el
triunfo electoral del cómico Jimmy Morales, apoyado por exmilitares de
la ultraderecha, como parte de su estrategia global en contra de la
corrupción, iniciada con el golpe en contra de la dirigencia de la FIFA.
La estrategia imperialista ha comprendido debilitar a los candidatos
que les resultaban indeseables en las pasadas elecciones, para en un
segundo momento afectar a los grupos oligárquicos involucrados en
evasión de impuestos y lavado de activos. Esa estrategia incluye
perseguir penalmente a funcionarios y empresarios corruptos, introducir
cambios en el sistema de justicia, fortalecer algunos espacios
democráticos y cambios importantes en el modelo económico oligárquico
plutocrático, que limita el crecimiento de la economía nacional, ha
generalizado la pobreza (según datos oficiales el 60% de la población
vive en la pobreza), y construye un escenario de generalizada
inestabilidad.
En Guatemala, EUA está aprovechando el trabajo a favor del
fortalecimiento de la justicia que ha impulsado la Comisión
Internacional Contra la Impunidad (CICIG) creada por la ONU,
originalmente a raíz de los Acuerdos de Paz, para desmantelar las
estructuras de poder paralelo que sembraron el terror en el país entre
1954 y los primeros años de la década del noventa. En ese sentido,
aunque el fortalecimiento de la justicia que se está produciendo en
Guatemala es real y beneficioso para el país, la intención de Estados
Unidos es crear un efecto demostración, que les permita promover
comisiones internacionales similares, controladas por ellos, como ya
pasó en Honduras con la creación de una Comisión en el marco de la OEA,
para intentar desestabilizar al gobierno del FMLN en El Salvador y
probablemente intentaría hacerlo más tarde en contra del FSLN en
Nicaragua. Un conjunto de factores, incluyendo las movilizaciones que de
abril a septiembre se produjeron en buena parte del país, pero en
especial las investigaciones penales por casos de corrupción que han
desarrollado la CICIG junto al Ministerio Público, han producido además
la captura de dos ex presidentes del Congreso de la República, de varios
exdiputados y la solicitud de antejuicio en contra de otros dos ex
presidentes del Congreso y cinco diputados más.
En resumen, Guatemala vive una crisis de institucionalidad que afecta
a los tres Organismos de Estado y en especial a varias de sus
instituciones, destacando el caso de las Fuerzas Armadas. Esta coyuntura
resulta favorable para las fuerzas de izquierda que promueven la
construcción de una amplia alianza de fuerzas de izquierda y
progresistas para transformar el país. La propuesta incluye la
convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente integrada con
representación de pueblos indígenas, sectores sociales y partidos
políticos, para producir una nueva Constitución y la creación del Estado
plurinacional.
A tono con los acontecimientos y procesos hasta aquí reseñados,
especial atención debemos brindar a dos elementos fundamentales de la
estrategia del imperialismo y las oligarquías criollas destinada a
restablecer el monopolio del poder político que históricamente
ejercieron en toda América Latina y el Caribe: la guerra mediática y el
uso efectivo por la derecha de sus espacios políticos institucionales,
en el Poder Legislativo, el Poder Judicial y en la burocracia del propio
Poder Ejecutivo ocupado por fuerzas de izquierda y progresistas. No son
esos los únicos elementos de dicha estrategia, ni son de reciente
incorporación a ella. Junto con otros instrumentos de boicot, sabotaje y
desestabilización, la guerra mediática y la judicialización de la
política son empleadas contra las fuerzas y gobiernos de izquierda y
progresistas, pero actualmente se registra un aumento de su efectividad
que estamos obligados a combatir, neutralizar y derrotar, lo cual solo
podrá hacerse en base a una estrategia en la que definamos como metas,
la presencia mediática creciente de la izquierda y la conquista de
espacios institucionales como parte de la lucha de clases por el poder
político del Estado y no solo la disputa electoral por el control del
gobierno.
Con tecnologías de punta, la guerra de cuarta generación,
desarrollada tanto a través de los medios convencionales –es decir, la
televisión, la radio y la prensa escrita–, como por conducto de las
redes sociales: fomentan el olvido de la lacerante reestructuración
neoliberal; culpan a los gobiernos de izquierda y progresistas de los
problemas heredados de sus predecesores neoliberales; vuelcan contra
nuestros gobiernos el rechazo a prácticas que son consustanciales al
sistema capitalista, como la corrupción y el irrespeto a las
instituciones; y lanzan contra ellos la creciente multicausal
insatisfacción ciudadana. Con mentiras y medias verdades distorsionadas,
construyen “expedientes judiciales” contras líderes y lideresas de
izquierda y progresistas, y así crean el clima apropiado para
“condenarlos” y “eliminarlos” en el terreno de la judicialización de la
política.
La judicialización de la política y la usurpación de la soberanía
popular por parte de los jueces es un componente de la
refuncionalización de los poderes del Estado, en sus orígenes concebidos
para mantener un equilibrio de fuerza entre sectores de la clase
dominante, y hoy utilizados como instrumentos de boicot, sabotaje,
desestabilización, derrota electoral o derrocamiento de gobiernos. Se
trata de lo que Boaventura de Souza Santos define como transformación
del sistema judicial en peligroso factor de desorden jurídico,
caracterizado por las medidas judiciales flagrantemente ilegales e
inconstitucionales, la selectividad grosera del celo persecutorio, la
promiscuidad aberrante con los medios de comunicación al servicio de las
élites conservadores y el híper activismo judicial aparentemente
anárquico, todo lo cual crea un caos judicial que exacerba la
inseguridad jurídica, profundiza la polarización social y política, y
pone la propia democracia al borde del caos. Con palabras de Souza
Santos:
Con el orden jurídico transformado en desorden jurídico, con la
democracia secuestrada por el órgano soberano que no es elegido, la vida
política y social se convierte en un potencial campo de despojos a
merced de aventureros y buitres políticos.
En este sentido, es vital no perder de vista el carácter instrumental
de cualquier sistema político como medio de legitimación del poder de
clase, independientemente de quien lo ejerza, lo cual fundamenta la
necesidad de los cambios estructurales, no solo en el ámbito económico,
al cual se suele hacer referencia de manera exclusiva cuando se tratan
estos temas, sino en el ámbito político, en cuanto al diseño del modelo,
que nos debe llevar a una democracia que sea, participativa y
protagónica, como instrumento de legitimación del poder de las clases
populares en construcción.
Las organizaciones sociales y los partidos de izquierda fueron
factores fundamentales en la recuperación y consolidación de la
democracia en América Latina. La llegada al gobierno de nuestras fuerzas
populares, progresistas y de izquierda permitió el paso de democracias
reservadas para las élites a democracias “ampliadas”. Vastos sectores
antes excluidos integraron los gobiernos y los parlamentos nacionales:
obreros, indígenas, estudiantes, negros y mulatos, mujeres, movimiento
LGTB. Son paradigmáticos la presidencia de un obrero metalúrgico en
Brasil (Lula) y un indígena en Bolivia (Evo).
La restauración del neoliberalismo en la región (Brasil y Argentina)
muestra que estos avances no son para siempre. El carácter de la
democracia deriva de las fuerzas que compongan el gobierno, del carácter
de clase del bloque social que lo impulsa y qué clase o sectores de
clase tienen la hegemonía o la adquieren en el curso del proceso, pero
por sobre todas las cosas de la acción de las masas populares
conscientes y movilizadas, sosteniendo e impulsando el proceso de
profundización e inclusión en la toma de decisiones con el pueblo como
protagonista de su destino. Para ello es necesario educar en los valores
universales de la democracia, en su defensa y profundización y
particularmente en la práctica política, en nuevos valores de lo que el
Che denominaba el hombre nuevo.
Un componente de la ofensiva imperialista es la reducción del precio
internacional del petróleo, que ha impactado negativamente en el
crecimiento económico de Ecuador y sobre todo de Venezuela, que es la
economía más dependiente de ese hidrocarburo, así como ha precipitado a
la virtual quiebra de PEMEX.
Para recuperar el control monopolista de los Estados
latinoamericanos, se entreteje una red de partidos políticos derechistas
representados por dirigentes como AécioNeves en Brasil, Mauricio Macri
en Argentina, Lacalle Pou en Uruguay, Keiko Fujimori en Perú, Henrique
Capriles y Leopoldo López en Venezuela, entre otros, respaldados por
medios masivos como una “nueva alternativa”, tratando de disociarlos de
los personajes más truculentos de los períodos dictatoriales y de los
impulsores de las políticas neoliberales ya rechazadas por nuestros
pueblos.
Si el acumulado histórico de luchas populares fue un factor
fundamental que condujo a la apertura, entre mediados de los años
ochenta e inicios de los noventa, de una gran etapa de auge de nuevos
movimientos sociales y de conquista sin precedentes de espacios
político-institucionales, hoy tenemos que preguntarnos si, como fuerzas
políticas y de gobierno, hemos sido capaces de mantener vivo ese
acumulado histórico en la conciencia de los pueblos en las dos décadas
transcurridas desde entonces, y en qué medida hemos trabajado
conscientemente en impedir el desgaste natural ocasionado por el
ejercicio del poder o del gobierno, lo cual es solo posible si avanzamos
no solo en las transformaciones de tipo social e incluso económicas,
sino también en las relacionadas con el sistema político.
Si el rechazo a la fuerza represiva bruta, a los golpes de Estado
tradicionales, a las dictaduras militares, fue un factor fundamental que
condujo a la apertura de la actual gran etapa de luchas, hoy tenemos
que preguntarnos si nos hemos preparado lo suficiente para enfrentar la
guerra mediática, el boicot y el sabotaje constantes que realizan los
representantes de las fuerzas oligárquicas enquistados en las
instituciones y los poderes del Estado, incluido el Poder Judicial
muchas veces manipulado groseramente por jueces al servicio exclusivo de
la oligarquía.
Si la conciencia y la movilización social desarrollada y consolidada
en la lucha contra el neoliberalismo fue un factor fundamental que
condujo a la apertura de la actual gran etapa de luchas, porque
incorporó a la lucha política y electoral a amplios y diversos sectores
sociales, hoy tenemos que preguntarnos si seguimos siendo las y los
mismos que en aquellos años interactuábamos con los pueblos, y si los
pueblos nos siguen reconociendo como tales, si hemos hecho lo necesario
para mantener la interacción constructiva y respetuosa con los
movimientos sociales populares organizados, y si hemos hecho lo
necesario por construir hegemonía en los sectores populares no
organizados ni concientizados, cuya inclinación electoral puede ser
atraída con costosas y mentirosas campañas mediáticas, como las de las
derechas argentina, venezolana y boliviana. Les corresponde a todos y
cada uno de los partidos, organizaciones y movimientos políticos
miembros del Foro de São Paulo, plantearse y responder esas y otras
interrogantes. Seguramente, según sea el caso, la respuesta será que sí,
que hemos trabajado en todos y cada uno de esos frentes, pero que
podíamos y podemos hacer mucho más.
Hay diferencias y similitudes en cada situación nacional, pero
debemos reconocer que la derecha, además de otros factores que la
favorecen, está logrando explotar estratégicamente nuestras debilidades y
errores para obtener victorias, empezando por la injerencia externa en
las elecciones y en las crisis políticas, a través del apoyo foráneo a
grupos de derecha en el continente. Algunos actores externos son más
discretos, como los think-thanks liberales y conservadores de EUA y la
Fundación del Partido Liberal alemán, que apoyan financieramente al
Movimiento Brasil Libre (MBL) y grupos similares en Brasil; otros son
más públicos, como los recursos provenientes de la National Endowment
for Democracy (NED), que contribuye a la oposición venezolana a través
de la Embajada de EUA en ese país.
No es suficiente señalar la injerencia externa y la crisis
internacional como explicación para la victoria de las derechas en las
elecciones, porque la falta de una preparación adecuada para enfrentarla
es nuestra responsabilidad. En algunos casos no buscamos, ni siquiera
parcialmente, promover reformas estructurales, por ejemplo, en la
tributación, las instituciones políticas, democratización de los medios
de comunicación, entre otros, y no logramos ir más allá que atender las
demandas básicas de nuestros pueblos. Estos no votaron contra las
políticas sociales de nuestros gobiernos, pero su voto refleja, por lo
menos, su inconformidad con la inestabilidad económica y la inseguridad
ciudadana.
Debemos tener presente que la fuerte reducción de la pobreza, la
mejora en los ingresos y satisfacción de necesidades básicas, el
ensanchamiento de la clase media, redundó en un cambio en el nivel de
demandas. En tal sentido es importante incluir en nuestro debate el tema
del comportamiento de las distintas clases y sectores sociales en el
marco de los procesos de cambio, lo cual requiere que también sean
incluidos en ese debate aspectos conceptuales relacionados con el tema.
En relación con lo antes dicho, la crisis económica fue un factor muy
importante en Argentina, Venezuela y Brasil, que la derecha supo
explotar en las urnas. Además, las élites empresariales locales,
deseosas de recuperar el poder perdido en el comienzo del nuevo siglo,
han boicoteado la inversión, paralizado las actividades económicas, y
contribuido para aumentar el costo de vida. Los grandes medios de prensa
asumieron la función de exagerar la situación de crisis, generando
pesimismo y expectativas negativas. A partir de entonces, fue fácil para
la derecha ganar los votos de las capas medias y de algunos sectores
populares en estas elecciones.
El tercer factor es, en muchas ocasiones, la falta de sostenibilidad
en el tiempo de la transformación social llevada a cabo por los
gobiernos progresistas, porque después de la mejora de la distribución
del ingreso, la implementación de programas de vivienda pública, más
acceso a la educación y a la salud, entre otros beneficios, no solamente
no se admiten retrocesos, sino que aumenta la demanda de más y mejores
derechos.
Un problema crónico de la izquierda es no generar la percepción de
“pertenencia” de la población en cuanto a los derechos promovidos por
sus gobiernos y tampoco generar conciencia sobre el papel del Estado en
este despliegue. Por ello es un reto importante debatir este tema en el
marco del debate sobre las clases sociales y su comportamiento y
posicionamiento. Sin embargo, no es posible aceptar que los resultados
de las elecciones argentinas y venezolanas signifiquen el final del
“ciclo progresista”, como si históricamente hubiera existido alternancia
normal de poder político en nuestra región. Es importante recordar que,
hasta que América Latina empezara a sufrir los efectos de la crisis
económica global, todos nuestros gobiernos lograban índices de
popularidad que pocos gobiernos de derecha pudieron mostrar en sus
momentos. Lo que estamos viendo, en lo que respecta a la pérdida de
apoyo de los sectores desfavorecidos de la población a estos gobiernos,
no es una reacción contra las políticas progresistas, sino contra su
reducción, el mal desempeño de la economía y los actos de corrupción,
que si bien son manipulados y magnificados por la derecha sin autoridad
moral alguna, resultan más dañinos para los gobiernos populares que para
los gobiernos de las élites, pues un aspecto muy importante del
discurso de la izquierda contra el sistema es la lucha contra la
corrupción, lo que genera grandes expectativas al respecto.
Es importante reconocer que las fuerzas de izquierda y democráticas
en Perú han logrado un importante avance a la luz de los últimos
resultados electorales del 10 de abril 2016, donde la candidata
presidencial del Frente Amplio, Verónica Mendoza, logró un importante
tercer lugar con cerca de tres millones de votos, configurándose como
segunda fuerza política en el parlamento de ese país.
Lo que sin duda podría sufrir reveses en el corto plazo es el proceso
de integración en la región, que debemos reconocer que no ha avanzado
al ritmo deseado y posible, lo cual se agrave ante las nuevas presiones
para cambiar prioridades. Seguramente aumentarán las presiones externas e
internas para cambiar el carácter del MERCOSUR y para que más países se
adhieran a los acuerdos de nueva generación, como la Alianza del
Pacífico, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y el
Acuerdo de Servicio en Comercio (TISA). No es casual que la derecha haya
recibido el apoyo de los estadounidenses que quieren cambiar la agenda
de negociaciones de la OMC.
Es momento de promover un debate autocrítico profundo sobre lo que
está pasando en estos países y las respuestas que nos tocan. Entre
ellas, el debate sobre el papel de los medios de comunicación –que en su
mayoría están en manos privadas, conservadoras y de derecha–, y el
papel de los movimientos sociales –con los cuales tenemos que
profundizar las relaciones y conseguir el apoyo y la presión popular
necesarios para avanzar con nuestras políticas–, sin dejar de lado las
exigencias de los nuevos grupos que ascendieron a partir de las
políticas sociales y distributivas implantadas por los gobiernos de
izquierda en nuestra región. Otro tema fundamental es el de la lucha por
el poder político en su conjunto y por la hegemonía ideológica y
cultural en el marco de la lucha de clases. También es importante hacer
un profundo debate sobre la situación económica regional y las
respuestas a la presión de los agentes económicos sobre nuestros
gobiernos.
La construcción colectiva de una línea estratégica de resistencia y
avance de la izquierda latinoamericana, tiene como punto de partida la
readecuación del discurso político; es conocido que antes de la derrota
de la experiencia socialista en la URSS y Europa Oriental, una buena
parte de la izquierda en nuestra región debatió sobre la democracia como
principio revolucionario, teniendo como base una realidad concreta: el
enfrentamiento a dictaduras es el denominador común de las luchas
populares del Río Grande a la Patagonia, y cuando la izquierda asumió la
bandera de la democracia se convirtió en una fuerza social
multitudinaria.
Los fundamentos democráticos de la izquierda latinoamericana tienen
su origen en una acción práctica y en una reflexión teórica, y en las
naciones en la que logra convertirse en gobierno intenta poner en marcha
–con mayor o menor éxito– la democratización integral de la sociedad y
del Estado, empero, todo ello se produce en el fragor de fieros
combates, precisamente contra el golpismo de la derecha.
En algunos países con gobiernos populares y progresistas, se registra
una situación contradictoria, avanzan en la erradicación de las
desigualdades, en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, pero
tales avances no se traducen de manera directa en hegemonía política e
ideológica, las nuevas demandas de la sociedad, y en particular de los
jóvenes, no son percibidas con claridad y a tiempo, y mientras que la
crítica es desdeñada desde algunas instancias decisorias, una suerte de
conservadurismo se expande en algunos predios de la izquierda.
La experiencia histórica señala que la efervescencia en la lucha de
los pueblos no se mantiene indefinidamente, los cambios históricos se
mueven entre flujos y reflujos. Hay algunos momentos que son de lucha de
barricadas, mientras que otros son de trabajo cotidiano, de
realizaciones prácticas. Son esos momentos en los cuales la capacidad de
respuesta de los gobiernos de izquierda a las necesidades materiales
del pueblo se convierten en el eje de la política.
De estas reflexiones emerge un debate que tiene que ver con los
límites históricos de la lucha contra el neoliberalismo, que es nuestra
línea estratégica central, en medio de una situación planetaria en la
que el capitalismo neoliberal es hegemónico, a la vez, que aún no se ha
configurado una nueva correlación de fuerzas planetaria que equilibre
–aunque sea en parte– a los polos de poder, al tiempo que la crisis
multidimensional, orgánica y multifacética del sistema capitalista sigue
vigente. Es en esa contradicción en las que, objetivamente, ha de
moverse la izquierda en los próximos años. No obstante, no olvidemos que
“donde hay contradicción hay vida”.
Resulta prioritaria la discusión sobre la crítica de la Economía
Política del capitalismo global y neoliberal de este tiempo histórico,
sobre todo cuando una potente reestructuración se pone en marcha de los
años setenta del pasado siglo, que no solo abarca lo económico, sino
también en el campo de lo social y de la política. La hegemonía del
capitalismo neoliberal está signado por complejas contradicciones, en
primer término, lo que se desprende de un hecho constatable:
Cuando la tasa de rendimiento del capital supera de modo constante la
tasa de incremento de la producción y del ingreso –lo que sucedía hasta
el siglo XIX y amenaza con volverse la norma en el siglo XXI–, el
capitalismo produce mecánicamente desigualdades insostenibles…[3]
Una amplísima literatura explica con rigor científico el límite
ambiental de la civilización del capital, prevaleciente hasta ahora;
vale destacar el aporte conceptual del Comandante Fidel Castro y del
Papa Francisco sobre la materia.
Uno de los aspectos que han de ser considerados en el estudio de las
contradicciones intrínsecas del capitalismo hoy, es precisamente todo lo
que se deriva del crack del sistema financiero de 2008 y su repercusión
global.
Asimismo, un asunto que no ha sido tomado en cuenta de manera
significativa, ni por la academia, ni por las organizaciones de la
izquierda, es el de la explotación de los trabajadores, como subrayado
por el profesor Vincenc Navarro:
[…] es imposible entender la evolución de las rentas del capital sin
entender la evolución de las rentas del trabajo. Las dos están
íntimamente relacionadas, ya que el crecimiento desmesurado de las
rentas del capital en los últimos años, se ha llevado a cabo a costa del
descenso de las rentas del trabajo […]. No se puede intentar corregir
las desigualdades sin alterar ni cambiar las relaciones de propiedad del
gran capital, dejándolo en manos privadas, es decir, en manos de la
minoría –los súper ricos–, que continuará ejerciendo un enorme poder, no
solo económico, sino también, político y mediático.[4]
La gran batalla que las fuerzas de izquierda y progresistas de
América Latina y el Caribe tienen planteada en este momento, tanto
aquellas que ejercen el gobierno nacional en sus respectivos países,
como las que luchan desde la oposición, se libra simultáneamente en dos
terrenos indisolublemente relacionados: uno es el enfrentamiento exitoso
a la actual contraofensiva reaccionaria, con nuevos medios y métodos
propios que sean efectivos contra los nuevos medios y métodos de
nuestros adversarios; el otro es la identificación y erradicación
constructiva de nuestras propias limitaciones, insuficiencias, errores y
problemas, que generan confusión, insatisfacción y rechazo en los
sectores populares, desmoralizan y desmovilizan a nuestra bases, y
estimulan el voto de castigo y la abstención de apoyo a la izquierda.
Componente fundamental de esta batalla es el internacionalismo, con sus
pilares en la solidaridad y colaboración mutua.
La batalla de cada fuerza política y social de izquierda y
progresista, y de cada gobierno de izquierda y progresista, es la
batalla de todas y cada una de las fuerzas políticas y sociales de
izquierda y progresistas de América Latina y el Caribe, y el resto del
mundo. Entre otros requerimientos, eso implica fortalecer la unidad del
Foro de São Paulo y su ya tradicional interrelación constructiva con la
Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el
Caribe (COPPPAL), con nuestros partidos y movimientos políticos hermanos
de América del Norte, Europa, Asia, África, Medio Oriente y Oceanía, y
con todas las redes y campañas de movimientos sociales populares del
planeta.
Elemento esencial para preservar, ampliar y fortalecer la correlación
de fuerzas favorables a las fuerzas políticas y gobiernos de izquierda y
progresistas de América Latina y el Caribe, es la defensa de la
integridad y la orientación popular, anti neoliberal, de los mecanismos
intergubernamentales de concertación, cooperación e integración, a
saber, la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América –
Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA‑TCP), la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC).
En este XXII Encuentro del Foro de São Paulo afirmamos que no hay, ni
habrá, fin del ciclo progresista, sino continuación de la “guerra de
posiciones” que libramos contra las fuerzas oligárquicas, en la cual
cosechamos victorias parciales y sufrimos reveses parciales. El único
ciclo que reconocemos es el iniciado con las guerras de independencia,
en el que nos mantendremos hasta lograr la independencia total y
definitiva, cómo la ha logrado ya el pueblo cubano. Afirmamos también
que el triunfo final será nuestro si sabemos alcanzarlo, porque las
fuerzas oligárquicas no tienen, ni pueden tener, una opción política
diferente a la creciente híper concentración de la riqueza y la también
creciente híper exclusión social, que son y seguirán siendo factores de
agudización extrema de las contradicciones económicas, políticas y
sociales y, por consiguiente, elementos generadores y renovadores de las
luchas emancipadoras.
Las fuerzas de izquierda y progresistas avanzan en algunos lugares,
han tenido derrotas en otros y están siendo desestabilizadas en
determinados países. Ningún proceso es lineal. Pero las tendencias
siguen siendo buenas para ellas, pues la lucha por la hegemonía mundial y
la conformación de un mundo multipolar no permite que el capitalismo se
estabilice. Las fuerzas de izquierda y progresistas pueden avanzar si
diseñan estrategias de lucha correctas.
Una línea estratégica correcta debe dar respuesta a problemas
cardinales, como el esbozado en un artículo por Emir Sader, quien
expresa:
En algunos países [con gobiernos populares] no se ha cuidado
debidamente el equilibrio de las cuentas públicas, los cuales han
generado niveles de inflación que han neutralizado, en parte, los
efectos de las políticas sociales, porque los efectos de la inflación
recaen sobre los asalariados. Los ajustes no deben ser transformados en
objetivos, pero sí en instrumentos para garantizar el equilibrio de las
cuentas públicas y eso es un elemento importante del éxito de las
políticas económicas y sociales.[5]
A escala mundial pueden adelantarse iniciativas políticas que pueden
alcanzar amplísimos consensos, como la aplicación de un fuerte impuesto a
las rentas del capital y dirigir esos recursos a programas productivos,
la expansión de la fiscalidad progresiva, el aumento de las rentas del
trabajo y la prohibición de los paraísos fiscales. Ya algunos esfuerzos
apuntan en esa dirección, de parte de movimientos sociales.
Los obstáculos políticos requieren de una gran voluntad para
vencerlos, más no de un voluntarismo vacío, es por ello que los
movimientos sociales y los partidos de la izquierda han de profundizar
su rol de articuladores de las luchas sociales, de promotores de
políticas públicas progresistas y lo decisivo: ganarle la batalla de las
ideas al neoliberalismo y al totalitarismo político de la derecha
reaccionaria.
III. Medios de Comunicación
1. Tecnología y Comunicación. Una nueva forma de hegemonía.
El documento de 1996 rezaba: “Debemos ser nosotros abanderados de
valores como la honestidad, la verdad, la sencillez, la transparencia,
la búsqueda para que prevalezca la verdad y el interés mayoritario”. Si
repasamos las campañas mediáticas cuidadosamente planificadas, y
aplicadas para cada uno de los países donde se ha concentrado la
contraofensiva de la derecha, veremos que el objetivo ha sido
desacreditar a los gobernantes y gobiernos de izquierda y progresistas,
precisamente sobre los que anunciamos hace 20 años que serían nuestras
principales banderas.
Existen patrones en estas campañas diseñadas y adecuadas a cada país
(altos índices de frecuencia e intensidad, para desacreditar a los
gobernantes y a sus partidos, deslegitimar a los gobiernos a través del
cuestionamiento de los procesos electorales, y desestabilizar la
institucionalidad mediante el estímulo y financiamiento de conflictos,
tanto internos como con países vecinos).
Básicamente, los objetivos de la contraofensiva de la derecha son
debilitar los pilares de los proyectos de transformación en nuestros
países: desde el punto de vista político, económico y social y,
transversalmente, la integración. Afectar las economías de los países
progresistas; generar opinión pública contraria mediante el uso abusivo
del inmenso poder de los medios de comunicación, para provocar
descontento y protesta social, utilizar a los mismos medios, así como a
sus aliados en el mundo, para cuestionar la legitimidad de los gobiernos
y desestabilizar la institucionalidad; buscando también frenar los
procesos de integración regional.
Un contexto económico adverso o poco favorable, constituye el mejor
escenario y la oportunidad para llevar adelante estas campañas.
Comprender la dimensión del poder político que detentan los medios
masivos de comunicación, que es hegemónico, y su capacidad de manipular
la “información”, así como su gran incidencia en la opinión pública, es
parte indispensable del diagnóstico del proceso y la correlación de
fuerzas, así como la base de análisis para rediseñar nuestra estrategia.
(Punto 2.a: “La batalla cultural y las ofensivas mediáticas.”)
El poder hegemónico sobre las tecnologías de la información y
comunicaciones, constituye un atentado contra los intereses de nuestros
pueblos y los gobiernos que democráticamente elegimos. Por ello, debemos
plantearlo en términos de soberanía. La cuestión es, mientras se debata
mundialmente, qué hacemos para enfrentarlo desde los gobiernos de
izquierda. (Puntos 2.d-e: “Soberanía en Internet. El rol del Estado.”)
Así, si la dependencia tecnológica es parte del problema, la
independencia tecnológica es parte de las soluciones. Si el uso de los
medios de comunicación para “idiotizar” a los receptores, así como el
abuso de la infraestructura de comunicaciones para generar opinión
adversa a partir de calumnias, falsas noticias o rumores “sin origen”,
sirven a los intereses de la derecha, entonces la respuesta está en la
legislación, democratización de los medios y generación de productos que
fomenten el conocimiento y la concientización, acumulando fuerzas y
generando mujeres y hombres agentes del cambio. (Puntos 2.b-c: “La
infraestructura y el control del ciberespacio. Amenazas y
oportunidades.”)
Ante un nuevo paradigma comunicacional.
Internet ha modificado drásticamente los paradigmas que hasta ahora
nos orientaban en la comprensión de los procesos de comunicación pública
en los medios masivos. Es así que hoy el usuario es el centro del
proceso comunicacional; el contenido nos revela la identidad e
intencionalidad de los medios; el texto, las imágenes y el audio se
integran en el concepto de multimedia; el tiempo real es casi una
exigencia para el usuario, la información abunda y por ende los usuarios
son más selectivos, aunque no necesariamente de la calidad sino de la
actualidad y podemos señalar que hay un efecto positivo en la reducción
de la brecha del conocimiento y la información dependiendo del nivel de
accesibilidad que se tenga.
En ese contexto, el énfasis de una visión progresista e inclusiva,
debe incorporar necesariamente el concepto de soberanía informativa y
autodeterminación. De lo contrario este nuevo paradigma solo contribuirá
a socializar y masificar la banalidad, la frivolidad, la solidaridad
efímera y la indignación inofensiva. (Puntos 2.f-g: “Redes sociales y
medios digitales. Conclusiones.”)
2. Medios de Comunicación. Estrategias para la etapa.
a) La batalla cultural y las ofensivas mediáticas
Es elemento insoslayable que en la actualidad ha adquirido un rol
determinante la batalla táctica por ganar opinión pública favorable, en
la medida que un nuevo paradigma comunicacional se instala con fuerza
integrando la tecnología y asignando buena parte de los recursos
materiales, financieros y humanos a la formación de opinión, provocando
“sensaciones” y “percepciones” que pueden poner en duda las acciones que
muchos de nuestros Gobiernos han llevado adelante para profundizar los
cambios en el plano social, político y económico.
Es así que las corporaciones de medios –muchas de ellas controladas
política y económicamente por los grandes grupos económicos– operan con
un sesgo perverso, produciendo contenidos que sistemáticamente persiguen
el objetivo de desinformar y/o manipular la información disponible de
forma tendenciosa, utilizando la banalización como un método recurrente e
imponiendo nuevas tendencias que desarrollan la cultura de la
frivolidad, promoviendo una infra cultura que canaliza lo más mediocre
del ser humano, barbarizándolo, embruteciéndolo.
La ética periodística está en un jaque continuo (para utilizar un
lance ajedrecístico) en un campo de batalla en el que los movimientos
han de ser muy precisos y los mensajes muy sólidos, para neutralizar los
efectos distorsivos del manejo mal intencionado de la información.
b) La Infraestructura y el control del ciberespacio
Si consideramos que la infraestructura es la base material del
cambio, hemos de analizar con detenimiento cual es el contexto que
tenemos desde el punto de vista tecnológico en la geografía mundial.
Internet se ha transformado en un complejo entramado de rutas
virtuales por donde transita toda la información que se genera en el
planeta. Y la mayor porción de poder radica en aquellos que ostentan el
privilegio de poseer una infraestructura física que dé soporte al
desarrollo de las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación)
y el espacio virtual por el que transcurren los flujos de información
que esas tecnologías son capaces de difundir masivamente, a través de
los protocolos de internet, interfaces de datos que viajan y se
transmiten a través de cableados subacuáticos, satélites y dispositivos
de alta conectividad, en las que la dependencia tecnológica suele estar
asociada al poder económico de las fuerzas políticas dominantes.
Cuanto mayor capacidad económica, mejor cobertura en tiempo real de la información enviada y recibida.
Vale recordar que el principal nodo de conexiones a Internet de
Estados Unidos de América para Centro y Sudamérica se encuentra en
Miami, el NAP (Network Acces Point) de las Américas, el cual se
concentra en un gran edificio en el que residen las principales
compañías mundiales de servicios de Internet.
Cabe señalar también que la supervisión de la ICANN (Internet
CorporationforAssignedNames and Numbers), responsable de la asignación
de los nombres de dominios, en internet todavía depende del Departamento
de Comercio de EUA, al menos hasta septiembre de 2016.
En tal sentido, el control tecnológico del Ciberespacio se constituye
hoy en un elemento de orden estratégico clave que incide en el orden
social, económico y político mundial, afectando drásticamente las
relaciones socio demográficas.
c) Amenazas y oportunidades
Pero si el control político-económico de los medios de comunicación
masivos constituye una amenaza de carácter permanente respecto de la
generación de opinión pública sobre un determinado hecho o episodio, no
es menos cierto que esa expansión contiene en sí misma la oportunidad de
llegar en forma masiva a millones de personas en el mundo en tiempo
real.
A su vez el espionaje informático se ha transformado en una de las
acciones más comunes al influjo de los avances tecnológicos. Si antes
estas prácticas se caracterizaban por aprovechar las vulnerabilidades de
seguridad en el software de nuestras computadoras, utilizando para ello
diversos exploits para Windows, por ejemplo, que permitían recolectar
datos de los usuarios que utilizaban esos equipos, hoy en día estas
prácticas se han extendido a tal punto de manipular el hardware -PCs y
laptops- a través de acceso físico a dichos equipos, en el proceso de
ensamblaje y distribución. Cabe mencionar el ataque conocido como SWAP,
que permite instalar software de control y de vigilancia durante el
arranque del PC.
En ese plano, es absolutamente necesario avanzar en el proceso de
independencia tecnológica que permita abordar la batalla mediática en el
plano virtual, considerando los nuevos escenarios de la comunicación
política. Y esto implica decisiones políticas que en un marco de
integración permita construir una sociedad de la información con
independencia tecnológica, en donde las tecnologías que facilitan la
creación, distribución y manejo de la información jueguen un papel
esencial en las actividades sociales, culturales y económicas, con el
objetivo de reducir la brecha digital, promoviendo el conocimiento y el
desarrollo humano.
En última instancia la batalla en el plano mediático es solo uno de
los escenarios en que se libra la lucha por la liberación de nuestros
pueblos.
No hay liberación posible sin evolución social, y ella antecedida por
un proceso de transformaciones estructurales que permitan avanzar en
conciencia y comprensión de los fenómenos políticos, sociales y
económicos.
d) Soberanía en Internet
La construcción de soberanía en internet pasa a ser -en este
contexto- un objetivo estratégico. Invertir en infraestructura para
mejorar la calidad de Internet, garantizando su libre uso e impulsar una
reforma de la administración internacional de Internet para tener mayor
representatividad mundial en el control de la red, son algunas de las
acciones que desde los Gobiernos alternativos deben impulsarse.
A su vez, el desarrollo de plataformas tecnológicas comunes, la
transferencia de conocimiento recíproco y el desarrollo de software
libre son elementos fundamentales que componen esta línea estratégica de
acción.
Adquiere especial relevancia el diseño de políticas públicas y el
desarrollo de modelos de producción de medios y gestión de contenidos
digitales que apunten a difundir los valores culturales, sociales y
filosóficos que residen en nuestros pueblos, aprovechando el marco de
integración regional existente.
Del mismo modo, el Gobierno Electrónico que permita el uso de las
tecnologías de la información y el conocimiento en los procesos internos
de gobierno, es una herramienta válida para lograr una mejora en la
eficiencia y eficacia en los procesos estatales internos y en sus
vínculos con la sociedad.
Algunos pasos ya se han dado en ese sentido en algunos países, así
como también a través de la UNASUR estos temas están en agenda, pero es
preciso avanzar con más vigor en los procesos de integración de la
comunicación y la información.
El mayor desafío es evitar la consolidación de un modelo hegemónico,
construyendo alternativas propias con administración multisectorial y
multilateral.
Y en ese sentido, es imprescindible establecer los principios de la
gobernanza mundial de la red, estableciendo procedimientos y agenda para
el desarrollo de mecanismos que regulen la infraestructura y uso de
internet. Vale decir que en septiembre de 2013, luego de que se hicieran
públicas las revelaciones de Edward Snowden, en torno a la vigilancia
que las agencias norteamericanas realizaron sobre varios líderes
mundiales, la Presidenta de Brasil Dilma Rousseff propuso un control
multilateral del uso de internet en su intervención ante la Asamblea
General de las Naciones Unidas.
Podemos afirmar que se ha producido un cambio en la percepción de
internet a nivel de opinión pública y ello produjo la necesidad de
impulsar un cambio a nivel global. A partir de allí, ha crecido la
percepción favorable de que este tema debe estar en la agenda
multilateral de los países, en sus diversos ámbitos.
La gobernanza de internet debe ser abierta, participativa, plural y
neutra desde el punto de vista tecnológico, sensible a los derechos
humanos y basada en los principios de ética, transparencia y
responsabilidad.
e) El rol del Estado
La contradicción Estado vs Mercado es un eje fundamental del debate,
sobre todo si desde una visión progresista concebimos un modelo de
comunicación en el que exista democratización de la información y libre
acceso de los ciudadanos a los medios informativos, los cuales deben ser
eficientes desde el punto de vista social, ofreciendo contenidos de
calidad, estimulando el pensamiento crítico, el análisis y la reflexión.
Para ello, los objetivos de comunicación deberán necesariamente estar
alineados a valores éticos tales como la Justicia Social, los Derechos
Sociales, la Conciencia Colectiva.
Es indispensable el desarrollo de políticas públicas que estimulen la
producción nacional y el rescate de los valores, el conjunto de
creencias, tradiciones e historia que acuñan nuestros pueblos y para
ello debe existir control sobre los recursos materiales al servicio de
estos fines, considerando que el compromiso democrático implica
reconocer que la lucha de clases existe y por tanto Derecha e Izquierda
luchan por el poder en todos los planos.
La construcción de soberanía abarca también factores sociales,
culturales y filosóficos y el compromiso incluye a todos los actores
sociales que encarnan esa visión.
La socialización de contenidos, el intercambio de información y
experiencias, la capacitación y entrenamiento para el uso de
herramientas y plataformas tecnológicas y una distribución global con
supervisión de los proveedores de internet son elementos que brindan
garantía al proceso.
f) Redes sociales y medios digitales
Así como Telesur, Ventana Política o EcuRed, son ejemplos vivos de
que se están dando pasos en el sentido que se plantea, no menos cierto
es que la construcción de medios alternativos tendrían que ser parte de
la Planificación Estratégica en el marco de los procesos de Integración y
Articulación política (UNASUR, CELAC), estimulando acuerdos bilaterales
y regionales de intercambio de información y comunicación, en materia
de propiedad intelectual y seguridad informática.
Es un dato de la realidad que las Redes Sociales y los Medios
Digitales pueden jugar un rol muy importante en la socialización de la
información, ayudando a difundir y movilizar, contribuyendo al debate, a
la generación de opinión pública favorable Habrá que tener mucho
cuidado con las expresiones pseudo-espontaneístas (indignados) proclives
a ser vehiculizados por la derecha, que constituyen un riesgo latente
en entornos virtuales en los que es fácil lanzar cualquier epíteto y los
conceptos muchas veces son superficiales.
De todos modos, en la Batalla de las Percepciones, estos medios
pueden ayudar a poner un tema en debate, a colocar una reivindicación
justa, a denunciar una injusticia, a propagar información valiosa, a
posicionarse en una determinada coyuntura.
En síntesis, los medios virtuales, son complementarios y necesarios
para la discusión en tiempo real y ayudan a masificar una idea, un
concepto y también pueden contribuir a neutralizar la manipulación y la
difusión de información falsa y tergiversada. Pero de ningún modo
sustituyen la movilización popular ni el debate público en el plano
personal y necesariamente deben estar alineados a una estrategia
comunicacional.
g) Conclusiones
Finalmente, podemos concluir que aquellos Gobiernos Alternativos que
pretendan sintetizar los avances registrados en el debate público y
colectivo, deberán asignar la importancia que tiene el manejo de la
información y la comunicación en los procesos de cambios, para asegurar
su consolidación y profundizar en ellos.
Si no hay un pueblo convencido de lo que se ha avanzado, difícilmente
existan condiciones subjetivas favorables para ir un paso más en la
redistribución de la riqueza.
Esa tónica deberá incorporar la metodología de respaldar aquellas
iniciativas -que provengan de los actores sociales- tendientes a
promover la justicia social, los derechos humanos, la equidad, la
igualdad y la diversidad. Es decir, sustentar la acción política en la
acumulación social para avanzar en el plano ideológico hacia la
construcción de una nueva sociedad. Y para ello es necesario legislar y
profundizar en normas específicas sobre los medios audiovisuales,
ubicando al Estado como un actor fundamental en la regulación de los
contenidos que se difunden a través de los medios masivos de
comunicación. Ello es un factor crítico, habida cuenta que el vacío
cultural se reproduce exponencialmente cuando se producen contenidos que
lejos de impulsar la cultura y acercar el conocimiento a las personas,
promueven la cultura de la frivolidad y la mediocridad.
Es obligación primordial de los partidos de izquierda y de las
fuerzas progresistas, crear sus propios instrumentos de comunicación y
estimular desde el gobierno la ampliación al acceso en todas las esferas
(prensa escrita, audiovisual, TV, redes sociales, etc.), para
contrarrestar también en ese plano la influencia prácticamente exclusiva
de las clases dominantes y el imperialismo, con sus cadenas mediáticas y
virtual monopolio informativo.
Cabe señalar que para el 2018, se estima que la penetración de internet en América Latina superará el 70% en términos globales.
Y en el siguiente cuadro, podemos apreciar el NSE (Nivel
Socio-Económico) de las personas registradas en las Redes Sociales,
comparado con el NSE que en términos absolutos tiene la población de
América Latina y el Caribe.
Fuente: 2014, TGI NET (Target Group Index) de Ibope.
IV. Plan de acción
1. Atención a las elecciones de 2016
- Octubre 2016: elecciones municipales en Brasil
- 4 de noviembre de 2016: elecciones en EUA
- 6 de noviembre de 2016: elecciones en Nicaragua
- Octubre 2017: elecciones parlamentarias en Argentina
2. Seminario Internacional del PT México: 10 al 12 de marzo 2016. (Realizado)
3. Promoción de acciones en defensa de los DDHH en México, Curuguaty
(Paraguay), EUA, Palestina. Responsable: PRD México (Irán Moreno).
4. República Saharaui: organizar misión de parlamentarios y
dirigentes del Foro de Sao Paulo en el segundo semestre de 2015, por
ocasión del Congreso de la Frente Polisario. Responsable: Partido
Socialista Allendista (Esteban Silva, Partido del Socialismo
Allendista). (Realizado)
Debatir propuesta del compañero Esteban Silva durante el XXII Encuentro.
5. Apoyar la realización de una Reunión de Apoyo al Proceso de Paz en
Colombia, del 10 al 11 de abril de 2016 (realizado –
http://forodesaopaulo.org/declaracion-seminario-del-foro-de-sao-paulo-en-apoyo-a-los-procesos-de-paz-en-colombia/),
y organizar en las mismas fechas una misión de Solidaridad con la Paz
en Colombia, formada por representantes de partidos del FSP y
parlamentarios. Responsables: SE, Secretaría Andino Amazónica,
Delegación colombiana y Frente Amplio de Uruguay (Fernando López).
En la Reunión del GT México (marzo 2016 –
http://forodesaopaulo.org/memoria-de-la-reunion-del-grupo-de-trabajo-del-foro-de-sao-paulo-12-y-13-de-marzo-en-la-ciudad-de-mexico/),
se aprobó respaldar el Proceso de paz en Colombia, principalmente
participando de los siguientes eventos:
- Apoyar el Paro Nacional del día 17 de marzo de 2016 contra la política oficial;
- Acudir los días 9, 10 y 11 de septiembre al VI Congreso de la Unión Patriótica;
- En octubre, participar del XVI Congreso de la Federación Democrática Internacional de Mujeres
- En noviembre, participar del XXII Congreso del Partido Comunista
Colombiano y del II Consejo Patriótico Nacional del Movimiento Político y
Social Marcha Patriótica.
6. Encargar a la SE y la Secretaría Andino Amazónica, organizar un
Seminario (marzo 2016, Cajamarca-Perú) sobre medio ambiente y desarrollo
sostenible, con énfasis en los temas de la Amazonia y de los ODS.
Responsables: PS Perú, Secretaría del FSP en el Perú, Secretaría Andino
Amazónica.
7. Encargar a la SE y la Secretaría Regional Cono Sur organizar un
debate sobre el tema del combate a la corrupción en el marco de los
gobiernos progresistas y de izquierda, en el 1er. trimestre de 2016.
Responsables: Frente Amplio de Uruguay, Secretaría Andino Amazónica y
Delegación peruana.
8. Continuar el diálogo con la izquierda europea, particularmente
sobre la resistencia al neoliberalismo, a través de 3 actividades:
8.1 Organizar, durante el Seminario del PT México (marzo/2016), una
reunión con los partidos de izquierda europeos que estarán allá para
debatir la situación europea. Responsables: SE y PT México. (Realizado
el 12 de marzo)
8.2 Organizar durante el XXII Encuentro en 2016 un diálogo con la
delegación del Partido de Izquierda Europeo presente al evento.
Responsables: SE y PSUV.
8.3 Organizar un seminario conjunto FSP y PIE en diciembre del 2016
en Berlín, sobre el tema de la financierización de las economías
europeas. Responsables: SE y PSUV.
9. Encargar a la SE + SMAC + Secretaría EUA de la organización de una
campaña de información pública de solidaridad con Cuba, de lucha contra
el bloqueo. Responsables: FSLN, FA (Uruguay) y MINH (Puerto Rico).
10. Eje defensa de los derechos de los migrantes
10.1) Realizar un Encuentro sobre el tema migratorio en la República
Dominicana, a ser debatido con los partidos del Foro en ese país. (Yo
realicé la consulta y los partidos dominicanos no consideran posible
realizar esta reunión)
10.2) Promover un movimiento de parlamentarias y parlamentarios de
América Latina y el Caribe hacia el Congreso y Senado de los Estados
Unidos, para abordar la situación migratoria.
10.3) En México realizar un Encuentro Nacional sobre los Derechos
Humanos de migrantes en su territorio, donde participen Senadores,
Diputados, Gobernadores y Presidentes de Ayuntamientos Municipales, para
abordar la crisis humanitaria de la población migrante por el
territorio mexicano, en la búsqueda de medidas de protección.
10.4) Solicitar y promover el derecho al refugio en el caso de la población migrante.
10.5) Organizar y crear un Observatorio Internacional para los
derechos humanos del migrante de América Latina y el Caribe y que sea
instalado en el sur de México.
10.6) En las diferentes propuestas sobre la protección a los derechos
humanos de la población migrante, incorporar el derecho a la reparación
de daños.
El IV Encuentro del Comité Regional EUA, realizado en 13-15 de mayo
de 2016, trató de este tema en ese país –
http://forodesaopaulo.org/documento-final-del-iv-encuentro-del-comite-regional-eua/
11. Eje integración continental
11.1) Encargar a la SE y las Subsecretarías del Cono Sur y Andino
Amazónica, acompañar las Cumbres de Jefes de Estado del MERCOSUR el 22
de diciembre de 2015 en Asunción, Paraguay.
11.2) Encargar a la SE y las Subsecretarías del Cono Sur y Andino
Amazónica, acompañar las Cumbres de Jefes de Estado de la UNASUR.
11.3) Definir un plan de trabajo frente a los Parlamentos sobre la
integración regional, organizando una acción más articulada entre los y
las parlamentarias de los partidos del Foro de Sao Paulo, incluyendo la
reciente organización del Bloque Progresista del Parlasur (coordinado
por FA Uruguay – Cro. Sebastián). Responsable: PSUV (Saúl Ortega,
presidente del Parlasur).
11.4) Encargar cada Secretaría Regional organizar en el primer
semestre de 2016 un encuentro/taller sobre el tema “La integración
regional como destino común: los desafíos actuales”, preparatorios al
XXII Encuentro en El Salvador (junio/2016).
- Considerando que los días 11 y 12 de abril se realizó el seminario
de la Fundación PerseuAbramo “Nuevos marcos de acuerdos internacionales”
en la ciudad de São Paulo, se definió para el 13 de abril la
realización del Taller de Regional Cono Sur sobre Integración Regional.
- El seminario de la Regional Mesoamericana y Caribeña se realiza los días 21 y 22 de mayo.
- El seminario de la Regional Andino Amazónica se propone realizar los días 27 y 28 de mayo.
12. Eje organizativo
12.1. Encargar a la SE y las secretarías regionales de dar
seguimiento a los acuerdos organizativos aprobados en el XXI Encuentro
del FSP, así como en los encuentros de jóvenes, mujeres, afro
descendientes e indígenas. En la reunión del 13 de marzo 2016 (México)
se aprobó que el Grupo de Trabajo reitere a cada partido integrante del
Foro, la importancia de nombrar a una (o) representante en la materia,
reenviando el Plan aprobado en Quito en noviembre de 2016, a cada
partido del Foro.
12.2. Encargar a la SE y el Frente Transversal de Argentina de coordinar las propuestas aprobadas en el Taller de Comunicación:
1. Construcción de la Red de Comunicadores del FSP, donde cada
partido u organización integrante nombre un responsable en la materia y
exista una coordinación general de la misma: Frente Transversal de
Argentina (Jorge Drkos), Movimiento Político Winaq, Guatemala (Victorino
Tejaxún); Frente Amplio, Costa Rica (Mauro Trigueros); Partido
Comunista de Brasil – PCdoB (Wevergton Brito Lima); Alianza PAIS,
Ecuador (Frenzel Apolo, Coordinador de Redes) FMLN, El Salvador
(Wilfredo Zepeda); Partido del Pueblo, Perú (Raúl Chirinos Ponce,
Secretario General del Colegiado, y Hugo Sánchez M., Secretario Nacional
de Organización); Movimiento Izquierda Unida – MIU (Pedro Alcántara).
2. Creación de una base de datos, socializando la información sobre
medios, periodistas, comunicadores, responsables políticos que, al
respecto, tenga y proponga cada miembro. 3. Elaboración de un informe
bimensual sobre la situación de cada país por dichos delegados,
pudiendo, en caso de que se lo considere apropiado, reemplazar el mismo
por documentos o artículos propios o de terceros que expresen el
objetivo de este punto. 4. Remisión de enlaces, sitios y notas en la
web, que sean considerados importantes para el seguimiento cotidiano de
noticias sobre la actualidad latinoamericana y mundial. 5. Realización
de un encuentro de capacitación anual para los delegados en comunicación
de cada integrante del FSP. 6. Intercambio de contenidos audiovisuales,
sonoros y gráficos de materiales que aborden la realidad
latinoamericana elaborados por los distintos capítulos nacionales del
FSP, o bien por organizaciones políticas o sociales sobre temáticas
relevantes para el proceso de integración regional. 7. Remisión de
materiales producidos por la institucionalidad regional: CELAC, ALBA,
UNASUR y MERCOSUR y toda otra información de estructuras afines a la
materia.
Decisiones del GT de Quito (noviembre 2015):
a) Continuar con las tareas organizativas referidas a la construcción
de la Red de Comunicadores del FSP, solicitando a los partidos miembros
que no han designados representantes que lo realicen a la brevedad para
incorporarlos y, paso siguiente, comenzar a cumplir el Punto 2
(Creación de una base de datos).
b) Proponemos para el primer trimestre del próximo año dar
cumplimiento al Punto 3 del Plan de Trabajo (Elaboración del informe
bimensual).
c) Realizar en la próxima reunión del GT una convocatoria con los
responsables designados para avanzar en los aspectos logísticos y
organizativos de la Red de Comunicadores del FSP. (Realizado – ver texto
a continuación)
Responsable: SE-FSP, Frente Transversal de Argentina (Jorge Drkos), PC Cuba y PRD México.
Decisiones del GT de México (marzo 2016):
El Grupo de Trabajo deberá reiterar a cada partido que se nombre a un
(a) responsable para fines de activar la Red de Comunicador@s del Foro
de São Paulo. Se aprobó asumir la propuesta presentada por el Frente
Farabundo Martí para la Liberación Nacional, en tanto Partido anfitrión
del XXII Encuentro, consistente en realizar la Segunda Reunión de la Red
de Comunicador@s (Mesa) en el marco de dicho Encuentro – se incorpora
como aporte el documento de recomendaciones de la reunión de la Red de
comunicadores del 12 de marzo, presentado por la Secretaría Ejecutiva.
La propuesta del FMLN se basa en que en el contexto de búsqueda de
mayores niveles de coordinación y comunicación entre los partidos de
izquierda de América Latina y El Caribe, resulta de alta importancia
promover reuniones de reflexión entre l@s responsables de las
comunicaciones de los partidos miembros, que permitan avanzar en la
promoción de niveles cada vez mayores en dicha coordinación. La
propuesta contempla también que la responsabilidad de la organización de
esta Segunda Reunión, recaiga en la Secretaría de Comunicaciones del
FMLN, instancia que tendrá la tarea de preparar y distribuir un
documento base de discusión a presentar, como un primer material de
debate de la Reunión.
En el caso del anexo con los puntos relativos a la comunicación y las
estrategias, se tomará como base la propuesta de Uruguay al respecto.
Igualmente, se aprobó que cada partido haga un diagnóstico sobre los
recursos de los cuales dispone, a fin de contar con todo un sistema de
intercambio informativo.
12.3. Encargar a la SE y la Comisión de Arte y Cultura coordinar las
propuestas aprobadas en la reunión de la Comisión de Arte y Cultura
realizada durante el XXI Encuentro: retomar el carácter permanente de la
Comisión de Cultura del FSP; convocar a la Comisión de Cultura a
reuniones de trabajo para diseñar y ejecutar su Plan de Acción. Esta
convocatoria puede ser en el marco de la reunión del Grupo de Trabajo a
realizarse en marzo de 2016 (en el marco del seminario de los partidos
políticos del PT, México) y en el próximo Encuentro anual del Foro.
Instar a todos los integrantes del FSP a participar activamente en la
Comisión de Cultura, nombrando representantes en las convocatorias de
trabajo de esta Comisión. Es necesario y urgente integrar al Plan de
Acción del FSP las acciones correspondientes a la Comisión de Cultura,
pudiendo garantizar entre otras acciones: realizar un Festival Cultural
en el próximo Encuentro del FSP; vincular las acciones en cultura a
espacios como la Red de intelectuales y luchadores sociales en defensa
de la humanidad y ALBA cultural. Responsables: SE y Comisión de Arte y
Cultura.
12.4. Realizar el III Encuentro de la Secretaría Europa del Foro de
São Paulo en diciembre de 2016 en Berlín (acordado en el GT de México,
en marzo de 2016). En esa ocasión, aprobar el plan de trabajo y definir
la estructura organizativa de la Secretaría Europa, encargando al GT de
aprobar la propuesta preliminar, cuyo borrador será presentado por el
FMLN El Salvador. Este III Encuentro de la Secretaría Europa podrá ser
organizado en las mismas fechas del seminario FSP y PIE en Madrid
(marzo, abril o mayo de 2016), siendo que el PIE está en la mejor
disposición para apoyar la organización de este encuentro.
12.5. Buscar contactos con los partidos de izquierda en África por
medio del AfricanLeftNetworkingForum (ALNEF). Responsable: PCdoB Brasil.
12.6. Reunión Grupo de Trabajo del FSP en Ciudad de México: 13 de
marzo 2016. (Realizado –
http://forodesaopaulo.org/memoria-de-la-reunion-del-grupo-de-trabajo-del-foro-de-sao-paulo-12-y-13-de-marzo-en-la-ciudad-de-mexico/)
12.7. XXII Encuentro del Foro de Sao Paulo: 22 al 26 de junio, en El Salvador.
12.8. Reunión específica del GT en solidaridad con la Revolución Sandinista en Nicaragua: 17 y 18 julio 2016.
13. Otros eventos internacionales a consideración
- Enero 2016: Encuentro de los países africanos y suramericanos (ASA) en Ecuador.
- 1 junio 2016: Rendición de Cuentas del Gobierno Salvador Sánchez Cerén, El Salvador.
- Invitación a conmemorar el 50 Aniversario de la Misión de Puerto
Rico en Cuba (fines del mes de junio de 2016) el cual será en Homenaje
al Comandante Fidel Castro con motivo de su 90 cumpleaños.
- 24 de julio de 2016: Elecciones internas del Frente Amplio de Uruguay.
- Octavo Encuentro Continental de Solidaridad con Cuba los días 28,
29 y 30 de julio de 2016 a realizarse en Santo Domingo, República
Dominicana. Evento cuya responsabilidad recae en la Comisión
Organizadora integrada por la Campaña Dominicana Solidaridad con Cuba
(República Dominicana) el Comité de Solidaridad con Cuba (Puerto Rico) y
el Instituto de Amistad con Los Pueblos (ICAP-Cuba).
- Septiembre 2016: Congreso del Frente Amplio de Uruguay.
- Sobre Puerto Rico, se aprobó seguir respaldando la lucha por el
inalienable derecho del pueblo de Puerto Rico a su libre
autodeterminación e independencia, así como respaldar las acciones a
favor de la liberación de Oscar López Rivera y Ana Belén Montes, el
primero detenido desde 1981 y la segunda desde 2011.
14. Temas pendientes de futuras discusiones
Debatir políticas de drogas y el tema del narcotráfico.
Posibilidad de alternar Encuentros anuales del FSP con el Festival Cultural.
[1] El Foro celebró en Nicaragua el III Encuentro en 1992, el IX en
2000 y el XVII en 2011; en El Salvador, el VI Encuentro en 1996 y el
XIII en 2007; y en Guatemala, el XI Encuentro en 2002.
[2] El petróleo de esquisto (shaleoil) es un petróleo no convencionalproducido a partir de esquistosbituminosos.
[3] Piketty: El capital en el siglo XXI, 2015.
[4] Vincenc Navarro: Diario Público (21/01/2016).
[5] Emir Sader: alainet.org (2016).