Discurso
del Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de
la República de Cuba, compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en el acto
conmemorativo del III Aniversario de la siembra del Comandante
Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, en el teatro Teresa Carreño,
Caracas, Venezuela, el 5 de marzo de 2016
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)
Querido Presidente, compañero Nicolás Maduro;
Distinguidas invitadas e invitados;
Queridas hermanas y hermanos venezolanos:
Con profunda emoción y sentimiento revolucionario queremos compartir con ustedes, como parte de este conversatorio, algunas ideas que expresan el sentimiento de la Cuba revolucionaria, de la Cuba de Fidel y de Raúl con la hermana República Bolivariana de Venezuela, con su pueblo, con su legítimo gobierno y, en particular, con Chávez, porque para nosotros Chávez vive (Aplausos).
Como una afrenta a la memoria del eterno e invencible Comandante Presidente Hugo Rafael Chávez Frías y a los pueblos de Nuestra América y del mundo, hace pocas horas el Presidente de Estados Unidos de América decidió prorrogar por un año más la injustificada, desproporcionada y peligrosa Orden Ejecutiva que declara “emergencia nacional” por considerar que la República Bolivariana de Venezuela constituye “una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos.”
Una vez más, el imperio demuestra que no ha cambiado su esencia agresiva y su desprecio hacia nuestros pueblos, reiterando sus amenazas contra una nación hermana, pacífica y solidaria, e ignorando la indignación y rechazo unánimes que suscitó la promulgación de esta infame Orden hace apenas un año.
Quiero reiterar, y además ratificar, lo que expresó el General de Ejército Raúl Castro Ruz en la VII Cumbre de las Américas, en Panamá, el 11 de abril de 2015, y cito: “Venezuela no es ni puede ser una amenaza a la seguridad nacional de una superpotencia como Estados Unidos”. Y añadió: “Debo reafirmar todo nuestro apoyo, de manera resuelta y leal, a la hermana República Bolivariana de Venezuela (Aplausos), al gobierno legítimo y a la unión cívico-militar que encabeza el Presidente Nicolás Maduro (Aplausos), al pueblo bolivariano y chavista que lucha por seguir su propio camino y enfrenta intentos de desestabilización y sanciones unilaterales que reclamamos sean levantadas, ¡que la Orden Ejecutiva sea derogada! (Aplausos.)
El Presidente Hugo Chávez ya no estaba físicamente presente y oportunistamente se pensaba, como se sigue pensando de forma errónea por algunos, que quienes le sucederían no podrían defender su legado y que había llegado el momento de pasarle las cuentas a la Revolución Bolivariana. No faltaron incluso intentos de contraponer a Venezuela y a Cuba, ofreciéndole el garrote a la una y la zanahoria a la otra.
En una de sus confesiones más íntimas, cuando ya era plenamente consciente de su destino histórico, Chávez evocó la célebre frase con la que Fidel Castro terminó su alegato de autodefensa, para apropiarse de ella, parafraseándola en el sentido que había tomado su vida: “la historia me absorberá”.
Así, absorbido por el torbellino de la revolución desatada a partir de su llegada al poder, Chávez se instaló para siempre en el corazón de su pueblo y en el de la América toda (Aplausos), por lo cual estamos hoy aquí, en nombre de Fidel, de Raúl y de todos los cubanos, para rendirle homenaje en ocasión del tercer aniversario de su siembra.
En Chávez confluyeron extraordinarias dotes de profundo pensador y estratega revolucionario con una infinita sensibilidad, energía y capacidad de convencer y poner en práctica sus avanzadas ideas.
Orador excepcional, apasionado y optimista, creía en la invencibilidad del espíritu humano. Expresión y suma de lo más auténtico de la cultura popular venezolana. Amante como el que más de su patria, de su fe y de su pueblo, líder político y militar nato, lo subestimaron sus adversarios, incapaces de medir su inteligencia y visión. Y fue, ante todo, un ser infinitamente solidario.
Los latinoamericanos y caribeños nunca lo olvidaremos uniendo voluntades diversas, limando asperezas, para recuperar el sueño de la integración regional. Quienes vieron en su generosidad un despilfarro de las riquezas de Venezuela, fueron los mismos que durante años defraudaron a su verdadero dueño, negándoselas (Aplausos).
Hoy, cuando la crisis económica, el desplome de los precios del petróleo y el sabotaje económico estremecen al país, hay quien pretende olvidar u omite recordar que gracias a la generosa y justa revolución que Chávez desató millones de venezolanos salieron de la pobreza extrema y del hambre, accedieron a servicios de salud, educación y cultura y obtuvieron empleos y vivienda (Aplausos).
Hoy el Presidente Nicolás Maduro y su equipo se empeñan en continuar y consolidar todo aquello que Chávez inició, con el apoyo mayoritario del pueblo, concentrados en poner fin al modelo rentista, en diversificar la producción, garantizar los servicios básicos a los ciudadanos y crear un mejor ambiente de seguridad.
Qué más se habría logrado con más actitudes patrióticas y respeto a la soberanía venezolana, y menos boicot interno y agresión y subversión externas.
Por experiencia propia sabemos que el éxito depende de cuatro factores esenciales como son: la fidelidad sin límites a las ideas y a una causa justa, que en este caso son las de Bolívar y Chávez; la unidad indestructible de todos los revolucionarios; el trabajo mancomunado e incansable de todos y una infinita fe en la victoria (Aplausos) .
Hermanos venezolanos:
No hablo solo como representante del Estado, el Partido y el pueblo de Cuba. Lo hago también como un cubano que nació con su Revolución y creció y vivió todo este tiempo sometido a agresiones y al criminal bloqueo económico, comercial y financiero, que eligió el mismo destino que la inmensa mayoría de sus compatriotas y que por ello ha tenido el privilegio de vivir este momento de reconocimiento a la existencia de la Revolución Cubana y el Estado socialista en Cuba.
Largo y heroico ha sido el camino transitado por nuestro pueblo para llegar hasta los anuncios realizados simultáneamente por los presidentes de Cuba y Estados Unidos el pasado 17 de diciembre de 2014. Sobre la base del respeto a la igualdad soberana y sin menoscabo a la independencia nacional y a la autodeterminación de nuestro pueblo, estamos dispuestos a tratar los más diversos temas de forma recíproca y continuar dialogando, convencidos de que es posible convivir civilizadamente a pesar de nuestras profundas diferencias.
La normalización de las relaciones bilaterales es un desafío, que pasa necesariamente por el levantamiento del bloqueo y la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval Norteamericana en la provincia cubana de Guantánamo (Aplausos).
Pero fue un desafío mayor haber llegado hasta este punto. Si la revolución es un gran cambio en la vida de los seres humanos, la revolución tiene que ser movimiento, resistencia, rebeldía, riesgos y voluntad de afrontarlos con muy pocos recursos y mucha creatividad, solidaridad, moral y principios (Aplausos).
Los revolucionarios nunca estamos solos. No lo estuvo jamás la Revolución Cubana y no lo está en esta hora crucial la Revolución Bolivariana (Aplausos), que no es amenaza para nadie, sino esperanza y bastión de solidaridad (Exclamaciones de: “¡Gracias, Cuba!”) ¡Gracias, Venezuela! (Aplausos.) No importa que el imperialismo y las oligarquías lancen acometidas contra los procesos revolucionarios y progresistas. No nos quitan el sueño. No se preocupen por anuncios de funerales: ya ustedes demostraron que mientras haya un chavista vivo y luchando, la revolución estará en pie. Y ustedes son millones (Exclamaciones y aplausos).
Cuando en su última campaña electoral, consciente de que el plazo vital se vencía, el Comandante convocaba a los venezolanos y a todos los latinoamericanos a sentirse Chávez, con aquel llamado de “¡Chávez somos todos!”, él nos entregaba lo último que le quedaba, su propia identidad, para hacerla nuestra, para multiplicarse en cada uno de nosotros como fórmula de redención y fe en la victoria.
Ese es el hombre a quien venimos a homenajear hoy a Caracas. Al mejor amigo de Cuba (Aplausos). A quien afirmó que no era un sacrificio cuanto hacía, mientras se quejaba del tiempo, inalcanzable para todo lo que había que hacer. “El pueblo”, aseguraba Chávez, “espera mucho de nosotros, y no le debemos defraudar. Lleva siglos aguardando”.
Inspirados en las ideas de grandes hombres como Bolívar y Martí, el Che, Fidel y Chávez, hemos soñado todos un mundo mejor y posible y comenzamos a levantarlo. Jamás vamos a renunciar a ello (Aplausos).
No queremos guerras. No queremos bloqueos. No queremos injerencia. No queremos subversión. No queremos sabotaje. No queremos que se nos impongan modelos de acumulación egoísta de riquezas para unos pocos. Queremos paz. Queremos justicia social y equidad. Queremos desarrollo sostenible. Queremos seguridad y respeto a nuestra soberanía e independencia. Queremos compartir lo que tenemos. Queremos felicidad y prosperidad para todos. Y queremos integración plena en Nuestra América (Aplausos y exclamaciones de: “¡El pueblo unido, jamás será vencido!”).
Por eso, demandamos enérgicamente la derogación de la Orden Ejecutiva contra Venezuela, llamamos a la comunidad internacional a sumarse a este justo reclamo y reiteramos nuevamente, de manera resuelta y leal, nuestro apoyo incondicional a la Revolución Bolivariana, al legítimo gobierno del Presidente Nicolás Maduro y al pueblo venezolano, que lucha por mantener la paz, el orden constitucional, las conquistas de su revolución y el legado del Comandante Presidente Hugo Chávez (Aplausos), frente a los intentos desestabilizadores de la oposición interna, alentada por Estados Unidos y sus aliados.
Una vez más condenamos las arbitrarias, prolongadas y crueles campañas de guerra económica y psicológica contra el gobierno y el pueblo bolivariano. No renunciaremos a las ideas integradoras y emancipadoras que nos inculcaron Fidel y Chávez.
Hoy, mientras recordamos a Chávez, traigo en la memoria a mis compatriotas, víctimas hace 56 años del sabotaje al barco La Coubre, en el puerto de La Habana, y el llamado de Fidel en aquel entonces a resistir y vencer, con la histórica consigna de “¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!” (Aplausos.)
Hermanos venezolanos: ¡La Revolución venezolana vencerá!
¡Chávez vive! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Chávez vive!”)
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