Su entierro tendrá lugar este lunes, en el cementerio de Colón, a las 11:00 de la mañana. Sus restos son velados en la funeraria de Calzada y K, en el Vedado (La Habana).
Marta nació el 12 de enero de 1934 en el municipio de Marianao. Estudió Farmacia, carrera a la que ingresó en 1951. Vivió rodeada de la efervescente Revolución estudiantil, inmersa en la agitación y la vibrante inquietud de la Colina Universitaria. Allí conoció al líder estudiantil Fructuoso Rodríguez, con quien luego contrajo matrimonio, el 27 de julio de 1956.
Esta unión se mantendría en las difíciles condiciones de la clandestinidad durante la dictadura batistiana. Cuando el joven combatiente resultara asesinado, tras una delación, con otros tres compañeros en la casa de Humboldt 7, en La Habana, Marta luchó infatigablemente para que se juzgaran a los autores de ese horrendo crimen.
Integró el Directorio Revolucionario en el año 1956, compartió refugio con los compañeros más perseguidos, enfrentó riesgos de traslado de los revolucionarios, alquilaba las casas que servían de vivienda transitoria, organizaba visitas a los presos políticos y solicitud de asilo para aquellos cuya permanencia en Cuba representaba peligro para sus vidas. Recaudaba fondos para el movimiento, contribuyó a establecer, fortalecer o reactivar contactos que en ocasiones pusieron en riesgo su vida.
Se trasladaba continuamente con su esposo hacia los lugares donde eran reubicados, debido la necesidad del líder estudiantil de permanecer escondido. Embarazada de más de 7 meses continuaba al lado de Fructuoso a pesar del peligro que representaba, sin hacer caso de su requerimientos para que regresara a casa de sus padres.
El 13 de marzo, durante el asalto al Palacio Presidencial y a Radio Reloj -en cuyas acciones murieron varios jóvenes estudiantes, entre ellos el líder José Antonio Echeverría, desde una oficina ubicada en la Rampa, donde trabajaba escuchó el tiroteo y los tanques. Marta comprendió que debía dirigirse a la Universidad, para saber si Fructuoso, estaba allí, si estaban vivos sus compañeros.
No bastaba la perdida de sus compañeros el 13 de marzo. El 20 de abril de 1957, en la casa de Humboldt 7, Fructuoso sería asesinado junto a Juan Pedro Carbó Serviá, Joe Westbrook Rosales y José Machado Rodríguez.
Su muerte convirtió a Marta Jiménez Martínez en heredera de sus principios e ideales patrióticos. Se conserva la impresionante foto de la manifestación del sepelio, que Marta encabezó sosteniendo el ataúd de su compañero. Hizo otro tanto en el entierro de los mártires del 20 de abril, vestida de negro, pocos días antes de dar a luz, en la enorme comitiva de duelo.
Visitaba a los presos del Príncipe. Recaudó grandes sumas en La Habana, Las Villas y Holguín para la causa del Directorio y la Revolución. Ayudó a esconder a compañeros como Guillermo Jiménez. Viajó a Miami donde contactó a los revolucionarios exiliados
.
De regreso a Cuba, colaboró con Eduardo García Lavandero y Tato Rodríguez Vedo, ambos mártires de la organización. Tuvo que partir a Venezuela donde trabajó intensamente en la propaganda y en gestiones para los que estaban en Cuba combatiendo.
Todos los que la han conocido rememoran las anécdotas de su vida: el último encuentro con Fructuoso, el 19 de abril; su trabajo de viajante que le permitía ayudar admirablemente con fondos y hablan de su modestia. Con ese nombre, Modesta, firmó siempre durante su vida clandestina.
Al triunfar la Revolución, Marta trabajó en la Cancillería cubana hasta 1989 y ocupó diversas responsabilidades en el trabajo diplomático en Suiza, Dinamarca y Nueva York. Viajó regularmente con la delegación cubana a las sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
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