martes, 22 de marzo de 2016

Ben Rhodes: Mientras siga el embargo en pie, habrá limitaciones en las relaciones Cuba-EEUU



Barack Obama y Ben Rhodes en la Casa Blanca. Foto: White House.
Barack Obama y Ben Rhodes en la Casa Blanca. Foto: White House.

La entrevista se concilió previamente con la Casa Blanca y Ben Rhodes accedió a conversar con un grupo reducido de periodistas cubanos, minutos después de un maratónico encuentro con los más de cien corresponsales que acompañan al Presidente Barack Obama en esta visita a Cuba.

Nos reunimos en un salón del Hotel Parque Central, en La Habana Vieja, donde se aloja la prensa acompañante y una legión de funcionarios de la Casa Blanca. Hace un frío invernal bastante insólito en la terraza del edificio donde nos encontramos y solo tendremos una ronda de preguntas. El principal asesor de Obama en política exterior -en realidad tiene un cargo de nombre alambicado: asistente del Presidente y viceconsejero de Seguridad Nacional para Comunicaciones Estratégicas y Escritura de Discursos-, debe asistir a la cena de Estado que ofrece Raúl a su homólogo norteamericano.

Para hacer las preguntas Rodees propone seguir el orden en que estamos sentados los reporteros del diario Granma, el Sistema Informativo de la Televisión Cubana, la Agencia Cubana de Noticias, Radio Rebelde, Juventud Rebelde y Cubadebate. Pero al final estas se desgranan en zigzag, comenzando por Cristina Escobar, la enviada de la TV. A partir de ahí, Rhodes comienza a hablar en tono sereno, meditando las respuestas a medida que la traductora alterna la versión en castellano.

No cambiará la Ley de Ajuste Cubano

El gobierno de los Estados Unidos no tiene planeado anunciar cambios a la Ley de Ajuste Cubano, dice. “Como saben, nosotros heredamos políticas que si hubiesen sido preparadas hoy día se hubiesen diseñado de forma distinta; pero tampoco queremos dar la impresión a los cubanos de que vamos a cambiar esa política en la forma en que afecta su deseo de emigrar a Estados Unidos”.

Reconoce que en el seno del Congreso de Estados Unidos hay un debate público en torno a al tema de la emigración cubana y asegura que su gobierno alienta el diálogo al respecto. Su respuesta comienza a alcanzar presión cuando avanza hacia al nudo gordiano de la política estadounidense respecto a Cuba: el bloqueo.

“Hay cambios al bloqueo -y tan rápido como pronuncia la palabra, rectifica- o embargo, que pueden entrar en vigor inmediatamente e implementarse fácilmente; aumentan las remesas, aumentan los viajes, por ejemplo. Y hay otros que exigen que continuemos en un diálogo para que se implementen efectivamente; el tema del dólar es uno de esos”.

Rhodes, que era un aspirante a novelista hasta que los atentados del 11 de septiembre de 2001 en su ciudad, Nueva York, le cambiaron la vida, habla con propiedad en nombre de su gobierno: “Hemos permitido que Cuba ahora acceda al dólar en transacciones internacionales. También se ha permitido que las personas tengan cuentas en Cuba en dólares, para depositar dólares. Estas dos medidas conjuntas arrojarán beneficios significativos a la economía cubana.”

Sin embargo, reconoce que no ha bastado con tomar la decisión, hace falta un extra, tal y como advertía el Canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla en conferencia de prensa previa a la llegada de Obama a la Isla: “Tenemos que acudir a los bancos y entablar un diálogo con ellos para que entiendan; uno, que ya está permitido este tipo de transacción y dos, que no van a enfrentar ningún tipo de penalidad si toman esa medida”.
La inercia de la aplicación de las sanciones por tan largo tiempo ha provocado que los bancos tienen en sus computadoras programado el rechazo a las transacciones con Cuba, “por ello trabajamos para tener un diálogo con ellos, conversar con ellos, explicarles que esto es un cambio y que ellos tienen que implementar cambios a su vez para que pueda este tipo de transacción ocurrir. Y nos hemos comprometido a ello, y lo dijimos nuevamente, que vamos a tener ese diálogo para que los bancos entiendan los cambios y los cubanos tengan acceso al dólar”.

Eso permitirá que “Cuba levante esa penalidad a la conversión en dólares”. Vaticina que será beneficioso para el pueblo cubano, porque implicaría que los estadounidenses gasten su dinero cuando visitan la Isla, además del incentivo a las empresas, que no tendrían que hacer el cambio en euros para operar en el mercado cubano. Cree que si aumentan los viajeros, si aumenta la presencia de las empresas estadounidenses, “será muy difícil dar marcha atrás. Sería difícil que un político diga: no puede viajar, no puede hacer esto, cuando ya habría 110 vuelos regulares y habría millares de turistas estadounidenses viniendo”. Ese, confirma, ha sido uno de los objetivos principales de esta visita.

La lista

Es mi turno y le hago dos preguntas. La primera, sobre el reto que hiciera el General de Ejército hoy, en la conferencia de prensa junto a Obama: ¿Estados Unidos tiene alguna lista de presos políticos en Cuba? La otra, tiene que ver con un anuncio del Presidente estadounidense en el Foro de Negocios al que asistiera en la tarde, donde elogió el sistema de salud cubano y adelantó la posibilidad de un acuerdo de colaboración para enfrentar la epidemia de Zika. Los mosquitos no respetan las fronteras y el Zika no tiene ideología, argumentó medio en broma.

Rhodes comienza por la segunda pregunta, quizás dándose tiempo para hilvanar la respuesta acerca de la “lista”. “El presidente Barack Obama anunció hoy la posibilidad de un acuerdo con Cuba para atender la epidemia del Zika. Ha habido muchos avances y nuestros ministerios de Salud han convenido trabajar conjuntamente para alcanzar un acuerdo de cooperación sobre enfermedades trasmitidas por los mosquitos, el Zika o el dengue, así como en el cáncer”, asegura.

“Pensamos que esta cooperación continúe e incluso avance, y dada la gran experiencia cubana en salud y medicina, vemos que hay un potencial enorme de colaboración que podemos desarrollar. Hay institutos como el del Cáncer en Estados Unidos, y hay investigaciones en cáncer, y también podríamos trabajar en otros países, como en el caso del Ébola”, admite.

Casi sin transición pasa a la otra pregunta. “Sí, hay una lista de personas que pensamos han sido encarceladas, por lo que consideramos son ofensas no violentas o delitos no violentos”, pero luego matiza su respuesta con un razonamiento un poco oscuro -admito que revisé sus palabras en inglés por si acaso no se tradujo correctamente, pero la versión al castellano es impecable-: “Hay casos que planteamos con el gobierno cubano sobre una base continua, de forma que creo que la diferencia principal al respecto es la postura del gobierno cubano en el sentido de que estas no son personas que son prisioneros políticos, sino que son personas que están infringiendo la normatividad legal cubana.”

Considera que “que hay actividades no violentas que no ameritan que estas personas sean encarceladas, como, por ejemplo, una protesta pacífica contra el gobierno o una crítica al gobierno en distintos foros. Las personas, en cualquier parte del mundo, se trate de cualquier país, toda persona que esté encarcelada por ese tipo de delito, para nosotros es considerada como un prisionero político o una prisionera política. Es menos una cuestión de si hay o no una lista, porque hay muchas listas, lo que es claro es que tenemos unas perspectivas que difieren en cuanto a lo que son detenciones injustas.”

Rhodes no aporta nombres, ni explica que esas personas que participan en “protestas pacíficas” no son autónomas. Las iniciativas relacionadas con  la “transición de Cuba” que estimula la Le Ley Helms Burton, han hecho correr ríos de dinero y le han costado a los contribuyentes estadounidenses más de 250 millones de dólares, en el paréntesis que media de la Administración Bush a la Obama. No lo dice Cuba, sino las evidencias aportadas por agencias y políticos estadounidenses. Los fondos se destinan fundamentalmente a “opositores” o personas consideradas como potenciales opositores, ciertos religiosos, fanáticos de la música y jóvenes descontentos, activistas de la diversidad sexual, blogueros e incluso niños, una práctica que en Estados Unidos sanciona su legislación que no tolera la colaboración encubierta o clandestina con otros gobiernos, pero que se ha aplicado y se sigue aplicando de manera insensata y recurrente contra Cuba.
Por supuesto, otra de estas preguntas incómodas salió a la palestra. Juana Carrasco, de Juventud Rebelde, recordó palabras del Presidente Obama que hablaba de soberanía del pueblo cubano en términos futuros. ¿Tiene que ver con la política de cambio de régimen?

Rhodes reacciona otra vez incómodo, pero cortés. “No, que quede clarísimo, esto (el respeto por la soberanía cubana) quiere decir ahora y en el futuro. Nosotros hemos hecho hincapié en el sentido de que Estados Unidos no tiene una política de cambio de régimen en Cuba y no busca imponer un sistema de gobierno determinado a Cuba y que los cubanos son los únicos que deben tomar esta decisión”, enfatiza.
Reconoce que “tenemos sistemas políticos que difieren, o sea que tenemos perspectivas distintas respecto a la forma en que los ciudadanos deben pronunciarse; pero respetamos la soberanía de Cuba y las diferencias que tenemos sobre temas políticos y derechos humanos no significan que estamos buscando un cambio de régimen; significa que abogaremos por las cosas en las cuales creemos; pero lo haremos como lo hacemos en el caso de otros países del mundo, con respeto.”

El gobierno cubano tiene un fuerte sentimiento respecto a Guantánamo

Jorge Legañoa, de la Agencia Cubana de Noticias, le pregunta sobre el territorio ocupado por Estados Unidos en la Isla, en Guantánamo, donde hay todavía varias decenas de presos que no han tenido derecho a juicio y ni siquiera se les ha podido probar que participaran en actos terroristas. ¿Hay una fecha precisa para conversar sobre la devolución de ese territorio con el gobierno cubano?, indaga concretamente.
Rhodes confirma que el tema salió a colación en la reunión bilateral con el Presidente (Raúl Castro) y también se ha planteado en casi todas las conversaciones con el gobierno cubano.
“Para nosotros la normalización es un proceso que nos permite plantear y discutir temas de desacuerdo y nuestra expectativa es que el gobierno cubano va a continuar planteando (estos temas). Nosotros estamos enfocados en cuanto a Guantánamo en tratar de cerrar la prisión… Entendemos cuán fuerte es el sentimiento del gobierno cubano al respecto y prevemos que va a ser un tema permanente en el diálogo con el gobierno cubano.”

Otro asunto peliagudo: las importaciones a Estados Unidos de los productos cubanos, que impide la comercialización, por ejemplo, del Heberprot-P, un medicamento novedoso y único prescrito para la terapia de la úlcera del pie diabético.

“Debo ser muy claro en este punto -advierte Rhodes-. Creemos que el embargo, el bloqueo debe levantarse, instamos al Congreso a que levante el embargo, y uno de los motivos por el cual invitamos a tantos miembros del Congreso de Estados Unidos (a venir a Cuba) es que estamos tratando de que aumente el apoyo de nuestra propuesta de levantar el embargo. Mientras siga el embargo en pie, habrá limitaciones en las actividades entre ambos países.”

Recuerda que la administración ha hecho acciones ejecutivas para modificar en la medida de lo posible la legislación. Pero todo cambio que se propone exige una revisión jurídica, por eso es que demoran. “Los elementos más difíciles de cambiar, hablando del embargo, tienen que ver con el comercio, la importación y exportación. No podríamos nosotros tomar acciones que violen alguna ley y levantar, digamos, la prohibición de la importación de productos cubanos… Lo que tratamos de hacer es encontrar categorías e importaciones que sí pueden permitirse, porque podríamos aducir que ello, el levantarse la prohibición, ayuda a un propósito determinado; de forma que examinaremos casos individuales como el que usted planteó (Herbeprot-B).”

Considera que la forma más fácil en este momento de levantar el bloqueo o modificarlo es buscar áreas donde sí se puede comerciar. “Pero -aclara- si nos vamos más allá de la ley podrían impugnar judicialmente nuestra política.”

Reclamos de propiedades

Los reclamos de propiedades es un tema difícil, reconoce el asesor de Obama a Sergio Gómez, de Granma.  “Hay una cantidad significativa de reclamos de parte y parte”, y confirma que se han producido conversaciones sobre reclamos de propiedad entre los dos gobiernos.
Su esperanza es que Estados Unidos ha podido resolver reclamos de propiedad difíciles con otros países, anteriormente. “Se han resuelto reclamos con Irán en ambas direcciones y también hemos resuelto reclamos con Khadaffi, cuando aún estaba en el poder en Libia, de forma que hay fórmulas que funcionan, incluso con países con los cuales hemos tenido diferencias históricas, y grandes, en política”.
Espera que la resolución de reclamos ayude a abrir aún más las relaciones comerciales: “O sea, que hay aliciente para ambos países para resolver estos reclamos de propiedades. Como gobierno somos responsables de los reclamos de propiedad de ciudadanos estadounidenses en el momento de la expropiación o confiscación, o sea que esos son los reclamos que hemos contabilizado, cuantificado por así decirlo.”

Sin embargo, especifica Rhodes: “Hay otra categoría de personas que eran cubanos y después se han convertido en ciudadanos estadounidenses, pero nosotros como gobierno no podemos tomar igual responsabilidad jurídica por esas personas. Sería sano que los norteamericanos de origen cubano tengan un diálogo con el gobierno cubano al respecto.”

Optimismo

Angélica Paredes, de Radio Rebelde, quiere saber si Benjamín Rhodes se siente optimista y cómo los dos gobiernos, con diferencias tan profundas, pueden sortear todos estos obstáculos en beneficio de dos pueblos.
“Muy buen
a pregunta -reacciona-. Yo sí soy muy optimista. Tenemos diferencias enormes y no vamos a resolver todos estos problemas rápidamente; pero soy optimista por un motivo y es porque la gente o las personas en ambos países, en una mayoría significativa en ambos casos, quieren esta relación, quieren que la relación se abra.”

Reconoce que lo ha conmovido “saber cuánto añoran los cubanos esta apertura; el pueblo norteamericano está muy interesado en Cuba y apoya esta apertura. Incluso, entre los norteamericano-cubanos hay una cantidad creciente de personas que quieren que esta apertura tenga éxito.”

Como alguien que ha tratado con el gobierno cubano mucho, desde julio del año 2013, “puedo decirle que al inicio de estas conversaciones no nos conocíamos, había, digamos, poca base para un entendimiento común, diferencias sobre la historia, pero debido a que continuamos conversando y continuamos empeñados en el diálogo pudimos encontrar áreas comunes de interés, aunque había diferencias”.

Asegura que “hace dos años nadie hubiese imaginado que el Presidente de Estados Unidos visitaría La Habana, o que empresas norteamericanas empezaran a establecer negocios acá, o el número de norteamericanos de origen cubano que se unen de nuevo a su familia. O sea que eso indica que las cosas sí pueden cambiar, y ello es el objetivo del Presidente, continuar acelerando ese proceso.”

¿Ha cambiado Ben Rhodes respecto a lo que pensaba de Cuba antes de los acontecimientos que desencadenaron el 17D?, pregunta Legañoa cuando el funcionario apremia, porque va a llegar tarde a la cena de Estado. “Sí. Me ha impresionado. En primer lugar, por debajo de toda la historia somos seres humanos y uno se olvida de eso cuando lo único que nos fundamenta es lo que leemos en los libros de Historia. Lo otro es que mientras más uno conversa con los cubanos, con el gobierno, con los empresarios, los cuentapropistas, se da uno cuenta de cuán animados están y de que hay diversidad y tal germen de actividad. Nos veíamos como un monolito, como algo compacto y no tan variado, ni polifacético. A mí me ha resultado de mucho agrado entablar comunicación con el pueblo cubano. A veces ha sido un trabajo agotador, pero siempre ha sido muy provechoso.”

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