Por: Yarelis Rico Hernández
Reunidos ante el cuerpo sin vida del querido cardenal cubano, sacerdotes, religiosos, fieles católicos y pueblo en general ofrecieron su último adiós a quien comenzó su vida pastoral como sacerdote matancero y fue, además, obispo de Pinar del Río y arzobispo por más de treinta años de La Habana.
En su homilía, Mons. Juan García pidió a los bautizados por el cardenal, a los confirmados o bendecidos por él, y a quienes sencillamente recibieron alguno de sus consejos, presentar a Dios el bien concreto que les hizo. “Él ha compartido la muerte de Cristo –aseguró–, esperamos que llegue al palacio del cielo y sea esperado por quienes ayudó a ser felices y hoy gozan también del descanso eterno”.
Asimismo, el actual arzobispo de La Habana destacó, a través de un paralelismo entre la vida de Cristo y la del cardenal, el sentido de servicio, entrega y sufrimiento que este último asumió por su Iglesia. “Así como Cristo fue flagelado –dijo–, el cardenal, por vivir la fe y enseñarla, fue condenado, burlado y crucificado”. Más adelante, añadió: “Nos queda recordar las frases, el consejo, las enseñanzas que una y otra vez nos dejó”. Al finalizar la misa, rezó el responso junto con los presentes.
Dos ofrendas florales, una a nombre del Raúl Castro, y la otra del actual presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, acompañan el cuerpo del cardenal que estará expuesto en la catedral de La Habana hasta el domingo próximo a las 3:00 p.m., momento en que se celebrará la misa de exequias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario