Carilda
Oliver Labra nos demuestra con este premio a la autora más leída en
las bibliotecas del país, que se pueden conjugar una alta calidad
literaria y un afán de ser comprendida por los públicos más diversos
Hace unas semanas escuché en el Noticiero Nacional de Televisión que
el premio Puertas de Espejo de la Biblioteca Nacional en la categoría
de literatura para adultos 2013 había sido otorgado a la poeta
matancera Carilda Oliver Labra por su libro Una mujer que escribe, publicado por Ediciones Matanzas.
La noticia llegó tarde, pero traía la curiosa sorpresa de que fuera un volumen de poesía, ese género al que algunos achacan tener muy pocos lectores, el más solicitado en todas las bibliotecas del país, según las encuestas que se realizan para otorgarlo.
Tendría yo que realizar un breve viaje al territorio matancero para
que la autora me obsequiara esa antología, prologada y seleccionada,
de entre toda la vasta obra de Oliver Labra, por Raydel Hernández
Fernández.
La antología pretende y consigue demostrar cómo el tono cívico y erótico son, desde el comienzo mismo de Carilda con Al sur de mi garganta,
dos aspectos inseparables de la obra de la gran matancera, Premio
Nacional de Literatura y una de las voces (no solo femeninas) más
importantes del panorama actual de la poesía cubana contemporánea
.
En el polémico prólogo de R. H. Fernández se afirma que la mayoría
de los estudios realizados sobre la obra de Oliver Labra “se pierden en
la fascinación, en los coloridos, en los tropos o sucumben al embrujo
de soñar con la escritora en vez de tocarla, y por esta razón los
juicios resultan poco objetivos”.
En una introducción que escribí para otra antología de Carilda,
publicada hace unos diez años, señalaba yo esa manía de situar a la
autora en la estrecha clasificación de poetisa erótica, aspecto que el
prologuista reivindica justificando, sin embargo que lo que yo llamaba
una “distorsión” al ubicarla en ese acápite, se debe a que realizo
una interpretación del vocablo “asociada al sensualismo banal”.
Y tal vez tenga razón. Convertir a Carilda en un mito de acuerdo con
atributos como su belleza, su desenfado, su desinhibición al tocar los
temas relacionados con la sexualidad, ha hecho que olvidemos esa otra
parte que es su excelente calidad y su preocupación por un entorno
que la llevó a escribir en plena dictadura batistiana el hermoso Canto a Fidel, hoy una pieza emblemática de la lírica cubana cívica del siglo XX.
Releí los inmensos poemas de Carilda antologados en Una mujer escribe
y comprendí que su inmenso poder de comunicación, en el que no se hacen
concesiones a la calidad del texto, la convierten en la autora más
leída en el género poético por lectores de todas las edades y de todos
los estratos.
Quizá ese poder resida sobre todo en su autenticidad, en esa manera
de acercarse a ella misma y, a través de ese acercamiento, conseguir la
identificación con un receptor que se reconoce en ella más allá de lo
que pudiera resultar escandaloso o de los atrevimientos formales y
conceptuales en los que su conciencia de género hace énfasis y la
convierte en una feminista dispuesta siempre a despertar las
inquietudes de las mujeres que la leen, pero también de los hombres y,
he aquí, una de sus mayores virtudes, que la alejan de esos ghetos
donde muchas mujeres que escriben se encierran con una absurda
agresividad hacia el sexo opuesto.
Carilda Oliver Labra nos demuestra con este premio a la autora más
leída en las bibliotecas del país, que se pueden conjugar una alta
calidad literaria y un afán de ser comprendida por los públicos más
diversos
.
Es una lección para ciertos autores que conciben el lenguaje críptico
e incomprensible como virtudes o piensan que mientras más
ininteligibles, más inteligentes son.
De todos modos, los poetas debemos sentirnos satisfechos de que el
público cubano, a diferencia de lo que viene ocurriendo en distintas
partes del mundo, pueda disfrutar de la poesía como ese género
enriquecedor que es.claro que, para ello, hay que contar con ese gran talento de nuestra
Carilda y escribir con la sinceridad y el desgarramiento que se
advierten en sus textos, capaces de llegar no solo al alma sino también
al intelecto del lector, provocando ese estremecimiento que solo
consiguen las obras maestras.
Muy merecido este premio de la Biblioteca Nacional y muy bien
agotados los ejemplares que Ediciones Unión puso a disposición de los
cubanos.
Carilda es una autora a la que siempre habría que tener en las
librerías cubanas. Su poesía, tan universal como matancera y cubana,
es una de las pocas que no se empolvarán en los anaqueles; porque esta
mujer que escribe, tan modesta, tan delicada en su trato con
admiradores y colegas, es una de las grandes de Hispanoamérica y
con el transcurso de los años se vuelve más y más imprescindible para
todas las generaciones que hallarán en su obra el difícil tránsito a la
intemporalidad que convierte a la literatura en algo trascendente.
Felicidades a Carilda por este premio aun cuando hayan transcurrido
dos años desde que lo obtuvo y nuestros medios no hayan divulgado lo
suficiente su increíble hazaña.
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