Tomado del blog Descubriendo Verdades de Francisco Alvarado Godoy
Su odio visceral hacia Fidel
lo llevó a participar en varios planes de atentado contra el dirigente cubano,
en contubernio con terroristas de la calaña de Nelsy Ignacio Castro Matos,
Gaspar Jiménez Escobedo y Luis Posada Carriles. Uno de estos planes magnicidas
fue el que iba a realizarse en Panamá, en ocasión de la posible asistencia del
Comandante en Jefe a los funerales del asesinado presidente Omar Torrijos, para
lo cual reclutó al terrorista Eduardo Guillén Guerra.
No hay mejor testigo que yo
para desnudar el carácter terrorista del CID y aseverar sus planes criminales
contra nuestro pueblo. Me correspondió el honroso papel de contribuir a
neutralizarlos.
No sin sorpresa leí una nota en Diario de Cuba, fechada en el día de hoy y
con título “El CID niega que Huber Matos planeara atentar contra
Fidel Castro”, en la cual se acusa a la televisión cubana de "calumniar" a su fundador, Huber Matos,
al sostener en un programa sobre las elecciones del pasado 19 de abril que el
terrorista planeó en 1981 realizar un atentado contra el Comandante en Jefe,
Fidel Castro.
Al mismo tiempo, también el CID rechaza haber
realizado alguna acción terrorista contra Cuba.
El CID, en su sitio digital http://cubacid.blogspot.com.es se lanzó presto a refutar hoy dicha acusación.
En dicho sitio, el
grupúsculo terrorista y uno de los que más acciones provocadoras realizan en
Cuba, destacó:
“Otro propósito del reportaje es atacar a Cuba
Independiente y Democrática (CID), organización que tiene en la Isla una red de
50 delegaciones con cientos de activistas y simpatizantes y que continúa
creciendo a pesar de la represión. Entre los ataques hay una referencia –por
primera vez en la historia de la dictadura- a un supuesto atentado de Huber
Matos contra Fidel Castro. También vuelve a insistir sobre las actividades
terroristas del CID.
Ambas acusaciones son calumnias sin pruebas con
la idea de desnaturalizar un esfuerzo dedicado a crear conciencia en el pueblo
cubano de que el cambio es posible.”
Los autores de esta vulnerable
defensa parecen haber olvidado que yo, en mi condición de agente de la
seguridad cubana, infiltré en Miami a esta organización y recibí órdenes
durante algunos meses del propio Huber Matos.
Varios son los artículos que
he escrito sobre mi labor dentro del CID y la caracterización de sus planes
terroristas contra Cuba. Mis lectores pueden ver algunos de ellos en la red:
Huber Matos, el terrorista que yo
conocí
Huber Matos Araluce: de estafador a
mentiroso
El resumen de mis notas al
respecto desnudan el carácter terrorista del CID y de su entonces jefe, Huber
Matos. Testigos de mis vínculos con esta organización son dos de sus
lugartenientes: Astorga y Alejandro “Tarzán”. Todos mis encuentros con el
cabecilla, donde recibí instrucciones de realizar acciones terroristas en Cuba,
se realizaron en sus oficinas del 10020 SW 37 Terrace, en Miami, aledañas a su
vivienda.
Veamos algunos extractos de
estas aventuras terroristas del cabecilla Huber Matos y del CID:
“No cabe duda de que la CIA había apostado por
Huber Matos para encabezar la lucha contra el naciente proceso revolucionario.
Este individuo, haciendo caso omiso a su anterior participación en la lucha
insurreccional y guiado por un oportunismo y ansias de protagonismo desmedidos,
se dedicó de inmediato a crear las condiciones para sabotear el proceso de
cambios, aglutinando cerca de él a personas opuestas al tránsito revolucionario
que vivía el país. Luego de establecer contacto con elementos
contrarrevolucionarios, se dedicó a publicar acusaciones infundadas contra los
dirigentes revolucionarios, obteniendo financiamiento de los propios Estados
Unidos. La Revolución, por supuesto, no podía permitirle tamaña traición y fue
apresado el 21 de octubre de 1959. Como resultado del juicio a que fue
sometido, fue condenado a una larga pena de prisión.
Cuando Huber Matos sale de prisión el 21 de
octubre de 1979, se trasladó de inmediato a Costa Rica y posteriormente se
dirigió a la ciudad de Miami, lugar en que fijó su residencia. Allí, bajo el
amparo de sus amos tradicionales, fundó la organización Cuba Independiente y Democrática
(CID), la que ha realizado numerosas acciones terroristas contra Cuba en las
últimas décadas.
El discurso político de Huber Matos se centra en
continuados ataques contrarrevolucionarios y en la búsqueda de crear fisuras
entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior,
alentando a la traición por parte de los oficiales y combatientes. En más de
una oportunidad ha hecho llamamientos en ese sentido y ha proclamado su interés
por crear células clandestinas opuestas al gobierno cubano dentro de sus
instituciones armadas. Tanto en el “Proyecto de la Nueva República”, documento
con pretensiones programáticas y sacado a luz pública durante la Convención del
CID, celebrada en Miami durante los días del 9 al 11 de agosto del 2002, así
como en su adhesión al llamado “Acuerdo por la Democracia en Cuba”, el viejo
lobo contrarrevolucionario esgrime la tesis de disolver las instituciones
armadas en una Cuba post Castro y perdonar a aquellos que se opongan al
régimen.”
Un breve recuento de mis
contactos con Huber Matos aparece también en uno de los citados artículos:
“Luego de que un contrarrevolucionario de
complexión fuerte, apodado Tarzán, concertó la cita con Huber, mediante una
llamada a su teléfono (305 551-8484), ambos arribamos al domicilio del jefe del
CID, quien nos recibió en una pequeña oficina situada en el lugar. Un
lugarteniente de Matos, apellidado Astorga, se encontraba en el lugar.
Mi contacto con Huber Matos era fruto de un
trabajo de penetración de nuestros Órganos de la Seguridad del Estado, quienes
me encomendaron infiltrar la actividad terrorista del CID y conocer sus
actividades y planes contra la Revolución. Atrás habían quedado los años en que
me había relacionado con otras dos organizaciones contrarrevolucionarias
radicadas en Miami: Comandos L y el ala terrorista de la Fundación Nacional
Cubano Americana.
El casi octogenario terrorista en ese entonces
clavó en mí su mirada, escrutándome con detenimiento y sin reparo, con vistas a
evaluar a mi persona, tratando de despejar alguna sospecha sobre mi posible
vinculación con la seguridad cubana. Cuando luego de un tiempo, para mí
interminable, pareció que había logrado inicialmente pasar la prueba de su
escrutinio, Huber asumió una postura más abierta y me ofreció una discreta
sonrisa.
Luego de hacer una grandilocuente apología de su
persona y de su organización, pasó a indicarme, a grandes rasgos, cuál sería mi
papel para el CID en Cuba:
- Servir de correo entre él y los otros miembros de la organización que laboraban en Cuba en la más completa clandestinidad.
- Buscar información sobre posibles miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio de Interior con posibilidades de colaborar con el CID, orientándolos en la realización de actividades violentas en el interior de sus unidades y en el exterior de las mismas, con vistas a sabotear y crear el caos y la confusión dentro de la Isla.
- Evaluar las posibilidades de crear células del CID dentro de las FAR y el MININT que permitieran la adquisición de armamentos y explosivos para la promoción de sabotajes.
- Realizar estudios de vulnerabilidad en organismos y empresas, firmas extranjeras y entidades dedicadas al turismo, con vistas a realizar sabotajes contra las mismas.
- Creación de células del CID con personal civil para provocar la indisciplina social y el caos en el país.
Aún recuerdo el momento en que repartió los
seudónimos entre nosotros para llevar a cabo “nuestra” actividad conspirativa
en Cuba, arrogándose para sí el seudónimo de Liborio y obsequiándome con la
identificación de Máximo Gómez pues, según él, yo sería como el héroe
dominicano de la Independencia de Cuba un luchador por la libertad de los
cubanos. No vaciló en ultrajar a los apóstoles de la independencia cubana,
ofreciéndoles seudónimos a otros complotados como los de Carlos Manuel de
Céspedes y Antonio Maceo.
Su orientación principal para mi trabajo
conspirativo en Cuba quedó sentenciada en una frase suya: “No importa matar,
incendiar, robar o hacer cualquier cosa. Lo importante es acabar con el
tirano”. Me lo dijo, es cierto, con una mueca de odio en su rostro, sin mostrar
apenas una pequeña señal de remordimiento.”
Su odio visceral hacia Fidel
lo llevó a participar en varios planes de atentado contra el dirigente cubano,
en contubernio con terroristas de la calaña de Nelsy Ignacio Castro Matos,
Gaspar Jiménez Escobedo y Luis Posada Carriles. Uno de estos planes magnicidas
fue el que iba a realizarse en Panamá, en ocasión de la posible asistencia del
Comandante en Jefe a los funerales del asesinado presidente Omar Torrijos, para
lo cual reclutó al terrorista Eduardo Guillén Guerra.
No hay mejor testigo que yo
para desnudar el carácter terrorista del CID y aseverar sus planes criminales
contra nuestro pueblo. Me correspondió el honroso papel de contribuir a
neutralizarlos.
Percy Francisco Alvarado Godoy.
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