Angel Fernández Vila (Horacio) (*)
Aprobada por el entonces presidente de Estados Unidos, general Ike Eisenhower, las agencias del gobierno y particularmente la Agencia Central de Inteligencia (CIA) concibieron dentro de la estrategia contra la Revolución cubana la preparación de una operación militar que impidiera la consolidación de un "gobierno comunista" en el traspatio norteamericano.
Tras las directivas de Seguridad Nacional de Eisenhower aprobadas el 17 de marzo de 1960, comenzó a gestarse lo que después se conocería como la "Operación Pluto", denominación que dieron a la preparación e invasión de la brigada mercenaria 2506.
La Ciénaga de Zapata era la zona más humilde de Cuba.
Y una de las tareas importantes era determinar el lugar de la Isla por dónde efectuar la invasión, con mayores posibilidades de éxito, para establecer la cabeza de playa y mantenerla el tiempo necesario que permitiese trasladar hacia ella al gobierno contrarrevolucionario, ya constituido, y solicitar el reconocimiento y apoyo de la OEA.
En la selección del lugar por donde se llevaría a cabo la invasión, se manejaron diferentes variantes: la Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud), el extremo occidental de la provincia de Pinar del Río, la ciudad de Trinidad en la zona sur del centro y, por el Oriente, la Ciudad de Baracoa, etc. Todas ellas ofrecían características favorables a la operación contrarrevolucionaria, así como situaciones desfavorables a la misma, que había que considerar y valorar.
Producto del estudio realizado se manejó la posibilidad de seleccionar, como teatro de la operación militar que se preparaba, a la zona sur del territorio central del país. Se tomaba en cuenta que esta dirección contaba con un grupo montañoso, el Escambray, donde ya se habían establecido por la CIA grupos armados contrarrevolucionarios. Al oeste de estas montañas, se localizaba la Península de Zapata, en cuya región central se extendía la Ciénaga de Zapata, lugar de muy difícil acceso que se interpone entre la tierra firme del sur de la zona central del país y la costa sur de la península de Zapata.
La Revolución desde 1959 comenzó a transformar la ciénaga.
En esta extensa zona, que se extiende desde Jagüey Grande al oeste, hasta Cienfuegos, por el este, existían grandes latifundios cañeros, ganaderos y forestales, así como importantes centrales azucareros, vinculados estos últimos a la economía de la Ciénaga mediante el abastecimiento de carbón, polines de ferrocarril y leña (como combustible).
Eran, por ejemplo, famosas, las posesiones de los señores Morales, "Marqueses de la Real Proclamación", conocidos en la zona como "los Marqueses de Yaguaramas", los que se ufanaban de viajar por sus tierras, desde Cienfuegos hasta Güines; los latifundios cañeros y ganaderos del millonario Gregorio Escajedo, quien además de sus centrales azucareros, extensas colonias de caña y grandes rebaños de ganado de calidad, tenía el hobby de desecar y robar tierras de la costanera norte de la Ciénaga de Zapata; el latifundio forestal del abogado Castellanos, relacionado con jerarcas del ejército de Batista y quien, además, imponía su caprichosa voluntad de que en sus 13 728 hectáreas solo podían habitar campesinos célibes; los herederos de Pedro Vázquez; los hermanos Fernández y la empresa de explotación forestal Sur de Cuba, propietarios de vastas áreas de tierras y bosques en la Península de Zapata, donde además de establecer "cortes" para la extracción de carbón, polines y leña, poseían también las instalaciones, equipos y medios de transporte, incluida la goleta La Víbora, único transporte marítimo existente en la Península mediante el cual se entraba y salía a la ciénaga navegando el río Hatiguanico y sus afluentes Gonzalo y Rojo.
El municipio de Aguada de Pasajeros, que, en la entonces vigente división político-administrativa era el mayor del país, incluía como barrio a la Península de Zapata, y abarcaba prácticamente todo el territorio seleccionado por la CIA como posible teatro de operaciones para la invasión que se preparaba.
Según los datos certificados por la administración municipal de Aguada de Pasajeros en 1960, este territorio contaba, en aquellos tiempos, con unas 330 mil hectáreas de tierras cultivables, de las cuales solo unas 3 600, que representaban el 1,15% del total de tierras cultivables, estaban en manos de pequeños agricultores. Estos, en calidad de precaristas, aparceros, arrendatarios o pequeños colonos, poseían fincas que, como promedio, no sobrepasaban las 37 hectáreas de extensión.
los dueños de la ciénaga
Dos años antes de la invasión mercenaria, la Revolución, a través del trabajo del INRA, venía aplicando la recién aprobada Ley de Reforma Agraria mediante la cual estaban en proceso de expropiación en este municipio más de 313 mil hectáreas de tierra que, como ya se expresó, eran propiedades de grandes latifundistas y empresas extranjeras, muchas de ellas, ilegalmente registradas y otras robadas al patrimonio estatal de la Península, y con ellas beneficiar a los campesinos, las cooperativas y granjas estatales.
Por los propios datos de la administración municipal se pudo conocer que entre los principales afectados por la Ley de Reforma Agraria en este territorio, se destacaban, por sobrepasar las 13 mil hectáreas de tierra, voraces empresas y acaudalados latifundistas, tales como:
• Compañía Forestal Sur de Cuba.........27 mil hectáreas.
• Herederos de Pedro Vázquez.............25 mil hectáreas.
• Gregorio Escajedo (Central
Perseverancia )...................................24 300 hectáreas.
• Falla Gutiérrez..................................15 500 hectáreas.
• Familia Devesa.................................15 200 hectáreas.
• Marqueses de la Real Proclamación
(Marqueses de Yaguaramas) ...............14 400 hectáreas.
• José Castellanos ..............................14 150 hectáreas.
• Herederos de Zayas-Bazán................14 100 hectáreas.
• José Arias Pérez ..............................13 200 hectáreas.
Estos eran algunos de los "campesinos afectados, en el municipio de Aguada de Pasajeros, por las leyes comunistas del Gobierno Revolucionario" a que se refería la propaganda imperialista que alentaba y justificaba la agresión militar a Cuba.
La Península de Zapata constituía el elemento determinante en la selección del lugar por donde se llevaría a cabo la invasión organizada por la CIA.
Abarcaba una extensa superficie comprendida entre la Ensenada de La Broa al oeste y Yaguaramas al este. Su acceso occidental era por Jagüey Grande, mediante un trencito de línea estrecha propiedad del Central Australia, utilizable solo en los meses de seca, que atravesaba la ciénaga hasta alcanzar Playa Larga, en la costa sur, al fondo de la bahía de Cochinos. El otro acceso, por el este, era a partir de Covadonga, también mediante una vía férrea de línea estrecha, utilizable solo en época de seca, que unía al Central Covadonga con el poblado de San Blas, en la costanera sur de la ciénaga. Más al este, ya en territorio de Cienfuegos, se podía acceder a la Península, solo en los meses de seca, a través del camino que, partiendo de Yaguaramas, la atravesaba en su porción más estrecha hasta alcanzar el poblado y cruce de caminos de San Blas.
Extendiéndose a lo largo y centro de la Península, se encuentra la Ciénaga de Zapata, tierras anegadas por el cambio de curso del río Hanábana que, con una superficie de 195 000 hectáreas llena el espacio comprendido entre la costanera norte y la costanera sur de la Península. En esta Ciénaga libraban su sustento, haciendo carbón, labrando polines y acopiando leña, en condición de semi-esclavitud, unos 2 500 cenagueros, agrupados como hombres solos o familias, con marcadas características de poliandria, analfabetismo, pobreza e insalubridad.
Esta era la situación geográfico-militar y social de la Península de Zapata antes del triunfo de la Revolución.
En el momento en que la inteligencia enemiga estudiaba esta zona como posible teatro de la operación militar que preparaban, la Revolución había dado acceso a la Península de Zapata mediante tres pedraplenes, ya transformados en carreteras, que la surcaban de norte a sur y otro interior, que siguiendo la línea de la costa sur, las unía.
Estas nuevas vías cubrían los siguientes itinerarios:
—Del Central Australia, pasando por el poblado de Pálpite, a Playa Larga, con una extensión de 31 km.
—Del Central Covadonga, pasando por el poblado y cruce de caminos de San Blas, a playa Girón en la costa sur, con un recorrido de 36 km.
—Del poblado de Yaguaramas, sobre el Circuito Sur, al cruce de caminos de San Blas, con un re-corrido de 30 km.
—Una cuarta carretera, esta por suelos firmes (rocosos), unía Playa Larga con Playa Girón, siguiendo la línea de la costa, con un recorrido de unos 36 km.
En la Península ya se habían construido por la Revolución dos pequeños poblados para los carboneros y leñadores que allí vivían, en pésimas condiciones, antes del triunfo de la Revolución:
- Cayo Ramona.
- Caletón de Buenaventura.
Estaban terminados tres centros turísticos
- Playa Larga.
- Playa Girón.
- Aldea Taína (laguna del Tesoro).
• Se había terminado el aeropuerto de Playa Girón.
• Estaba en construcción el pedraplén que, partiendo del Caletón de Buenaventura, atravesaba la ciénaga de este a oeste hasta el corte de El Maíz, hacia la Ensenada de la Broa, dando acceso a múltiples "cortes" y áreas de explotación forestal antaño aisladas e incomunicadas.
Resulta relativamente fácil imaginarse el escenario que hemos descrito, convertido en el teatro para una operación militar de mediana envergadura.
Todo parecía indicarles que era esta la zona del país por donde tendría más posibilidades de éxito la operación que se preparaba.
la cia tuvo a lA ciénaga como uno de sus principales escenarioS
Desde que se aprobó el proyecto de invasión, a finales del gobierno de Eisenhower, se trabajó fuertemente por los especialistas de la CIA en los aspectos operativos de su ejecución, tanto en el exterior, como en nuestro propio territorio. Así, por ejemplo:
• El Departamento de Investigaciones del INRA, dirigido por ex oficiales de la tiranía que, por su mejor preparación militar, habían sido seleccionados para desempeñar estas tareas, envió a uno de sus funcionarios, el entonces capitán Erneido Oliva, a investigar "el trato incorrecto" que, según denuncia de su antiguo propietario, el latifundista Gregorio Escajedo, se le estaba dando por el INRA al ganado de su propiedad, intervenido por el Jefe de Zona de Desarrollo de la Península de Zapata. Esta "investigación" le permitió a Oliva viajar en tres ocasiones a la zona y permanecer en ella por varias semanas simulando estar realizando investigaciones sobre la denuncia recibida. Oliva desertó, y regresó un año después como segundo jefe de la expedición mercenaria que nos invadió por Playa Girón.
• El jefe de ingeniería de las obras de Playa Girón, ingeniero Octavio Velozo de Armas, trabajó durante año y medio en la zona, se marchó del país y regresó en abril del 61 como miembro de las tropas ingenieras de los mercenarios
Está claro que la CIA llevó a cabo, de forma silenciosa y enmascarada un estudio cuidadoso sobre el terreno del teatro de operaciones, que ya se había seleccionado y aprobado, para la ejecución de la proyectada "Operación Pluto".
En mayo de 1960 nos encontrábamos en un acto de entrega de Títulos de Propiedad de sus tierras a campesinos en la Zona de Desarrollo L.V.17, en Aguada de Pasajeros, acto presidido por el comandante Félix Torres, cuando fuimos interrumpidos en la tribuna por un miembro del Ejército Rebelde que nos informó que había noticias de que se estaba produciendo un desembarco enemigo por Playa Girón. Le pedimos inmediatamente al jefe militar de la Zona, presente en el acto, que se comunicara con el Puesto del Ejército Rebelde de Covadonga, y a través de este con la guarnición de la playa y verificara la veracidad de la información recibida. Veinte minutos después se nos informaba que la noticia era falsa.
Sin embargo, analizado este hecho después del ataque mercenario en abril de 1961, podemos suponer que existió actividad enemiga preparatoria de la invasión en nuestro territorio y que probablemente, aquel episodio se debió a alguna fuga de información sobre los planes de la CIA.
En plena ejecución de la "Operación Pluto", la CIA trasladó, con urgencia, a los miembros del gobierno contrarrevolucionario radicado en los EE.UU., hacia la base naval norteamericana de Opa-Locka, a fin de tenerlos listos para su envío a la zona ocupada por las tropas mercenarias tan pronto como este territorio estuviera estabilizado en manos de las tropas invasoras. Era el paso previo necesario para solicitar después la intervención de la OEA, y con ella, tropas del ejército norteamericano.
Dentro de ese gobierno fantoche que esperaba su traslado al territorio que ocuparían las fuerzas mercenarias, figuraba, con el rango de ministro de Agricultura, el poderoso latifundista de la zona de operaciones escogida por la CIA para la invasión, Gregorio Escajedo. No hemos podido investigar si alguno de los señores Morales, ostentadores del título de "Marqueses de Yaguaramas", poseedores de vastas extensiones de tierras del sur de las provincias de Las Villas y matanzas, formaba parte también del "gobierno en el exilio" lo cual, de ser así, hubiera hecho posible que, autorizados por estos poderosos latifundistas de rancia nobleza, los mercenarios se hubieran trasladado por sus "reales tierras", sin dificultades, al menos hasta el poblado de Güines, en su paseo triunfal hacia la capital del país.
Si bien el estudio del teatro de operaciones militares realizado por la CIA en la zona seleccionada para la invasión, fue acertado en los aspectos geográfico-militares, adoleció del defecto de apreciar equivocadamente la situación social y la respuesta que se tendría de la población de la ciénaga, que lejos de apoyar la invasión, como les había asegurado su Inteligencia, estuvo siempre del lado de la Revolución.
Esta zona, escogida por la CIA como escenario para la operación, era el territorio donde la Revolución había desplegado su más grande obra, desde el inicio mismo del gobierno revolucionario, a fin de liberar a los carboneros y leñadores del infierno de explotación e ignorancia a que los ha-bían sometido, durante años, los latifundistas y explotadores que se habían apropiado ilegalmente de las tierras de la Península de Zapata.
(*) El autor era Jefe de la Zona de Desarrollo del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA) en Aguada de Pasajeros.
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