sábado, 14 de marzo de 2015

Periódico Patria, un soldado


Paradigma del buen periodismo revolucionario, fuente de inspiración para los trabajadores de la prensa en la hora actual
En su primer número José Martí escribiría: “Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad, nace este periódico (…), a la hora del peligro, para velar por la libertad, a contribuir que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden”.
Patria, nombre que adoptó la publicación, salió por primera vez a la calle el 14 de marzo de 1892. Era al comienzo un semanario que se publicaba los sábados, con unos 1 500 ejemplares. Inicialmente se imprimió en los talleres de la Gazeta del pueblo; de marzo de 1892 a enero de 1895, y desde esa fecha, en la im­prenta América, de Sotero Figueroa, quien muchas veces sufragó de su bolsillo los gastos de la edición y se hacía cargo de ella, junto con Gon­zalo de Quesada, cuando Martí se ausentaba por sus responsabilidades en el PRC.

Desde que en enero de 1892 co­menzó a gestarse la formación del Partido Revolucionario Cubano (PRC), tal vez desde mucho antes, fue una obsesión para sus fundadores la creación de un periódico que sirviera de vocero a las ideas independentistas. Pero el financiamiento de la publicación dilataba el proyecto. Rafael Serra recordaría años más tarde que se consiguió el dinero con la ayuda de la emigración, “de los tabaqueros en su mayor parte, y no hubo la más ligera dificultad para que la publicación de Patria fuese un hecho”.

En ella, Martí fue el alma. No solo la dirigía, también redactaba los artículos de fondo, dos o tres para cada edición y se encargaba de la corrección de estilo. Supo rodearse de eficaces colaboradores: aparte de los ya mencionados Sotero Figueroa, Rafael Serra y Gonzalo de Quesada, contó también con el talento de Benjamín Guerra, Abelardo Agra­mon­te, y el doctor Ramón Luis Mi­randa, entre otros.
En el recuerdo de Serra, “¡Y que cordialidad, qué emulación entre todos los que formaban la plana mayor de Patria! (…), no levantaban la mano, ni desertaban de su puesto por más que fuesen las al­tas horas de la noche, hasta que no dejaban el periódico no solo impreso, sino depositado en el correo. Y todos, Martí inclusive, cargaban sus fardos de periódicos a pesar de la nieve y la ventisca, aunque el frío les quemase las manos sin guantes”.

En Patria aplicó los conceptos sobre la profesión que había esbozado ya en la Revista Universal, de México, en 1875: “No es el oficio de la prensa periódica informar li­gera y frívolamente sobre los hechos que acaecen, o censurarlos con mayor suma de afecto o de adhesión. Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir, tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado, no encarnizarlos con un alarde de adhesión tal vez extemporáneo”.

Luego en el propio Patria, en el artículo Sobre el periodismo, diría al respecto: “que no haya una ma­nifestación de la vida, cuyos diarios accidentes no sorprendan al diarista: eso es hacer un buen diario (…) Que todos encuentren en el diario lo que pueden necesitar saberlo. Y decirlo con un lenguaje especial para cada especie”.

Para Martí, “que un periódico sea literario no depende de que se vierta en él mucha literatura, sino que se escriba literariamente todo (…) De­be, extractando libros, facilitar su lectura a los pobres de tiempo. O de voluntad o de dinero. Hacer asistir a los teatros, como sentados en cómoda butaca que este efecto hace una alineada y juiciosa revista, a los po­bres y a los perezosos. (…) Debe ser coqueto para seducir, catedrático pa­ra explicar, filósofo para mejorar, pilluelo para penetrar, guerrero para combatir. Debe ser útil, sano, elegante, oportuno… “.

Buenos ejemplos de lo anterior los tenemos en este semanario, sin necesidad de apelar a las Escenas Norteamericanas ni a trabajos pu­blicados en El Partido Liberal ni en El Avisador Cubano: las reseñas sobre Mariana Grajales, Antonio Maceo, Máximo Gómez, Azcárate y el fusilamiento a los ocho estudiantes; la crónica sobre la Asamblea de Guáimaro, el comentario al libro Los poetas de la guerra.

Siempre aclaró que la publicación no era el órgano del PRC, al menos mientras él lo dirigió, sino “del pa­triotismo virtuoso fundador”, y des­de su primer número, como lo ex­presó en el trabajo intitulado Nues­tras Ideas, la concibió así: “Lo que el enemigo ha de oír no es más que la propia voz de ataque. Eso es Patria. Es un soldado”. Aun rumbo a la manigua, seguía preocupándose por ella. Escribiría el 10 de abril de 1895 a dos de sus colaboradores: “De pensamiento es la guerra que se nos hace, ganémosla a pensamiento. Por eso, Gonzalo y Benjamín, Patria ha de ser ahora un periódico alto y hermoso”.

En el momento de caer Martí en combate, la publicación había arribado a más de 160 entregas. Que­da desde entonces como paradigma del buen periodismo revolucionario, sobre todo en el periodo donde la anima la impronta del Apóstol, al que debemos acudir como fuente de inspiración todos los trabajadores de la prensa de nuestro país en esta hora actual.

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