Por: Michel Contreras
Decir que Víctor Mesa me debía una entrevista sería como empezar la crónica de una conversación anunciada. Me la había prometido en octubre de 2013,
y de entonces a la fecha sus artes de prestidigitador fueron
suficientes para regatear cualquier intento de consumación. Los lectores
inquirían “Contreras, ¿dónde está la entrevista?”, y yo volvía a
embestir en vano aquel capote rojo con que Mesa me toreaba.
Así fue hasta hace pocas horas, cuando decidí utilizar otra estrategia.
“Voy a convocar a los foristas para que sugieran las preguntas”, le
dije, convencido de que a mí me podría esquivar, pero no al público que
lo encumbró hasta el cielo con diamantes. Sabía que si algo podía
ejercer presión en la mente febril de VM32, era esa misma muchedumbre
por la que él gastó cuatro fábricas de spikes, como escribí una vez en
un texto de premio. Y el ardid funcionó.
De manera que ahora tengo delante al mayor provocador del béisbol
nacional, sentado en un sillón con Eneida –esposa y escudera- a la
derecha. Más allá, al fondo de la escena, Víctor Víctor se acomoda
debajo de un cuadro de cerámica. De este lado, anhelando empezar el
cruce de palabras, estoy yo en pose de Tomás de Torquemada.
Ensayo una introducción. Le advierto que he escogido las
interrogantes más reiteradas en el foro de Cubadebate, y me interrumpe.
“Tira diez y ya está. Que sean diez, como acordamos. No me vayas a decir
que traes trece, o dieciséis”. “Es que escribieron varios cientos de
personas y tuve que hacer unas cuantas preguntas con incisos”. Víctor
Mesa, que acaba de pelarse, se rasca la cabeza mientras una sonrisa
relaja esa expresión de tipo huraño que tiene en los terrenos. “Yo sabía
que tú venías con alguna trampa. Pero dale, vamos a meterle”.
Año y medio después de empezar a perseguir esta entrevista, el mítico
“32” de los naranjas, el manager más querido y vilipendiado del país,
accede a encaramarse en el estrado. Cuba le hace las preguntas.
-Has declarado que estarás con Matanzas hasta 2017, justo cuando
termina tu gestión al frente del team Cuba. ¿Aceptarías dirigir después
de eso a algún otro equipo nacional? Digamos, ¿a Industriales? ¿O serías capaz de regresar a Villa Clara?
-Después de esos compromisos quiero descansar un año y luego volver a
la carga. Podría estar asesorando o desempeñando tareas menos
exigentes, pero ese tiempo necesito estar tranquilo. Ir poquitas veces a
la pelota, entretenerme por ahí… Con Industriales lo veo difícil porque
el director provincial de Deportes dijo que en la capital había
suficientes compañeros para dirigir el equipo. A mí me iban a poner al
frente de Industriales cuando ganó Germán Mesa,
pero hubo personas influyentes que se opusieron de modo rotundo,
supongo que por desavenencias personales. Aquello fue muy feo, y por eso
con los azules no me parece. Vivo en La Habana, los habaneros son
bellas personas, muy sinceras, pero aquí hay gente del INDER que no me quiere bien. Con Villa Clara sí, volvería con mucho gusto.
-La pregunta que tú sabías que vendría…
-No, yo no sabía que venía ninguna pregunta específica, por mi madre…
-Sí sabías. Por lo menos, te lo olías. Dice así: ¿Habrías aceptado
que un manager te increpara ante el público como lo haces tú con tus
jugadores? ¿Has pensado en un cambio de estrategia para quitarles
presión a tus hombres en situaciones límite?
-Yo no le meto presión a los muchachos. Lo que pasa es que ellos no
saben ha
sta dónde les llega la calidad y hay que aclarárselo. Yo les
digo muchas cosas pero también jaraneo bastante en medio de esos
aspavientos. Y no es tanta la molestia como lo que gesticulo, tal vez
sea una manía que tengo. A veces me acerco al atleta: “Cojones, tú
puedes hacer ese trabajo”, y muevo las manos y el público piensa que
estoy diciendo más que eso. Prefiero que me sigan conociendo de esta
forma, porque siempre dije que aprendí más de los que me llevaban recio.
Yo enseño de la manera en que me enseñaron, y al final me da
resultados. No es una magia clasificar cuatro veces seguidas a un equipo
que era sotanero. Y no es magia discutir dos campeonatos seguidos,
aunque no se ganaran. Si un día los resultados empiezan a ser negativos,
empezaré a cuestionarme si debo buscar otros métodos.
-¿Están justificados entonces tus métodos?
-Dirigir pelota en Cuba es muy complicado. Hay que estar al frente de
un grupo de hombres para saber qué significa encabezar a cincuenta
caracteres diferentes, y poner a esos hombres a dormir cuando toca
dormir en un equipo que tradicionalmente fue incómodo para acotejarlo. A
fin de cuentas, a todo el mundo le han gritado. No hay padre que diga
que no le ha hablado alto a un hijo.
-¿Cómo se hace para resucitar a un equipo? ¿Qué prima, la
disciplina, los estímulos materiales, la adquisición de atletas de otros
territorios…?
-Primero quiero aclarar que de los atletas que yo he traído para acá,
casi ninguno jugaba en su provincia. Ahora mismo está el caso de Ramón
Licor, que llevaba dos años sin lanzar en Sancti Spíritus y me ha ganado
seis juegos. Vivo convencido de que la gente debe poder jugar en el
equipo donde quiera hacerlo, no podemos seguir haciendo las cosas
encaprichados en ser diferentes al mundo. Ahora, me preguntas por el
secreto para resucitar equipos, y te respondo que es el cuerpo de
dirección. Solo así puedes imponer una verdadera disciplina, con respeto
a los horarios establecidos para cada cuestión. Quien no se puede
ajustar a eso, no puede estar con el grupo. En cuanto a los estímulos,
yo los veo normales…
-En nuestra pelota no son normales…
-Ah bueno, eso ya lo estás diciendo tú. Yo entiendo que dar una
casita, un aire acondicionado, un televisor o un refrigerador, no es
imposible.
-No lo es, pero tampoco ocurre cotidianamente en la pelota.
-El caso es que nosotros lo estamos haciendo, aunque lógicamente eso
solo es posible para el que se lo gana. Si no se discute el campeonato,
no hay nada. Porque los premios son para los que hacen méritos, a cada
cual hay que darle según su trabajo y su capacidad. Y en Matanzas tiene
que mantenerse lo que se ha logrado. No me pueden quitar las ideas ni la
atención. Nosotros damos sencilla y llanamente cosas que se ganan los
atletas con su esfuerzo, y que pueden concederse. Sabemos que no podemos
competir con el capitalismo en recompensas materiales, pero lo poco que
se puede hay que dárselo a los peloteros. Cuando se dé un paso atrás en
ese sentido, renuncio a mi plaza.
-¿Qué piensas del vigente sistema de refuerzos?
-Me parece que no están siendo factibles…
-Pero fueron cruciales para los triunfos de Villa Clara y Pinar.
-Sin dudas, esos años Moré y Urquiola seleccionaron bien. Aunque mira, Matanzas armó un equipo fuerte en esta temporada con los refuerzos, y no hemos tenido suerte.
-En tres campañas, solo te han rendido Eriel Sánchez y Lázaro Blanco…
-Así es. Yander La O no me ha podido dar un hit importante todavía, y a Alexei Bell
tuvimos que reemplazarlo por una lesión. Tengo que destacar el esfuerzo
que hizo este muchacho por restablecerse, y la admiración que despertó
en nosotros su interés.
-Has perdido cuatro play off decisivos. ¿Te presionas tú o se presionan tus hombres? ¿Qué les ha faltado a esos equipos?
-No se ha dado el hit a la hora cero, no hemos avanzado el corredor
cuando hacía falta, ha aparecido el error en el peor momento, y el
rematador no ha cumplido con su trabajo.
-¿Eso te ha pasado todos esos años? Me parece exagerado…
-Y puede ocurrir más veces todavía. A lo mejor gana este campeonato
el que menos espera la gente, o a lo mejor lo ganamos nosotros. Esa es
nuestra idea, y ojalá se nos dé. Pero tienen que coincidir muchas cosas,
porque el béisbol está lleno de sorpresas. Yo me he dedicado a avanzar
equipos, a sacarlos de atrás y ponerlos a discutir. Ese tipo de trabajo
es muy bien pagado en cualquier lugar del mundo, porque es sumamente
difícil. Mira lo que ha pasado con los campeones de los últimos tiempos:
Ciego ganó y no clasificó al año siguiente, Industriales y Pinar
tampoco. Nosotros no hemos ganado, pero hemos tenido una estabilidad
indiscutible. Quizás el día que no estemos se valore en su justa medida
lo que ha hecho este colectivo técnico con el equipo matancero.
-¿Te gusta estar en el ojo de la tormenta? ¿Qué el público y los
medios hablen de ti aunque sea para mal? ¿Pretendes hacerte notar más
que los atletas?
-Ya yo jugué, y lo hice bien. Representé a Cuba en decenas de eventos
internacionales, tuve liderazgos… Lo que pasa es que soy muy aguerrido y
siempre estoy atrás del resultado.
-No obstante, ¿sigues creyendo que el show eres tú, como le dijiste al periodista Carlos Manuel Álvarez?
-Yo nunca le dije eso. Fue un invento. Ese muchacho no puede
acercarse a mí jamás, ni me interesa que me entreviste otra vez. Yo era
el show cuando jugaba.
-¿Te gustaría contar en el equipo nacional con peloteros que intervienen en las Grandes Ligas?
-Yo me debo a una Federación de Béisbol y a un sistema, si eso no se aprueba, yo no puedo decirte que lo acepto.
-La pregunta no es si estás de acuerdo, sino si te gustaría…
-Yo les deseo lo mejor a los que están jugando allá, pero esa pregunta no me toca a mí. Seguimos.
-Ya que hablamos de Grandes Ligas, quisiera saber si no jugaste allá porque no te lo ofrecieron o porque no quisiste…
-Hay de cada cosa. Sin embargo, te recuerdo que donde jugaron Robin
Ventura, Mark McGwire y Barry Bonds, fui champion bate. Y si ellos
llegaron, yo podía hacerlo también. Esos mismos peloteros que luego
serían estrellas allá arriba me buscaron para tirarse fotos conmigo,
como hizo Barry Bonds en el hotel Riviera en el año 84.
-A veces rompes el librito de los managers con jugadas totalmente
inesperadas. ¿Te consideras un director que actúa por inspiración?
¿Hasta qué punto pesan tus supersticiones o creencias religiosas en las
decisiones que tomas en un juego?
-Las supersticiones son fuera de la pelota, no tienen nada que ver en
el juego. Yo trabajo con la realidad del pelotero que va a hacer la
acción. En ocasiones no ha salido bien porque no tengo esos peloteros
hechos para ejecutar cuanto se les pide. Si inclusive mis jugadores más
experimentados se equivocan a la par de los novatos.
-¿Aceptas o no que te guías por tus inspiraciones?
-Por momentos, sí. Pero fíjate, yo te invito a que veas hombre por
hombre el equipo con que yo cuento. Por ejemplo, tíralo contra
Industriales: Frank Camilo, Vega; Malleta, Santoya; Rudy Reyes, Medina;
Yulieski, Gracial; Lourdes Jr, Estévez
…
-Un equipo de pelota es más que la comparación hombre por hombre…
-La vida y la historia se hacen por nombres. Maceo, Martí, Nat King
Cole, Benny Moré… Es decir, cuando tú comparas somos inferiores al
resto, pero estamos de primeros en la clasificación. Entonces tenemos
que estar orgullosos con el trabajo que se ha hecho. Hemos logrado eso
pese a las bajas y a las lesiones. Encima, Demis Valdés ya cumplió su
sanción y ahora le denegaron la posibilidad de regresar al equipo. Es
como que un hombre cumpla prisión y al terminar de pagar su condena,
vuelvan a encarcelarlo. Se alega que el muchacho no jugó la Serie
Provincial, ¿pero cómo iba a hacerlo si estaba suspendido?
-Si Matanzas fuera campeón este año, ¿serías partidario de armar un team Cuba para la Serie del Caribe y dejar fuera a los atletas que te llevaron al título?
-Yo defendería que me den un viaje para el equipo, pero a la Serie
del Caribe iría con el Cuba. A los mejores torneos tienen que ir los
mejores peloteros.
-Algo diferente piensan en Dominicana, Venezuela, Puerto Rico, México…
-Porque no somos iguales. Ellos piensan como profesionales, y nosotros ahora mismo tenemos otra manera de ver las cosas.
-¿Sacrificarías entonces a tus jugadores?
-Te repito que sí, aunque garantizándoles jugar en otro evento en el
exterior. Por Cuba hay que hacer todos los sacrificios. Nada es más
grande que cuando un equipo de este país gana internacionalmente.
-¿Sientes real independencia a la hora de tomar decisiones en el
equipo nacional? ¿Pesa más tu opinión que cualquier otra, venga de donde
venga?
-Se valora la opinión de todo el mundo a la hora de confeccionar el
conjunto, pero en los juegos yo decido todas y cada una de las jugadas.
Eso sí, aunque la voz mía es la que más pesa, en la preparación de los
encuentros todos los entrenadores están obligados a dar su criterio. Al
que yo vea titubeando y se lo calle, lo sustituyo a la primera
oportunidad
.
-¿Por qué hay crisis en el pitcheo cubano?
-No creo que haya crisis, sino que faltan los entrenadores capaces de
sacar lanzadores estelares. Podíamos estar peor, porque aquí ni
siquiera tenemos academia.
-¿Y dónde se meten los pitchers de 95 millas?
-Son pocos, pero los hay. Y hubiera más si cogiéramos una guagüita y
nos fuéramos por los municipios a recoger muchachos con condiciones y
traerlos para una academia. Si te pones a ver, bastante bien estamos.
-Eras el pe
lotero más alegre de la Serie Nacional, y te convertiste en el manager que más discute, duro con los jugadores, áspero con la prensa y agresivo con los árbitros…
-No creo que sea duro con los jugadores, sino exigente. Para dirigir
hay que serlo. En cuanto a la prensa, sus preguntas no son adecuadas
muchas veces. Yo recuerdo que en el Clásico Mundial
los periodistas extranjeros me hacían preguntas que me satisfacía
responder, y los de nosotros no. Las interrogantes adecuadas llevan
respuestas correctas, yo no soy nadie para no contestar debidamente en
esos casos. Si yo fuera periodista sería incapaz de hacer el tipo de
preguntas a que me refiero, porque sería como estar tratando de
molestar. ¿Qué más me decías?
-Si te consideras agresivo con los árbitros…
-No me parece que lo sea ahora mismo.
-Una vez hasta tiraste tierra…
-Eso pasó, es verdad. Sin embargo, ya cumplí por eso. Si te vas a poner a sacarme eternamente lo que sucedió… Eso quedó atrás.
-¿Es malo el arbitraje de la Serie Nacional?
-No. Lo que pasa es que no son coherentes las zonas de los árbitros,
que necesitan salir más al exterior y coger experiencia en torneos de
envergadura.
-¿Se puede ser juez y parte? ¿Dirigir Matanzas y el Cuba al mismo tiempo?
-Fácilmente. Lo que a mí me gusta es trabajar por el béisbol. Mi
nivel no da para otra cosa que no sea dirigir o asesorar equipos. En la
pelota, lo que venga.
-¿Existe una baja en el rendimiento de Matanzas a estas alturas del campeonato?
-La verdad es que el equipo no luce como hace un tiempo. Por ahí hay
gente diciendo que estamos perdiendo adrede para escoger rivales. Gente
que por supuesto no se imagina lo que a mí me gusta ganar. Fíjate que
después que Pinar nos barrió, no di pase y entrenamos al otro día a
partir de las ocho de la mañana. Y eso, a pesar de que ya aseguramos la
clasificación. Lo que está sucediendo puede ser una mala señal, ¿pero
quién quita para que este sea el año de Matanzas?
-¿Habrá llegado el cansancio? ¿Comenzó el descenso en la curva de rendimiento?
-El otro día yo me senté con el profesor Calviño y le pregunté unas
cuantas cosas. A mí me gusta la sicología, cuando era atleta no la tenía
en cuenta no sé por qué, pero ahora sé que es indispensable. Y me
explicó que la psiquis funciona así, el equipo clasificó con varios
juegos de anticipación y es lógico que el relajamiento provoque una baja
en el rendimiento.
-¿Te gusta la estructura de la Serie?
-Sí. Puede haber torneo elite o no, pero no se puede renunciar a este
formato con todas las provincias representadas. Es muy triste que la
gente no tenga equipo propio en el campeonato. Sería catastrófico
quitárselo.
-Dame un Todos Estrellas de la pelota revolucionaria.
-No lo tengo en la cabeza, me cogiste fuera de base. Habría que revisar bien los numeritos para no ser injusto con nadie.
-Me queda una pregunta…
-Hazla, si total, ya van como cuarenta…
-Sabes que te quedaste a las puertas de la selección para el Salón de la Fama de Cuba, que finalmente recayó en Linares, Casanova, Kindelán, Muñoz y Vinent. ¿Te sentiste mal por eso?
-Te aseguro que no, porque esos son peloteros que yo quiero mucho. Da
la casualidad que todos son bellas personas. Yo sé que un día me va a
tocar, y lo cojo con calma. Créeme que sí.
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