Por Arthur González
Todo hace indicar que al presidente de Estados Unidos Barack Obama,
se le olvidó que le fue entregado el maltrecho premio Nobel de la Paz,
por no mantenerla ni un minuto desde su entrada en la Casa Blanca.
Si los excelsos académicos pretendieron comprometerlo con ese
galardón para que dejase a un lado las invasiones y agresiones de su
país contra el resto del mundo, se equivocaron totalmente.Obama no
cumplió ni una sola de sus promesas; su ejército continúa matando a
diestra y siniestra en Afganistán, Irak y Siria; organizó y estimuló la
invasión a la república de Libia, provocando el asesinato de su
presidente a manos de turbas instigadas por los invasores
.
La ilegal cárcel en la base naval en el territorio cubano de
Guantánamo, se mantiene llena de personas que no han tenido derecho a
ser juzgados, no pueden recibir visitas ni siquiera de sus familiares
más cercanos y son torturados brutalmente, reconocido por el gobierno
estadounidense en un informe de casi mil páginas, de ellas 500
desclasificadas, y por la comisión contra la Tortura de la ONU.
Las acciones contra Venezuela se incrementaron con actos terroristas
en casi todo el país, los que trajeron como resultado varias
universidades y organismos incendiados, con muertos y decenas de
heridos.
El financiamiento para la oposición venezolana se incrementó en
varios millones de dólares y las medidas de guerra económica para
intentar una sublevación popular contra el gobierno chavista, no cesan,
planes subversivos copiados de los elaborados contra la Revolución
cubana y que a 56 años de su ejecución acaban de reconocer que no
lograron el objetivo de destruirla y por tanto tienen que cambiar sus
métodos.
Ahora el premio Nobel de la Paz, acaba de emitir una orden ejecutiva
en la cual declara a Venezuela como una “amenaza” para la seguridad de
Estados Unidos, con lo cual prepara condiciones para una futura invasión
militar.
Esta orden refleja el desespero de Washington ante el fracaso de sus
políticas agresivas, las que no pudieron alcanzar sus objetivos de ver
al pueblo venezolano volcado en las calles exigiendo la renuncia de su
presidente.
Cuando los gobernantes estadounidenses no ven resultados de sus
engendros diplomáticos, políticos y económicos contra países y gobiernos
que no son de su agrado, de inmediato acuden a las armas para
someterlos a la voluntad imperial. La historia está preñada de ejemplos.
Para cualquier ciudadano con un mínimo de coeficiente intelectual,
esa orden ejecutiva es una burla, porque nadie puede pensar que un país
situado bien lejos de las costas de Estados Unidos, con un ejército sin
armamentos tan poderosos como el norteamericano, sin una marina de
guerra y aviación diseñada para agredir sino solo para su defensa
nacional, pueda representar amenaza alguna para quienes poseen el
armamento militar más poderoso del planeta, incluso con miles de ojivas
nucleares.
En 1985 el presidente republicano Ronald Reagan, firmó una orden
similar contra Nicaragua, algo que parecía risible pero que terminó en
una guerra sucia y con el destape del tristemente célebre “Irángate, con
el propósito de sacar del poder a los revolucionarios sandinistas, para
nada del agrado de la Casa Blanca por sus posiciones independentistas y
de izquierda, quienes mediante el triunfo revolucionario terminaron con
la sangrienta dictadura de los Somozas, fieles aliados de los yanquis.
Próximo a la Cumbre de las Américas, acudiría con una posición menos
incomoda por su reciente anuncio del restablecimiento de relaciones
diplomáticas con Cuba, pero con esta actual posición Obama tendrá que
soportar las acusaciones de toda la región por sus amenazas a la paz de
la zona y el rechazo a sus políticas injerencistas.
Al parecer quienes lo asesoran andan buscando desprestigiar al
partido demócrata con vistas a las futuras elecciones presidenciales,
pues todo indica que los republicanos están a la caza de errores que
puedan incrementar sus acusaciones contra los demócratas, con el fin de
recuperar la ansiada silla de la sala oval.
Evidentemente los republicanos le cargarán la valija al partido
demócrata con decenas de supuestas equivocaciones políticas y militares,
entre ellas el no haber podido derrocar al gobierno de Siria, no
torcerle el brazo a Rusia para que ceda en el conflicto de Ucrania, el
reconocimiento del fracaso de la política anticubana y el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas, y ahora la situación
contra Venezuela, lo que alejará aun más a Estados Unidos de
Latinoamérica.
Aún faltan dos años para el momento cumbre de la lucha por la Casa
Blanca, pero todo hace indicar que los republicanos con amplia mayoría
en el Congreso y el Senado, continuarán poniéndole zancadillas al
Presidente, quien olvidó que al recibir el premio Nobel por la Paz se
comprometía ante el mundo en honrar esos principios, aunque en la
práctica ha hecho todo lo contrario.
Obama debería recordar lo que expresara José Martí, cuando afirmó:
“…sobre cimientos de cadáveres recientes y de ruinas humeantes no se levantan edificios de cordialidad y paz”.
Tomado de El Heraldo cubano
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