domingo, 15 de marzo de 2015

Obama Nóbel de la paz.


Por Arthur González

Todo hace indicar que al presidente de Estados Unidos Barack Obama, se le olvidó que le fue entregado el maltrecho premio Nobel de la Paz, por no mantenerla ni un minuto desde su entrada en la Casa Blanca.

Si los excelsos académicos pretendieron comprometerlo con ese galardón para que dejase a un lado las invasiones y agresiones de su país contra el resto del mundo, se equivocaron totalmente.Obama no cumplió ni una sola de sus promesas; su ejército continúa matando a diestra y siniestra en Afganistán, Irak y Siria; organizó y estimuló la invasión a la república de Libia, provocando el asesinato de su presidente a manos de turbas instigadas por los invasores
.
La ilegal cárcel en la base naval en el territorio cubano de Guantánamo, se mantiene llena de personas que no han tenido derecho a ser juzgados, no pueden recibir visitas ni siquiera de sus familiares más cercanos y son torturados brutalmente, reconocido por el gobierno estadounidense en un informe de casi mil páginas, de ellas 500 desclasificadas, y por la comisión contra la Tortura de la ONU.

Las acciones contra Venezuela se incrementaron con actos terroristas en casi todo el país, los que trajeron como resultado varias universidades y organismos incendiados, con muertos y decenas de heridos.

El financiamiento para la oposición venezolana se incrementó en varios millones de dólares y las medidas de guerra económica para intentar una sublevación popular contra el gobierno chavista, no cesan, planes subversivos copiados de los elaborados contra la Revolución cubana y que a 56 años de su ejecución acaban de reconocer que no lograron el objetivo de destruirla y por tanto tienen que cambiar sus métodos.

Ahora el premio Nobel de la Paz, acaba de emitir una orden ejecutiva en la cual declara a Venezuela como una “amenaza” para la seguridad de Estados Unidos, con lo cual prepara condiciones para una futura invasión militar.

Esta orden refleja el desespero de Washington ante el fracaso de sus políticas agresivas, las que no pudieron alcanzar sus objetivos de ver al pueblo venezolano volcado en las calles exigiendo la renuncia de su presidente.

Cuando los gobernantes estadounidenses no ven resultados de sus engendros diplomáticos, políticos y económicos contra países y gobiernos que no son de su agrado, de inmediato acuden a las armas para someterlos a la voluntad imperial. La historia está preñada de ejemplos.

Para cualquier ciudadano con un mínimo de coeficiente intelectual, esa orden ejecutiva es una burla, porque nadie puede pensar que un país situado bien lejos de las costas de Estados Unidos, con un ejército sin armamentos tan poderosos como el norteamericano, sin una marina de guerra y aviación diseñada para agredir sino solo para su defensa nacional, pueda representar amenaza alguna para quienes poseen el armamento militar más poderoso del planeta, incluso con miles de ojivas nucleares.

En 1985 el presidente republicano Ronald Reagan, firmó una orden similar contra Nicaragua, algo que parecía risible pero que terminó en una guerra sucia y con el destape del tristemente célebre “Irángate, con el propósito de sacar del poder a los revolucionarios sandinistas, para nada del agrado de la Casa Blanca por sus posiciones independentistas y de izquierda, quienes mediante el triunfo revolucionario terminaron con la sangrienta dictadura de los Somozas, fieles aliados de los yanquis.

Próximo a la Cumbre de las Américas, acudiría con una posición menos incomoda por su reciente anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, pero con esta actual posición Obama tendrá que soportar las acusaciones de toda la región por sus amenazas a la paz de la zona y el rechazo a sus políticas injerencistas.

Al parecer quienes lo asesoran andan buscando desprestigiar al partido demócrata con vistas a las futuras elecciones presidenciales, pues todo indica que los republicanos están a la caza de errores que puedan incrementar sus acusaciones contra los demócratas, con el fin de recuperar la ansiada silla de la sala oval.

Evidentemente los republicanos le cargarán la valija al partido demócrata con decenas de supuestas equivocaciones políticas y militares, entre ellas el no haber podido derrocar al gobierno de Siria, no torcerle el brazo a Rusia para que ceda en el conflicto de Ucrania, el reconocimiento del fracaso de la política anticubana y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, y ahora la situación contra Venezuela, lo que alejará aun más a Estados Unidos de Latinoamérica.

Aún faltan dos años para el momento cumbre de la lucha por la Casa Blanca, pero todo hace indicar que los republicanos con amplia mayoría en el Congreso y el Senado, continuarán poniéndole zancadillas al Presidente, quien olvidó que al recibir el premio Nobel por la Paz se comprometía ante el mundo en honrar esos principios, aunque en la práctica ha hecho todo lo contrario.

Obama debería recordar lo que expresara José Martí, cuando afirmó:
“…sobre cimientos de cadáveres recientes y de ruinas humeantes no se levantan edificios de cordialidad y paz”.




Tomado de El Heraldo cubano

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