Por: José Miguel.
El proceso de nominación de candidatos a las Asambleas Municipales del Poder Popular (Gobierno), comenzó en la provincia de Matanzas, al igual que en todo el país, con la participación masiva de la población, que libremente designa a sus candidatos en los vecindarios para esta instancia gubernamental.
En muchos países no conciben esta forma de elegir a nuestros representantes, porque están acostumbrados en primer lugar a la intensa propaganda política a que son sometidos, con los consiguientes paquines (retratos de los candidatos), spot radiales y televisivos, muchos de los cuales por no decir la mayoría son de políticos tradicionales que lucran y hasta llegan a enriquecerse en sus cargos públicos, basándose en la demagogia, las falsas promesas y la hipocresía.
Este proceso electoral que ahora desarrollamos tiene carácter parcial, donde solo se eligen a los Delegados de Circunscripciones a las Asambleas Municipales de Gobierno en los territorios por un período de 2 años y medio.
El delegado surge del propio barrio, es una persona capaz, inteligente, de prestigio entre sus vecinos, y con el mejor deseo de servir de enlace entre sus coterráneos y las instancias de gobierno para dar solución a los problemas que puedan presentarse en la vida social de su sector, y al mismo tiempo para mantenerlos informados sobre la realidad del territorio, en temas como la salud, la educación, el transporte, la economía etc.
El delegado no es una persona que ofrece soluciones mágicas a sus electores, sino aquél que los convoca a tratar dentro de lo posible a solucionar sus propios problemas, y cuando no sea posible resolverlos de momento, fundamentalmente por causas objetivas, hablarles claramente y con valentía, explicando las causas de las dificultades existentes.
Contrariamente a lo que sucede en casi todos los países en que los candidatos los postula su respectivo partido político, en Cuba, éstos son simples ciudadanos, que no representan a ninguna organización política, y que a título personal se ganan ese derecho por su honradez y capacidad, y la propuesta surge de quienes ven en él, a la persona idónea para ocupar esa responsabilidad.
Todo lo que se diga que contradiga lo antes expuesto, responde a sucias maniobras propagandísticas con la intención de restarle méritos.
Hasta el 24 de marzo, se extenderá este proceso de nominación de candidatos, y en total se realizarán en el país 50,907 asambleas en igual número de áreas, organizadas en 15,093 circunscripciones aprobadas.
Independientemente de que nuestro sistema electoral pudiera ser perfeccionado, es incomparablemente más honesto, y justo que cualquier otro existente en el mundo.
Somos una sociedad que construye su porvenir basado en la igualdad de todos los ciudadanos, y donde precisamente el concepto de lo social sea lo que predomine a la hora de establecer las prioridades máximas.
Ningún delegado en Cuba gana salario alguno por su gestión, y mucho menos prebendas como algunos politiqueros de otros lugares, sino solo la que emana de la satisfacción de representar a su pueblo y servir a sus intereses más legítimos. Todo lo demás que se diga sobre esto como decimos los cubanos, “es puro cuento.”
En muchos países no conciben esta forma de elegir a nuestros representantes, porque están acostumbrados en primer lugar a la intensa propaganda política a que son sometidos, con los consiguientes paquines (retratos de los candidatos), spot radiales y televisivos, muchos de los cuales por no decir la mayoría son de políticos tradicionales que lucran y hasta llegan a enriquecerse en sus cargos públicos, basándose en la demagogia, las falsas promesas y la hipocresía.
Este proceso electoral que ahora desarrollamos tiene carácter parcial, donde solo se eligen a los Delegados de Circunscripciones a las Asambleas Municipales de Gobierno en los territorios por un período de 2 años y medio.
El delegado surge del propio barrio, es una persona capaz, inteligente, de prestigio entre sus vecinos, y con el mejor deseo de servir de enlace entre sus coterráneos y las instancias de gobierno para dar solución a los problemas que puedan presentarse en la vida social de su sector, y al mismo tiempo para mantenerlos informados sobre la realidad del territorio, en temas como la salud, la educación, el transporte, la economía etc.
El delegado no es una persona que ofrece soluciones mágicas a sus electores, sino aquél que los convoca a tratar dentro de lo posible a solucionar sus propios problemas, y cuando no sea posible resolverlos de momento, fundamentalmente por causas objetivas, hablarles claramente y con valentía, explicando las causas de las dificultades existentes.
Contrariamente a lo que sucede en casi todos los países en que los candidatos los postula su respectivo partido político, en Cuba, éstos son simples ciudadanos, que no representan a ninguna organización política, y que a título personal se ganan ese derecho por su honradez y capacidad, y la propuesta surge de quienes ven en él, a la persona idónea para ocupar esa responsabilidad.
Todo lo que se diga que contradiga lo antes expuesto, responde a sucias maniobras propagandísticas con la intención de restarle méritos.
Hasta el 24 de marzo, se extenderá este proceso de nominación de candidatos, y en total se realizarán en el país 50,907 asambleas en igual número de áreas, organizadas en 15,093 circunscripciones aprobadas.
Independientemente de que nuestro sistema electoral pudiera ser perfeccionado, es incomparablemente más honesto, y justo que cualquier otro existente en el mundo.
Somos una sociedad que construye su porvenir basado en la igualdad de todos los ciudadanos, y donde precisamente el concepto de lo social sea lo que predomine a la hora de establecer las prioridades máximas.
Ningún delegado en Cuba gana salario alguno por su gestión, y mucho menos prebendas como algunos politiqueros de otros lugares, sino solo la que emana de la satisfacción de representar a su pueblo y servir a sus intereses más legítimos. Todo lo demás que se diga sobre esto como decimos los cubanos, “es puro cuento.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario