Por: José Miguel Vázquez.
En la ciudad de Matanzas, muy próximo a las márgenes del río Yumurí, se encuentra un popular barrio de especial atractivo, y que ha sido cuna de afamados rumberos como el ya desaparecido Chachá de los Muñequitos de Matanzas, y otros tantos que le han dado gloria a La Atenas de Cuba.
Es una zona bulliciosa donde la rumba, los toques de tambor y otros rítmos lo han hecho sobresalir por encima de otros lugares.
Decir “La Marina”, es sinónimo de matanceridad, pero como barrio al fin , la acción del tiempo ha dejado su inexorable huella, hasta el punto de convertirse en un lugar casi insalubre, con un marcado deterioro de sus inmuebles.
Pero lo anteriormente dicho ha ido cambiando paulatinamente, pues las autoridades de esta urbe, priorizaron un programa de restauración y rescate de sus casas, calles, aceras y parques, incluyendo un restablecimiento decoroso de sus instalaciones hidráulicas.
Hoy “La Marina”, presenta otra imagen, sus fachadas reparadas y pintadas, alegran todo su entorno, y la vida de sus pobladores es otra, como resultado de un esfuerzo de la Revolución, que no olvidó este pintoresco rincón.
Claro que las obras allí emprendidas no han concluido aún, pero ya se aprecia a simple vista el cambio y eso nos alegra a todos.
Por eso a los matanceros ausentes que a cada rato nos visitan, una invitación: Visiten La Marina, con su singular atractivo, y su populoso y bullicioso ambiente, y se percatarán que sigue siendo uno de los lugares emblemáticos de La Atenas de Cuba.
En la ciudad de Matanzas, muy próximo a las márgenes del río Yumurí, se encuentra un popular barrio de especial atractivo, y que ha sido cuna de afamados rumberos como el ya desaparecido Chachá de los Muñequitos de Matanzas, y otros tantos que le han dado gloria a La Atenas de Cuba.
Es una zona bulliciosa donde la rumba, los toques de tambor y otros rítmos lo han hecho sobresalir por encima de otros lugares.
Decir “La Marina”, es sinónimo de matanceridad, pero como barrio al fin , la acción del tiempo ha dejado su inexorable huella, hasta el punto de convertirse en un lugar casi insalubre, con un marcado deterioro de sus inmuebles.
Pero lo anteriormente dicho ha ido cambiando paulatinamente, pues las autoridades de esta urbe, priorizaron un programa de restauración y rescate de sus casas, calles, aceras y parques, incluyendo un restablecimiento decoroso de sus instalaciones hidráulicas.
Hoy “La Marina”, presenta otra imagen, sus fachadas reparadas y pintadas, alegran todo su entorno, y la vida de sus pobladores es otra, como resultado de un esfuerzo de la Revolución, que no olvidó este pintoresco rincón.
Claro que las obras allí emprendidas no han concluido aún, pero ya se aprecia a simple vista el cambio y eso nos alegra a todos.
Por eso a los matanceros ausentes que a cada rato nos visitan, una invitación: Visiten La Marina, con su singular atractivo, y su populoso y bullicioso ambiente, y se percatarán que sigue siendo uno de los lugares emblemáticos de La Atenas de Cuba.
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