lunes, 30 de junio de 2008

En el Teatro Sauto (Monumento Nacional) el Ballet de Camaguey impuso clase.



Por: Dagoberto Arestuche Fernández

Es de noche y un rayo de luna penetra por la ventana. Los muñecos cobran vida. Con la llegada del Sol se acaba la magia y en el aire solo queda la esperanza de un nuevo amanecer. Comienza Muñecos, danza neoclásica contemporánea, representada el fin de semana último en el Teatro Sauto (Monumento Nacional) por el Ballet de Camagüey, para satisfacción del público asistente.
Con coreografía de Alberto Méndez y música de Rembert Egües, Muñecos fue interpretada con gusto y calidad por jóvenes talentos, como los bailarines Marianela López, Rafael Segura, Yenisley Pando y Gabriel Pérez, cuyas actuaciones demuestran el buen momento en que se halla esta compañía, fundada en 1967.
Si bien en esta ocasión su directora general, Regina M. Balaguer Sánchez, excluyó grandes obras del repertorio habitual, sí estuvieron del clásico tradicional los pas de deux La llama de París y el pas de trois El hada de las muñecas. También El vals, Majísimo —en el habla popular castellana significa bellísimo— y Le jazz ho, de corte neoclásico, que mantienen la línea académica del ballet célebre.
Las calidad técnica-artística apreciadas sobre el escenario de la centenaria institución cultural, que en la actualidad se rejuvenece, permite al Ballet agramontino sostener una proyección nacional e internacional. A ello se suman estilos y atractivos vestuarios.
En el 2006, por ejemplo, se presentaron con éxito en 37 ciudades italianas, donde realizaron 39 funciones con Giselle, obra estrenada en París en 1841, y que ha sido interpretada por figuras de renombre mundial, como nuestra célebre Alicia Alonso. La calidad de esta compañía también se valora en Colombia, México y otras naciones.
Grato resulta, además, saber que entre las principales figuras del ballet camagüeyano hay varios matanceros, como Liuba Corzo —no hizo el viaje— y Dainelys Muñoz, que actuó La llama de París y Majísimo, puesta esta que posee toda la gracia, sensibilidad y embrujo de la música española. Los demás bailarines y bailarinas de esta provincia se encuentran en desarrollo.
En la despedida, la Directora general del Ballet de Camagüey elogió al público y a la administración del teatro yumurino por la grata acogida. Dijo que es un honor actuar en el Sauto, institución que se ha ganado un lugar en la cultura nacional, e instó por elevar la afluencia de espectadores, pues los artistas merecen ese respaldo espiritual de enorme significado.

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