Especialistas de las ciencias sociales describen esos elementos como parte de la estrategia de guerra no convencional, a la cual se agregan herramientas como el linchamiento virtual, las “fake news”, la manipulación emocional, la ruptura institucional y la creación de líderes de opinión.
El último movimiento en este sentido fue la convocatoria a una marcha por el cambio en la isla, para exigir además la liberación de las personas procesadas por los hechos vandálicos del pasado 11 de julio en el país.
Una manifestación es lícita en Cuba cuando no vulnera los derechos de otros ni busca un cambio del orden establecido, subrayó un especialista que catalogó de anticonstitucional el nuevo intento de desestabilización social.
En declaraciones a Prensa Latina, el miembro de la Unión de Juristas de Cuba Yuliesky Amador citó varios artículos de la Carta Magna que evidencian lo improcedente de la convocatoria.
«Los organizadores de esta acción se escudan tras el artículo 56 que ciertamente nos da a todos el derecho de reunión, manifestación y asociación con fines lícitos y pacíficos, siempre que se ejerza con respeto al orden público y al acatamiento de los preceptos establecidos en la ley», señaló.
Sin embargo, -agregó- la marcha plantea entre sus objetivos la liberación de presos que fueron juzgados y además, pide resolver diferencias por las vías democráticas que ellos entiendan.
«Una manifestación con fines lícitos y pacíficos no puede atentar contra otros, ni vulnerar la paz ciudadana, no puede solicitar la reversión del orden establecido, ni un cambio del sistema socialista refrendado en la Constitución en el artículo 4», enfatizó.
Además, Amador citó también el acápite 45 de la Carta Magna el cual establece que el ejercicio de los derechos de las personas está limitado por los derechos de los demás, por el bienestar general, por el respeto al orden público y a las leyes.
«No puede utilizarse la Constitución contra la Constitución, ampararse en artículos sesgados como si se tratara de dos Cartas Magnas diferentes», puntualizó.
YUNIOR, SAÚL, CIA, YOUNGS Y TANTAS OTRAS PRUEBAS…
En lo referente a la marcha convocada para el 15 de noviembre próximo, el Gobierno de la nación caribeña demostró su carácter subversivo y alineación con los intereses de Estados Unidos.
Entre las pruebas que presentó La Habana estuvo la grabación de una conversación de Yunior García, uno de los principales artífices de la manifestación, con Ramón Saúl Sánchez, quien fuera miembro de organizaciones terroristas como Omega-7, Alpha 66, entre otras.
Durante el intercambio Sánchez, actual director de Movimiento Democracia, asentado en Estados Unidos, expresó su total respaldo y admiración a García.
Además, le ofreció ayuda logística y de propaganda en medios de comunicación norteños y le propuso la realización de una flotilla para apoyar la acción desestabilizadora.
Asimismo, el Gobierno mencionó los vínculos de García y el cubano Manuel Cuesta, también promotor de la marcha, con el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), cuya sede está en Argentina.
Esta organización recibió de la estadounidense Fundación Nacional para la Democracia (NED) un financiamiento de 107 mil dólares en 2017 y 100 mil dólares en 2021 destinados al proyecto Un Enfoque Regional para Promover Valores Democráticos en Cuba.
García y Cuesta participaron en 2018, organizado por Cadal, en el proyecto Tiempos de Cambio y el nuevo rol de las Fuerzas Armadas en Cuba, el cual abordaba posibles escenarios y aliados a futuro.
Fuentes documentales muestran que ambos cubanos continuaron su preparación en 2019 en un taller de la Universidad estadounidense de Saint Louis, filial en España, donde recibieron lecciones de Richard Youngs, experto en protestas públicas como método de cambio político, social y económico.
El médico cubano Carlos Leonardo Vázquez, quien durante 25 años fue el agente «Fernando» de los Órganos de la Seguridad del Estado confirmó recientemente estos vínculos pues participó junto a García en esos programas de formación de líderes políticos al servicio de intereses extranjeros.
Un artículo del sitio Cuba Money Proyect muestra que la Agencia de
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) otorgó en
septiembre pasado un monto superior a los seis millones de dólares a
proyectos subversivos contra Cuba.
Uno de los principales beneficiarios fue el denominado Directorio
Democrático Cubano (167 mil 500 dólares) que dirige con base en la
Florida, Estados Unidos, Orlando Gutiérrez.
En diferentes declaraciones, este hombre abogó por una intervención militar en la isla y actualmente apoya con numerosas iniciativas la marcha ilícita en Cuba, la cual considera puede provocar un cambio de régimen en la mayor de las Antillas.
Gutierrez y Yunior García forman parte de la Plataforma Cuba Próxima, que fomenta la restauración del capitalismo en la nación.
Además, la cubana Sailí González, una de las promotoras de este intento desestabilizador, reconoció recientemente el respaldo a esta acción del director de Derechos Humanos de la Fundación Nacional Cubana Americana, Omar López.
LAS MARCHAS NO SE FINANCIAN SOLAS
Todo esto ocurre bajo la mirada cómplice del Gobierno estadounidense, de hecho, recientemente un alto funcionario de Washington amenazó con nuevas sanciones a la isla si no se permitía la marcha ilícita.
Datos oficiales muestran que entre 1996 y 2021, el Congreso
norteamericano asignó alrededor de 404 millones de dólares para los
programas de «democracia». Estos fondos se han ejecutado a través del
Departamento de Estado, la Usaid y la NED.
La Ley de Libertad y Solidaridad Democrática con Cuba, conocida como Ley
Helms Burton (1996), internacionalizó el bloqueo, codificó los
programas subversivos contra la nación y estableció la obligación de
otorgar financiamiento para su ejecución.
En el documento se declaran abiertamente dos componentes
fundamentales de su estrategia de Guerra No Convencional: el asedio
económico e ideológico.
El exembajador de Cuba en Washington, José Ramón Cabañas, considera que
la derecha y sus conexiones vieron en la pandemia de Covid-19 un evento
similar a la caída del campo socialista, por lo que apoyaron cualquier
acción política extrema y el recrudecimiento del bloqueo contra Cuba.
En declaraciones a Prensa Latina, puntualizó que eso está conectado también con la crisis interna en Estados Unidos: “el Gobierno en el poder no tiene una coalición fuerte al interior del Partido Demócrata, todo esto hace que la política exterior de un Partido se diferencie muy poco de la del otro”.
“Esta es una administración débil, incapaz de entender y acercarse al fenómeno cubano, al cual le tiene miedo de alguna manera, por lo que el Partido Republicano ha ido ocupando un grupo de espacios”, subrayó.
En opinión del experto, quienes mantienen una posición extrema son aquellos que están conectados a programas de cambio de régimen, financiados por organizaciones con pasado terrorista y cuyos vínculos con los promotores de la subversión ya están demostrados.
Según el diplomático, la ultraderecha emplea los algoritmos y estrategias de comunicación en redes sociales y plataformas digitales con mensajes de odio repetidos, para trasladar la idea de que existe una comunidad cubana con un pensamiento uniforme.
Para el actual director del Centro de Investigaciones de Política Internacional, se trata de una reacción de este sector a ese período 2015-2017 de acercamiento bilateral en el cual casi cinco millones de personas viajaron en las dos direcciones y hubo un retroceso de la agenda reaccionaria.
El experto señaló que la comunidad cubana posee una visión variada sobre estos temas y la mayoría, según encuestas y estudios, tiene una preocupación común que es la agenda familiar.
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