Por Jorge Luna (*)
La Habana (Prensa Latina) Uno de los
mayores golpes a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados
Unidos, tan grande que fue totalmente silenciado en ese país, tuvo lugar
en 1987, cuando 27 supuestos agentes de ese órgano de espionaje se
presentaron públicamente como colaboradores secretos de la seguridad de
Cuba.
Durante casi 20 años simularon cumplir acciones clandestinas contra la Revolución cubana, mientras en realidad penetraban a la CIA, familiarizándose con sus métodos operativos, su moderna tecnología y sus planes contra Cuba.
Uno de ellos, el doctor Eduardo Sagaró, acumula más de medio siglo de experiencia médica, los últimos 30 años en el habanero Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez, donde desempeña varias responsabilidades.
Durante casi 10 años debió responder interrogantes sobre una gama cada vez más amplia de intereses de la CIA, para lo cual le fueron entregados medios especiales de comunicación, para recibir y transmitir directamente mensajes secretos.
A los 76 años de edad, revela en exclusiva a Prensa Latina detalles de cómo desinformó a Washington, luego de ser “reclutado” por oficiales de la CIA mientras cumplía misión médica en Mozambique y otros países de África.
LA GUERRA SUBVERSIVA
Aparte
de información sobre los cooperantes cubanos en Mozambique, les
interesaba mucho la presencia de Cuba en África y las posiciones de la
llamada “Línea del Frente”, que agrupaba a varios países africanos
contra el régimen del Apartheid en Sudáfrica, sostuvo el
gastroenterólogo, pediatra y hematólogo.
Igualmente, agregó el también profesor consultante de pediatría, la presencia militar cubana en Angola, la cantidad de combatientes y equipos y la situación de la sanidad militar. Incluso, intentaron montar un programa radial para desmoralizar a la tropa.
El doctor Sagaró, quien participó en varias misiones médicas y conferencias mundiales de distintas especialidades científicas, subrayó que, en forma insistente, se le pidieron detalles sobre eventuales medidas del Ministerio de Salud Pública de Cuba frente a enfermedades contagiosas.
Igualmente, agregó el también profesor consultante de pediatría, la presencia militar cubana en Angola, la cantidad de combatientes y equipos y la situación de la sanidad militar. Incluso, intentaron montar un programa radial para desmoralizar a la tropa.
El doctor Sagaró, quien participó en varias misiones médicas y conferencias mundiales de distintas especialidades científicas, subrayó que, en forma insistente, se le pidieron detalles sobre eventuales medidas del Ministerio de Salud Pública de Cuba frente a enfermedades contagiosas.
Resaltó
un sospechoso interés especial por la vacunación contra la Hepatitis B,
el impacto de la Conjuntivitis Hemorrágica, el Dengue, el estado
epidemiológico del país, la situación de los contagiados y de los
hospitales.
En un contacto en México, me preguntaron por la Enfermedad de Lassa, descrita por primera vez en esa ciudad de Nigeria, un virus provocado por una especie particular de ratones que, por suerte, no existe en Cuba, sostuvo.
En España, en 1987, me llegaron a preguntar cuál sería la respuesta ante la posible llegada del SIDA a Cuba. No dieron detalles pero la pregunta me pareció que tenía intenciones peligrosas y criminales, dijo.
LA GUERRA BIOLÓGICA
Otros expertos documentaron la “guerra biológica” de la CIA contra Cuba para provocar, desde el inicio de la Revolución, enfermedades en las personas y en la agricultura, que la ciencia médica cubana debió enfrentar a un alto costo.
La más grave, en 1981, fue una epidemia de Dengue Hemorrágico que afectó a más de 344 mil cubanos y la muerte a 158, entre ellos 101 niños, sospechándose una manipulación artificial.
En un contacto en México, me preguntaron por la Enfermedad de Lassa, descrita por primera vez en esa ciudad de Nigeria, un virus provocado por una especie particular de ratones que, por suerte, no existe en Cuba, sostuvo.
En España, en 1987, me llegaron a preguntar cuál sería la respuesta ante la posible llegada del SIDA a Cuba. No dieron detalles pero la pregunta me pareció que tenía intenciones peligrosas y criminales, dijo.
LA GUERRA BIOLÓGICA
Otros expertos documentaron la “guerra biológica” de la CIA contra Cuba para provocar, desde el inicio de la Revolución, enfermedades en las personas y en la agricultura, que la ciencia médica cubana debió enfrentar a un alto costo.
La más grave, en 1981, fue una epidemia de Dengue Hemorrágico que afectó a más de 344 mil cubanos y la muerte a 158, entre ellos 101 niños, sospechándose una manipulación artificial.
Ese mismo año, surgió un brote de Conjuntivitis Hemorrágica, producida por el agente patógeno enterovirus 70 que, según la Oficina Panamericana de la Salud, nunca había estado presente en el Caribe.
Entre las afectaciones a la agricultura, figuran, en distintos años, el llamado virus Newcastle, que provocó el sacrificio de más de un millón de aves de corral; la Fiebre Porcina, que causó la eliminación de 500 mil cerdos; la hemorragia viral del conejo y enfermedades del ganado bovino.
Asimismo, la Roya de la caña de azúcar, el Moho Azul del tabaco, la Sigatoka Negra del plátano, la Broca del café y el Pulgón Negro del cítrico, entre otras que afectaron también grandes cosechas de papa y arroz.
La CIA expandió su labor de espionaje hacia prácticamente todas las esferas del país.
Los oficiales interrogaron al doctor Sagaró sobre temas tan diversos como el apoyo de Cuba a la Argentina durante la Guerra de las Malvinas, su respaldo a la insurgencia de El Salvador, la presencia cubana en Granada, y las relaciones de Cuba con la Unión Soviética y con el resto del campo socialista.
Querían conocer cómo Cuba interfería las emisoras anticubanas Radio y TV Martí, señaló.
EL GOLPE SILENCIADO
El galeno cubano, quien fue sometido a varias medidas de control, incluido el detector de mentiras, por la CIA, relató con emoción el momento en que, junto a otros 26 cubanos, fue condecorado con la medalla “Eliseo Reyes”, la más alta que otorga el Ministerio del Interior, por el líder de la Revolución, quien resaltó que ese trabajo constituyó un golpe demoledor a los planes de Estados Unidos.
Fue asimismo una firme denuncia mundial de los actos subversivos de Washington, una extraordinaria noticia que, sin embargo, resultó ocultada por la prensa estadounidense.
El galeno cubano, quien fue sometido a varias medidas de control, incluido el detector de mentiras, por la CIA, relató con emoción el momento en que, junto a otros 26 cubanos, fue condecorado con la medalla “Eliseo Reyes”, la más alta que otorga el Ministerio del Interior, por el líder de la Revolución, quien resaltó que ese trabajo constituyó un golpe demoledor a los planes de Estados Unidos.
Fue asimismo una firme denuncia mundial de los actos subversivos de Washington, una extraordinaria noticia que, sin embargo, resultó ocultada por la prensa estadounidense.
Muchos
años después, el analista estadounidense Brian Latell, autor de un
libro crítico del proceso cubano, reconoció, no obstante, la profundidad
de la penetración en la CIA, citando a oficiales de esa agencia en el
sentido de que “nada parecido a esto nos había ocurrido antes”.
Hasta ese momento -continúa la cita- nosotros subestimábamos grandemente a los cubanos. Nunca nos imaginamos que la pequeña Cuba pudiera organizar un servicio de inteligencia que fuera de nivel mundial.
Al respecto, el doctor Sagaró reflexionó que, en realidad, la CIA confiaba ciegamente en su alta tecnología y su dinero, pero minimizaba el valor del ser humano, subestimaba al hombre, sus creencias, su ideología y su patriotismo.
Hasta ese momento -continúa la cita- nosotros subestimábamos grandemente a los cubanos. Nunca nos imaginamos que la pequeña Cuba pudiera organizar un servicio de inteligencia que fuera de nivel mundial.
Al respecto, el doctor Sagaró reflexionó que, en realidad, la CIA confiaba ciegamente en su alta tecnología y su dinero, pero minimizaba el valor del ser humano, subestimaba al hombre, sus creencias, su ideología y su patriotismo.
arb/ool/jl
(*) Director de Comunicación Social e Imagen de Prensa Latina
Este trabajo contó con la colaboración de Amelia Roque, Orlando Oramas y Yosvani Noguet, en la edición; Rey Dani Hernández, editor web y David Reyes, editor de PLTV.
(*) Director de Comunicación Social e Imagen de Prensa Latina
Este trabajo contó con la colaboración de Amelia Roque, Orlando Oramas y Yosvani Noguet, en la edición; Rey Dani Hernández, editor web y David Reyes, editor de PLTV.
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