jueves, 8 de abril de 2021

Divide y vencerás: Estados Unidos y la subversión contra Cuba

 


La máxima imperialista constituye la base sobre la que EE. UU. ha sustentado su política expansionista y de dominio en el mundo, especialmente, en América Latina

Nuestro plan es enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos. Foto: Juvenal Balán

En 1513, Nicolás Maquiavelo, en su libro El Príncipe, recomendaba: «No hay otro modo de poseer un Estado libre si no es arruinándolo primero… si no se desune y dispersa a los habitantes, estos no olvidarán su libertad ni sus instituciones».

Divide y vencerás fue el fundamento sobre el que Roma forjó su imperio, una estrategia de dominación atribuida por algunos al emperador romano Julio César, que se halla descrita también en la obra El arte de la Guerra, de Sun Tzu.

La máxima imperialista constituye la base sobre la que EE. UU. ha sustentado su política expansionista y de dominio en el mundo, especialmente, en América Latina.

¿Por qué el Gobierno de EE. UU. dedica millonarios recursos a crear, financiar y promover redes independientes de mujeres, jóvenes y afrodescendientes en Cuba?

El programa del Instituto Republicano Internacional (IRI) para Cuba orientaba, en 2008-2009: «Desarrollar y mantener el diálogo con los activistas cubanos de derechos humanos y otros grupos independientes en Cuba, con especial atención sobre los jóvenes, las mujeres y los afrodescendientes».

En el documento Acelerar la transición a la democracia en Cuba, el IRI trazaba, entre sus objetivos, el propósito de brindar a esos grupos acceso a las tecnologías de la información, para que, pública y abiertamente, desafiaran al gobierno.

En una de las partes del texto se lee: «El IRI trabajará para proveer a todas sus redes de la sociedad civil de teléfonos celulares, a las redes de mujeres rurales, de jóvenes o de grupos afrocubanos, y entregará teléfonos a miembros de nuevas redes a medida que se vayan identificando… en consulta con sus asociados y la Usaid, evaluará a todos los prospectos asociados en la Isla para asegurarse de que sean independientes del liderazgo del Gobierno cubano, sus políticas y su apoyo financiero».

El otorgamiento de fondos y los acuerdos de cooperación con la Usaid representaron, en aquellos años, el 58 % del ingreso total del IRI, convirtiendo a la Usaid en la mayor fuente de fondos del Instituto. En la implementación de sus planes anticubanos administraron más de 4 000 500 dólares.

Este párrafo del documento del IRI, como se dice en buen cubano, vale un millón de pesos. «El IRI avanza en su trabajo con la comunidad afrocubana en la Isla, con el fin de prestar apoyo a las expresiones culturales y oportunidades para discutir la historia afrocubana e identidad como parte de la primera fase de la iniciativa de la comunidad marginados del Instituto».

Nada menos que un instituto, francamente de derecha, creado por Ronald Reagan, en cuya fundación participaron ideólogos fundamentalistas del Partido Republicano, se mostraba preocupado por las expresiones culturales, la historia y la identidad afrocubana en la Isla. Realmente, es difícil de creer.

Poco han cambiado los planes del enemigo, el objetivo central sigue siendo destruir la principal arma de la Revolución: la unidad, avalada por cientos de años de lucha.

«A un plan obedece nuestro enemigo: –recordaba Martí en Patria, el 11 de junio de 1892– de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan», no hay de otra.

No hay comentarios.: