El canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla rechazó las falaces declaraciones del Presidente de EE.UU., «mal asesorado y apegado a retórica fallida», durante su visita este viernes a la Florida
El canciller cubano Bruno Rodríguez
Parrilla rechazó las falaces declaraciones del Presidente de EE.UU.,
«mal asesorado y apegado a retórica fallida», durante su visita este
viernes a la Florida.
«En su oportunismo electoral no explica cómo la eliminación de los viajes e intercambios, el ataque a las familias cubanas y el endurecimiento brutal del bloqueo ayudan al pueblo de Cuba», escribió el titular cubano de Exteriores en su cuenta en la red social Twitter.
Donald Trump viajó a la Florida para hacer retumbar los tambores de la guerra, en un recorrido totalmente alejado de la realidad de su país. Allí hizo alardes del uso que le dio a los casi 2,5 billones utilizados para reconstruir el ejército de EE.UU. ¿Cuántos de los más de 130 000 estadounidenses
fallecidos a causa de la COVID-19 pudieron haberse salvado con una mínima parte de ese dinero?
En una demostración que deja mucho que pensar, el magnate-presidente visitó el centro religioso Doral Jesus Worship Center, conocido por sus vínculos con el ataque terrorista contra la Embajada de Cuba en Washington, el 30 de abril.
No podía faltar el discurso agresivo contra Cuba, Nicaragua y Venezuela, y la remembranza de sus hazañas imperiales contra los pueblos de esas naciones.
Repetir públicamente en dos ocasiones su orgullo por el premio «Bahía de Cochinos» lo dice todo. Es más que un símbolo. Quienes celebran una bochornosa derrota solo pueden esperar una derrota igual de ignominiosa y el juicio implacable de la historia.
«En su oportunismo electoral no explica cómo la eliminación de los viajes e intercambios, el ataque a las familias cubanas y el endurecimiento brutal del bloqueo ayudan al pueblo de Cuba», escribió el titular cubano de Exteriores en su cuenta en la red social Twitter.
Donald Trump viajó a la Florida para hacer retumbar los tambores de la guerra, en un recorrido totalmente alejado de la realidad de su país. Allí hizo alardes del uso que le dio a los casi 2,5 billones utilizados para reconstruir el ejército de EE.UU. ¿Cuántos de los más de 130 000 estadounidenses
fallecidos a causa de la COVID-19 pudieron haberse salvado con una mínima parte de ese dinero?
En una demostración que deja mucho que pensar, el magnate-presidente visitó el centro religioso Doral Jesus Worship Center, conocido por sus vínculos con el ataque terrorista contra la Embajada de Cuba en Washington, el 30 de abril.
No podía faltar el discurso agresivo contra Cuba, Nicaragua y Venezuela, y la remembranza de sus hazañas imperiales contra los pueblos de esas naciones.
Repetir públicamente en dos ocasiones su orgullo por el premio «Bahía de Cochinos» lo dice todo. Es más que un símbolo. Quienes celebran una bochornosa derrota solo pueden esperar una derrota igual de ignominiosa y el juicio implacable de la historia.
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