El
Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional de Bolivia
hizo pública la decisión del Gobierno golpista de suspender las
relaciones diplomáticas con la República de Cuba, alegando que el
Gobierno cubano ha afectado de manera sistemática la relación bilateral y
ha sido hostil hacia las autoridades bolivianas.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de
Cuba rechaza categóricamente las infundadas acusaciones del gobierno de
facto boliviano.
Desde su irrupción violenta en el poder,
el 12 de noviembre del 2019, miembros del Gobierno de facto de ese país
desarrollaron acciones sistemáticas para deteriorar y entorpecer las
relaciones bilaterales con Cuba.
Las autoridades actuantes desplegaron una
feroz campaña de mentiras y tergiversaciones contra Cuba, en particular
contra la cooperación médica cubana, que incitó públicamente a la
violencia contra nuestro personal de la salud e incluyó allanamientos y
registros brutales, ilegales e injustificados, acusaciones falsas y
detenciones de colaboradores cubanos.
Tan temprano como el 14 de noviembre de
2019, solicitaron a Cuba retirar a su Embajador, quien regresó
definitiva y honrosamente a La Habana el 7 de diciembre, después de
haber garantizado y ejecutado impecablemente el retorno seguro del
último de estos, con riesgos significativos para el personal diplomático
que organizó y acompañó los desplazamientos de los colaboradores por
zonas de peligro. Entre el 15 y el 20 de noviembre, de forma unilateral,
la Cancillería actuante retiró a todo el personal diplomático boliviano
acreditado en Cuba.
El mismo día 14, la llamada Ministra de
Comunicación emitió calumniosas declaraciones contra el personal
diplomático cubano y sus familiares, que incluyeron ofensas al Embajador
cubano y la peregrina acusación de que su esposa organizó
manifestaciones y la resistencia al Golpe, cuando ésta nunca ha visitado
ese país.
Como parte de esta campaña, el 15 de
noviembre de 2019, la Clínica del Colaborador, propiedad de la República
de Cuba en La Paz, fue allanada violentamente por las autoridades
policiales, sin orden judicial. Como resultado, se sustrajeron equipos,
materiales y otros bienes de esa instalación y hasta hoy se ha impedido
al personal de la Embajada de Cuba el acceso a esta propiedad del Estado
cubano.
En una ridícula denuncia, el 18 de
noviembre, de un supuesto plan de atentado contra autoridades golpistas
en Beni, se incluyó la participación de inexistentes ciudadanos cubanos
para alimentar la histeria.
El 8 de enero de 2020, el designado
Ministro de Salud acusó a nuestros colaboradores de no ser profesionales
de la salud y de desarrollar labores de adoctrinamiento. Estuvo
acompañado en dicha conferencia por el Coronel de la Policía boliviana,
Gonzalo Medinacelli, al servicio de la Embajada de los EE.UU. en La Paz y
principal instigador y protagonista de los incidentes contra nuestros
colaboradores.
El Mensaje Presidencial a la Nación del
Estado Plurinacional de Bolivia, el pasado 22 de enero, se refirió
ofensivamente a los “falsos” médicos cubanos”, desconociendo la labor
altruista y profesional de nuestro personal de salud. De manera
calumniosa, en este mensaje se afirma que el 80 por ciento de los fondos
de la Brigada Médica de Cuba en Bolivia se transferían a nuestro país
“para financiar el castro-comunismo que tiene sometido y esclavizado a
su pueblo”.
Como denunció oportunamente la declaración
del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba del 5 de diciembre de
2019, el llamado Ministro de Salud “exagera descaradamente el monto de
los estipendios de los especialistas médicos cubanos, en realidad
inferior al de los médicos generales bolivianos; y oculta que Cuba no
recibió un centavo de beneficio de esta cooperación.” El dinero
devengado por la brigada médica cubana en Bolivia no se transfirió nunca
a Cuba y se utilizaba para cubrir los gastos de los colaboradores en
ese país. El presupuesto de la Brigada Médica Cubana era aprobado
cumpliendo los procedimientos bolivianos para su asignación, incluidos
los trámites parlamentarios correspondientes y era debidamente auditado
por el Ministerio de Salud de Bolivia y otras autoridades.
No acostumbramos a divulgar lo que nos
cuesta la cooperación médica con países porque nuestro pueblo, pese al
bloqueo y las dificultades económicas, lo asume con generosidad y
altruismo como un deber que ha de cumplirse con modestia.
Pero las injurias proferidas nos obligan a
revelar que la cooperación médica con Bolivia se inició en 1985 con la
donación de tres salas de terapia intensiva para hospitales pediátricos.
Desde el año 2006 hasta el año 2012, Cuba asumió todos los gastos de la
cooperación con Bolivia por valor de más de doscientos millones de
dólares anuales, lo que incluyó equipamiento médico, medicamentos,
insumos y material gastable, sostenibilidad de la brigada cubana, la
transportación aérea de los colaboradores y los gastos en equipos
médicos. Desde esa fecha, teniendo en cuenta la favorable situación de
la economía boliviana, este país asumió los gastos de la prestación de
los servicios médicos pero jamás transfirió un dólar a Cuba ni esta
recibió ingreso alguno. Simultáneamente, se graduaron de medicina en
nuestro territorio 5 184 jóvenes bolivianos, totalmente a expensas de la
parte cubana.
Ninguna de las autoridades de facto ha
reconocido que, como resultado de la consagración y la conducta
profesional y estrictamente humanitaria del personal de salud cubano,
cuyo 54% era femenino, se ofrecieron en ese hermano país 77 millones 330
mil 447 consultas, se realizaron 1 millón 529 mil 301 intervenciones
quirúrgicas, se asistieron 60 mil 640 partos, se aplicaron 22 mil 221
vacunas y se hicieron 508 mil 403 cirugías oftalmológicas, servicios de
los que ha sido desprovisto el pueblo boliviano desde la salida de
nuestros colaboradores de la salud.
El propio 22 de enero, el también
designado ministro de Hidrocarburos, declaró que Bolivia rompía un
contrato comercial de venta de urea a una empresa cubana bajo el
pretexto de que constituía un supuesto “regalo” a Cuba “porque tenía un
precio demasiado barato para el mercado internacional”. Nuevamente los
golpistas hacen uso de la mentira para justificar sus decisiones. El
precio acordado con la empresa cubana estuvo en correspondencia con las
referencias internacionales que, como práctica, son tomadas como base
para la comercialización de este producto.
El Gobierno boliviano alude en el
comunicado oficial a que el Gobierno cubano afecta la supuesta relación
bilateral de respeto mutuo basada en principios de no injerencia en los
asuntos internos. Sin embargo, el pasado 20 de enero, fue recibida en el
Palacio Presidencial de Bolivia una ciudadana cubana de amplia y
conocida actuación contra su país, al servicio y bajo el pago de
potencias extranjeras, para conversar sobre “la situación del pueblo
cubano”, lo que constituye un acto de injerencia en los asuntos internos
de la República de Cuba y de complicidad con las campañas hostiles a
ella.
Nada de lo anterior es ajeno a la presión
del gobierno de los Estados Unidos para imponer la Doctrina Monroe en
Nuestra América ni al recrudecimiento del bloqueo y la hostilidad contra
Cuba. Son conocidas las presiones que el gobierno del presidente Donald
Trump ejerce sobre otros países para forzarlos a sumarse a sus
políticas neoliberales, unilateralistas, coercitivas y violatorias del
Derecho Internacional.
Desde el mismo inicio del golpe,
funcionarios del gobierno norteamericano aplicaron presiones en Bolivia
para imponer el deterioro de las relaciones con Cuba, perseguir a los
médicos cubanos, acosar a los diplomáticos y abortar la cooperación
médica en beneficio del pueblo boliviano. Como se denunció
oportunamente, en algunos de estos operativos represivos y violentos
contra el personal de salud participaron directamente funcionarios
“diplomáticos” de los Estados Unidos.
No es nada casual que los hechos aquí
tratados coincidan con una brutal campaña norteamericana, políticamente
motivada, contra la cooperación médica internacional que Cuba brinda en
decenas de países y es símbolo mundial de solidaridad.
Cuando las autoridades golpistas, pasados
los primeros días, hicieron declaraciones de reconocimiento a los
cooperantes cubanos y llamaron a detener las acciones contra estos,
funcionarios estadounidenses intensificaron sus presiones. Luego, el
Secretario de Estado Michael Pompeo declaró el 19 de noviembre que “la
expulsión de cientos de funcionarios cubanos fue la decisión correcta
¡Bravo Bolivia!”.
El 15 de enero, las autoridades golpistas
de La Paz recibieron con bombo y platillos a Mauricio Claver-Carone,
asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, quien funciona como
capataz en la agresión y el bloqueo contra Cuba, causa a la que se ha
dedicado desde muy joven.
El 21 de enero, recibieron en igual tono
al subsecretario de Estado David Hale, coincidiendo con la desfachatada
gira de Pompeo por nuestra región. El día del anuncio que complace a
Washington, la Canciller actuante se encontraba precisamente en las
oficinas del Departamento de Estado.
Las autoridades golpistas bolivianas no
deberían hacer recaer sobre Cuba la responsabilidad por su decisión de
suspender las relaciones diplomáticas entre ambos países. La hostilidad y
las ofensas no han emanado de nuestro Gobierno ni de nuestro pueblo.
Cuba ha actuado con paciencia y prudencia, en defensa y protección de
sus nacionales y ha evitado la confrontación a pesar de la actuación
reprochable de los golpistas.
El Ministerio de Relaciones Exteriores
reitera su respeto a los principios y normas del Derecho Internacional
que rigen las relaciones entre los Estados y el estricto cumplimiento de
su obligación de no intervenir, directa o indirectamente, en los
asuntos internos de otros Estados.
La Habana, 25 de enero de 2020