viernes, 6 de diciembre de 2019

La Operación Tributo: Legado emancipador



Por: Yeniska Martínez Díaz

Combatientes cubanos en Cuito Cuanavale, Angola, marzo de 1988. Foto: Archivo.

 
 Algunos blasfeman dotados de soberana ignorancia, cuando aún se preguntan si valió la pena la sangre cubana que abonó el suelo africano. Y es precisamente esa la razón que basta para rendir homenaje diario a los miles de valientes que a más de 10 mil kilómetros de casa demostraron al mundo que los cubanos no eran hueso fácil y que las ínfulas de las amenazas imperiales orquestadas por la voraz apetencia del gobierno de Reagan y sucesores, se fueran desvaneciendo ante cada victoria de Cuba, nunca satélite de la URSS.

A esos hombres de talla inmensa le debemos que los imperialistas hayan entendido enseguida que la guerra por la que apostaban ya la estaban teniendo allá y que su imagen vencedora se desmoronaba tanto en el campo de batalla como en las mesas de negociaciones. La sangre gloriosa de los caídos en África evitó sin pretenderlo, un quebrantamiento incalculable en nuestra isla solidaria.

Hoy la contemporaneidad está teniendo entre sus principales víctimas a las nuevas generaciones, que se han ido convirtiendo en los principales blancos de la influencia hipnótica engendrada por el cañoneo “informativo”, responsable también de la adicción a la simplificación sucesiva de mensajes, que lejos de informar, como lo enuncia la destacada intelectual cubana Graziella Pogolotti, cancela hoy el recuerdo de lo sucedido ayer; donde la invasión audiovisual desplaza el peso de la palabra portadora de ideas, anestesiando la extirpación minuciosa de principios éticos y valores universales.

Por desgracia sobran los ejemplos que evidencian que sobre el trasfondo de la desmemoria, rebrotan rizomas de fascismo, racismo y xenofobia. Hoy pueden verse en América Latina secuelas dolorosas del lastre. Es por eso que estamos llamados al combate contra el sensacionalismo y la espectacularidad —que a decir de la eminente intelectual— son vehículos de lujo para los objetivos mezquinos de los principales beneficiarios del entumecimiento de las mentes.

Para nuestros jóvenes a treinta años de la Operación Tributo, el legado de los que dieron su vida por la emancipación del cono sur africano y nuestra propia salvación en tiempos de inminente agresión armada, a los combatientes internacionalistas, el homenaje del pueblo que le debe sus conquistas y a nuestros caídos en África: ¡Gloria eterna!
La memoria de las gestas gloriosas de Cuba en África merece tatuarse hasta la eternidad en las nuevas generaciones de cubanos. Foto: Archivo.
La mayoría de estos niños jamás habían tenido en sus manos un juguete. Foto: Granma.

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