sábado, 22 de junio de 2019

¿El Maine en el Medio Oriente?


En el arte de las amenazas, el presidente estadounidense Donald Trump tiene todas las papeletas para ganar. Por eso acusó a Irán de los ataques recientes a buques petroleros en el Golfo de Omán y después jugueteó en Twitter con una supuesta orden para atacar la nación persa, llevando a la región – y al mundo– a tensiones extremas
Uno de los dos petroleros atacados el pasado 13 de junio en el Golfo de Omán. Foto: RT
En el arte de las amenazas, el presidente estadounidense Donald Trump tiene todas las papeletas para ganar. Por eso acusó a Irán de los ataques recientes a buques petroleros en el Golfo de Omán y después jugueteó en Twitter con una supuesta orden para atacar la nación persa, llevando a la región – y al mundo– a tensiones extremas.

«Irán está escrito por todas partes», dijo Trump en una entrevista en la cadena de noticias Fox News, luego de los ataques a los navíos. «Irán lo hizo y ustedes saben que lo hizo, porque ustedes vieron el barco», aseveró.
Añadió que desde que él es presidente el poderío de Teherán se ha debilitado pero sigue siendo una amenaza, «una nación de terror» y que Estados Unidos no va a tomar esas acciones «a la ligera», aunque no precisó  cuál sería la respuesta de Washington.

El secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, también señaló a Irán como responsable de las explosiones y habló de una supuesta «campaña de tensión creciente» por parte de la República Islámica a la que calificó de «amenaza para la paz y la seguridad internacionales».

LA ESTRATEGIA DE WASHINGTON: ACUSAR SIN PRUEBAS

Washington no dispone ni de «la más mínima prueba, respondió el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, a las acusaciones. «El hecho de que EE. UU. de inmediato saliera haciendo acusaciones contra Irán, sin una pizca de evidencia objetiva ni circunstancial, solo deja en claro que el “equipo B” [John Bolton, Benjamin Netanyahu, Mohamed bin Salmán y altos funcionarios de otros Estados leales a Washington] se está moviendo al plan “B”: sabotear la diplomacia, incluyendo la del [primer ministro japonés] Shinzo Abe», escribió el Canciller iraní en su cuenta en la red social Twitter.
«Proponemos un acuerdo de no agresión con los Estados vecinos del golfo Pérsico», para fortalecer de manera equilibrada las relaciones,  indicó Zarif. «Irán se mantiene firme y hará frente a cualquier intento de guerra económica o militar».

A propósito, el presidente de la República Islámica de Irán, Hassan Rohaní, recordó que las políticas aplicadas por EE. UU., sobre todo en los últimos dos años, sí establecen una amenaza al utilizar «sus recursos económicos, financieros y militares para perturbar las estructuras y las reglas internacionales y aplicar una línea agresiva».

El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, también alertó sobre el intento de agresión militar y aislamiento contra Irán, que pudiera provocar una guerra «contraproducente» y reiteró su apoyo al mejoramiento de las relaciones entre los países del Golfo Pérsico, junto a muchos otros que «están preparados para un tratado sobre el no uso de la fuerza propuesto por Teherán».
Precisó que el Gobierno de EE. UU. puede destruir todo a su paso por medio de medidas unilaterales –como lo ha estado haciendo contra varios países del mundo– pues su objetivo es «ajustar las situaciones a su medida y conservar el monopolio que quiere implementar».

Se trata de «métodos viciosos de competencia desleal, que se contradicen con las normas de la Organización Mundial del Comercio, tales como las sanciones económicas unilaterales, las guerras comerciales y la aplicación extraterritorial de leyes nacionales», dijo Lavrov. «Nosotros más bien abogamos por una situación más tranquila en la referida región y en todo el mundo», precisó.

El viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, también pidió que no se culpe precipitadamente a Irán para no aumentar más las tensiones y aunque las explosiones sacudieron el mercado mundial del petróleo, «no deben emplearse especulativamente para exacerbar aún más la situación».

Igualmente, el embajador adjunto de Irán ante las Naciones Unidas, Eshaq Ale-Habib, comentó el viernes último en una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) –convocada de forma urgente para analizar esta situación– que EE. UU. pretende implicar a Irán y que los que acusan a su país tienen un papel principal en este incidente, al que calificó de «provocación alarmante y preocupante» pues la nación persa, como «responsable de la seguridad en el estrecho de Ormuz», fue la primera en dar auxilio a las embarcaciones e intentar salvar a sus tripulantes.

IRÁN NO DIALOGARÁ CON QUIEN PRESIONA Y AMENAZA
Ante las crecientes tensiones, el Asesor de Seguridad Nacional de EE. UU., John Bolton, afirmó que la Casa Blanca quiere diálogo con las autoridades iraníes, pero –contradictoriamente– está dispuesto a tomar medidas de respuesta en caso de provocaciones.

En una entrevista ofrecida al portal Washington Free Beacon, Bolton aseguró que desde la campaña de 2016 el presidente Trump está dispuesto a reunirse para negociar con el líder iraní y trabajar con Teherán, pero con la «condición de que ellos renuncien a las armas nucleares y cesen otras acciones malintencionadas a las cuales se dedican»
.
Para Bolton, «la estrategia de seguridad nacional incluye a Irán en la lista de cuatro amenazas principales» y por tanto, tienen que estar seguros de poder impedir «acciones que amenazan la vida de los estadounidenses y al mercado petrolero internacional».

Ante tales criterios, el líder supremo iraní, Alí Jamenei, aseguró que no existe  posibilidad alguna de entablar un diálogo con el mandatario estadounidense Donald Trump, pues este no merece respuesta alguna de su parte. «No tengo ninguna respuesta para él y no le responderé», confirmó.

Dijo que no se puede confiar en una nación que ha quebrantado todos los pactos internacionales sin mediar o considerar consecuencias: «No se va a repetir de nuevo la amarga experiencia que obtuvo de las anteriores negociaciones con EE. UU.».

Kuwait también exigió una investigación «objetiva e imparcial» criticando la posición del Consejo de Seguridad de no proponer comisión u organismo para la investigación y solicitó que, «en lugar de saltar a conclusiones apresuradas y sin fundamento», hay que hacer un análisis más profundo.

EL MUNDO RECUERDA SITUACIONES SIMILARES

El pasado día 19 de junio, medios de prensa de todo el mundo informaron que un dron RQ-4 Global Hawk procedente de Estados Unidos fue derribado por Irán cerca del estrecho de Ormuz, acción considerada por la nación persa como una violación de su espacio aéreo. Washington, sin embargo, lo calificó como un «acto involuntario».

El presidente Donald Trump afirmó este viernes en Twitter –como si se tratara de algo simple– que canceló un ataque contra Irán porque este produciría víctimas mortales. «Estábamos cargados para tomar represalias la noche pasada contra tres lugares diferentes cuando pregunté cuántos morirán; 150 personas, señor, fue la respuesta del general. Diez minutos antes del ataque lo cancelé», declaró
.
En el centro del entramado complejo y peligroso provocado por estos hechos, algunos –como el embajador persa en Londres, Hamid Baidineyad–  han recordado que EE. UU. recurrió a este tipo de chantajes y tretas similares durante la Primera Guerra Mundial, la guerra de Vietnam, la guerra de Irak y los ataques a Siria, justificando e instigando intervenciones militares y conflictos armados por todo el mundo.

En las últimas semanas la Casa Blanca se ha esforzado por desplegar en el golfo Pérsico y cerca de él al menos siete buques militares, encabezados por el portaaviones Abraham Lincoln, trasladó un batallón de sistemas de defensa antiaérea Patriot y reforzó sus tropas en Polonia. Y como si fuera poco, fueron las propias Fuerzas Armadas estadounidenses las que difundieron en un video con pruebas que, supuestamente, culpan a la República Islámica de las explosiones a los navíos, aunque ni los aliados de Washington ni analistas de ninguna índole han creído en él.

Ojalá nos equivoquemos, pero al nivel que están hoy las tensiones en esa región, podría desatarse lo que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha calificado como una guerra de dimensiones incalculables. A esta reportera lo ocurrido le recuerda la explosión del Maine en el puerto de La Habana, en la Cuba de 1898, hecho que dio origen a la primera guerra imperialista de la historia.

EN CONTEXTO:
  • La primera explosión de los buques se produjo en el Front Altair, que navegaba desde Catar a Taiwán con un cargamento de nafta; la segunda, una hora después, en el Kokuka Courageous, navío procedente de Arabia Saudita con destino a Singapur, cargado de metanol.
  • Los ataques se registraron durante la visita del primer ministro japonés, Shinzo Abe, a Teherán.
  • Tras las explosiones, los precios de petróleo se elevaron de 59,97 dólares a 61,76 dólares por barril.
  • El Reino Unido lo definió como un «incidente» y la Quinta Flota Naval de EE. UU. como un «supuesto ataque».
  • La Armada persa respondió de inmediato a la señal de socorro de los petroleros, siniestrados, rescatando a los 44 navegantes que conformaban la tripulación de ambos buques.

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