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La
última vez que vi a Julian Assange en persona, en la Embajada del
Ecuador en Londres, estaba ya mal de salud, habiendo pasado varios años
encerrado en un pequeño espacio sin aire fresco o luz natural. El lugar
donde Julian ha pasado los últimos seis años de su vida es realmente un
espacio muy chiquito, un piso con pocos cuatros, un baño para su uso y
una media cocina. No hay patio ni balcón donde pueda salir a tomar sol o
respirar aire fresco, y no ha podido abrir la ventana y sacar su cabeza
por las amenazas y peligros que están afuera. En la cárcel, los
privados de libertad tienen acceso al sol y el aire libre, aunque sea
por una hora diaria. Pero Julian no lo ha tenido en más de seis años, y
su cuerpo, y su salud mental están sufriendo. Y todo eso por cometer 'el crimen' del periodismo.
Desde
su llegada a la Embajada del Ecuador en Londres, el Gobierno
ecuatoriano ha estado
intentando negociar su salvoconducto para viajar
al territorio ecuatoriano y finalmente gozar de su estatus como asilado,
y también como ciudadano ecuatoriano nacionalizado a finales del 2017. Y
desde hace seis años, el Gobierno británico ha rechazado esa
posibilidad y, a cambio, ha mantenido una postura totalmente contraria
al derecho internacional. Varios organismos de las Naciones Unidas han
emitido opiniones y sentencias a favor del salvoconducto de Julian y en
contra de su 'detención arbitraria', y han demandado su traslado seguro a
Ecuador, o a cualquier lugar donde desee ir y donde podría gozar de su
libertad. No obstante, los británicos han ignorado los llamados de la ONU y los defensores de los derechos humanos internacionales.
Julian Assange no tiene ahora ni ha tenido nunca cargos legales en su contra
Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense-venezolana.
Julian no tiene ahora ni ha
tenido nunca cargos legales en su contra. Los suecos habían iniciado una
investigación en su contra por supuestos, posibles crímenes sexuales,
pero nunca llegaron a acusarlo formalmente de nada. Y Ecuador, y el
equipo legal de Julian, habían ofrecido todas las posibilidades y
oportunidades para que las autoridades suecas entrevistaran a Julian en
la Embajada del Ecuador en Londres. Los suecos se negaron a hacerlo, y
finalmente venció el tiempo de sus investigaciones y cerraron cualquier
caso o investigación relacionados con Julian. Los británicos acusan a
Julian de haber violado su libertad condicional cuando entró a la
Embajada del Ecuador en Londres y pidió asilo. Julian estaba bajo
arresto domiciliario en aquel momento, mientras los suecos estaban
iniciando sus investigaciones en su contra y habían solicitado su
detención vía Interpol. Pero ahora, sin investigaciones vigentes
en Suecia, no hay por qué seguir persiguiendo a Julian. Y allí es donde
entra Washington.
Correa a RT sobre Assange: "Moreno habla de diálogo, pero está todo acordado con Washington"
Todo indica que el Gobierno de Estados Unidos ha preparado una
acusación formal contra Julian por haber divulgado sus secretos. Como
todo se ha realizado de manera clandestina —conviniendo un gran jurado
en secreto para lograr la acusación oficial, sin, hasta ahora, avisar a
Julian o sus abogados— no se saben los detalles de la acusación o los
cargos en su contra. Pero se especula que sería algo relacionado con el
espionaje y el terrorismo, los cargos más pesados que existen en Estados
Unidos. Washington ha instado a los británicos a extraditar a Julian
apenas lo tengan bajo su custodia, y por esa razón Ecuador no lo ha
querido soltar. Bueno, hasta ahora
.
El cambio de Gobierno en
Ecuador ha tenido un fuerte impacto sobre el caso de Julian Assange. El
presidente Lenín Moreno ha asumido una postura totalmente agresiva
contra el expresidente Rafael Correa, y parece que quiere borrar y
revertir todos sus logros y todas sus políticas. Moreno ha anunciado su
alineamiento con los gobernantes de derecha en la región, solicitando el
ingreso formal en la Alianza del Pacífico, un bloque de libre comercio
muy cercano a los lineamientos de Washington, y ha casi declarado el
cierre de la sede de la Unión de Naciones Suramericanos (UNASUR) en
Quito. Pidió la devolución de la sede de la UNASUR, que fue construida
durante el Gobierno de Correa y había convertido a Ecuador en el corazón
de la integración suramericana. Un corazón que parece roto hoy.
Hoy,
con Lenín en la presidencia, Ecuador parece volver a ser una 'colonia'
'de facto' de Washington, subordinado a su agenda y sus intereses, y
cumpliendo con sus órdenes. Su dependencia del dólar estadounidense —su
moneda oficial desde el principio de siglo XXI— dificulta mucho su
relación con Estados Unidos. Con Correa, un hombre valiente, desafiante y
orgulloso de su patria, y muy sabio y estratégico, Ecuador se puso los
pantalones y ejerció su soberanía. Pero con Lenín regresó la cobardía y
la sumisión. El Gobierno de Moreno ha abandonado al bloque de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) —aunque aún no
formalmente, todo indica que pronto lo hará— alejándose de los gobiernos
izquierdistas en la región, principalmente Venezuela y Nicaragua. Y
cuando fue el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, un
ultraderechista, ultraconservador, sirviente de Trump, a una extraña
visita oficial a Ecuador en junio pasado, dio órdenes sobre tres cosas: 1)
A que Ecuador asuma una postura más agresiva contra el Gobierno de
Nicolás Maduro en Venezuela para aislarlo y presionarlo por su renuncia; 2)
A que Ecuador se junte con la Alianza del Pacífico y se aleje de la
UNASUR, ALBA y todo lo que huele a izquierda y socialismo; y 3) A que Ecuador entregue a Julian Assange a los británicos para ser extraditado a Estados Unidos.
Aunque
Lenín Moreno está traicionando todo lo que dijo y prometió durante su
campaña electoral que lo llevó a la presidencia, con la bendición de su
predecesor Rafael Correa, a quien Lenín públicamente calificó como 'el
mejor presidente del Ecuador' y a quien hoy acusa de ser un 'matón del
barrio' y lo persigue con venganza y una furia que parece al borde de lo
irracional, parece que su palabra con Pence se está cumpliendo al pie
de la letra, como un buen servidor. En un giro muy marcado de la década
anterior, Ecuador ha asumido una postura contra Venezuela y pidió
entrada en la Alianza del Pacífico. La última de sus tres promesas que
queda por cumplirse es la entrega de Julian, y ya está en marcha.
Julian Assange, es visto en la Embajada de Ecuador en Londres, Gran Bretaña. 19 de mayo de 2017.
/ Peter Nicholls
/ Reuters
Moreno
estuvo en Europa —Londres y Madrid— en estos días y aprovechó la
ocasión para profundizar las negociaciones con el Gobierno británico
para la entrega de Julian. Aunque anterior a su viaje a Londres Lenín
había dicho públicamente que no estaba contemplando hablar de Assange
durante ese viaje, después de todos los rumores circulando en los medios
con fuentes muy creíbles que decían lo contrario Lenín lo admitió. Otra
mentira más. Pues claro, había conversado con los británicos sobre
Julian y estaban llegando a un acuerdo para su salida de la embajada.
Antes, lo importante, según Ecuador, era la garantía de que Julian no
sería extraditado a Estados Unidos, donde podría enfrentar un juicio y
una sentencia fuerte, incluso la pena de muerte. Después de su viaje a
Londres, Lenín admitió que la prioridad ahora era asegurar simplemente
que la vida de Julian no corriera riesgo. Encarcelarlo por un largo
tiempo está bien, siempre y cuando no lo ejecuten.
Lenín se
enfrenta aún a un obstáculo antes de entregar a Julian. Estará violando
su compromiso con el derecho internacional y la protección de un
perseguido político y un asilado, y un ciudadano ecuatoriano. Y es esa
última parte lo que le ha puesto trabas reales. Lo demás no le parece
importar mucho. Pero, según un antiguo tratado de extradición entre
Ecuador y el Reino Unido, Ecuador no puede permitir la extradición de un ciudadano suyo a un tercer país.
O sea, Ecuador podría entregar a Julian al Reino Unido, pero no
sabiendo que luego lo van a extraditar a Estados Unidos. Lenín ahora se
distancia públicamente de la decisión —avalada por él mismo— de
otorgarle la nacionalidad ecuatoriana a Julian en diciembre pasado.
Ahora dice que 'no está de acuerdo' con esa decisión. Lo dice porque
están buscando la manera de revocarle la ciudadanía ecuatoriana para
liberarse de ese obstáculo. Sin ese problema, la entrega de Julian sería
un hecho.
El impresionante cambio de Lenín Moreno y Ecuador en solo un año es una lección para todos. No se puede nunca confiar en un Gobierno o un político en campaña.
Lenín mintió abiertamente y públicamente. Dijo una cosa en campaña y
ahora dice lo contrario. Sus decisiones están afectando vidas humanas,
sus familias y sus futuros. A Correa, Lenín lo quiere preso. Y a Julian,
lo quiere fuera de su embajada, lo cual significa una amenaza a su
vida. Quiere lavarse las manos de Julian Assange. 'Yo no fui', intenta
decir Lenín sobre Julian Assange, asegurando que nunca estuvo de acuerdo
con la decisión de darle asilo. Pero el asilo no funciona así. Es un
derecho, no es un capricho de un presidente de turno.
La vida y la
libertad de Julian Assange no deberían estar en manos de alguien que no
respeta el derecho internacional, los derechos humanos o los
compromisos adquiridos por su país. Alguien que ejerce el periodismo no
debería ser perseguido por la información que divulgue. Ojalá la vuelta
que está dando Ecuador no transcienda los límites de la racionalidad, la
legalidad y la dignidad.
Las
declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva
responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de
vista de RT.
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