lunes, 23 de abril de 2018

La resistencia desde el campamento Lula Libre: “No nos iremos hasta que salga de prisión”


EL PUEBLO VIBRA POR LULA.


Menos de 200 m separan la celda donde está recluido Luiz Inácio Lula da Silva del campamento que han levantado sus simpatizantes con la intención de que permanezcan en pie hasta que vean en libertad al exmandatario brasileño. Foto: EFE
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“No nos iremos de aquí hasta que salga”, aseguran. “Todos los días vamos a decir: “Buenos días, presidente Lula”. El saludo se amplifica por los altoparlantes instalados en una esquina del barrio Santa Catarina de Curitiba, donde los manifestantes se concentran todos los días, a 100 metros del ingreso a la sede del departamento de la Policía Federal.

Llegados desde distintas regiones del país y movilizados por organizaciones sindicales, sociales y políticas, medio millar de brasileños se instalaron con carpas iglú para acompañar al líder del Partido de los Trabajadores (PT), condenado a 12 años de cárcel por presuntos cargos de corrupción y lavado de dinero.

La vigilia se mantendrá en el “Campamento Lula Libre” hasta que “salga de prisión”, dice Teresa Lemos, del Frente Brasil Popular. Desde comienzos de esta semana, el campamento se estableció en un predio privado, ubicado a 300 metros de la prisión, a partir de un acuerdo con la Justicia. En medio de la mudanza, los seguidores de Lula fueron agredidos con barras de hierro por “barras” de uno de los clubes locales, Coritiba, sin que la policía interviniese.

Ni los golpes ni las intimidaciones son capaces de amedrentarlos. Durante todo el día se reúnen en el sitio original donde estaba el campamento a escuchar a diferentes oradores, políticos, profesores, gremialistas y dirigentes sociales.

El jueves estuvo allí el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Es infaltable la música, con la presentación de artistas de diversos géneros, como la paulista Ana Cañas, y las clásicas batucadas, una de ellas perteneciente al Movimiento de Pequeños Agricultores. No falta la lectura de poesías. Tampoco las ceremonias interreligiosas, con autoridades de distintas creencias, africana, católica y evangélica.

“Tengo una indignación muy grande. Lula es el primer preso político desde el gobierno militar (1985). Está injustamente preso. Primero fue un golpe parlamentario (por la destitución de Dilma Rousseff) y ahora estamos en la fase del golpe judicial”, dice Teresa Lemos, del Frente Brasil Popular y una de las responsables de prensa del campamento.

“Hay una solidaridad muy grande, jamás vista en Curitiba, que de por sí es una sociedad conservadora”, señala. Lemos rescata la actitud de la población de una ciudad pujante y moderna, que precisamente “no es partidaria de Lula”, tal cual dice un empresario rosarino que hace varios años viaja con regularidad a la capital del estado de Paraná.

Este mismo hombre de negocios reconoce que “con Lula fueron 30 millones los que salieron de la pobreza en Brasil, hubo un incremento en el consumo y mayores oportunidades de asistir a la universidad”.

“Al campamento llegan ómnibus de todos los estados de Brasil, incluso del norte y nordeste, de ciudades como San Pablo, Minais Gerais, Santa Catarina, Rio Grande do Sul. Es impresionante la reacción del pueblo brasileño y la solidaridad con nuestro presidente Lula. No nos iremos de aquí hasta que el presidente Lula salga de prisión. Nos vamos a quedar a acompañarlo”, asegura Lemos.
En el campamento predomina la juventud. Gabriel y Maurice llevan cinco días en el lugar. Pertenecen al Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST). Son de Centenario do Sul, estado de Paraná, distante a 460 kilómetros de Curitiba. “Vinimos con la caravana del MST para acompañar a Lula”, dice Maurice. “Esto es un escándalo internacional. Es por la presión política del poder liberal”, manifiesta Gabriel. “En el país hay opiniones divididas, pero todos los pobres están a favor de Lula”, agrega.

En la carpa donde se guardan las provisiones se trabaja a destajo para el racionamiento diario. Desde allí se distribuyen los artículos de higiene y alimentos, tales como arroz, bananas, tomates y agua. Es mediodía y a unos 50 metros se hace fila por un plato de arroz, chorizo y verdura. Una de las carpas se identifica con el cartel Saude Popular (Salud Popular). No es un puesto sanitario propiamente dicho. En este espacio se aplican cremas para el cutis y se realizan masajes, sin ningún costo. Eliané es una de las colaboradoras. Tiene 32 años. Pertenece al MST y su historia representa la esencia de este movimiento. “Mis padres se quedaron sin tierra, me fui del país y tuve que volver para luchar por la tierra”, dice.

Eliané vivió entre los 3 y los 18 años en el estado paraguayo de Itapúa. Emigró a partir de que sus progenitores perdieron la tierra donde habitaban. Un primo retornó a Brasil, conoció el MST y ella no dudó en sumarse.
“Con Lula tuvimos muchas conquistas. Hacíamos los acampes y su gobierno nos apoyaba, con la alimentación y otras cosas. El siguiente paso era que los acampes se transformen en asentamientos. Una vez conseguido, se dividían las tierras y se organizaban las cooperativas de producción, de leche y sus derivados, arroz y azúcar. Las cooperativas formaban parte de programas municipales a través de las cuales el Estado debía comprar lo que producíamos”, cuenta Eliané.
A partir de la concesión de un crédito, desde el año pasado empezaron la construcción de viviendas en el asentamiento de Eliané. Pero ella dice que desde la asunción de Michel Temer a la presidencia se recortaron los programas a través de los cuales vendían sus productos. “Y las cosas pueden empeorar”, sostiene.

Lula cumple condena por undepartamento en el balneario de Guarujá que supuestamente recibió como soborno de la constructora OAS, en el marco de la causa Lava Jato, que lleva adelante el juez Sergio Moro. Carlos Mares, profesor de derecho de la Pontificia Universidad Católica de Paraná, presente en el campamento, sostiene que “son todos inventos. Las mentiras son parecidas a lo que pasó en 1964 (derrocamiento de Joao Goulart) cuando se dijo que era legal. No quieren que Lula haga campaña, que sea candidato. Temer está al servicio de la Red Globo y del capital internacional. Hay que decir resistencia ya y siempre. Lula libre, candidato y presidente”.
Militantes del PT y las organizaciones sociales acampan en Curitiba. Foto: La Capital.
Los seguidores de Lula fueron agredidos con barras de hierro por “barras” de uno de los clubes locales, Coritiba, sin que la policía interviniese.. Foto: Agencia Brasil/ EFE.
Los organizadores dijeron que respetarán la ley del silencio desde las 22.00 de la noche hasta las 06.00 de la mañana y que no dificultarán el acceso de los moradores a sus casas. Foto: EFE.
(Tomado de La Capital)

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