viernes, 9 de marzo de 2018

Las fake news, nuevo nombre para viejas prácticas contra la Isla


El incremento de informaciones falsas en los medios y las redes sociales intenta reforzar cercos mediáticos, políticos y diplomáticos contra Cuba. La velocidad con que se responda a la mentira es hoy más importante que nunca
Foto: Desconocido
El 14 de abril del 2016 un despacho cablegráfico de la agencia española de noticias EFE informaba al mundo sobre la incautación de 401 kilogramos de cocaína en el Puerto de Colón, Panamá, introducidos en un contenedor procedente del Puerto del Mariel, La Habana, y que tenía como destino final Bélgica.

Luego de realizar las investigaciones correspondientes –revisión de imágenes radiológicas y otros procedimientos establecidos para la inspección de los contenedores–, la Aduana General de la República de Cuba desmintió categóricamente que ese contenedor, durante su estancia en territorio nacional, fuera portador de drogas en su estructura o en los tanques metálicos en los que, en realidad, solo había miel.

La agencia EFE reportó el desmentido desde La Habana, pero el nuevo despacho fue ignorado por la abrumadora mayoría de los medios que tres días antes se hicieron eco de la noticia titulada «Panamá decomisa 401 kilos de cocaína procedentes de Cuba con destino a Bélgica».

Unos meses antes, el 18 de octubre del 2015, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba rechazó las afirmaciones de algunos medios sobre la supuesta presencia de tropas militares cubanas en Siria, país envuelto en una guerra civil desde hace casi una década. En la declaración oficial de la Cancillería se desmintió la información difundida irresponsablemente por la cadena de televisión estadounidense Fox News, y luego por otros medios que se hicieron eco de la historia.

La práctica de difundir deliberadamente noticias falsas –fenómeno conocido como fake news– se ha multiplicado en los últimos tiempos a medida que los medios de comunicación han ganado en capacidad de difusión y velocidad.

La noticia falsa de supuestos «ataques sónicos» contra diplomáticos de la embajada de Estados Unidos en la Isla, que ha tenido amplia repercusión en los últimos meses, es otro claro ejemplo.
Aun cuando científicos cubanos han refutado públicamente la posibilidad de un ataque de esa índole, no son pocos los norteamericanos que creen que la Isla utilizó armas sónicas, que lejos de ser reales, parecen sacadas de una película de James Bond. Esa actitud es consecuencia de lo que dicen sus medios de comunicación.

Sin embargo, esta no es una experiencia nueva. Cuba lleva siglos siendo blanco de operaciones de intoxicación informativa como estrategia de desestabilización política y social.

La voladura del acorazado USS Maine, el 15 de febrero de 1898 en el puerto de La Habana, es quizá el ejemplo más remoto de las fake news utilizado como pretexto para una intervención militar de Estados Unidos, con la que inauguraría el país vecino la etapa de expansión imperialista en la historia contemporánea. El buque fue deliberadamente hundido para justificar una oportunista declaración estadounidense de guerra a España, cuando los independentistas cubanos estaban a punto de poner fin a la presencia colonial en la Isla.

Por cierto, con esta «noticia» apareció por primera vez la infografía, cuando el magnate de la prensa sensacionalista, William Randolph Hearst, decidió acompañar la nota con un dibujo a toda página del Maine envuelto en llamas para darle el mayor dramatismo posible a la noticia. Desde entonces la difusión de imágenes ha sido una de las evoluciones tecnológicas que más han hecho por las fake news, al dar una apariencia de credibilidad a la información.

EL PODER DE LAS «FAKE NEWS» EN LAS REDES SOCIALES

La llegada de las redes sociales multiplicó exponencialmente el alcance de la mentira, afectando el control informativo de los medios tradicionales. Expertos aseguran que, al ritmo actual, se calcula que en un plazo de dos años el 50 % de las noticias que circulen por las redes sociales serán falsas.
«Ahora sí se puede hablar de instrumentos realmente masivos y de uso muy fácil», explica Pablo Sapag, profesor de Historia de la Propaganda de la Universidad Complutense de Madrid.

«Como el propio periodismo ha bajado la guardia –añade Sapag–, quienes han utilizado las nuevas tecnologías con otros propósitos están ganando la partida. Esta época es una época de esplendor de la propaganda en ese sentido»
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En otras palabras, los tiempos del photoshop, los filtros y las redes sociales han acostumbrado a muchos de los usuarios de internet a ver fotos manipuladas con escaso sentido crítico. Se acepta comúnmente la idea de que en la era de Facebook se ha democratizado la información, cuando en realidad en medio de la sobreabundancia de datos reales y equivocados la propaganda suele ser lo más efectivo, porque generalmente se hace de forma profesional. Quienes tienen capacidad de pagar por una campaña no suelen ser los individuos, sino los gobiernos y las organizaciones interesadas en el rendimiento económico o político de una idea.

Sobran ejemplos. Por décadas nuestros principales dirigentes han sido objetivo de estas campañas elaboradas expresamente para confundir a la ciudadanía y que ahora se despliegan impunemente en las redes sociales, y a veces logran salir de los espacios digitales y tomar la calle.

Es el caso de una supuesta disminución de la tasa de cambio en Cadeca, información infundada que corrió como pólvora en el territorio espirituano durante el mes de abril del 2016. Luego de incrementarse la afluencia de personas a las oficinas bancarias de Sancti Spíritus, representantes de esas instituciones en el territorio aclararon a la población que no había ninguna modificación aprobada en la política cambiaria.

También, comenzó en las redes el falso rumor de un cambio en la Ley 105 de Seguridad Social en Cuba, vigente desde el año 2009, lo que generó incertidumbre entre los ciudadanos.
Además, el pasado 11 de noviembre, el Ministerio de Educación desmintió el posible cierre del Instituto

Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin, una de las instituciones docentes más emblemáticas de Cuba, luego de que numerosos cibernautas mostraran inquietud al respecto.

La viceministra de Educación Margarita Mc Pherson echó por tierra rumores sobre el posible cierre del instituto a través de un comentario en su cuenta de Facebook, el 7 de noviembre del 2017, y aclaró que, por el contrario, «no desaparece, sino que se reajustan las áreas de dormitorios y docentes, teniendo en cuenta la matrícula actual y perspectiva».

Semiverdades, rumores y falsedades conviven en un universo donde las fake news viajan a la velocidad de un clic. Las fuentes institucionales y el periodismo deben aliarse ahora más que nunca para desmentir con rapidez esos contenidos que parecen y suenan reales. La información oportuna sigue siendo el único antídoto para evitar la propagación de la mentira, ese virus que hace estragos en el mundo de hoy

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