jueves, 16 de noviembre de 2017

Maine sónico: el nuevo pretexto de Estados Unidos


El pasado mes de agosto funcionarios del gobierno de los Estados Unidos y otros actores políticos, filtraron a los medios de ese país la existencia de un supuesto cuadro de salud entre diplomáticos norteamericanos que laboraban en la Embajada de Washington en La Habana, provocado por una causa de origen desconocido...
El pasado mes de agosto funcionarios del gobierno de los Estados Unidos y otros actores políticos, filtraron a los medios de ese país la existencia de un supuesto cuadro de salud entre diplomáticos norteamericanos que laboraban en la Embajada de Washington en La Habana, provocado por una causa de origen desconocido.

De inmediato, sin presentar prueba alguna, ciertos medios y fuentes estadounidenses comenzaron a hablar de ataques sónicos contra los funcionarios de ese país y en concordancia con el senador Marco Rubio, exigieron respuesta y acciones contra Cuba del gobierno estadounidense.

Desde entonces la interesada campaña de acusación se ha multiplicado, explicaron investigadores militares y civiles que han seguido de cerca este tema, durante la Mesa Redonda de este lunes, dedicada a desmontar el nuevo pretexto de Estados Unidos para descarrilar el proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Numerosos científicos de Estados Unidos y de otras partes del mundo han refutado la posibilidad de que puedan ocurrir estos tipos de ataque –como especula el gobierno norteamericano–, y que provoquen los supuestos síntomas de salud que se han descrito.

Nuestro pueblo en los últimos meses ha sido informado con la declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores, la comparecencia ante la prensa del Canciller Bruno Rodríguez Parrilla y el programa especial de Razones de Cuba, transmitido por la televisión cubana el pasado jueves en horario estelar. En cada uno de ellos se han refutado dichas insinuaciones.

CUBA, FIEL SIGNATARIO DE LA CONVENCIÓN DE VIENA

«Los incidentes reportados por el personal de la Embajada de Estados Unidos en La Habana argumentando la ocurrencia de supuestos ataques sónicos a su cuerpo diplomático no tienen precedentes en nuestro país», afirmó en el programa televisivo el coronel Ramiro Ramírez Álvarez, jefe del Departamento de Seguridad Diplomática del Ministerio del Interior (Minint).
«Cuba, afirmó, no ha recibido nunca la crítica ni el señalamiento de la Organización de Naciones Unidas por el incumplimiento de la Convención de Viena». La seguridad del personal diplomático acreditado en el país siempre ha sido una prioridad cumplida cabalmente.

«Ante los alegados sucesos –describe– me entrevisté con los funcionarios norteamericanos y pedí explicación sobre lo que estaba sucediendo. Para sorpresa nuestra ninguno de ellos conocía de los acontecimientos ni había referido afectaciones de ningún tipo. La entrevista acaeció el 22 de febrero del presente año».

En encuentros posteriores, prosiguió Ramírez, se mantuvo la misma posición y pregunté si podía reportar a mis superiores que en la Oficina Regional de Seguridad de la embajada norteamericana en La Habana no se tenían estos reportes y me confirmaron que podía informar sobre la normalidad de la situación.

Sin embargo, continuó explicando el Jefe del Departamento de Seguridad Diplomática del Minint, «días después volví a entrevistarme con dichas autoridades y refirieron algunas molestias que parecían indicar ataques de armas sónicas. Para mi sorpresa, en la relación de afectados aparece uno de los funcionarios que anteriormente había negado la existencia de anomalías en la salud del personal diplomático en la capital cubana».

En Cuba, destacó el propio coronel Ramiro Ramírez durante su intervención en la Mesa Redonda, «el Minint tiene establecido un programa de seguridad destinado a proteger al personal diplomático acreditado en la Isla, conformado por todas las especialidades de prevención, descubrimiento e investigación, unidos a algunos órganos de la administración central del Estado, del Partido, las organizaciones políticas y de masas y la empresa de servicios de protección a sedes diplomáticas perteneciente a la compañía SEPSA».

COMUNICACIÓN CONSTANTE Y ESTABLECIDA

«Ante la revelación de los supuestos ataques, que ocurrió de manera tardía, hay que destacar que hay un nivel de comunicación cordial, fluido, y respetuoso  con la Oficina Regional de Seguridad de la Embajada de Estados Unidos y Cuba. Existen dos vías para efectuar las notificaciones: la vía diplomática, a través de notas diplomáticas, y la entrevista directa entre las autoridades. Por eso llama la atención que el reporte de los hechos ocurra de esa manera», afirmó Ramírez.

«Tras los supuestos ataques, la dirección del país se tomó especial interés en el esclarecimiento de los hechos y se han incrementado todas las medidas de seguridad y protección así como el número de  efectivos destinados a cumplir esta función en la Embajada, en el anexo consular, en la residencia de los funcionarios norteamericanos», agregó.

Incluso en los días que azotaba el huracán Irma, destacó, las autoridades cubanas supervisaron personalmente las medidas de protección a la Embajada y otra vez se patentizó el agradecimiento de los funcionarios norteamericanos.

«Resulta contradictorio, además, que los funcionarios norteamericanos mantengan sus actividades normales en un país que supuestamente atenta contra su salud. Viajes al interior del país y visita de familiares son algunas de las actividades que han seguido desarrollando y disfrutando los diplomáticos norteamericanos en La Habana»
.
Si los hechos no se reportaron inmediatamente no fue por falta de vías para la comunicación, continuó, pues acordamos para ello cinco números telefónicos de emergencia para la representación estadounidense en Cuba: tres fijos y dos móviles. Por ninguno de estos canales se recibieron estas llamadas.

La parte cubana realizó todas las acciones correspondientes establecidas para este tipo de casos, tal y como lo establece la Convención de Viena. Además hemos sido consecuentes en todo momento con la voluntad expresa de nuestro líder histórico Fidel Castro, de mantener la seguridad y bienestar del personal diplomático, concluyó el Jefe del Departamento de Seguridad Diplomática del Minint.

VAMOS A SEGUIR INVESTIGANDO HASTA LA SACIEDAD

El teniente coronel Roberto Caballero, investigador de la Dirección General de Investigación Criminal y Operaciones del Minint,  manifestó que «se inició una investigación criminal», en la que han participado miembros del Minint, peritos de criminalística, expertos, médicos, científicos, físicos…

Las acciones emprendidas, caracterizadas por el también investigador como «extremadamente complejas», conllevaron la indagación del tema, pues «en Cuba no existe esa tecnología, no ha sido importada ni exportada, y no se fabrica», según declaró.

El análisis de la literatura sobre qué es un arma sónica, qué secuelas provoca, quiénes la producen –entre ellos Israel y Estados Unidos–, fueron entonces imperativos para los investigadores.
Como han indicado varios especialistas, un sonido que produzca los efectos que dicen sentir los diplomáticos, debe ser audible. Sin embargo, como apuntó Caballero, en las entrevistas realizadas a más de 200 personas en las investigaciones, «ninguna escuchó, sintió ni padeció alguna sintomatología».

Además, se solicitó al Ministerio de Salud Pública los reportes de esa área, de personas que presentaran esas dolencias, y no hubo ninguno; como tampoco se recogen en el Hospital Cira García, donde se atienden los diplomáticos, solicitudes de atención médica.

Y si algo llama la atención es que a los investigadores no se les ha dado acceso a las «víctimas», máxime cuando ha sido pedido «insistentemente», dijo Caballero, al tiempo que agregó que los investigadores han estudiado sobre la base de la información «imprecisa e incompleta» que ha sido ofrecida.

«Casi todos los diplomáticos están ubicados en una zona residencial, que no es industrial, por tanto el nivel de contaminación ambiental y de sonido es muy bajo», algo que comprobaron los expertos que hicieron mediciones en el espacio electromagnético, estudiaron el sonido ambiental y cuantas pesquisas fueron necesarias. «No se encontró ninguna evidencia de que existiera nada que pudiera estar afectando la salud humana».

Caballero destacó el reporte de una funcionaria, de fecha 23 de marzo, «sobre un auto parqueado frente a su casa, sospechoso de estar vinculado con estos hechos». Enseguida se ubicó el vehículo y el chofer, que resultó ser un vecino que habitualmente parqueaba en ese sitio.

«Curiosamente, los funcionarios de seguridad de la embajada habían estado allí, habían entrevistado al vecino, habían desechado el hecho y le habían dicho que volviera a parquear donde habitualmente lo hacía», manifestó en el programa televisivo el investigador.

De las autoridades norteamericanas, además, se recibieron grabaciones que han sido analizadas. Sin embargo, lo encontrado se reduce al ruido ambiental, al ladrido de los perros, el sonido de los autos, el canto de un grillo… «No existe evidencia de que en las grabaciones haya un sonido que atente contra la salud humana», recalcó Caballero.

Salta a la vista, asimismo, que los estudios realizados en la nación norteña fueron en la Universidad de Miami, cuando hay otras instituciones más especializadas en ese país, y el único informe recibido –de un médico cuyo nombre y especialidad no constan– carece de todos los elementos que permitan el intercambio de información.

Caballero agregó que los resultados obtenidos por las autoridades cubanas y de Estados Unidos coinciden: no puede definirse una causa ni qué ha provocado los síntomas, que demuestre la existencia de un ataque o agresión.

«No existe evidencia de que hayan ocurrido esos hechos. No tenemos elementos que indiquen sospechosos», manifestó, como tampoco han sido reportados posibles autores por las autoridades norteamericanas.

Sobre los presuntos ataques reportados en habitaciones del hotel Capri, Caballero señaló que un grupo de expertos, técnicos y especialistas hicieron mediciones en la instalación recientemente remodelada, que permitieran criminalísticamente hablando identificar un autor, y no fue encontrado.
Además, aseg
uró, se entrevistaron camareras, trabajadores, custodios, se revisó el sistema de seguridad, y no se encontró el reporte de ningún turista que se haya sentido mal o que haya reportado molestias por un ruido.

Caballero agregó finalmente que la investigación –en la que han participado casi 2 000 efectivos–todavía está en curso, las conclusiones hasta el momento son preliminares, por lo que «vamos a seguir investigando hasta la saciedad».

DESDE LA ÓPTICA MEDICINAL

El doctor Manuel Jorge Villar Kuscevic, especialista de II Grado en Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello afirmó que la dirección del país encomendó la tarea de escarbar hasta donde diera lugar.

A partir de esta indicación, el estado constituyó un comité de expertos, nombrado oficialmente para investigar este fenómeno, que «está integrado por físicos, ingenieros en telecomunicación, especialistas en Medicina Interna, especialistas en Neurología, Neurofisiología,

Otorrinolaringología, Audiología, Epidemiología, salud ambiental, en Sicología y en Sociología».
El doctor explicó, asimismo, que el umbral auditivo autorizado como contaminación acústica es de ruidos que sobrepasen los 80 decibeles en Cuba, y de 85 decibeles en Estados Unidos. Sin embargo, las muestras obtenidas arrojaban ruidos no superiores a los 76 decibeles.

Añadió que, a nivel auditivo, no es posible que en una habitación cerrada, con varias personas expuestas a un mismo sonido, algunas de ellas resulten dañadas y otras no. Tampoco es concebible –destacó– que una persona que esté sometida a una intensidad de sonido dañina para la salud, reporte náuseas o vómitos, y no presente daños auditivos.

Cuando supimos de estas afecciones, no sabíamos de la existencia de armas sónicas. Nos parecía ciencia ficción, dijo.

También consultamos la Clasificación internacional de enfermedades, décima versión, un documento internacional que determina la clasificación y codificación de las enfermedades, y tampoco encontramos reportes de lesiones por armas sónicas, manifestó el experto, al tiempo que hizo referencia a las investigaciones que se llevaron a cabo con los vecinos de las zonas aledañas a la embajada norteamericana, así como también con quienes viven en áreas cercanas a las viviendas de los diplomáticos supuestamente afectados, la mayoría de estos en el municipio capitalino de Playa.

En ese sentido, la doctora Martha Beatriz Martínez Torres, especialista en Otorrinolaringología con más de 20 años de experiencia, e integrante del comité de expertos creado para la investigación, explicó que, de acuerdo con las áreas, se entrevistó aproximadamente al 90 % de los vecinos, y ninguno de ellos reportó haber escuchado algún tipo de ruidos, al no ser los habituales, de ambiente.

Por otra parte, Carlos Barceló Pérez, investigador y profesor titular del Instituto Nacional de Higiene y Epidemiología, luego de exponer los principales argumentos obtenidos por el equipo multidisciplinario de expertos, concluyó que «no es posible pensar que la hipótesis de daños por exposición a los ataques de un arma sónica pueda sustentarse desde los presupuestos básicos de la ciencias que evaluaron la evidencia obtenida».

SUPUESTOS SÍNTOMAS

Los «ataques acústicos» no son más que un pretexto con trasfondo político. Analistas, investigadores, médicos del mundo así lo reconocen; nadie le da veracidad a la presunta arma o los síntomas que ha causado, explicó el doctor Jorge Villar.

El acúfeno (ruido que sienten algunas personas en el oído), es uno de los principales síntomas que destaca el seudoinforme médico estadounidense. Sin embargo, estadísticas norteamericanas señalan que esta es una enfermedad común entre los ciudadanos de ese país, explicó el doctor.
«50 millones de adultos norteamericanos presentan algún grado de acúfeno. De ellos, 12 millones –casi la población total de Cuba– lo padecen con una severidad intensa y solicitan atención médica», añadió.

Igual de comunes son los dolores de cabeza y las náuseas, síntomas también detectados en los más de 20 casos. Estas dolencias también podrían estar provocadas por otras enfermedades como la laberintitis, otosclerosis o neuronitis, que causan afectaciones del oído medio e interno, subrayó Villar.

Por otro lado, «¿alguien puede asegurar que los diplomáticos afectados no padecían esa lista de síntomas antes de llegar a Cuba?», cuestionó.

El informe médico norteamericano incluso señaló como síntoma la conmoción cerebral.
Para el otorrinolaringólogo, «lograr una afectación como esa es teóricamente posible si se somete al oído humano a una intensidad de sonido similar al de 200 decibeles –algo así como el ruido de cuatro turbinas de avión, sonando al mismo tiempo–. Esto es absolutamente infrecuente y difícil de hacer en Cuba».

Los científicos cubanos que participan en la investigación de las supuestas armas sónicas y sus consecuencias no están conformes con la información médica que se ha hecho pública.
«Un médico necesita estar frente al enfermo para dar un diagnóstico. Insistimos a las autoridades de los Estados Unidos que nos permitan ver a esos pacientes, para un intercambio diáfano y solidario. Si quieren proteger su privacidad, sepan que en Cuba esta es una práctica habitual», comentó.

UNA HIPÓTESIS FACTIBLE

En las últimas semanas, se conoció en el programa Mesa Redonda, que importantes artículos –entre ellos uno del diario británico The Guardian– han sacado a la luz hipótesis que plantean la posibilidad de una «siquis colectiva» como desencadenante de estos síntomas, y que apoyan varios expertos
.
Al respecto, el experto y doctor en Sicología Dionisio F. Zaldívar, sostuvo que el equipo de sicólogos que han sido consultados sobre el tema consideran que la tesis es posible. «Gracias a la manera minuciosa, sistemática, con que se han llevado a cabo las investigaciones, es que se puede introducir como una hipótesis más a valorar la de «la histeria colectiva, el estrés por contagio o el trastorno  de conversión», como se le denomina.

«El especialista indicó que por general estos padecimientos tienen una serie de síntomas que están vinculados con la pérdida de conocimiento, convulsiones, parálisis, dolores de cabeza…».
Cuando revisamos la literatura hemos comprobado que hay toda una serie de referencias a trastornos de este tipo, manifestó, que ocurren en ambientes cerrados, donde las personas comparten un temor, determinada tensión, y existe un contagio emocional.

Asimismo, dijo que de 1900 a 1973 se reportan 37 casos de este tipo en la literatura de habla inglesa, pero también se ubican en otros países como España, Colombia, Japón, Inglaterra, por solo mencionar algunos ejemplos. En todos los casos, cuando se ha intentado buscar una causa física o clínica, no existen causas que puedan justificarlo, solo los de tipo sicológico, indicó.

Pero más allá de las hipótesis, Cuba reafirma su voluntad de continuar investigando con seriedad –como concluyó el teniente coronel Roberto Hernández Caballero– sobre este o cualquier otro asunto que lo requiera, y un ejemplo es esta pesquisa que ha aunado a expertos de alta calificación técnica y científica, entre ellos civiles y militares.

Ello es muestra de la unidad de nuestro pueblo, recalcó Caballero,  para enfrentar una nueva agresión, que ha sido manipulada y utilizada por personajes y sectores anticubanos para atacar el vínculo que se ha ido creando entre Estados Unidos y Cuba.

 (Redacción Nacional)

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