sábado, 14 de octubre de 2017

Departamento de Estado: ¿peón de sacrificio?

Departamento de Estado: ¿peón de sacrificio?

Por: Marco Velázquez Cristo
La operación montada para pulverizar lo alcanzado en el proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y los EE.UU. e intentar destruir la revolución cubana, va adaptando su guion, cual serie televisiva, de acuerdo a las tendencias de la opinión pública. El clásico, al mejor estilo hollywoodense, tiene previstos varios finales, analicemos:

La CBS NEWS y el The Washington Post, fieles voceros de las hipótesis fabricadas por el gobierno norteamericano sobre las causales y consecuencias de los presuntos ataques, se están demarcando apresuradamente de los que hasta ahora dictaron sus líneas editoriales con respecto a este tema. The New York Times que no le había dado una amplia cobertura al mismo, opta por seguir la ruta de los otros dos.
¿A qué puede obedecer este comportamiento de estos medios? 

En el post, “CBS NEWS se desmarca y reprocha a su gobierno ocultar información sobre los supuestos ataques acústicos. ¿Por qué ahora?”, analizamos el comportamiento de este medio y las razones de su desmarque, tendencia que mantiene ahora publicando una supuesta entrevista a uno de los que se dice han sido afectados, en la cual este acusa al Departamento de Estado de no escuchar sus quejas y obligarlos a permanecer en Cuba a pesar de los “riesgos” que corrían.
The Washington Post, por su parte, después de hacer eco de cuantas versiones y supuestas filtraciones le facilitaba la AP, ahora se preocupa por los que llama emprendedores privados y las afectaciones que estos sufrirán a consecuencia de las medidas tomadas por la administración Trump, so pretexto de los enigmáticos ataques
.
Faltaba The New York Times por entrar al juego duro de influir en la opinión pública. No olvidemos que este diario fue el que meses antes de que se anunciara el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU. inició una serie de publicaciones que evidentemente estaban dirigidas a sondear y preparar a los norteamericanos para ese momento.

Los dos primeros cumplieron la tarea que se les encomendó y ahora les cambian la misión. Deben apoyar al Times, no en propiciar matrices de opinión favorables a Cuba, sino en ir creando un chivo expiatorio, que será acusado de manejar mal la situación, no proteger adecuadamente a sus diplomáticos, tomar medidas inadecuadas y dañar intereses de EE.UU. ¿Quién sería este mártir? Sin dudas el Departamento de Estado y por carambola a Trump le tocaría lo suyo.
¿Esto beneficiaría a Cuba?

 No. Ninguno de estos medios ha dicho que los ataques son un invento de los sectores más retrógrados del gobierno  norteamericano y de la anquilosada derecha de Miami, ni ha exigido la presentación de las supuestas “victimas”, ni cuestionado a su gobierno ocultarle informaciones importantes a la parte cubana, que pudieran de ser cierto lo de los ataques contribuir a su esclarecimiento, ni han preguntado, ¿por qué no se dejó a los especialistas cubanos examinar a las “víctimas”?, ni han dicho que es un disparate suponer que alguien pueda ser atacado dentro del recinto de su superprotegida embajada. En fin ninguno ha exigido ni dicho la verdad.
¿Por qué un chivo expiatorio?

Es conocido que amplios sectores de la sociedad norteamericana aprueban el proceso de normalización de las relaciones entre ambos países, así como el apoyo de influyentes políticos al mismo, por eso primero necesitaron el pretexto para poder actuar y ahora un chivo expiatorio que asuma quiera o no la culpa de la evolución de los acontecimientos, no de lo “sucedido” que siempre se enfocará como una respuesta norteamericana a una “agresión”. Quizás estén tramando matar dos pájaros de un tiro: destrozan las relaciones, sacan a alguien molesto del juego y le adicionan una raya más al “tigre” Trump.

¿Significa todo esto que bajará la intensidad del ataque mediático y cesarán las medidas contra Cuba? 

 Por el contrario, la opinión pública internacional expectante aguarda el desenlace. Dentro solo les faltaba para dejarlo listo, un responsable de manejar mal la situación, ya lo tienen, ahora le toca a Cuba.

La escalada se aprecia. Turistas que reportan síntomas similares a los referidos por los diplomáticos “atacados”, advertencia a sus ciudadanos de no viajar a Cuba, la derecha miamense calificando los construidos ataques de actos terroristas exigiendo la intervención militar de EE.UU. en Cuba, Marco Rubio anunciando audiencias en el legislativo para evaluar el tema, por cierto en concreto el impugnado es el Departamento de Estado, The New York Times introduce, citando a un experto, la hipótesis de que los daños pueden ser causados por un virus o una bacteria, la vocera Heather Nauert diciendo que no comparten toda la información con las autoridades cubanas para evitar que caiga en manos de “gentes malas”, un sutil mensaje de que no les resulta confiable  su contraparte y la posible vinculación de alguno de sus integrantes con esa categoría de personas, que al final no se sabe de quienes se trata, la publicación de nombres de hoteles donde presuntamente ciudadanos norteamericanos sufrieron ataques para dañar  su imagen y trasmitir inseguridad afectando al turismo y, para completar, se mantienen sobre las tablas las “victimas” canadienses, que todo indica cobran doble salario. Se incrementa la presión sobre Cuba.

¿Qué veremos en el futuro inmediato?

 Nuevas “revelaciones” que avalen el descuartizamiento del Departamento de Estado, fortalezcan la matriz de opinión de la supuesta real ocurrencia de los hechos, eleven la presión sobre Cuba y favorezcan la aplicación de medidas dirigidas a intentar alcanzar los objetivos que se han propuesto, entre ellos afectar el turismo como forma de limitar la importante adquisición de divisas que obtiene el país por este sector.

En todo esto de seguro se verán involucrados los medios ya mencionados y dos que han estado en la vanguardia AP y AFP, ambos en un raro silencio actual.

¿Cuándo finalizará la trama?

Hemos dicho que vienen a por todas, pero van a tener que parar sin alcanzar todos sus objetivos, dañar las relaciones y retrotraerlas a los niveles existente antes del restablecimiento de los vínculos diplomáticos incluso un poco más abajo lo pueden lograr y de hecho lo están logrando, pues en buena medida depende de la infamia que han urdido, afectar al turismo. Hay que ver cuando Cuba hable y exponga su verdad, a quien les creen los turistas, si al mentiroso empedernido de EE.UU. o a una Revolución  cuyo comportamiento ético y apego a la verdad le han ganado el respeto y la admiración de muchos en el mundo. Acabar con ella es un sueño imposible de los estrategas del imperio, con esas ganas se van a quedar.

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