La ya legendaria Carilda Oliver Labra, llamada la Novia de Matanzas y
una de las más sobresalientes poetisas de Cuba e Hispanoamérica,
celebra hoy jueves, 6 de julio, su 95 cumpleaños.
Y aunque tener una larga existencia es obra mayormente de la
providencia, los cubanos y en particular los matanceros agradecen a la
Premio Nacional de Literatura esa extensa vida consagrada por entero a
la poesía, resalta el diario Granma.
Me siento feliz de estar rodeada de gente que me quiere y de vivir en
este pedacito de mi digna patria, dijo en fecha reciente en su habitual
tertulia literaria Al sur de mi garganta, que tuvo como invitada
especial a la cenaguera Nemesia Rodríguez Montano, una mujer que al
decir de la propia Carilda, lleva en sí un pedazo de la historia de
Cuba.
La poetisa ha expresado en más de una ocasión que no se molesta en
averiguar las razones de su longevidad, que prefiere dejarse tentar por
la costumbre del trabajo y el menudo privilegio de disfrutar las horas
silenciosas y creadoras de cada madrugada en su casona de Tirry 81.
Pese a su delicada salud, Carilda se muestra optimista y siempre
busca en su corazón palabras de cariño. Todavía hoy es capaz de cautivar
por sus modalesy la suma de vivencias que desgrana con cierta
travesura.
Por razones explicables, este 6 de julio será una jornada de
reconocimientos a esa intelectual mimada por sus coterráneos, en la cual
las autoridades de la provincia y el pueblo matancero la colmarán de
merecidos afectos.
La celebración la pondrá muy contenta. Propio de su naturaleza, de
seguro recibirá a todo el mundo con una sonrisa acariciadora. Lamentará,
eso sí, el hecho de que esta vez no recibirá la llamada de Fidel, que
cada 6 de julio, durante muchos años, le telefoneaba a la hora más
inesperada para felicitarla y recordarle cuán importante era para la
literatura, para Cuba y para la Revolución.
(Con información de Granma)Su poema más conocido:
Me desordeno, amor, me desordeno…
Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.
Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada;
me desordeno, amor, me desordeno.
Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;
y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario